Por María Laura Favarel / La Capital
El clima festivo que se vivió ayer en el centro de la ciudad por las compras navideñas contrastó fuertemente con lo que ocurría en los barrios, donde grupos de gente irrumpía con violencia en los comercios y la policía disparaba balas de goma. Rosario mostró ayer la singularidad de dos realidades opuestas.
El titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, confirmó que ayer fue uno de los mejores días para los comerciantes del centro. «Las ventas están explotando», ratificó. Y al mismo tiempo admitió: «Estamos viviendo dos mundos en la misma ciudad», dijo conociendo lo que estaban sufriendo los dueños de negocios en los barrios.
Así, mientras casi no se podía caminar por las peatonales ni por calle San Luis y se complicaba entrar a los comercios por la gran cantidad de gente, en barrios alejados de Oroño y Pellegrini los vecinos se armaban con palos y caños para proteger los locales comerciales. El pánico cundió entre la gente, mientras en otras calles los transeúntes caminaban acelerados con bolsas y paquetes en los brazos.
Buen clima. Diab comentó que seguramente el buen clima favoreció que la gente saliera de compras luego de los largos días con tanta lluvia, pero sin dudas, lo que aceleró las ventas fue la cercanía con las fiestas. «Antes la gente se adelantaba a comprar los regalos de Navidad, pero ahora lo hace cada vez más cerca de la fecha, como lo estamos viendo en estos días, que seguramente ayudarán a equilibrar los números a los dueños de los locales», señaló.
Diab manifestó que «si bien las ventas están a full, no creemos que superen a las del año pasado. Calculamos que terminaremos el año cerrando un 3 por ciento menos que en 2011». Y esto a pesar de que como una nueva estrategia de ventas no son pocos los comerciantes que lanzaron ofertas y liquidaciones totalmente fuera de temporada. «Tenemos que competir con los centros comerciales, que también hacen sus promociones y regalan productos», justificó Diab.El mismo clima festivo se vivió en los shoppings, donde se ofrecían descuentos especiales y un cierre con un show de fuegos artificiales .
Corridas y temor. Por fuera del radio céntrico se vivía un clima tenso y hasta triste. Lejos de vivir un boom de ventas, los comerciantes se vieron obligados a bajar las persianas y a mantenerse en estado de alerta por posibles saqueos. Y los que peor la pasaron perdieron toda la mercadería cuando una multitud entró violentamente al local y se llevó todo lo que encontró, hasta los sanitarios, según comentaron en Matienzo y Seguí.
En otras zonas los vecinos, después de haber sufrido robos, se armaron con palos para defenderse. Y en otros lugares los locales pusieron volquetes con agua en las puertas para que nadie pudiera entrar. Sólo algunos se animaron a vender algo a través de las rejas reforzadas por soldaduras.
El mismo día y a la misma hora algunos corrían por comprar más regalos y calculaban precios, promociones y descuentos. En la misma ciudad, a cuadras otros también corrían, pero para defender su local y escondían mercadería.
Unos contaban los billetes que ganaban y otros lloraban las pérdidas por los destrozos y robos.
Unos preparaban show de fuegos artificiales y otros suplicaban que volviera la luz para que durante la noche no se incrementaran los robos.
Y así también lo vivió la gente. Los que recorrían la peatonal y los shoppings lejos estaban de conocer que en zona sur, por ejemplo, había piedrazos, balas de goma, miedo, amenazas. Todo en el marco de las fiestas que invitan a la unidad, la paz y el amor, la Navidad y el Año Nuevo.
El clima festivo que se vivió ayer en el centro de la ciudad por las compras navideñas contrastó fuertemente con lo que ocurría en los barrios, donde grupos de gente irrumpía con violencia en los comercios y la policía disparaba balas de goma. Rosario mostró ayer la singularidad de dos realidades opuestas.
El titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, confirmó que ayer fue uno de los mejores días para los comerciantes del centro. «Las ventas están explotando», ratificó. Y al mismo tiempo admitió: «Estamos viviendo dos mundos en la misma ciudad», dijo conociendo lo que estaban sufriendo los dueños de negocios en los barrios.
Así, mientras casi no se podía caminar por las peatonales ni por calle San Luis y se complicaba entrar a los comercios por la gran cantidad de gente, en barrios alejados de Oroño y Pellegrini los vecinos se armaban con palos y caños para proteger los locales comerciales. El pánico cundió entre la gente, mientras en otras calles los transeúntes caminaban acelerados con bolsas y paquetes en los brazos.
Buen clima. Diab comentó que seguramente el buen clima favoreció que la gente saliera de compras luego de los largos días con tanta lluvia, pero sin dudas, lo que aceleró las ventas fue la cercanía con las fiestas. «Antes la gente se adelantaba a comprar los regalos de Navidad, pero ahora lo hace cada vez más cerca de la fecha, como lo estamos viendo en estos días, que seguramente ayudarán a equilibrar los números a los dueños de los locales», señaló.
Diab manifestó que «si bien las ventas están a full, no creemos que superen a las del año pasado. Calculamos que terminaremos el año cerrando un 3 por ciento menos que en 2011». Y esto a pesar de que como una nueva estrategia de ventas no son pocos los comerciantes que lanzaron ofertas y liquidaciones totalmente fuera de temporada. «Tenemos que competir con los centros comerciales, que también hacen sus promociones y regalan productos», justificó Diab.El mismo clima festivo se vivió en los shoppings, donde se ofrecían descuentos especiales y un cierre con un show de fuegos artificiales .
Corridas y temor. Por fuera del radio céntrico se vivía un clima tenso y hasta triste. Lejos de vivir un boom de ventas, los comerciantes se vieron obligados a bajar las persianas y a mantenerse en estado de alerta por posibles saqueos. Y los que peor la pasaron perdieron toda la mercadería cuando una multitud entró violentamente al local y se llevó todo lo que encontró, hasta los sanitarios, según comentaron en Matienzo y Seguí.
En otras zonas los vecinos, después de haber sufrido robos, se armaron con palos para defenderse. Y en otros lugares los locales pusieron volquetes con agua en las puertas para que nadie pudiera entrar. Sólo algunos se animaron a vender algo a través de las rejas reforzadas por soldaduras.
El mismo día y a la misma hora algunos corrían por comprar más regalos y calculaban precios, promociones y descuentos. En la misma ciudad, a cuadras otros también corrían, pero para defender su local y escondían mercadería.
Unos contaban los billetes que ganaban y otros lloraban las pérdidas por los destrozos y robos.
Unos preparaban show de fuegos artificiales y otros suplicaban que volviera la luz para que durante la noche no se incrementaran los robos.
Y así también lo vivió la gente. Los que recorrían la peatonal y los shoppings lejos estaban de conocer que en zona sur, por ejemplo, había piedrazos, balas de goma, miedo, amenazas. Todo en el marco de las fiestas que invitan a la unidad, la paz y el amor, la Navidad y el Año Nuevo.