Scioli, candidato de Cristina

Del editor al lector
Daniel Scioli comenzó a moverse como el candidato presidencial del oficialismo. Su viaje a Uruguay para saludar a Tabaré Vázquez, ganador de la primera vuelta y favorito para volver a la Presidencia fue, más allá de las formalidades, un gesto político muy sciolista. Esto es mostrar que puede haber una gestualidad distinta a la frontalidad tosca que distingue a esta etapa. Tabaré tuvo con Néstor Kirchner encontronazos duros por la pastera del río Uruguay. Una vez llegó hasta a pedirle ayuda a un sorprendido George Bush por si la Argentina recurría a las armas en la discusión sobre la contaminación del río, exhibiendo con ese gesto una preocupación enorme por los planes de la Casa Rosada. Sonó como un exabrupto.
Tabaré no sólo no intentó, como luego lo hizo Mujica, una estrategia de conciliación sino que criticó con energía lo que consideró actos de prepotencia argentina.
El kirchnerismo saludó el triunfo de Dilma pero todavía no mostró el mismo entusiasmo por el posible retorno de Vázquez a la presidencia de Uruguay.
El caso es que Scioli se excitó con las victorias de los oficialismos. Primero el boliviano Evo Morales, luego Dilma en una dramática elección en Brasil y luego Tabaré, extendiendo el predominio del Frente Amplio uruguayo. Cristina todavía no dijo nada y es probable que no lo haga de una manera explícita. Hay otros medios: Máximo Kirchner ordenó a su fracción acercarse al gobernador bonaerense y los dirigentes de La Cámpora, disciplinados, están cumpliendo su parte en el guión.
La cuestión es que los restantes candidatos oficialistas –Randazzo, Urribarri, Ro-ssi– miden poco. El ministro de Interior y Transporte movió algo la aguja, pero luego comenzó a retroceder. Y Scioli, a pesar de los embates y los desplantes, muestra un volumen de adhesiones que el kirchnerismo más duro no puede ignorar.
Taiana, en tanto, parece dispuesto a ser candidato a pesar de que el espacio al que dice pertenecer –Frente para la Victoria– tenga otro porta-estandarte.
Si este cuadro se consolida, la carrera por la gobernación de la Provincia está planteada para el kirchnerismo. Sergio Massa, el enemigo que más temen, parece haber cerrado el acuerdo con Insaurralde. Solá y Giustozzi también aspiran a representarlo en el distrito más importante.
¿A quién pondrá Cristina en la Provincia? Randazzo no se bajó de la carrera presidencial, pero hay quienes dicen que La Plata sería un premio consuelo. También Diego Bossio, el jefe de ANSeS, juega sus fichas, apostando a una buena relación con Máximo, a la política hacia los jubilados y a los planes que financian con esa plata.
Kicillof, en su afán de tener todo el poder, ha puesto la mira sobre Bossio. El manejo de esa caja es una meta del ministro.
Scioli sabe que si la economía no se recupera y la inflación no cede, las chances son menores para quien aspira a ganar la candidatura para luego, dice, meter cambios. Pero está en manos de Kicillof.

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