Scioli: «Que yo sepa, para hacer política no hay proscripción»

Atajo penales todos los días, dice Daniel Scioli mientras posa en el arco de Villa La Ñata Football Club, el equipo que fundó para despuntar el vicio de jugar ese deporte y que en una semana debutará en la Primera B de Futsal. Es Viernes Santo y recibe a Tiempo Argentino después de una semana agitada en la que intentó destrabar el conflicto docente sin éxito y fue desafiado por ministros y dirigentes kirchneristas a alinearse al proyecto nacional. A lo largo de una hora, el gobernador bonaerense hablará de esos «penales», de las críticas, de su diálogo con Cristina Kirchner, y de la candidatura de Karina Rabolini. Hablará en código Scioli: sin respuestas directas, con mensajes implícitos, sin hacer nombres.
A su estilo, Scioli da a entender que no se siente presionado a romper con el kirchnerismo y atribuye todas las críticas a los fanáticos que «pensaban que iba a estallar todo por el aire» en la provincia. «Algunos pensaban que no íbamos a poder llegar a esta propuesta del 22,6%, y ahora que llegamos les molesta», dice en relación al aumento salarial que otorgó por decreto a los maestros, el tema al que volverá una y otra vez tras cada pregunta. Admite que «se requiere más fortaleza y firmeza para no responder a las provocaciones» que para hacerlas. Y se defiende: «No soy hipócrita.»
Scioli no quiere hablar de listas ni de cómo trabajará para sumar bancas propias en octubre en la Legislatura, donde está en minoría. Pero descarta una candidatura testimonial a diputado como la de 2009 porque, subraya, tiene responsabilidades institucionales hasta 2015. ¿Habla con la presidenta de política? No desde el año pasado, pero confía en que, a medida que el cronograma electoral se acerque, volverán a hacerlo. ¿Le pedirá a Karina que se postule? Dice que no, tajante, y dispara: «Son pavadas que se dicen.»
–Funcionarios y dirigentes kirchneristas volvieron a cuestionarlo esta semana y a pedirle que se alinee con el proyecto. ¿Se siente presionado?
–Yo corría a 250 km por hora arriba de olas de dos metros, así que imaginate a las presiones que me he expuesto en mi vida. Es como que, cuantas más situaciones difíciles se presentan en el camino, tengo más serenidad, tranquilidad y confianza. No pierdo de vista nunca las prioridades, que por estos días son encauzar la normalización del ciclo lectivo.
–¿Usted siente que lo acorralan para que rompa?
–Hoy leía una columna de un periodista, que dicen que es muy particular porque vive en Pinamar y no habla con los protagonistas a los que dedica sus análisis, y él decía: «Hace nueve años y medio que es inminente la ruptura entre Scioli y el kirchnerismo…” (Se ríe). Me pareció interesante como síntesis.
–¿Hoy el diálogo con la Nación está cortado?
–Cada gobernador tiene sus responsabilidades. No soy de andar poniendo excusas, sino que encaré cambios muy profundos y pude alcanzar un acuerdo con gran parte de los gremios y una propuesta del 22,6% de aumento. Algunos pensaban que no íbamos a poder llegar a esta propuesta y ahora que llegamos les molesta. Pensaban que iba a saltar todo por el aire, que no íbamos a poder, entonces empiezan a embromar de alguna manera.
–¿No siente entonces que sea el peor momento de su relación con Cristina?
–En este momento veo una brecha que a veces se agranda más entre algunos fanáticos que buscan sobreactuar en todo momento, agradar de cualquier manera, no me refiero a nadie en particular, y después las decisiones las va tomando ella. Hay casos emblemáticos como lo de (Jorge) Bergoglio. Cuando yo me reunía con él me cuestionaban y decían que me reunía con el «líder de la oposición» y ahora van todos, rescatan sus valores y su compromiso social. Yo no soy hipócrita y no voy buscando cambiar de opinión para agradar más o menos a la presidenta sino que mantengo una coherencia. Cuando inauguré la planta de residuos con el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, estaban todos: «Uy, mirá, se sacó una foto, inauguró una planta, uh». El otro día se inauguró el subte y estaba un ministro nacional compartiendo con él la inauguración. Dicen que yo hablo con la oposición y en la delegación a Roma, ¿quién estaba? Ricardo Alfonsín, que fue el candidato a presidente de (Francisco) De Narváez. No hay que ver la foto, sino la película, y la película es muy clara y ya tiene diez años.
–O sea que usted se siente respaldado por la presidenta…
–Yo siento que la presidenta y el gobierno nacional vienen desarrollando políticas que a la provincia la han hecho crecer a lo largo de estos años, como la reindustrialización, la sustitución de importaciones, las inversiones directas en los municipios que yo siempre aliento y facilito. Yo le digo a los intendentes: traten de lograr la mayor cantidad de obras para su gente. No ando con susceptibilidades, mezquindades y esas miserias políticas que terminan perjudicando a la gente.
–Usted dice que la presidenta ayuda a la provincia, pero este año el pedido de auxilio financiero no llegó.
–Está bien, pero yo no puedo evaluar o sintetizar la ayuda sólo en términos económicos. Cuando se pudo, se pudo. Sabemos que hay exigencias fiscales mayores a nivel nacional, entonces los gobiernos provinciales fuimos readecuando nuestra estructura impositiva. La Nación tiene otros mecanismos: tiene el cambio de la carta orgánica del Banco Central, tiene la posibilidad de emitir. Las provincias tenemos que financiarnos con impuestos y llevar adelante muchas inversiones con financiamiento, no el pago de salarios. Los salarios los pagamos con recaudación genuina: esto lo digo por tantas pavadas que se dicen. Esta es la brecha que yo veo muchas veces: la presidenta habla de tolerancia, de diálogo, y algunos siguen buscando con una declaración u otra… Te puedo asegurar que se requiere más fortaleza y firmeza para no responder, a pesar del instinto humano y natural que uno podría tener.
–El año pasado hubo un momento de crisis económica y política por el aguinaldo. ¿Pensó en renunciar en ese momento? ¿Lo pensó en algún momento?
–Mi vida personal y política es testimonio de compromiso. No puedo ni siquiera responder a una pregunta así porque he demostrado que a lo largo de todos estos años he sentido el deber y la responsabilidad de honrar cada una de los trabajos que la gente me ha confiado. No puedo andar respondiendo semejantes elucubraciones y expresiones de algunos.
–¿Volvería a ser candidato testimonial como en 2009?
–En ese momento hubo circunstancias muy particulares en las que el ex presidente Néstor Kirchner pensó y planificó una estrategia electoral para defender el proyecto. Estábamos todos: mi vicegobernador Alberto Balestrini; el jefe de Gabinete, Sergio Massa, 45 intendentes, Néstor y yo. Esto no tuvo el acompañamiento ni el resultado de triunfo esperado y, por lo tanto, la que conduce es la presidenta, y ella tendrá definiciones con respecto a esto, de qué manera legisladores que estén comprometidos a nivel nacional y provincial llevarán adelante el desafío electoral. Nosotros tenemos responsabilidades que la Constitución nos marca hasta 2015, tanto ella como yo.
–¿Cuándo fue la última vez que habló con Cristina de política?
–El año pasado creo que hablamos, ¿no? Nos veremos esta semana de vuelta porque hay un acto en la Casa de Gobierno por material educativo y ahí voy a estar.
–¿Tiene diálogo normal con ella?
–Cuando se da la posibilidad y la presidenta dispone de tiempo se puede dar de conversar. Hay veces que ha sido más fluido, otras veces no. Yo respeto muchísimo sus tiempos. Mientras tanto, yo como todo gobernador, hago mi trabajo, no voy a andar haciendo cuestiones porque no pueda tener una conversación. Imagino que, en la medida en que nos vayamos acercando cada vez más a la fecha de la definición de la estrategia electoral para este año, conversaremos estas cuestiones políticas, mientras tanto ella está abocada a la gestión y yo también.
–¿Cómo piensa el armado de listas?
–Hoy estoy pensando en que los chicos puedan llevar su ciclo lectivo en forma normal, que es un tema muy serio.
–¿Pero va a trabajar para tener una mayoría propia en la Legislatura?
–Ese es un tema que recién dentro de 90 días se va a hablar. Todos quieren adelantar los tiempos. Hay quienes tienen más tiempo para pensar. No es mi caso: tengo una agenda de inseguridad que estoy enfrentando, estoy preocupado porque todavía no se pudo aplicar la ley de armas (excarcelaciones).
–Karina dijo que sólo sería candidata si Ud se lo pide. ¿Se lo va a pedir?
–No (tajante). No. Estas son las pavadas que también se dicen. Karina es mi mujer desde hace 27 años. Yo corría en lancha y ella me acompañaba. Después, cuando empecé en la política, ella estaba. Ella tiene su trabajo y aparte preside la Fundación del Banco (Provincia), porque es algo tradicional en la provincia. Siempre la mujer de los gobernadores presidió la Fundación. Ella le dio un perfil social, ella hace este trabajo y colabora desde ese lugar.
–¿Cómo es la relación con Alberto Fernández, que ahora se sumó a La Juan Domingo?
–El diálogo es un símbolo de democracia. Cuando más dificultades encuentro en el camino, más abro mi cabeza y me gusta cambiar opiniones con distintos dirigentes. Alberto es una persona que fue un colaborador de Néstor y de Cristina con una responsabilidad enorme. Tiene vocación de volcar su experiencia, pero eso enseguida se quiere tergiversar. Que yo sepa no hay proscripción para nadie de hacer política o de tener sus aspiraciones. Él da a conocer sus opiniones, lo mismo los compañeros de La Juan Domingo o los de cualquier agrupación que pueden tener sus aspiraciones, voluntad de decir y hacer como pasa dentro de la diversidad de sectores que apoyan a la presidenta.
–¿Cuando Fernández habla de romper, no habla en nombre suyo?
–Cuando yo tengo que hablar, hablo yo. Eso no significa descalificar a nadie. No ando ni hablando off the record ni con intriga, tengo una manera muy llana de comunicarme, siempre ha sido así.
–¿Habla con su hermano Pepe sobre las declaraciones políticas que hace y que lo involucran?
–Yo hablo con mi hermano como hermano, más allá de las diferencias en las visiones políticas que podemos tener, y que no son de ahora sino de hace 4 años, cuando él fue muy sincero con él mismo y tomó una posición y empezó a trabajar con De Narváez. Como todo buen hermano, cuando ve que yo estoy pasando momentos difíciles, sale a defenderme.
–¿Pero no cree que sus declaraciones, como que hay un boicot en su contra, lo complican en el seno del oficialismo?
–Él tiene una manera de hablar que es para defender a su hermano y después un posicionamiento político que tengo que respetar. O cuántas personas ligadas al gobierno tienen conmigo las peores críticas, y yo no involucro a la presidenta cuando manda a un dirigente u otro. Son opiniones de los dirigentes. Midamos todo de la misma manera. Trato de que la política no destruya los vínculos familiares. Yo también soy así con él, siempre en momentos muy difíciles nos hemos apoyado mutuamente. Él tiene una posición crítica y diferente de muchas cosas desde hace ya cuatro años.
EL CONFLICTO DOCENTE
Desde enero, el gobierno mantiene abierto un conflicto con los maestros, que ya llevan ocho días de paro y amenazan con tres más a partir del 8 de abril. Esta semana será clave para frenar esa medida de fuerza, pero las posiciones parecen irreconciliables. Scioli dice que no puede moverse del 22,6 por ciento.
–¿Van a modificar la oferta docente o adelantar sumas de diciembre a septiembre, como ocurrió con los estatales?
–No. Yo les dije a los docentes: tratemos de encontrar una solución que no pase por reabrir la paritaria, dados los acuerdos tan amplios alcanzados por los otros gremios estatales.
–El Frente Gremial Docente dice que la primera cuota implica un porcentaje menor al nacional.
En un momento de la reunión le dije a (Roberto) Baradel: «Vamos a hacer un ejercicio informal. Vamos a suponer que en esa primera cuota – que respeta el piso nacional, que respeta todo- nosotros hacemos un esfuerzo mayor, ¿vos aceptás? Ah, no no, me dijo.” Como ejercicio, en una reunión informal, ¿te das cuenta? Así es muy difícil. Acá hay una realidad objetiva: la inflación se está desacelerando –fruto de los acuerdos de precios – y no es lo mismo un 22,6% con una inflación proyectada del 25% que una inflación que se prevé estará por abajo del 20 por ciento.
–Parece un argumento complicado para que los gremialistas lleven a las bases
-Pero los otros gremialistas lo han logrado explicar. Un buen salario es el que se puede cobrar también. Yo no sólo tengo que pagar los salarios de los docentes. Hemos hecho cambios impositivos y logramos avanzar en un 70% de ingresos propios, que parece que es lo que molesta a los que esperaban que la provincia reviente antes. El financiamiento que aprobó la Legislatura es para completar inversiones. Ya se autorizó a tres provincias y esperamos que también se pueda normalizar con Buenos Aires.
–¿Cómo van a hacer que los chicos vuelvan a las aulas si las posiciones son tan contrarias?
–Esperando que, mientras seguimos conversando, no se convoque a más medidas de fuerza. Vamos a seguir hablando a ver si aparece otro tipo de solución.
–¿No piensa en dictar la conciliación obligatoria?
–No, no es mi manera de trabajar.
-–Cuando habla de otra solución, ¿a qué se refiere?
–El sistema educativo tiene una estructura muy particular. Les dije a los gremios de trabajar las licencias médicas.
–¿Quiere ahorrar por ese lado?
–Estamos encarándolo y todo recurso que podamos mejorar en el sistema educativo se va a reinvertir en él. Es una injusticia cuando hay un uso distorsionado de lo que es el derecho a una licencia médica. Nos encontramos con casos que fueron llevados a la justicia.
–¿No cree que las declaraciones de Alberto Pérez, cuando dijo que Baradel tenía una actitud destituyente, o de Oscar Cuartango, que dijo que iba a negociar con una pistola en la nuca complicaron la negociación?
–(Piensa) Prefiero quedarme con lo que fue la imagen de la última reunión y prefiero que todo siga en ese camino. «
«La provincia no anda mendigando»
–Para bajar gastos decidió estatizar la limpieza en los hospitales y seguiría por los ministerios
–Sí, se está avanzando en eso, pero cualquiera de esas medidas representa algo mínimo comparado con los valores que hablamos. Cada punto de aumento son 700 millones de pesos. Hemos liquidado aeronaves, hemos bajado gasto en celulares, coches… pero bajás todo eso y tenés un ahorro con toda la furia de 40 o 50 millones al año. Estamos hablando de una pauta salarial de 14 mil millones. El tema es que aún está ese lastre histórico, que tiene que ver con el congelamiento del Fondo del Conurbano. La provincia es solidaria con el resto del país, Buenos Aires aporta el 40% y lo que no distribuye en la provincia, va a las otras provincias. La provincia no anda mendigando. Hay que cambiar el enfoque de la cuestión.
–¿Cuál sería el cambio de enfoque?
–Cuando la provincia dice que se está pidiendo plata, no es que anda pidiendo plata, justamente tendría que lograrse un nuevo… (se interrumpe), está en la Constitución y lo dijo Kirchner en algún momento.
–Un nuevo esquema de coparticipación…
–Lo dijo Néstor en 2003 y cuando fue candidato a diputado, pero no es una decisión que dependa de la presidenta sino que depende de la articulación de todos los gobernadores, algo que es muy difícil de alcanzar. Cambiar de enfoque es ver que la provincia cuando recibe eso, está recibiendo plata de la que está aportando. Una cosa es que pida arriba de lo que aporta y otra es que pida parte de lo que aporta. También la Nación aporta mucho a la provincia en forma indirecta y yo siempre lo he dicho.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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