Lejos de aflojar, la sequía que afecta a los cultivos de maíz y soja en la pampa húmeda aprieta cada vez más y ya es casi tan dura como la del ciclo agrícola 2008/2009, según especialistas y productores consultados por La Nacion.
Para recordar, en la campaña 2008/2009 la Argentina perdió 35,4 millones de toneladas de granos. De un plumazo, la cosecha cayó de 96,9 millones de toneladas del ciclo anterior a 61,5 millones.
La cosecha cayó de 96,9 millones de toneladas del ciclo anterior a 61,5 millones. Foto: Archivo
«El contenido de humedad en los suelos ya está casi como en 2008», advirtió Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología. En rigor, comparando los mapas del estado hídrico de los suelos de aquel año y éste se observa que «es malo en casi toda el área agrícola» y «apenas» mejor que hace tres años.
Si bien todavía es prematuro para predecir si el resultado final de la actual campaña será tan malo como el de 2008 -y nadie prevé que pueda comprometerse el abastecimiento local de maíz-, la alarma está encendida.
«En un 75 a 80 por ciento de la zona núcleo maicera, que incluye las provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa, los cultivos están sufriendo un grave déficit hídrico, que compromete significativamente su rendimiento a la cosecha», señaló la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) en un informe. En esa macrorregión se hace la mayor parte del maíz, hoy el cultivo más afectado. Hilando más fino, el centro sur cordobés, el sur de Santa Fe y el norte bonaerense se encuentran entre las zonas más golpeadas.
La situación es más crítica para aquellos productores que sembraron en septiembre/octubre y hoy tienen los cultivos con un máximo requerimiento de agua, de 7 a 9 milímetros por día, porque están en plena etapa de definición de su rendimiento.
Sin agua, algunos productores ya están descontando pérdidas en el rinde potencial de más del 20%. Encima, todavía falta implantar un 20% de la superficie proyectada, que en el caso de grano comercial (sin incluir su uso para ganadería) alcanzaría los 3,74 millones de hectáreas. Ayer, en su informe semanal, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que aún restan implantar poco más de 760.000 hectáreas. Como informo La Nacion, sólo en maíz ya se espera un impacto económico de US$ 940 millones.
Además, si bien la soja no está pasando un período de tanta necesidad de agua como el maíz, siente el efecto de la sequía y su siembra también está demorada: faltan sembrar 3,75 millones de hectáreas, sobre una superficie estimada total de 18,85 millones de hectáreas.
Muchos productores ya viven está sequía trazando, con datos en la mano, paralelismos con la de 2008. «En nuestra zona es más grave que la de 2008», indicó el productor Alberto Marchionni, de la zona de Hughes, en el sur de Santa Fe. Según Marchionni, en diciembre de 2008 allí contabilizaron 86 milímetros. Por el contrario, en este diciembre sólo registraron 8 milímetros. De igual modo, si se comparan las lluvias caídas desde agosto, poco antes del inicio de la campaña, la situación para todo el período es más crítica ahora que en ese momento. En precipitaciones, 266 versus 389 milímetros.
«Los maíces sembrados temprano [septiembre/octubre] están en plena floración, y en ese estado normalmente superan los dos metros de altura. Pero este año apenas sobrepasan unos centímetros la altura del alambrado, con una caña finita y pocas hojas», señaló Nicolás Marín Moreno, asesor del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) Río Quinto, que abarca una especie de «triple frontera» entre el sur de Santa Fe, el noroeste de Buenos Aires y el sudeste de cordobés.
En este contexto, Santiago del Solar, productor de la zona de Rojas, en el norte bonaerense, cree que allí las mermas no tienen vuelta atrás. «Las pérdidas de rinde ya están en la zona y no hay retorno. Cuán grave serán para el maíz dependerá de las lluvias que tengamos o no en las próximas dos semanas», explicó.
Juan Balbín, presidente de Aacrea, brindó otro panorama, pero para la soja en general. «Hay un 30 a 35 por ciento de soja de segunda [que se debe hacer en esta época] sin sembrar en muchos campos. Algunos productores sembraron con seca hace 15 días, con pronósticos favorables, pero luego vinieron las escasas lluvias de la semana pasada. Las plántulas se están muriendo», contó.
Por lo pronto, la cabeza de los productores está puesta en el clima. Según Sierra, «sólo hay margen para otra semana de sequía y calor». El especialista explicó que si lloviera en la segunda semana de enero el daño podría ser «leve», pasaría a «moderado» si el agua llegara recién en la tercer semana y treparía a «fuerte» si se hiciera esperar hasta la cuarta semana.
En el ciclo 2008/2009, la sequía sólo se cortó a mediados de febrero de 2009, cuando ya las pérdidas eran irreversibles. Sólo como alivio, algunas zonas del centro oeste cordobés recibieron ayer, de manera dispersa, entre 10 y 25 milímetros..
Para recordar, en la campaña 2008/2009 la Argentina perdió 35,4 millones de toneladas de granos. De un plumazo, la cosecha cayó de 96,9 millones de toneladas del ciclo anterior a 61,5 millones.
La cosecha cayó de 96,9 millones de toneladas del ciclo anterior a 61,5 millones. Foto: Archivo
«El contenido de humedad en los suelos ya está casi como en 2008», advirtió Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología. En rigor, comparando los mapas del estado hídrico de los suelos de aquel año y éste se observa que «es malo en casi toda el área agrícola» y «apenas» mejor que hace tres años.
Si bien todavía es prematuro para predecir si el resultado final de la actual campaña será tan malo como el de 2008 -y nadie prevé que pueda comprometerse el abastecimiento local de maíz-, la alarma está encendida.
«En un 75 a 80 por ciento de la zona núcleo maicera, que incluye las provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa, los cultivos están sufriendo un grave déficit hídrico, que compromete significativamente su rendimiento a la cosecha», señaló la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) en un informe. En esa macrorregión se hace la mayor parte del maíz, hoy el cultivo más afectado. Hilando más fino, el centro sur cordobés, el sur de Santa Fe y el norte bonaerense se encuentran entre las zonas más golpeadas.
La situación es más crítica para aquellos productores que sembraron en septiembre/octubre y hoy tienen los cultivos con un máximo requerimiento de agua, de 7 a 9 milímetros por día, porque están en plena etapa de definición de su rendimiento.
Sin agua, algunos productores ya están descontando pérdidas en el rinde potencial de más del 20%. Encima, todavía falta implantar un 20% de la superficie proyectada, que en el caso de grano comercial (sin incluir su uso para ganadería) alcanzaría los 3,74 millones de hectáreas. Ayer, en su informe semanal, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que aún restan implantar poco más de 760.000 hectáreas. Como informo La Nacion, sólo en maíz ya se espera un impacto económico de US$ 940 millones.
Además, si bien la soja no está pasando un período de tanta necesidad de agua como el maíz, siente el efecto de la sequía y su siembra también está demorada: faltan sembrar 3,75 millones de hectáreas, sobre una superficie estimada total de 18,85 millones de hectáreas.
Muchos productores ya viven está sequía trazando, con datos en la mano, paralelismos con la de 2008. «En nuestra zona es más grave que la de 2008», indicó el productor Alberto Marchionni, de la zona de Hughes, en el sur de Santa Fe. Según Marchionni, en diciembre de 2008 allí contabilizaron 86 milímetros. Por el contrario, en este diciembre sólo registraron 8 milímetros. De igual modo, si se comparan las lluvias caídas desde agosto, poco antes del inicio de la campaña, la situación para todo el período es más crítica ahora que en ese momento. En precipitaciones, 266 versus 389 milímetros.
«Los maíces sembrados temprano [septiembre/octubre] están en plena floración, y en ese estado normalmente superan los dos metros de altura. Pero este año apenas sobrepasan unos centímetros la altura del alambrado, con una caña finita y pocas hojas», señaló Nicolás Marín Moreno, asesor del Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) Río Quinto, que abarca una especie de «triple frontera» entre el sur de Santa Fe, el noroeste de Buenos Aires y el sudeste de cordobés.
En este contexto, Santiago del Solar, productor de la zona de Rojas, en el norte bonaerense, cree que allí las mermas no tienen vuelta atrás. «Las pérdidas de rinde ya están en la zona y no hay retorno. Cuán grave serán para el maíz dependerá de las lluvias que tengamos o no en las próximas dos semanas», explicó.
Juan Balbín, presidente de Aacrea, brindó otro panorama, pero para la soja en general. «Hay un 30 a 35 por ciento de soja de segunda [que se debe hacer en esta época] sin sembrar en muchos campos. Algunos productores sembraron con seca hace 15 días, con pronósticos favorables, pero luego vinieron las escasas lluvias de la semana pasada. Las plántulas se están muriendo», contó.
Por lo pronto, la cabeza de los productores está puesta en el clima. Según Sierra, «sólo hay margen para otra semana de sequía y calor». El especialista explicó que si lloviera en la segunda semana de enero el daño podría ser «leve», pasaría a «moderado» si el agua llegara recién en la tercer semana y treparía a «fuerte» si se hiciera esperar hasta la cuarta semana.
En el ciclo 2008/2009, la sequía sólo se cortó a mediados de febrero de 2009, cuando ya las pérdidas eran irreversibles. Sólo como alivio, algunas zonas del centro oeste cordobés recibieron ayer, de manera dispersa, entre 10 y 25 milímetros..