Se multiplican las trabas comerciales a exportaciones agrícolas brasileñas

TARSO VELOSO Brasilia
A días de cumplirse el primer aniversario de uno de los más largos embargos a un producto brasileño en el exterior, el gobierno exhibe dificultades para conseguir resultados prácticos en las negociaciones para retomar y reabrir mercados antes dominados por Brasil. La barrera de Rusia a las carnes del país completa 365 días el próximo viernes.
Pero no es el único caso en la complicada agenda comercial de Brasil. Los productos del segmento de agronegocios sufren restricciones, más o menos graves, en mercados relevantes, como la Unión Europea, Japón, Argentina, Sudáfrica y Estados Unidos.
Mientras negocia con los rusos, el gobierno pelea para destrabar el mercado de bovinos en la Unión Europea, tener acceso al de porcinos de Japón, derribar las barreras impuestas por los sudafricanos a la cadena de pollo y porcinos nacionales y reducir las restricciones impuestas por socios como Argentina y Estados Unidos.
El embargo parcial ruso es el cuarto en una década. Parte de la suspensión iniciada el año pasado afectó los tres estados de la región sur de Brasil, grandes productores de carne porcina. El principal perjudicado fue Rio Grande do Sul, más dependiente del comercio con los rusos. Ese estado vendió por u$s 37 millones en abril de 2011, y en el mismo mes de este año nada. En general, Brasil vendió por u$s 72 millones en carne porcina a los rusos el año pasado y u$s 42 millones este año, lo que representó una caída de 42,36%.
El ministerio de Agricultura cree que el problema se resolvió parcialmente porque otros mercados como Ucrania, Hong Kong y Emiratos Árabes, ampliaron sus compras y redujeron la dependencia de Brasil sobre Rusia, que el año pasado llegó a comprar la mitad de carne enviada al exterior.
El sector de bovinos es el más perjudicado en la agenda brasileña con la Unión Europea. Las exportaciones chocan con dos problemas: la Directiva 61, que impone reglas que dificultan las exportaciones permitiendo solamente el envío de productos con propiedades específicas, y la cuota Hilton, creada para compensar los subsidios agrícolas adoptados por los europeos a finales de la década del 70. Sin embargo, Brasil no consiguió exportar toda la cuota a que tiene derecho debido a exigencias, como la creación de bovinos exclusivamente a pasto y con rastreo a partir del destete.
En el caso de la cuota Hilton, el sector privado preparó una propuesta informal para ajustar los requisitos. “Esperamos que aumenten las ventas, porque la cuota Hilton es una forma de compensación que no estamos usufructuando, porque es necesario criar al animal solo a base de pasto. Es un sistema que no se usa más. Los animales comienzan en el pasto y terminan en confinamientos para engordar antes de la matanza”, explicó Enio Marques, secretario de Defensa Agropecuaria.
En relación a la Directiva 61, el gobierno aguarda una definición de los europeos. ‘En ambos casos tenemos que mantener la amenaza de que si las negociaciones no avanzan, vamos a abrir un panel en la Organización Mundial de Comercio (OMC)‘, dijo Célio Porto, secretario de Relaciones Internacionales de Agronegocio del ministerio de Agricultura.
“Durante las negociaciones a comienzos del año, pasamos a administrar la lista de las propiedades habilitadas a exportar. Es un primer paso para resolver en problema”, agregó Marques.
El sueño del gobierno de abrir el mercado japonés, mayor importador del mundo de carne porcina, está frenado desde hace décadas.
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Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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