Slokar, juró ayer ante la jueza Ledesma; Zaffaroni estuvo presente. Foto: gentileza de CIJ
Con la jura de sus nuevos miembros, la Cámara Nacional de Casación, el tribunal penal más importante por debajo de la Corte Suprema de Justicia, experimenta una profunda reforma que le hará cambiar su perfil: pasará del formalismo conservador de los últimos 20 años a un moderado progresismo, a tono con la jurisprudencia penal de la última década.
Ayer juraron dos de los cinco nuevos integrantes del cuerpo: Alejandro Slokar y Mariano Borinsky. Ya asumió como juez subrogante Luis María Cabral y pronto se incorporarán Ana María Figueroa y Juan Geminiani. Además ya trabaja como nuevo fiscal Javier de Luca.
Una multitud desbordó ayer la sala de audiencias más grande de los tribunales de Comodoro Py 2002, en Retiro y acompañó la jura, donde se destacó la familia judicial, el juez de la Corte Raúl Zafaroni y funcionarios del Gobierno como el ministro de Justicia Julio Alak, el secretario de Justicia Julián Alvarez y el ex secretario Héctor Masquelet.
Los cambios buscan renovar el tribunal, desgastado por la gestión y el tiempo, por las jubilaciones y cuestionamientos ideológicos.
La Cámara está compuesta por 13 jueces, distribuidos en cuatro salas, que revisan sentencias de los tribunales orales y las cámaras federales. Debe, entre otras causas, decidir si Carlos Menem fue absuelto con justicia en la causa armas; si confirma las condenas por violaciones a los derechos humanos en la dictadura, si Mauricio Macri debe ir a juicio por las escuchas ilegales, o si se acelerarán los cansinos casos contra funcionarios kirchneristas.
Las vacantes en la Casación original fueron las de Ana María Capolupo de Durañona y Vedia, Amelia Berraz de Vidal, Alfredo Bisordi, Guillermo Tragant y Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso. Además Pedro David pidió una breve licencia.
Bisordi se alejó por los cuestionamientos del kirchnerismo a sus posturas en los juicios de derechos humanos, Los demás estaban en edad del retiro. Aún quedan Gustavo Hornos, Raúl Madueño, Juan Fégoli, Gustavo Mitchell, mencionado en un caso de apropiación de un menor, Liliana Catucci, Angela Ledesma y Eduardo Riggi, nombrado en una causa por tráfico de influencias ligada a José Pedraza.
Las vacantes se cubrieron con funcionarios elogiados como garantistas, honestos y críticos de la corporación judicial.
Slokar fue subsecretario de Política Criminal y es discípulo de Zaffaroni, con quien es coautor de un tratado de derecho penal. Sacó 97 puntos en su concurso. Los consultados destacan su formación, aunque señalan que nunca fue juez.
Borinsky, que obtuvo 91 puntos, fue el fiscal que pidió que Menem sean condenado por la venta de armas. Aguerrido y estudioso, es profesor adjunto del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra de Julio Virgolini, presente ayer.
Extra judiciales
También fue designada por decreto de la presidenta Cristina Kirchner, Ana María Figueroa. No proviene de la familia judicial. Trabajó en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario e integra el área jurídica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Su designación fue auspiciada por el oficialismo. El cuarto es Juan Geminiani, un académico de Paraná, pero que ejerce en Santa Fe. Slokar actuará con Figueroa y Geminiani con Borinsky, lo que alcanzará para que conformen la mayoría en sus salas. A estos cambios se suma la designación de Javier de Luca, como fiscal, con 30 años en la justicia. Entusiasta, será motor de cambios. La Nacion habló con jueces y fiscales que coincidieron en que se va a dar una renovación y tanto los letrados progresistas como las más conservadores destacan la formación de los recién llegados. Cuando Carlos Menem nombró a los primeros jueces de la Casación en 1992, su ministro de Justicia, León Arslanian, los consideró «unos esperpentos» y renunció. Diecinueve años después Arslanian, dijo sobre los recién llegados: «No los conozco tanto, pero algunos son muy buenos. El cambio es para mejor». El ex camarista y diputado radical Ricardo Gil Lavedra destacó que son jueces que se ganaron el cargo por concursos legítimos. «Espero que esta renovación traiga una mirada acerca de la necesidad de procesos penales que satisfagan los derechos de la víctima, del victimario y de la sociedad», dijo.
Jorge Sandro, prestigioso penalista destacó las trayectorias académicas de Slokar y de Borinsky: «Seguro que no son formalistas, ni conservadores en el ámbito del derecho penal, sino que son partidarios de las opiniones más avanzadas posibles»
«Si la postura de ellos prevalece seguro que va a haber cambios en los fallos, aunque hay dos salas que mantienen la anterior integración, con lo que las modificaciones van a ser progresivas», dijo.
Uno de los nuevos integrantes del cuerpo se sinceró: «Venimos con pie de plomo, para tratar de mejorar el sistema y no hacer una revolución». Nadie está dispuesto a ir al choque, sino a desplegar una estrategia de seducción. Prometen no dejar pasar nada y denunciar la complicidad judicial que impiden el avance o implica el cierre de causas de corrupción más resonantes. Pero también las que tiene que ver con la corrupción entre privados y con crímenes de lesa humanidad.
Una instancia clave
Jueces clave: son los que revisan todas las sentencias de los juicios penales contra funcionarios públicos. Ingresaron cinco nuevos magistrados y un fiscal.
Otro perfil: los recién llegados tienen una mirada más progresista y menos conservadora que los magistrados que aún quedan en el cuerpo. Se prevé una progresiva modificación de la jurisprudencia..
Con la jura de sus nuevos miembros, la Cámara Nacional de Casación, el tribunal penal más importante por debajo de la Corte Suprema de Justicia, experimenta una profunda reforma que le hará cambiar su perfil: pasará del formalismo conservador de los últimos 20 años a un moderado progresismo, a tono con la jurisprudencia penal de la última década.
Ayer juraron dos de los cinco nuevos integrantes del cuerpo: Alejandro Slokar y Mariano Borinsky. Ya asumió como juez subrogante Luis María Cabral y pronto se incorporarán Ana María Figueroa y Juan Geminiani. Además ya trabaja como nuevo fiscal Javier de Luca.
Una multitud desbordó ayer la sala de audiencias más grande de los tribunales de Comodoro Py 2002, en Retiro y acompañó la jura, donde se destacó la familia judicial, el juez de la Corte Raúl Zafaroni y funcionarios del Gobierno como el ministro de Justicia Julio Alak, el secretario de Justicia Julián Alvarez y el ex secretario Héctor Masquelet.
Los cambios buscan renovar el tribunal, desgastado por la gestión y el tiempo, por las jubilaciones y cuestionamientos ideológicos.
La Cámara está compuesta por 13 jueces, distribuidos en cuatro salas, que revisan sentencias de los tribunales orales y las cámaras federales. Debe, entre otras causas, decidir si Carlos Menem fue absuelto con justicia en la causa armas; si confirma las condenas por violaciones a los derechos humanos en la dictadura, si Mauricio Macri debe ir a juicio por las escuchas ilegales, o si se acelerarán los cansinos casos contra funcionarios kirchneristas.
Las vacantes en la Casación original fueron las de Ana María Capolupo de Durañona y Vedia, Amelia Berraz de Vidal, Alfredo Bisordi, Guillermo Tragant y Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso. Además Pedro David pidió una breve licencia.
Bisordi se alejó por los cuestionamientos del kirchnerismo a sus posturas en los juicios de derechos humanos, Los demás estaban en edad del retiro. Aún quedan Gustavo Hornos, Raúl Madueño, Juan Fégoli, Gustavo Mitchell, mencionado en un caso de apropiación de un menor, Liliana Catucci, Angela Ledesma y Eduardo Riggi, nombrado en una causa por tráfico de influencias ligada a José Pedraza.
Las vacantes se cubrieron con funcionarios elogiados como garantistas, honestos y críticos de la corporación judicial.
Slokar fue subsecretario de Política Criminal y es discípulo de Zaffaroni, con quien es coautor de un tratado de derecho penal. Sacó 97 puntos en su concurso. Los consultados destacan su formación, aunque señalan que nunca fue juez.
Borinsky, que obtuvo 91 puntos, fue el fiscal que pidió que Menem sean condenado por la venta de armas. Aguerrido y estudioso, es profesor adjunto del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra de Julio Virgolini, presente ayer.
Extra judiciales
También fue designada por decreto de la presidenta Cristina Kirchner, Ana María Figueroa. No proviene de la familia judicial. Trabajó en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario e integra el área jurídica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Su designación fue auspiciada por el oficialismo. El cuarto es Juan Geminiani, un académico de Paraná, pero que ejerce en Santa Fe. Slokar actuará con Figueroa y Geminiani con Borinsky, lo que alcanzará para que conformen la mayoría en sus salas. A estos cambios se suma la designación de Javier de Luca, como fiscal, con 30 años en la justicia. Entusiasta, será motor de cambios. La Nacion habló con jueces y fiscales que coincidieron en que se va a dar una renovación y tanto los letrados progresistas como las más conservadores destacan la formación de los recién llegados. Cuando Carlos Menem nombró a los primeros jueces de la Casación en 1992, su ministro de Justicia, León Arslanian, los consideró «unos esperpentos» y renunció. Diecinueve años después Arslanian, dijo sobre los recién llegados: «No los conozco tanto, pero algunos son muy buenos. El cambio es para mejor». El ex camarista y diputado radical Ricardo Gil Lavedra destacó que son jueces que se ganaron el cargo por concursos legítimos. «Espero que esta renovación traiga una mirada acerca de la necesidad de procesos penales que satisfagan los derechos de la víctima, del victimario y de la sociedad», dijo.
Jorge Sandro, prestigioso penalista destacó las trayectorias académicas de Slokar y de Borinsky: «Seguro que no son formalistas, ni conservadores en el ámbito del derecho penal, sino que son partidarios de las opiniones más avanzadas posibles»
«Si la postura de ellos prevalece seguro que va a haber cambios en los fallos, aunque hay dos salas que mantienen la anterior integración, con lo que las modificaciones van a ser progresivas», dijo.
Uno de los nuevos integrantes del cuerpo se sinceró: «Venimos con pie de plomo, para tratar de mejorar el sistema y no hacer una revolución». Nadie está dispuesto a ir al choque, sino a desplegar una estrategia de seducción. Prometen no dejar pasar nada y denunciar la complicidad judicial que impiden el avance o implica el cierre de causas de corrupción más resonantes. Pero también las que tiene que ver con la corrupción entre privados y con crímenes de lesa humanidad.
Una instancia clave
Jueces clave: son los que revisan todas las sentencias de los juicios penales contra funcionarios públicos. Ingresaron cinco nuevos magistrados y un fiscal.
Otro perfil: los recién llegados tienen una mirada más progresista y menos conservadora que los magistrados que aún quedan en el cuerpo. Se prevé una progresiva modificación de la jurisprudencia..