Se venía el voto castigo

Desde hace un año que un piso de 55 % de los votantes venía diciendo que le gustaba que el gobierno nacional pierda la elección legislativa, mientras que solo el 36 % pensaba al inicio de las campañas que el gobierno vaya a mejorar o seguir igual de bien. El trasfondo de todo esto es un electorado que mayoritariamente reconoce que está mejor que hace 10 años atrás, pero que no le ve ya a la administración de CFK una agenda novedosa y/o enfocada en las principales preocupaciones sociales.
Más allá de los indicadores cuantitativos, existe una clave que se registra cualitativamente sobre el humor social, y que es el cambio de coordenadas del electorado. En 2011 CFK gana la elección porque sintoniza con el grueso de la ciudadanía que demandaba un liderazgo menos confrontativo, soberbio, autoritario –por un lado– y apoyaba los fundamentos del modelo económico. Hoy a la Presidenta se la percibe habiendo regresado a un estilo que no agrada. Pero lo más importante es que se ha quebrado el idilio con el esquema económico, no solo porque no responde pragmáticamente a las preocupaciones sociales, sino también porque está contradiciendo el sistema de valores de la sociedad, sobre todo de los sectores medios.
En función de las medidas que viene tomando el gobierno desde que Cristina asumió su segundo mandato, el electorado está percibiendo un exceso de intervención estatal (63 %), y está corriéndose al centro, buscando un mayor equilibrio entre Estado y mercado. Esta tendencia se venía avizorando desde la segunda parte del año pasado. La gran pregunta aquí es si se ha producido un cansancio cultural con el proyecto político, o es una nueva crisis como la que atravesó en 2008/2009.
Frente a lo que la mayoría social ve como un excesivo poder en manos de la Presidenta, el electorado va a optar por reducírselo y fragmentarlo tanto, para que nadie piense que tiene el futuro asegurado. Cada uno recibió lo suyo: Massa la provincia, los radicales y aliados siete distritos, Binner con Santa Fe, Córdoba con De la Sota, Macri con Capital y algo más (relativizado por el fenómeno UNEN), y el gobierno seguirá siendo la primera minoría.
Algunos puntos interesantes:
n Pese a la apatía previa fue a votar mucha más gente de la pensada;
n Era difícil imaginar que el radicalismo y aliados iban a hacer semejante elección con triunfo en siete distritos, y avances notorios en varios otros;
n Tampoco parecía que el kirchnerismo iba a perder en San Juan, La Rioja y Catamarca, y tener sofocones en Jujuy y Salta;
n No se vio venir el segundo puesto de Del Sel en Santa Fe, ni el tercer lugar de una agrupación de izquierda en Mendoza.
A fines del año pasado muchos miraban con extrañeza cuando las encuestas hablaban del fenómeno Massa; si un intendente iba a poder saltar a la carrera presidencial. Hoy todos lo dan por hecho, más allá de cómo le vaya. No va a ser la última sorpresa que tenga el electorado: la clase media no peronista está esperando su contraparte novedosa.
El cambio viene en silencio y ese es un mensaje de cuidado para todo el espectro político.

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3 comentarios en «Se venía el voto castigo»

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