El secretario adjunto del gremio de Camioneros, Pablo Moyano, rechazó ayer la pretensión de la Casa Rosada de limitar a un máximo del 25% los aumentos salariales que se discutirán en las negociaciones paritarias, en las próximas semanas, y lanzó una clara advertencia al anticipar que, de no mediar una rápida solución, los sindicatos «saldrán a la calle» a partir del mes que viene.
A las duras palabras del hijo del líder de la CGT opositora, Hugo Moyano, se sumó el secretario general del gremio de los mecánicos (Smata), Ricardo Pignanelli, quien rechazó de plano la posibilidad de que las paritarias se resuelvan mediante aumentos por decreto. «Eso sería esconder la basura debajo de la alfombra», advirtió el sindicalista alineado en la CGT oficialista.
Las palabras de Pignanelli están directamente relacionadas con la crítica situación que atraviesa la paritaria entre los gremios docentes con representación nacional y el Poder Ejecutivo. Tras una semana de desencuentros, fuentes gremiales aseguran que el Gobierno cerrará la discusión otorgando un incremento salarial por decreto, tal como hizo ya en los dos últimos años.
Moyano, alineado en la CGT opositora, anticipó que «a partir de marzo» gremios de la central obrera van «a salir a la calle a reclamar» aumentos salariales superiores a los que quiere el gobierno nacional. «Sabemos que la inflación está por encima del 30% y no puedo ir con un reclamo del 25%», advirtió.
Al respecto, el dirigente camionero aseguró que a la última cuota del aumento salarial acordado por su gremio el año pasado, que fue del 8%, «ya se la comió la inflación».
«A partir del mes de marzo vamos a salir a la calle a reclamar lo que corresponde porque está atrasado el nivel salarial», agregó Pablo Moyano, quien sostuvo que «hay sectores, como las automotrices y la logística, que están hablando de suspender gente».
Según Moyano, «a partir de marzo o de abril, puede haber suspensiones y recorte de horas extras» en esos sectores, a los que consideró como los más afectados por las últimas medidas cambiarias adoptadas por la administración de Cristina Kirchner.
«La devaluación es mala en todos los sentidos porque pega en los que mas sufren», se quejó Moyano.
Mientras tanto, la paritaria docente, cuyo resultado podría marcar el camino para el resto de las negociaciones, se complica con cada día que se acerca a la fecha prevista para el inicio de clases.
Es que la Presidenta ya dio a entender que pretende limitar los aumentos salariales al 25% como máximo, una cifra que en los cálculos oficiales permitiría evitar que se generen mayores expectativas inflacionarias.
Sin embargo, los cuatro gremios docentes con alcance nacional pretenden una cifra, como mínimo, del 30% y sospechan que, ante la falta de acuerdo, el Gobierno cerrará la paritaria con un decreto.
El mismo escenario se replica en las provincias, donde al menos 15 gobernadores pretenden limitar al 25% los aumentos ante el rechazo de los gremios. .