Tras ser imputada por el ministro Axel Kicillof de haber comprado dólares en el mercado mayorista por encima del valor vigente para impulsar una suba, la empresa Shell decidió hacer público su punto de vista. Niega haber pagado un sobreprecio y rechaza que la operación pueda ser considerada evidencia de una supuesta conducta desestabilizadora. El propio titular de Shell Argentina, Juan José Aranguren, resolvió salir al ruedo para retrucar al ministro y hacer escuchar su campana, derecho que reclamó además en una misiva dirigida al autor de esta nota, en referencia a la mención y comentarios de aquella denuncia en el Panorama Económico de la edición de este diario del sábado último.
La operación en cuestión fue efectuada el jueves 23 en el mercado de cambios mayorista (MULC, mercado único libre de cambios), jornada en la cual, tras una apertura en un valor de referencia de 7,14, el dólar habría trepado en las primeras operaciones a 7,30 pesos, según las referencias del mercado. Ese día, según informa ahora la petrolera angloholandesa, Shell debía vender divisas por exportaciones por 3.000.178,38 dólares y comprar divisas para importaciones por 3.561.454 dólares y pago de dividendos por un millón de dólares. La posición neta resultante, entonces, era compradora por 1.561.275,62 dólares. Esta operación se concretó a un precio de 8,70 pesos, es decir, un peso con 40 centavos por encima del valor que, según las propias referencias del mercado, regía en los momentos previos.
La explicación que ofrece Aranguren, para desmentir supuestas maniobras de manipulación del precio para inducir a la suba, es la siguiente:
Cuando nuestra oficina de Tesorería Regional (Río de Janeiro) le da instrucciones al banco (HSBC, operador en comercio exterior de Shell en el país) para que opere, éste le informa de la evolución del mercado y se le confirma o no la instrucción para que compre o venda (…). El jueves, cuando el banco informó que no había punta vendedora (precio para los dólares ofrecidos a la venta), y el Gobierno había dicho a través de la conferencia diaria del jefe de Gabinete que dejaría, como el día anterior, que el mercado se regule solo, se le dio la instrucción de comprar, sabiendo que había un spread grande entre (dólar) comprador y vendedor, cerrando cambio a 8,70. Luego, el BCRA decidió intervenir, para hacerlo bajar a 7,75.
El titular de Shell refirió en su carta que Shell, como la mayoría de las empresas petroleras, operan con frecuencia diaria en el comercio exterior, tanto en transacciones de venta de dólares (por exportación de excedentes) como de compra (para importaciones o pago de dividendos al exterior). Las fechas en las que debemos hacerlo no podemos elegirlas libremente, porque existen compromisos de pagos negociados con proveedores del exterior y regulaciones locales para liquidar dentro de un determinado plazo nuestras exportaciones (…): Asimismo, el Banco Central nos solicita con una anticipación semanal las operaciones que vamos a cursar en cada día de la semana siguiente, operaciones que son confirmadas en el día anterior. Ergo, el BCRA está perfectamente al tanto de nuestras obligaciones y requerimientos.
Sin embargo, el informe sobre las operaciones realizadas en la semana por Shell en el mercado libre de cambios dan cuenta del inusual precio convalidado el jueves. El lunes no operó; el martes vendió casi 3,4 millones de dólares a 6,8850 pesos; el miércoles compró 1,6 millón a 6,8960; el jueves ocurre la compra de 1,56 millón de dólares a 8,70 pesos y el viernes, tras la intervención oficial estableciendo una referencia de 8 pesos, compró 3,2 millones de dólares a 8,03.
El párrafo del Panorama Económico cuestionado por Aranguren refiere a conductas desestabilizadoras de parte de importantes corporaciones empresarias y señala a la operación de compra de Shell a precio inusual (la nota hablaba de 8,40, pero Shell informa que fue a 8,70 pesos) como una evidencia. Aranguren detalla en su carta las operaciones referidas y concluye que los comentarios sobre la conducta de Shell (la nota no se refiere a la suya en particular) no se ajustan a la realidad. Es su punto de vista. Lo que sí se puede compartir es que sería muy saludable, como sostiene, transparentar toda la operatoria con divisas. No sólo la de Shell, sino la de los bancos, fundamentalmente, así como el cumplimiento de los plazos de liquidación por parte de otros exportadores.