Con Mauricio Macri optando por presentarse a la reelección en la ciudad de Buenos Aires, las posibilidades de la oposición de tener un candidato nacional con posibilidades de superar el 30% de los votos, aumentan, dado que junto con Alfonsín eran los dos candidatos opositores con mayor intención de voto.
A menos de seis meses de la elección presidencial, la oposición dio pasos hacia la unidad. Por un lado, Alfonsín quedó como el único candidato del radicalismo. Por otro, Francisco de Narváez va quedando como el único candidato opositor relevante en la decisiva provincia de Buenos Aires, al encaminarse a ser el candidato del peronismo disidente, PRO y ahora también de la UCR.
Si bien faltan formalizar acuerdos, la cuestión es ahora cómo se lleva el acuerdo opositor bonaerense al ámbito nacional. Si bien Duhalde sigue diciendo que será candidato a presidente al igual que Rodríguez Saa, en este sector predomina la división.
En cuanto a PRO, si Macri no decide en los próximos días si compite por la presidencia o va por la reelección como jefe de gobierno porteño. Con Macri optando por el distrito capitalino, se abre la posibilidad de concretar el acuerdo opositor bonaerense en el ámbito nacional.
Nada es fácil, pero dos semanas atrás hubiera sido impensable un acuerdo Alfonsín-De Narváez. Un candidato a presidente que reúna al radicalismo, al macrismo y al peronismo disidente implica que la oposición puede contar con un candidato con la posibilidad de llegar al 30% de los votos, sin lo cual no hay posibilidad de competir con el oficialismo, dado el sistema de elección presidencial.
Un acuerdo opositor debería implicar fórmulas compartidas tanto para la Presidencia como para Buenos Aires y la Capital. Si Lavagna aceptara ser el candidato a vice de Alfonsín, ello reforzaría su imagen de gobernabilidad. De Narváez debería llevar, a su vez, a un candidato a vice proveniente del peronismo del conurbano y, en caso de sumarse Macri al acuerdo presentándose a la reelección, podría llevar un vice de origen radical.
De esta forma, se plasmaría en las tres fórmulas principales la suma de las tres fuerzas.
Esto abre la posibilidad de que se articule un frente opositor de centro-izquierda con la eventual candidatura de Binner para la presidencia (si su candidato gana en la interna santafecina del 22 de mayo), con Pino Solanas como candidato porteño y Stolbizer (que no se sumaría al acuerdo anterior) yendo nuevamente como candidata a la gobernación de Buenos Aires. Si bien esta coalición puede captar voto opositor, también disputa al oficialismo el voto de centro-izquierda.
Si el cuadro político se articula de esta manera, Carrió buscará presentarse como la alternativa al sistema Kirchner-Alfonsín, tratando de -al igual que Binner- captar el voto que no se siente representado por ninguno de ellos. Pero ella capta votos sólo de la oposición y, en consecuencia, se transforma en el riesgo electoral más relevante para el candidato presidencial del radicalismo.
En conclusión, la unidad opositora que parece haberse gestado en la provincia de Buenos Aires (peronismo disidente, radicalismo y pro) podría gestarse a nivel nacional. La primera en beneficio de De Narváez y la segunda de Alfonsín. En cuanto al peronismo disidente, bien podría tener tanto el candidato a vicepresidente de Alfonsín, como el vicegobernador de De Narváez.
A menos de seis meses de la elección presidencial, la oposición dio pasos hacia la unidad. Por un lado, Alfonsín quedó como el único candidato del radicalismo. Por otro, Francisco de Narváez va quedando como el único candidato opositor relevante en la decisiva provincia de Buenos Aires, al encaminarse a ser el candidato del peronismo disidente, PRO y ahora también de la UCR.
Si bien faltan formalizar acuerdos, la cuestión es ahora cómo se lleva el acuerdo opositor bonaerense al ámbito nacional. Si bien Duhalde sigue diciendo que será candidato a presidente al igual que Rodríguez Saa, en este sector predomina la división.
En cuanto a PRO, si Macri no decide en los próximos días si compite por la presidencia o va por la reelección como jefe de gobierno porteño. Con Macri optando por el distrito capitalino, se abre la posibilidad de concretar el acuerdo opositor bonaerense en el ámbito nacional.
Nada es fácil, pero dos semanas atrás hubiera sido impensable un acuerdo Alfonsín-De Narváez. Un candidato a presidente que reúna al radicalismo, al macrismo y al peronismo disidente implica que la oposición puede contar con un candidato con la posibilidad de llegar al 30% de los votos, sin lo cual no hay posibilidad de competir con el oficialismo, dado el sistema de elección presidencial.
Un acuerdo opositor debería implicar fórmulas compartidas tanto para la Presidencia como para Buenos Aires y la Capital. Si Lavagna aceptara ser el candidato a vice de Alfonsín, ello reforzaría su imagen de gobernabilidad. De Narváez debería llevar, a su vez, a un candidato a vice proveniente del peronismo del conurbano y, en caso de sumarse Macri al acuerdo presentándose a la reelección, podría llevar un vice de origen radical.
De esta forma, se plasmaría en las tres fórmulas principales la suma de las tres fuerzas.
Esto abre la posibilidad de que se articule un frente opositor de centro-izquierda con la eventual candidatura de Binner para la presidencia (si su candidato gana en la interna santafecina del 22 de mayo), con Pino Solanas como candidato porteño y Stolbizer (que no se sumaría al acuerdo anterior) yendo nuevamente como candidata a la gobernación de Buenos Aires. Si bien esta coalición puede captar voto opositor, también disputa al oficialismo el voto de centro-izquierda.
Si el cuadro político se articula de esta manera, Carrió buscará presentarse como la alternativa al sistema Kirchner-Alfonsín, tratando de -al igual que Binner- captar el voto que no se siente representado por ninguno de ellos. Pero ella capta votos sólo de la oposición y, en consecuencia, se transforma en el riesgo electoral más relevante para el candidato presidencial del radicalismo.
En conclusión, la unidad opositora que parece haberse gestado en la provincia de Buenos Aires (peronismo disidente, radicalismo y pro) podría gestarse a nivel nacional. La primera en beneficio de De Narváez y la segunda de Alfonsín. En cuanto al peronismo disidente, bien podría tener tanto el candidato a vicepresidente de Alfonsín, como el vicegobernador de De Narváez.