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Al final Cristina se ha atrevido y le ha robado YPF a Repsol «por interés nacional». Sólo con una clase política tan corrupta y tan aficionada al latrocinio se puede explicar que uno de los países más ricos del mundo acabara con el corralito.
Margaret Thatcher mostró el camino de cómo tratar con los políticos argentinos. Hay que tener flota y valentía para mandarla. Con Argentina no hay otra: sólo entienden la fuerza y sólo a la fuerza retroceden en su afán por el saqueo de lo propio y de lo ajeno.
Una empresa española ha sido atracada a mano armada, y una España pacifista, judeofóbica y antiameticana no tiene fuerza ni alianzas para responder al brutal ataque. La ilusión de la alianza de las civilizaciones o de una democracia exportable a cualquier rincón del mundo se estrella en evidencias tales como el fracaso de la Primavera Árabe -con Egipto a punto de caer en manos islamistas- y en países como Argentina, donde la única garantía que existe es la que tú mismo puedas garantizarte como hizo la siempre magnífica señora Thatcher
La próxima vez que alguien tenga la tentación de tomarse en serio a los políticos argentinos que piense en este robo clamoroso de YPF, en el robo como procedimiento para asegurar el interés nacional, en la corrupción y en la miseria de fondo, personal e intelectual, que llevó a Carlos Menem a vender YPF a Repsol, que es exactamente la misma que lleva a Cristina a robárselo. No es tanto que buena parte de los políticos argentinos merezcan ir a la cárcel como que parecen instruidos, graduados en ella. Su ética de pan para hoy y hambre para mañana, su pertinaz inmoralidad y su ningún sentido de las normas ni las garantías de la libertad, convierten a Argentina en un país a descartar para cualquier inversión o negocio porque lo más normal es que te acabe sucediendo algo francamente desagradable
Si los argentinos se han dejado robar de un modo tan colosal por sus sucesivos gobernantes, y se han dejado humillar encerrados en corralitos siendo uno de los países más ricos del mundo; si tienes en cuenta lo que se han hecho a ellos mismos y lo que han permitido que les sucediera, qué no iban a hacerte a ti o qué no iban a permitir que te sucediera. Si no tienes una flota como la británica, a Argentina no vayas.
España tendría que reflexionar sobre en qué tipo de países se han ido convirtiendo casi todos los restos de su imperio u en qué tipo de alianzas tiene en la actualidad para resolver sus problemas.
Al final Cristina se ha atrevido y le ha robado YPF a Repsol «por interés nacional». Sólo con una clase política tan corrupta y tan aficionada al latrocinio se puede explicar que uno de los países más ricos del mundo acabara con el corralito.
Margaret Thatcher mostró el camino de cómo tratar con los políticos argentinos. Hay que tener flota y valentía para mandarla. Con Argentina no hay otra: sólo entienden la fuerza y sólo a la fuerza retroceden en su afán por el saqueo de lo propio y de lo ajeno.
Una empresa española ha sido atracada a mano armada, y una España pacifista, judeofóbica y antiameticana no tiene fuerza ni alianzas para responder al brutal ataque. La ilusión de la alianza de las civilizaciones o de una democracia exportable a cualquier rincón del mundo se estrella en evidencias tales como el fracaso de la Primavera Árabe -con Egipto a punto de caer en manos islamistas- y en países como Argentina, donde la única garantía que existe es la que tú mismo puedas garantizarte como hizo la siempre magnífica señora Thatcher
La próxima vez que alguien tenga la tentación de tomarse en serio a los políticos argentinos que piense en este robo clamoroso de YPF, en el robo como procedimiento para asegurar el interés nacional, en la corrupción y en la miseria de fondo, personal e intelectual, que llevó a Carlos Menem a vender YPF a Repsol, que es exactamente la misma que lleva a Cristina a robárselo. No es tanto que buena parte de los políticos argentinos merezcan ir a la cárcel como que parecen instruidos, graduados en ella. Su ética de pan para hoy y hambre para mañana, su pertinaz inmoralidad y su ningún sentido de las normas ni las garantías de la libertad, convierten a Argentina en un país a descartar para cualquier inversión o negocio porque lo más normal es que te acabe sucediendo algo francamente desagradable
Si los argentinos se han dejado robar de un modo tan colosal por sus sucesivos gobernantes, y se han dejado humillar encerrados en corralitos siendo uno de los países más ricos del mundo; si tienes en cuenta lo que se han hecho a ellos mismos y lo que han permitido que les sucediera, qué no iban a hacerte a ti o qué no iban a permitir que te sucediera. Si no tienes una flota como la británica, a Argentina no vayas.
España tendría que reflexionar sobre en qué tipo de países se han ido convirtiendo casi todos los restos de su imperio u en qué tipo de alianzas tiene en la actualidad para resolver sus problemas.