Con su trabajo sobre la teoría de los juegos, cuestionó la teoría de la mano invisible de Adam Smith. En 1994 ganó el Nobel.
El matemático estadounidense John Nash, célebre por su trabajo sobre la teoría económica de los juegos y Premio Nobel de Economía en 1994, falleció el sábado junto a su mujer en un accidente automovilístico en Nueva Jersey, Estados Unidos. El científico y su esposa, la salvadoreña Alicia Nash, retratados en la película Una mente brillante (2002), murieron cuando el taxi en el que viajaban se estrelló en una autopista al tratar de pasar a otro vehículo, según informó la policía.
Nash había nacido el 13 de junio de 1928 en Virginia occidental. Su paso por el colegio primario fue traumático. Pese a que había aprendido a leer de muy pequeño y ya evidenciaba ser un niño prodigio, en la escuela se dispersaba fácilmente, tenía problemas de conducta, sus calificaciones eran bajas y no se integraba con el resto de sus compañeros. En 1945 ingresó en el Instituto Carnegie de Tecnología de Pittsburgh y, tras probar sin éxito la ingeniería y la química, se interesó por las matemáticas. A partir de ese momento, comenzó a desplegar todo su potencial intelectual. El doctorado lo realizó en Princeton, la meca de las matemáticas, donde trabajaban Albert Einstein, Robert Oppenheimmer y John von Neumann.
La tesis doctoral de Nash, de apenas 27 páginas escritas a los 21 años, contenía los elementos de una revolución en la teoría económica. Aplicó la teoría de los juegos de Von Neumann a situaciones que implicaban conflicto y ganancias, y concluyó que la “partida” concluía cuando cada jugador elegía su mejor respuesta a la estrategia de sus adversarios. Esa idea simple, “el equilibrio de Nash”, tuvo un fuerte impacto en la economía al cuestionar la teoría de la mano invisible de Adam Smith.
La teoría es demostrada en la película Una mente brillante, cuando Nash observa a cinco mujeres entrar al bar de la universidad. Una de ellas se destacaba del resto por su belleza y los compañeros de Nash se preparaban para disputársela. Entonces, Nash se da cuenta de lo que estaba por ocurrir y les dice que si todos iban detrás de la misma chica terminarían obstaculizándose entre ellos. Por lo tanto, la solución estratégica era ir por las amigas, ignorando a la más hermosa para que luego fuese ella quien eligiese y no ellos. La teoría de la mano invisible postula que la suma de los comportamientos egoístas de las personas redunda en un beneficio y bienestar general, pero lo que remarca Nash es que para que ello ocurra se requiere un mínimo de cooperación entre los agentes económicos. “El bienestar común no depende exclusivamente de la búsqueda por el bienestar individual, como dice Adam Smith en su teoría de la mano invisible, sino de la búsqueda simultánea por el bienestar individual y colectivo”, sostiene entonces y se va del bar diciéndole gracias a la más hermosa por su involuntaria ayuda.
“El equilibrio de Nash”, tal como se conoció a su teorema, es lo que le permitió obtener en 1994 el Premio Nobel de Economía y en marzo de este año el Premio Abel de la Academia Noruega de Ciencias y Letras, considerado el Nobel de las matemáticas. Antes del reconocimiento mundial, tuvo que enfrentar una severa esquizofrenia paranoica que había sido diagnosticada como irreversible, pero de la que pudo salir luego de treinta años de sufrimiento. Con su recuperación también terminó asombrando.
El matemático estadounidense John Nash, célebre por su trabajo sobre la teoría económica de los juegos y Premio Nobel de Economía en 1994, falleció el sábado junto a su mujer en un accidente automovilístico en Nueva Jersey, Estados Unidos. El científico y su esposa, la salvadoreña Alicia Nash, retratados en la película Una mente brillante (2002), murieron cuando el taxi en el que viajaban se estrelló en una autopista al tratar de pasar a otro vehículo, según informó la policía.
Nash había nacido el 13 de junio de 1928 en Virginia occidental. Su paso por el colegio primario fue traumático. Pese a que había aprendido a leer de muy pequeño y ya evidenciaba ser un niño prodigio, en la escuela se dispersaba fácilmente, tenía problemas de conducta, sus calificaciones eran bajas y no se integraba con el resto de sus compañeros. En 1945 ingresó en el Instituto Carnegie de Tecnología de Pittsburgh y, tras probar sin éxito la ingeniería y la química, se interesó por las matemáticas. A partir de ese momento, comenzó a desplegar todo su potencial intelectual. El doctorado lo realizó en Princeton, la meca de las matemáticas, donde trabajaban Albert Einstein, Robert Oppenheimmer y John von Neumann.
La tesis doctoral de Nash, de apenas 27 páginas escritas a los 21 años, contenía los elementos de una revolución en la teoría económica. Aplicó la teoría de los juegos de Von Neumann a situaciones que implicaban conflicto y ganancias, y concluyó que la “partida” concluía cuando cada jugador elegía su mejor respuesta a la estrategia de sus adversarios. Esa idea simple, “el equilibrio de Nash”, tuvo un fuerte impacto en la economía al cuestionar la teoría de la mano invisible de Adam Smith.
La teoría es demostrada en la película Una mente brillante, cuando Nash observa a cinco mujeres entrar al bar de la universidad. Una de ellas se destacaba del resto por su belleza y los compañeros de Nash se preparaban para disputársela. Entonces, Nash se da cuenta de lo que estaba por ocurrir y les dice que si todos iban detrás de la misma chica terminarían obstaculizándose entre ellos. Por lo tanto, la solución estratégica era ir por las amigas, ignorando a la más hermosa para que luego fuese ella quien eligiese y no ellos. La teoría de la mano invisible postula que la suma de los comportamientos egoístas de las personas redunda en un beneficio y bienestar general, pero lo que remarca Nash es que para que ello ocurra se requiere un mínimo de cooperación entre los agentes económicos. “El bienestar común no depende exclusivamente de la búsqueda por el bienestar individual, como dice Adam Smith en su teoría de la mano invisible, sino de la búsqueda simultánea por el bienestar individual y colectivo”, sostiene entonces y se va del bar diciéndole gracias a la más hermosa por su involuntaria ayuda.
“El equilibrio de Nash”, tal como se conoció a su teorema, es lo que le permitió obtener en 1994 el Premio Nobel de Economía y en marzo de este año el Premio Abel de la Academia Noruega de Ciencias y Letras, considerado el Nobel de las matemáticas. Antes del reconocimiento mundial, tuvo que enfrentar una severa esquizofrenia paranoica que había sido diagnosticada como irreversible, pero de la que pudo salir luego de treinta años de sufrimiento. Con su recuperación también terminó asombrando.