Cada vez más mujeres le escapan al mandato familiar: sin parejas ni hijos, hacen viajes grupales que oscilan entre el descanso, la aventura y la búsqueda espiritual
Pusieron la excusa de los 40. De la carrera para la cual tanto se habían entrenado. De la búsqueda espiritual. De conocer la ciudad de sus sueños. O, simplemente, del descanso preciado y sin niños alrededor. El pretexto puede variar según el grupo, pero el síntoma es siempre el mismo: el deseo de viajar y de hacerlo sólo entre mujeres. Hombres y niños, abstenerse.
Mujeres viajeras. El fenómeno crece cada vez más y traspasa filtros culturales impensados en generaciones pasadas. Incluso, los viajes exclusivos para ellas se han convertido en un interesante nicho de mercado para los operadores turísticos, que ofrecen satisfacer una demanda que busca, a grandes rasgos, cuatro caminos diferentes: el viaje cultural, que permita conocer una gran ciudad, como Nueva York o París. La escapada de descanso, donde las playas del Caribe se postulan como las favoritas. El viaje místico, con postales de la India y un poco más cerca también, como Perú. Y la aventura, donde el desafío físico se impone al destino final.
Coralia Lamas (39) y su grupo de amigas rosarinas, por ejemplo, encontraron la excusa y el móvil del viaje. Y una tarde, con las 14 reunidas en una mesa de café, decidieron firmar un contrato. «Aunque las 14 teníamos las mismas ganas, necesitábamos un compromiso firme. Pusimos fecha, elegimos destino y firmamos -cuenta la organizadora del tour, madre de dos hijos de 6 y 2 años-. Nos fuimos a Miami una semana en abril. Ya en el avión, una de las chicas confesó que había vuelto a ver una película entera después de cuatro años. Es que cuando entrás en el ritmo de una vida en familia las cosas cambian, y volver a conectarte con tus amigas, con el silencio, con el descanso y las charlas es increíble», confiesa Coralia.
Con las vacaciones de invierno en puerta, ellas planifican a futuro: mayo, junio, septiembre y octubre son los meses más elegidos para estos viajes. Y ahora es tiempo de organizarse. Para la psicóloga Susana Mauer, especialista en temas de familia e infancia, los viajes de amigas, de ejecutivas por trabajo, de una compañera que se casa en el exterior o de escapadas madres e hijas son parte de una multiplicidad de variantes que ha inaugurado en los últimos tiempos cambios radicales en la dinámica familiar.
«Salir de la rutina, romper con los estereotipos y hábitos de crianza no atenta ni contra la prudencia ni jaquea la responsabilidad de la función materna. Oxigena. También la paternidad todoterreno acercó a los varones a la cotidianidad de sus hijos, lo que en cierto modo suavizó la clásica división de tareas que dejaba a las mujeres sin margen de maniobra para despegar del nido».
Para Julio César Ríos, psicólogo y docente de la Universidad Abierta Interamericana, «en el siglo XX, en Occidente, las mujeres han contribuido más que nadie a las transformaciones que los antropólogos llaman dispositivos de alianza (matrimonios, parejas, familias) y que tienen su impacto notable en la trama social y cultural. La idea naturalizada durante siglos, de una madre abnegada que renuncia a sus deseos, su vocación, sus actividades laborales y también sus tiempos de ocio y de recreación, está cada vez más alejada, casi en el olvido».
Chicas en Nueva York
Al pie de la letra. Así toman los nuevos mandatos sociales casi todas las mujeres viajeras. Y confiesan que lejos de sentir culpa son otros los sentimientos que dominan, como la posibilidad de reforzar la amistad, revivir un espíritu adolescente y recargar pilas para el resto del año. Lo sabe Andy Clar, creadora del exitoso blog y emprendimiento turístico chicasennewyork.blogspot.com, que organiza tres veces por año viajes grupales a la Gran Manzana. «El blog surgió con la idea de contarles a mis amigos y conocidos cuáles eran los lugares y las salidas que no podían perderse si viajaban a Nueva York, pero cuando llegó a tener 980.000 seguidores me contactaron de PopTour y me convencieron para que organizara los viajes. Hacemos tres salidas por año con un máximo de 35 mujeres por grupo y, a veces, hay lista de espera.» La próxima salida coincide con la Fashion Week neoyorquina, del 4 al 11 de septiembre.
«A las mujeres que se anotan les pedimos que llenen un formulario y después analizamos los perfiles con una socióloga. La idea es que sea una buena experiencia para todas. Por eso, si bien los grupos son heterogéneos, comparten un mismo criterio en cuanto a las preferencias y expectativas del viaje», cuenta Clar, que revela algunos de los must de la próxima escapada: «Lincoln Center & Cool hunting, junto con Lulu Biaus [diseñadora y productora de moda]; una charla en la tienda Anthropologie a puertas cerradas, milla de los museos, recorrida por bares ocultos, fleat markets en Brooklyn, Fashion District y visita al atelier de un diseñador top, para saber cómo se vive el detrás de escena del lugar donde se visten las celebrities que luego vemos en la alfombra roja».
Sebas Yumatle (47), y marido de Andy Clar, conoce bien el paño, y su experiencia forma parte del lado B de esos viajes. Es decir, los que se quedan en casa. «Cuando Andy está de viaje, de alguna manera esta casa donde vivo con cuatro adolecentes (el menor es Seo, de 4 años) es una especie de colonia de vacaciones. El primer día todos hacemos la tarea. Isa, de 18, hasta arma el calendario que adivina le dictaría Andy con las actividades diarias para Seo. Pero al día siguiente ya no hay horarios, menús de cena, horas de irse a dormir, camas asignadas, ni horario de entrar al jardin. Y como somos muy familieros, en esos días vienen las tías, los primos, los abuelos y los amigos cercanos».
De la mística a las compras
Después de diez años de recorrer el mundo como cronista de viajes, María Varela quería compartir su experiencia desde otro lugar, y creó Miramundo, un espacio desde el que organiza viajes alternativos con ella como guía y acompañante. «No era la intención que los viajes sean exclusivos para mujeres, pero son siempre las primeras que se anotan. Somos curiosas, avasalladoras, inquietas, y siempre estamos con la búsqueda a flor de piel. Vamos a la India, a Marruecos, a Nepal. Pero el foco no está puesto en una búsqueda espiritual, que, de todas formas, está muy de moda ahora, sino en los lugares que visitamos, en su gente, en su historia. Siempre es enriquecedor.»
Según datos de Hoteles.com, uno de los principales sitios web de reservas online, los viajes de mujeres con un enfoque espiritual forman parte de una tendencia que crece: «La India, Perú y Rivera Maya son algunos de los destinos preferidos. En el sur de la India se encuentra la comunidad de Auroville y muchas viajeras deciden comenzar por allí y usarlo de base para visitar pueblos, montañas y templos cercanos».
Para Fernanda Yanes, la escapada con amigas una vez al año ya es casi un ritual. Pero si le dan a elegir un destino, no lo duda: Miami, el paraíso del consumo. «Volvés divina. Quemadita, descansada y? ¡con las valijas llenas! En realidad, por mi trabajo viajo bastante, pero cuando me fui con amigas por primera vez después de haber tenido a mis hijos, fue una experiencia nueva. Volvés a dimensionar lo que es la libertad. No pensar por diez días en cambiar a nadie, darle de comer a nadie, bañar a nadie ni hacer dormir a nadie. Los que se quedan en casa también lo pasan bien, es renovador para todos».
A caballo, en bici o corriendo
La aventura es el otro must de estos viajes. Como Mónica Kohen y su grupo de mujeres viajeras, o Gabriela Moreno y sus compañeras de ruta, que asocian las escapadas con la adrenalina y el desafío físico. El último reto de Kohen y compañía fue cruzar la cordillera de los Andes a caballo. «Darles lugar a las pasiones es fundamental. Y mis hijos, que ya son más grandes, valoran la actitud y energía que les pongo a los viajes. Son vivencias que enriquecen a todo el grupo familiar y que fomentan las ganas de emprender cosas nuevas». Gabriela Moreno forma parte de un grupo de runners, que viajó a La Cumbrecita para competir en una maratón, en mayo pasado. «El deporte es una excusa para romper con la rutina. Yo soy abogada y cada vez que viajo con mis amigas, sencillamente, me transporto a otro planeta.»
Producción de Lila Bendersky.
Pusieron la excusa de los 40. De la carrera para la cual tanto se habían entrenado. De la búsqueda espiritual. De conocer la ciudad de sus sueños. O, simplemente, del descanso preciado y sin niños alrededor. El pretexto puede variar según el grupo, pero el síntoma es siempre el mismo: el deseo de viajar y de hacerlo sólo entre mujeres. Hombres y niños, abstenerse.
Mujeres viajeras. El fenómeno crece cada vez más y traspasa filtros culturales impensados en generaciones pasadas. Incluso, los viajes exclusivos para ellas se han convertido en un interesante nicho de mercado para los operadores turísticos, que ofrecen satisfacer una demanda que busca, a grandes rasgos, cuatro caminos diferentes: el viaje cultural, que permita conocer una gran ciudad, como Nueva York o París. La escapada de descanso, donde las playas del Caribe se postulan como las favoritas. El viaje místico, con postales de la India y un poco más cerca también, como Perú. Y la aventura, donde el desafío físico se impone al destino final.
Coralia Lamas (39) y su grupo de amigas rosarinas, por ejemplo, encontraron la excusa y el móvil del viaje. Y una tarde, con las 14 reunidas en una mesa de café, decidieron firmar un contrato. «Aunque las 14 teníamos las mismas ganas, necesitábamos un compromiso firme. Pusimos fecha, elegimos destino y firmamos -cuenta la organizadora del tour, madre de dos hijos de 6 y 2 años-. Nos fuimos a Miami una semana en abril. Ya en el avión, una de las chicas confesó que había vuelto a ver una película entera después de cuatro años. Es que cuando entrás en el ritmo de una vida en familia las cosas cambian, y volver a conectarte con tus amigas, con el silencio, con el descanso y las charlas es increíble», confiesa Coralia.
Con las vacaciones de invierno en puerta, ellas planifican a futuro: mayo, junio, septiembre y octubre son los meses más elegidos para estos viajes. Y ahora es tiempo de organizarse. Para la psicóloga Susana Mauer, especialista en temas de familia e infancia, los viajes de amigas, de ejecutivas por trabajo, de una compañera que se casa en el exterior o de escapadas madres e hijas son parte de una multiplicidad de variantes que ha inaugurado en los últimos tiempos cambios radicales en la dinámica familiar.
«Salir de la rutina, romper con los estereotipos y hábitos de crianza no atenta ni contra la prudencia ni jaquea la responsabilidad de la función materna. Oxigena. También la paternidad todoterreno acercó a los varones a la cotidianidad de sus hijos, lo que en cierto modo suavizó la clásica división de tareas que dejaba a las mujeres sin margen de maniobra para despegar del nido».
Para Julio César Ríos, psicólogo y docente de la Universidad Abierta Interamericana, «en el siglo XX, en Occidente, las mujeres han contribuido más que nadie a las transformaciones que los antropólogos llaman dispositivos de alianza (matrimonios, parejas, familias) y que tienen su impacto notable en la trama social y cultural. La idea naturalizada durante siglos, de una madre abnegada que renuncia a sus deseos, su vocación, sus actividades laborales y también sus tiempos de ocio y de recreación, está cada vez más alejada, casi en el olvido».
Chicas en Nueva York
Al pie de la letra. Así toman los nuevos mandatos sociales casi todas las mujeres viajeras. Y confiesan que lejos de sentir culpa son otros los sentimientos que dominan, como la posibilidad de reforzar la amistad, revivir un espíritu adolescente y recargar pilas para el resto del año. Lo sabe Andy Clar, creadora del exitoso blog y emprendimiento turístico chicasennewyork.blogspot.com, que organiza tres veces por año viajes grupales a la Gran Manzana. «El blog surgió con la idea de contarles a mis amigos y conocidos cuáles eran los lugares y las salidas que no podían perderse si viajaban a Nueva York, pero cuando llegó a tener 980.000 seguidores me contactaron de PopTour y me convencieron para que organizara los viajes. Hacemos tres salidas por año con un máximo de 35 mujeres por grupo y, a veces, hay lista de espera.» La próxima salida coincide con la Fashion Week neoyorquina, del 4 al 11 de septiembre.
«A las mujeres que se anotan les pedimos que llenen un formulario y después analizamos los perfiles con una socióloga. La idea es que sea una buena experiencia para todas. Por eso, si bien los grupos son heterogéneos, comparten un mismo criterio en cuanto a las preferencias y expectativas del viaje», cuenta Clar, que revela algunos de los must de la próxima escapada: «Lincoln Center & Cool hunting, junto con Lulu Biaus [diseñadora y productora de moda]; una charla en la tienda Anthropologie a puertas cerradas, milla de los museos, recorrida por bares ocultos, fleat markets en Brooklyn, Fashion District y visita al atelier de un diseñador top, para saber cómo se vive el detrás de escena del lugar donde se visten las celebrities que luego vemos en la alfombra roja».
Sebas Yumatle (47), y marido de Andy Clar, conoce bien el paño, y su experiencia forma parte del lado B de esos viajes. Es decir, los que se quedan en casa. «Cuando Andy está de viaje, de alguna manera esta casa donde vivo con cuatro adolecentes (el menor es Seo, de 4 años) es una especie de colonia de vacaciones. El primer día todos hacemos la tarea. Isa, de 18, hasta arma el calendario que adivina le dictaría Andy con las actividades diarias para Seo. Pero al día siguiente ya no hay horarios, menús de cena, horas de irse a dormir, camas asignadas, ni horario de entrar al jardin. Y como somos muy familieros, en esos días vienen las tías, los primos, los abuelos y los amigos cercanos».
De la mística a las compras
Después de diez años de recorrer el mundo como cronista de viajes, María Varela quería compartir su experiencia desde otro lugar, y creó Miramundo, un espacio desde el que organiza viajes alternativos con ella como guía y acompañante. «No era la intención que los viajes sean exclusivos para mujeres, pero son siempre las primeras que se anotan. Somos curiosas, avasalladoras, inquietas, y siempre estamos con la búsqueda a flor de piel. Vamos a la India, a Marruecos, a Nepal. Pero el foco no está puesto en una búsqueda espiritual, que, de todas formas, está muy de moda ahora, sino en los lugares que visitamos, en su gente, en su historia. Siempre es enriquecedor.»
Según datos de Hoteles.com, uno de los principales sitios web de reservas online, los viajes de mujeres con un enfoque espiritual forman parte de una tendencia que crece: «La India, Perú y Rivera Maya son algunos de los destinos preferidos. En el sur de la India se encuentra la comunidad de Auroville y muchas viajeras deciden comenzar por allí y usarlo de base para visitar pueblos, montañas y templos cercanos».
Para Fernanda Yanes, la escapada con amigas una vez al año ya es casi un ritual. Pero si le dan a elegir un destino, no lo duda: Miami, el paraíso del consumo. «Volvés divina. Quemadita, descansada y? ¡con las valijas llenas! En realidad, por mi trabajo viajo bastante, pero cuando me fui con amigas por primera vez después de haber tenido a mis hijos, fue una experiencia nueva. Volvés a dimensionar lo que es la libertad. No pensar por diez días en cambiar a nadie, darle de comer a nadie, bañar a nadie ni hacer dormir a nadie. Los que se quedan en casa también lo pasan bien, es renovador para todos».
A caballo, en bici o corriendo
La aventura es el otro must de estos viajes. Como Mónica Kohen y su grupo de mujeres viajeras, o Gabriela Moreno y sus compañeras de ruta, que asocian las escapadas con la adrenalina y el desafío físico. El último reto de Kohen y compañía fue cruzar la cordillera de los Andes a caballo. «Darles lugar a las pasiones es fundamental. Y mis hijos, que ya son más grandes, valoran la actitud y energía que les pongo a los viajes. Son vivencias que enriquecen a todo el grupo familiar y que fomentan las ganas de emprender cosas nuevas». Gabriela Moreno forma parte de un grupo de runners, que viajó a La Cumbrecita para competir en una maratón, en mayo pasado. «El deporte es una excusa para romper con la rutina. Yo soy abogada y cada vez que viajo con mis amigas, sencillamente, me transporto a otro planeta.»
Producción de Lila Bendersky.
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