Encuentros. Cuando era jefe de Gobierno, Macri lo recibió en 2008 y en 2012, cuando estuvo en el festival FeVida. “Este año no hablé con él”, dice el gurú.
Foto:Cedoc Perfil
Desde Miami, en una escala de su vuelo de regreso a la India desde Colombia –donde el lunes participó del histórico momento de la firma de la paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC–, el gurú Sri Sri Ravi Shankar, fundador de El Arte de Vivir, atiende un número de celular y, sin intermediarios, se presenta con un sencillo pero contundente “soy Sri Sri”.
En ese mismo tono, Shankar describe su participación en las negociaciones que llevaron al tratado del lunes (ver aparte), aunque sus colaboradores, entre los que se cuentan los argentinos Francisco Moreno Ocampo –responsable de El Arte de Vivir para Centroamérica y el Caribe– y la documentalista Paula Schargorodsky, que filma una película sobre él, dicen que fue el “catalizador” que hizo posible el proceso. “Fue una experiencia muy movilizante. La gente que encontré (en la reunión del año pasado, junio de 2015) en Cuba era muy diferente, en actitud, a la de este lunes. Vi al presidente Santos muy emocionado, dio un discurso muy emotivo. Luego me llamó y me agradeció”, dice.
PERFIL accedió a una de las raras oportunidades que se presentan para hablar directamente con el líder espiritual que ganó masividad en nuestro país en 2012, cuando guió una meditación para 150 mil personas en el festival FeVida, organizado por el gobierno porteño, entonces a cargo de Mauricio Macri, de quien repite que “está haciendo un buen trabajo” como presidente.
—¿Tiene contacto con él?
—No; bueno, lo saludé cuando asumió el gobierno; le dije que iba a ser presidente, y está haciendo un buen trabajo. Hacer a la gente feliz. Pero no, no tengo un contacto muy fluido con él.
—¿Pero él lo llama, o lo consultó después de asumir la presidencia?
—No, este año no hablé con él, de nada en particular.
Los argentinos, admite Shankar, son de los más entusiastas a la hora de participar de las actividades de la fundación que encabeza y aquí lleva unas dos décadas de historia: “Argentina es muy agradable, la gente es muy entusiasta, llena de energía. La última vez que estuve allí vi que tiene mucho potencial para hacer negocios, puede convertirse en un muy buen destino turístico en el mundo, especialmente para aquellos países donde no es tan conocido”, dice. “En marzo, durante el Festival Mundial de la Cultura (N de R: un encuentro mundial de tres días que se llevó a cabo en India), tuvimos un gran contingente de argentinos, más de 2 mil personas, el más grande de los países sudamericanos y uno de los más grandes del mundo”. Y destaca la presencia de artistas y bailarines de tango y Patricia Sosa, a quienes “vieron millones de personas”.
—¿Sabe si Macri está en contacto con gente de El Arte de Vivir aquí, ahora?
—Nosotros nos mantenemos afuera de la política, nos dedicamos al trabajo social. Tenemos los programas de El Arte de Vivir, y los programas de Felicidad, que se dan en forma permanente; y también ayudamos a mucha gente con nuestro trabajo en villas y prisiones: eso está realmente ayudando a mucha gente en Argentina, a través de los programas de meditación en cárceles. Les cambia mucho su calidad de vida.
Ese “trabajo social” es algo en lo que la organización local de El Arte de Vivir pone mucho énfasis. Según Beatriz Goyoaga, coordinadora para Latinoamérica y España, “la cantidad de voluntarios de la fundación en barrios marginados, cárceles, hospitales y en atención a mamás adolescentes es el doble de la cantidad de instructores de cursos ‘comunes’”, que da la fundación. En las prisiones argentinas, por caso –a las que Shankar cita como uno de sus aportes más exitosos–, dan a los reclusos “técnicas de respiración y herramientas de inteligencia emocional para eliminar la ira y la violencia”. “Mi misión es muy clara: poner una sonrisa en la cara de todo el mundo, hacer a la gente feliz. Unir a todo el mundo en un espíritu de un solo mundo. Generar una sociedad libre de violencia”.
Variados. A nivel global, El Arte de Vivir participa prestando sus cursos o su nombre a distintos emprendimientos, que en el país incluyen un barrio cerrado que se está construyendo en Open Door y un crucero temático que zarpará en diciembre (ver aparte). Shankar dice que está al tanto de los distintos proyectos aunque no los sigue al detalle: “Hay muchas actividades que suceden al mismo tiempo en distintos lugares. Estamos en 155 países, pero los respaldo: además de empleos para la gente joven, estamos tratando de que estos proyectos globales generen una sociedad feliz, libre de depresión”.
—¿Y está pensando en subirse a uno de esos cruceros o simplemente les da su bendición?
—No, no, sólo mi bendición (risas).
Foto:Cedoc Perfil
Desde Miami, en una escala de su vuelo de regreso a la India desde Colombia –donde el lunes participó del histórico momento de la firma de la paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC–, el gurú Sri Sri Ravi Shankar, fundador de El Arte de Vivir, atiende un número de celular y, sin intermediarios, se presenta con un sencillo pero contundente “soy Sri Sri”.
En ese mismo tono, Shankar describe su participación en las negociaciones que llevaron al tratado del lunes (ver aparte), aunque sus colaboradores, entre los que se cuentan los argentinos Francisco Moreno Ocampo –responsable de El Arte de Vivir para Centroamérica y el Caribe– y la documentalista Paula Schargorodsky, que filma una película sobre él, dicen que fue el “catalizador” que hizo posible el proceso. “Fue una experiencia muy movilizante. La gente que encontré (en la reunión del año pasado, junio de 2015) en Cuba era muy diferente, en actitud, a la de este lunes. Vi al presidente Santos muy emocionado, dio un discurso muy emotivo. Luego me llamó y me agradeció”, dice.
PERFIL accedió a una de las raras oportunidades que se presentan para hablar directamente con el líder espiritual que ganó masividad en nuestro país en 2012, cuando guió una meditación para 150 mil personas en el festival FeVida, organizado por el gobierno porteño, entonces a cargo de Mauricio Macri, de quien repite que “está haciendo un buen trabajo” como presidente.
—¿Tiene contacto con él?
—No; bueno, lo saludé cuando asumió el gobierno; le dije que iba a ser presidente, y está haciendo un buen trabajo. Hacer a la gente feliz. Pero no, no tengo un contacto muy fluido con él.
—¿Pero él lo llama, o lo consultó después de asumir la presidencia?
—No, este año no hablé con él, de nada en particular.
Los argentinos, admite Shankar, son de los más entusiastas a la hora de participar de las actividades de la fundación que encabeza y aquí lleva unas dos décadas de historia: “Argentina es muy agradable, la gente es muy entusiasta, llena de energía. La última vez que estuve allí vi que tiene mucho potencial para hacer negocios, puede convertirse en un muy buen destino turístico en el mundo, especialmente para aquellos países donde no es tan conocido”, dice. “En marzo, durante el Festival Mundial de la Cultura (N de R: un encuentro mundial de tres días que se llevó a cabo en India), tuvimos un gran contingente de argentinos, más de 2 mil personas, el más grande de los países sudamericanos y uno de los más grandes del mundo”. Y destaca la presencia de artistas y bailarines de tango y Patricia Sosa, a quienes “vieron millones de personas”.
—¿Sabe si Macri está en contacto con gente de El Arte de Vivir aquí, ahora?
—Nosotros nos mantenemos afuera de la política, nos dedicamos al trabajo social. Tenemos los programas de El Arte de Vivir, y los programas de Felicidad, que se dan en forma permanente; y también ayudamos a mucha gente con nuestro trabajo en villas y prisiones: eso está realmente ayudando a mucha gente en Argentina, a través de los programas de meditación en cárceles. Les cambia mucho su calidad de vida.
Ese “trabajo social” es algo en lo que la organización local de El Arte de Vivir pone mucho énfasis. Según Beatriz Goyoaga, coordinadora para Latinoamérica y España, “la cantidad de voluntarios de la fundación en barrios marginados, cárceles, hospitales y en atención a mamás adolescentes es el doble de la cantidad de instructores de cursos ‘comunes’”, que da la fundación. En las prisiones argentinas, por caso –a las que Shankar cita como uno de sus aportes más exitosos–, dan a los reclusos “técnicas de respiración y herramientas de inteligencia emocional para eliminar la ira y la violencia”. “Mi misión es muy clara: poner una sonrisa en la cara de todo el mundo, hacer a la gente feliz. Unir a todo el mundo en un espíritu de un solo mundo. Generar una sociedad libre de violencia”.
Variados. A nivel global, El Arte de Vivir participa prestando sus cursos o su nombre a distintos emprendimientos, que en el país incluyen un barrio cerrado que se está construyendo en Open Door y un crucero temático que zarpará en diciembre (ver aparte). Shankar dice que está al tanto de los distintos proyectos aunque no los sigue al detalle: “Hay muchas actividades que suceden al mismo tiempo en distintos lugares. Estamos en 155 países, pero los respaldo: además de empleos para la gente joven, estamos tratando de que estos proyectos globales generen una sociedad feliz, libre de depresión”.
—¿Y está pensando en subirse a uno de esos cruceros o simplemente les da su bendición?
—No, no, sólo mi bendición (risas).