El economista Joseph Stiglitz, al exponer ayer en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Foto: Soledad Aznarez
Como buen invitado, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz evitó en todo momento incomodar a su anfitrión. Tal como había hecho un día antes, frente a la presidenta Cristina Kirchner, el economista norteamericano disertó ayer en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y aprovechó para criticar las recetas de ajuste que se están aplicando en Europa y elogiar lo que hizo la Argentina entre 2003 y 2008.
Pero consultado por La Nacion sobre el problema de la inflación local, el economista esquivó cualquier referencia específica. Consideró que «sólo cuando la inflación es alta puede afectar el crecimiento», pero no quiso dar detalles sobre qué tasa de inflación es considerada «alta». Todo, pese a que la Argentina es hoy, junto con Venezuela, el país del continente con más inflación.
«[La inflación] es un síntoma de algo más, es sólo una métrica más que uno debe mirar. Pero hay que ver qué hay detrás para entender el problema. Muchos países en desarrollo tienen inflación alta por la suba de precios de la energía y de los alimentos; es una inflación importada. En otros países tiene que ver con sus propias políticas, o por ambas cosas», dijo el economista en diálogo con la prensa, apenas terminó de exponer en el marco de la Conferencia internacional sobre la crisis de la deuda mundial que se desarrolló en la UBA.
El premio Nobel dijo que para poder resolver la inflación es importante hacer un análisis de las causas que la generan. «La inflación no es un problema aislado. Lo que nos importa son las consecuencias, nos importa qué pasa con el empleo, el crecimiento, la distribución del ingreso», aseveró.
Sin embargo, consultado sobre la responsabilidad que tiene la política monetaria en la aceleración de los precios, simplemente dijo que ésta «tiene muchas dimensiones», y aprovechó para criticar a los gobiernos europeos y norteamericano «porque se estaban enfocando en la inflación y no se enfocaron en otros aspectos; la inflación es sólo un ingrediente. Con las tasas [de inflación] globales que Estados Unidos o Europa tenían, no era un problema», dijo. Tanto en la zona del euro como en los Estados Unidos la tasa de inflación no llega ni de cerca a los dos dígitos, como es el caso argentino.
Stiglitz, que en el pasado fue economista jefe del Banco Mundial, habló también de las estadísticas. «Todo gobierno necesita tener una agencia de estadísticas independiente, que pueda proveer estadísticas confiables», sentenció. Pero luego concedió que «hay mucha controversia sobre cómo es la mejor forma de construir las estadísticas. Está el debate sobre las limitaciones del marco de estadísticas actual. Lo que es importante es tener una referencia que la gente pueda entender».
Anteayer, frente a Cristina Kirchner, Stiglitz había relatado cómo en los 80 y en la crisis de 2008 las autoridades les habían dado la venia a los bancos para hacer valuar sus activos a un precio intermedio entre el valor de mercado y el contable, para así evitar quebrar. Esto dio pie para que Cristina Kirchner afirmara: «Si vamos a truchar, truchemos todos», declaración que muchos interpretaron como una justificación de la manipulación de las estadísticas públicas.
Para Stiglitz, la performance de la Argentina entre 2003 y 2008 fue «de las mejores del mundo». El economista, que presenta a la Argentina como modelo de cómo salir de la crisis, dijo no obstante no tener «suficiente información detallada» sobre lo que está sucediendo para comentar «algo coherente» sobre la situación actual de la economía local.
«Hay una desaceleración global, y se van a requerir muy buenas políticas para evitar una desaceleración significativa en la Argentina», señaló. «La Argentina es un país interesante, porque siempre tiene animados debates de economía y por lo complejo de sus políticas económicas. La performance de 2003 a 2008 fue de las mejores del mundo. Ahora están en una etapa distinta, donde el mercado global está yendo hacia una recesión y será un desafío pasarla», dijo.
Por la mañana, el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, participó de la conferencia y sostuvo en su exposición que la política de desendeudamiento «es el pilar central del nuevo modelo de desarrollo económico» del país.
«A diferencia de lo sucedido en la década del 90, cuando la Argentina se endeudaba para financiar el déficit, con la llegada al poder del ex presidente Néstor Kirchner cambió el paradigma a partir de políticas de Estado que nos permitieron recuperar la soberanía política», dijo Lorenzino..
Como buen invitado, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz evitó en todo momento incomodar a su anfitrión. Tal como había hecho un día antes, frente a la presidenta Cristina Kirchner, el economista norteamericano disertó ayer en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y aprovechó para criticar las recetas de ajuste que se están aplicando en Europa y elogiar lo que hizo la Argentina entre 2003 y 2008.
Pero consultado por La Nacion sobre el problema de la inflación local, el economista esquivó cualquier referencia específica. Consideró que «sólo cuando la inflación es alta puede afectar el crecimiento», pero no quiso dar detalles sobre qué tasa de inflación es considerada «alta». Todo, pese a que la Argentina es hoy, junto con Venezuela, el país del continente con más inflación.
«[La inflación] es un síntoma de algo más, es sólo una métrica más que uno debe mirar. Pero hay que ver qué hay detrás para entender el problema. Muchos países en desarrollo tienen inflación alta por la suba de precios de la energía y de los alimentos; es una inflación importada. En otros países tiene que ver con sus propias políticas, o por ambas cosas», dijo el economista en diálogo con la prensa, apenas terminó de exponer en el marco de la Conferencia internacional sobre la crisis de la deuda mundial que se desarrolló en la UBA.
El premio Nobel dijo que para poder resolver la inflación es importante hacer un análisis de las causas que la generan. «La inflación no es un problema aislado. Lo que nos importa son las consecuencias, nos importa qué pasa con el empleo, el crecimiento, la distribución del ingreso», aseveró.
Sin embargo, consultado sobre la responsabilidad que tiene la política monetaria en la aceleración de los precios, simplemente dijo que ésta «tiene muchas dimensiones», y aprovechó para criticar a los gobiernos europeos y norteamericano «porque se estaban enfocando en la inflación y no se enfocaron en otros aspectos; la inflación es sólo un ingrediente. Con las tasas [de inflación] globales que Estados Unidos o Europa tenían, no era un problema», dijo. Tanto en la zona del euro como en los Estados Unidos la tasa de inflación no llega ni de cerca a los dos dígitos, como es el caso argentino.
Stiglitz, que en el pasado fue economista jefe del Banco Mundial, habló también de las estadísticas. «Todo gobierno necesita tener una agencia de estadísticas independiente, que pueda proveer estadísticas confiables», sentenció. Pero luego concedió que «hay mucha controversia sobre cómo es la mejor forma de construir las estadísticas. Está el debate sobre las limitaciones del marco de estadísticas actual. Lo que es importante es tener una referencia que la gente pueda entender».
Anteayer, frente a Cristina Kirchner, Stiglitz había relatado cómo en los 80 y en la crisis de 2008 las autoridades les habían dado la venia a los bancos para hacer valuar sus activos a un precio intermedio entre el valor de mercado y el contable, para así evitar quebrar. Esto dio pie para que Cristina Kirchner afirmara: «Si vamos a truchar, truchemos todos», declaración que muchos interpretaron como una justificación de la manipulación de las estadísticas públicas.
Para Stiglitz, la performance de la Argentina entre 2003 y 2008 fue «de las mejores del mundo». El economista, que presenta a la Argentina como modelo de cómo salir de la crisis, dijo no obstante no tener «suficiente información detallada» sobre lo que está sucediendo para comentar «algo coherente» sobre la situación actual de la economía local.
«Hay una desaceleración global, y se van a requerir muy buenas políticas para evitar una desaceleración significativa en la Argentina», señaló. «La Argentina es un país interesante, porque siempre tiene animados debates de economía y por lo complejo de sus políticas económicas. La performance de 2003 a 2008 fue de las mejores del mundo. Ahora están en una etapa distinta, donde el mercado global está yendo hacia una recesión y será un desafío pasarla», dijo.
Por la mañana, el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, participó de la conferencia y sostuvo en su exposición que la política de desendeudamiento «es el pilar central del nuevo modelo de desarrollo económico» del país.
«A diferencia de lo sucedido en la década del 90, cuando la Argentina se endeudaba para financiar el déficit, con la llegada al poder del ex presidente Néstor Kirchner cambió el paradigma a partir de políticas de Estado que nos permitieron recuperar la soberanía política», dijo Lorenzino..