Política cambiaría / La economía postelectoral
Jueves 09 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Foto Archivo
Martín Kanenguiser
LA NACION
En un arranque de sinceridad, no exento de cierta angustia, el ex banquero central deslizó una frase tajante.
«La verdad es que si mañana me hiciera cargo de nuevo del Banco Central no sabría si la mejor estrategia es devaluar o apreciar el peso; cualquiera de los dos caminos generaría problemas», indicó a LA NACION, antes de enumerar los pros y los contras de esas opciones.
«Devaluar, por supuesto, mejoraría la competitividad de la industria y mejoraría la situación fiscal, aunque a la vez aceleraría la inflación sobre una base del 25% anual», afirmó.
«Apreciar, por el contrario, lograría suavizar la puja distributiva, pero a la vez complicaría más la situación de atraso cambiario actual», concluyó el economista, de buen diálogo con el Gobierno, pero con autonomía como para brindar un diagnóstico claro sobre la inflación y las perspectivas cambiarias.
Ante este dilema, los economistas consultados por LA NACION creen que el Gobierno debería implementar un «combo» de un programa antiinflacionario y una devaluación gradual.
Luego de que en el primer trimestre el Banco Central pisó el acelerador para depreciar el peso y sonó una alarma por la suba de la salida de capitales, el Gobierno parece dispuesto a «hacer la plancha» cambiaria hasta los comicios en los que presuntamente Cristina Kirchner buscará su reelección.
El atraso cambiario
Además, los analistas creen que, si tiene que dar algún paso, el Gobierno optará por redoblar los controles, en medio del canto de sirenas de algunos funcionarios que aconsejan «desdoblar» el mercado cambiario para combatir el problema del atraso cambiario.
Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), y Hernán Lacunza, de Empiria Consultores, indicaron que el «nivel de atraso no es grande» y se puede corregir con un freno a la suba de los precios.
Lacunza, ex gerente general del BCRA, precisó que el atraso ronda el 15% en términos globales, aunque aclaró que, si no se revierte la tendencia, «en 2012 el problema se duplicará». En términos bilaterales con el dólar, a fin de este año ya se volvería al «uno a uno», agregó.
Artana agregó que este sendero no es sustentable porque «con aumento de costos en dólares del 20% anual, el próximo gobierno o baja desde el principio la inflación o la acompaña con la devaluación».
«Con un eventual cambio de gabinete, estas cuestiones pueden corregirse. Si no hay corrección fiscal y monetaria, hay problemas porque no hay superávit fiscal y el saldo de las cuentas externas es neutro», indicó el analista jefe de FIEL.
Ambos, al igual que Aldo Pignanelli, Roberto Frenkel, Eduardo Levy Yeyati, Eduardo Curia y Miguel Kiguel, afirmaron que quien gane los comicios no podrá adoptar una decisión cambiaria sin un programa «antiinflacionario que incluya política fiscal y monetaria».
Si se limitara a devaluar para recuperar competitividad, el tipo de cambio debería ubicarse en un valor que los analistas ni se atreven a mencionar en voz alta para no ser criticados por el Gobierno.
Esa decisión aislada implicaría aceptar una devaluación del 25%, sólo para «empatar» la suba de precios medida por las provincias que no le hacen caso al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Eduardo Levy Yeyati, de Cippec y la Brooking Institution, dijo que «la estrategia de ganarle a la apreciación acelerando la suba del dólar es fútil, porque se neutralizaría con mayor inflación, e incluso podría tener que revertirse a mitad de camino si desata el nerviosismo del mercado y la dolarización de ahorros».
«Si sólo aceleran la devaluación del tipo de cambio, no sirve; cualquier solución empieza por la normalización del Indec», agregó Frenkel.
Sobre esa cuestión, tiempo atrás el ministro de Economía, Amado Boudou, admitió cándidamente ante algunos interlocutores que el Gobierno perdió la batalla de la negociación salarial con la CGT «por no tener una medición creíble». Según la calificada fuente, el funcionario habría señalado: «La idea era que la suba del 24% pactada con (Hugo) Moyano fuera el techo y no el piso».
Cabe recordar que el Gobierno quiso fijar a principios de año una pauta de aumento del 20% en el «pacto social» que nunca comenzó a negociar.
Efecto electoral
Curia indicó que, debido al estrés que sufren las cuentas fiscales y externas, el Gobierno debería pensar en una estrategia que tome en cuenta las variables fiscal, monetaria, salarial y cambiaria como un combo, «aprovechando el efecto inicial de un triunfo en octubre, pautando una tregua de ingresos».
Sin embargo, el economista del justicialismo le asignó a esta alternativa una «escasa posibilidad de concretarse». Las otras dos, más factibles, «son o que se haga lo que quiere Boudou, de volver al mercado para recuperar divisas por el lado financiero, o redoblar los controles de capitales», concluyó.
Pignaneli agregó al respecto que «no cabe duda de que la Argentina deberá volver al mercado» en 2012, ante el posible agotamiento de las ganancias del Banco Central para transferir al Tesoro.
De hecho, el Palacio de Hacienda dejó trascender a varios bancos que una parte de los US$ 10.000 millones que deben pagarse el año próximo deberían buscarse entre los inversores privados, aunque no dio pistas sobre el monto con el que volvería a emitir deuda voluntaria.
DIXIT
«Si sólo aceleran la devaluación del tipo de cambio después de las elecciones, no sirve; cualquier solución empieza por la normalización del Indec». ROBERTO FRENKEL. Investigador del Cedes
«La estrategia de ganarle a la apreciación acelerando la suba del dólar es futil, porque se neutralizaría con una mayor inflación». EDUARDO LEVI YEYATI. Director de Cippec
«El Gobierno debería aprovechar el envión de las elecciones y pactar una tregua de precios con un programa integral, que incluya lo cambiario». EDUARDO CURIA. Economista del PJ
«El atraso cambiario todavía no es un gran problema, pero con un aumento de costos del 20% anual en dólares no resulta sustentable». DANIEL ARTANA. Economista Jefe de Fiel
LOS BANCOS TAMBIÉN SE CUBREN
La subasta de deuda del BCRA mostró otro dato relevante sobre el creciente nivel de incertidumbre entre los agentes económicos. En la licitación de anteayer sólo compraron letras a tasa fija a vencer hasta en 140 o 150 días, es decir, pagables antes de los eventuales cambios en la política económica. El resto de las compras fueron a instrumentos a tasa variable, observó la consultora Delphos Investment.
Jueves 09 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Foto Archivo
Martín Kanenguiser
LA NACION
En un arranque de sinceridad, no exento de cierta angustia, el ex banquero central deslizó una frase tajante.
«La verdad es que si mañana me hiciera cargo de nuevo del Banco Central no sabría si la mejor estrategia es devaluar o apreciar el peso; cualquiera de los dos caminos generaría problemas», indicó a LA NACION, antes de enumerar los pros y los contras de esas opciones.
«Devaluar, por supuesto, mejoraría la competitividad de la industria y mejoraría la situación fiscal, aunque a la vez aceleraría la inflación sobre una base del 25% anual», afirmó.
«Apreciar, por el contrario, lograría suavizar la puja distributiva, pero a la vez complicaría más la situación de atraso cambiario actual», concluyó el economista, de buen diálogo con el Gobierno, pero con autonomía como para brindar un diagnóstico claro sobre la inflación y las perspectivas cambiarias.
Ante este dilema, los economistas consultados por LA NACION creen que el Gobierno debería implementar un «combo» de un programa antiinflacionario y una devaluación gradual.
Luego de que en el primer trimestre el Banco Central pisó el acelerador para depreciar el peso y sonó una alarma por la suba de la salida de capitales, el Gobierno parece dispuesto a «hacer la plancha» cambiaria hasta los comicios en los que presuntamente Cristina Kirchner buscará su reelección.
El atraso cambiario
Además, los analistas creen que, si tiene que dar algún paso, el Gobierno optará por redoblar los controles, en medio del canto de sirenas de algunos funcionarios que aconsejan «desdoblar» el mercado cambiario para combatir el problema del atraso cambiario.
Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), y Hernán Lacunza, de Empiria Consultores, indicaron que el «nivel de atraso no es grande» y se puede corregir con un freno a la suba de los precios.
Lacunza, ex gerente general del BCRA, precisó que el atraso ronda el 15% en términos globales, aunque aclaró que, si no se revierte la tendencia, «en 2012 el problema se duplicará». En términos bilaterales con el dólar, a fin de este año ya se volvería al «uno a uno», agregó.
Artana agregó que este sendero no es sustentable porque «con aumento de costos en dólares del 20% anual, el próximo gobierno o baja desde el principio la inflación o la acompaña con la devaluación».
«Con un eventual cambio de gabinete, estas cuestiones pueden corregirse. Si no hay corrección fiscal y monetaria, hay problemas porque no hay superávit fiscal y el saldo de las cuentas externas es neutro», indicó el analista jefe de FIEL.
Ambos, al igual que Aldo Pignanelli, Roberto Frenkel, Eduardo Levy Yeyati, Eduardo Curia y Miguel Kiguel, afirmaron que quien gane los comicios no podrá adoptar una decisión cambiaria sin un programa «antiinflacionario que incluya política fiscal y monetaria».
Si se limitara a devaluar para recuperar competitividad, el tipo de cambio debería ubicarse en un valor que los analistas ni se atreven a mencionar en voz alta para no ser criticados por el Gobierno.
Esa decisión aislada implicaría aceptar una devaluación del 25%, sólo para «empatar» la suba de precios medida por las provincias que no le hacen caso al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Eduardo Levy Yeyati, de Cippec y la Brooking Institution, dijo que «la estrategia de ganarle a la apreciación acelerando la suba del dólar es fútil, porque se neutralizaría con mayor inflación, e incluso podría tener que revertirse a mitad de camino si desata el nerviosismo del mercado y la dolarización de ahorros».
«Si sólo aceleran la devaluación del tipo de cambio, no sirve; cualquier solución empieza por la normalización del Indec», agregó Frenkel.
Sobre esa cuestión, tiempo atrás el ministro de Economía, Amado Boudou, admitió cándidamente ante algunos interlocutores que el Gobierno perdió la batalla de la negociación salarial con la CGT «por no tener una medición creíble». Según la calificada fuente, el funcionario habría señalado: «La idea era que la suba del 24% pactada con (Hugo) Moyano fuera el techo y no el piso».
Cabe recordar que el Gobierno quiso fijar a principios de año una pauta de aumento del 20% en el «pacto social» que nunca comenzó a negociar.
Efecto electoral
Curia indicó que, debido al estrés que sufren las cuentas fiscales y externas, el Gobierno debería pensar en una estrategia que tome en cuenta las variables fiscal, monetaria, salarial y cambiaria como un combo, «aprovechando el efecto inicial de un triunfo en octubre, pautando una tregua de ingresos».
Sin embargo, el economista del justicialismo le asignó a esta alternativa una «escasa posibilidad de concretarse». Las otras dos, más factibles, «son o que se haga lo que quiere Boudou, de volver al mercado para recuperar divisas por el lado financiero, o redoblar los controles de capitales», concluyó.
Pignaneli agregó al respecto que «no cabe duda de que la Argentina deberá volver al mercado» en 2012, ante el posible agotamiento de las ganancias del Banco Central para transferir al Tesoro.
De hecho, el Palacio de Hacienda dejó trascender a varios bancos que una parte de los US$ 10.000 millones que deben pagarse el año próximo deberían buscarse entre los inversores privados, aunque no dio pistas sobre el monto con el que volvería a emitir deuda voluntaria.
DIXIT
«Si sólo aceleran la devaluación del tipo de cambio después de las elecciones, no sirve; cualquier solución empieza por la normalización del Indec». ROBERTO FRENKEL. Investigador del Cedes
«La estrategia de ganarle a la apreciación acelerando la suba del dólar es futil, porque se neutralizaría con una mayor inflación». EDUARDO LEVI YEYATI. Director de Cippec
«El Gobierno debería aprovechar el envión de las elecciones y pactar una tregua de precios con un programa integral, que incluya lo cambiario». EDUARDO CURIA. Economista del PJ
«El atraso cambiario todavía no es un gran problema, pero con un aumento de costos del 20% anual en dólares no resulta sustentable». DANIEL ARTANA. Economista Jefe de Fiel
LOS BANCOS TAMBIÉN SE CUBREN
La subasta de deuda del BCRA mostró otro dato relevante sobre el creciente nivel de incertidumbre entre los agentes económicos. En la licitación de anteayer sólo compraron letras a tasa fija a vencer hasta en 140 o 150 días, es decir, pagables antes de los eventuales cambios en la política económica. El resto de las compras fueron a instrumentos a tasa variable, observó la consultora Delphos Investment.