A Cristina le sienta bien ser abuela (el domingo a la noche nació su primer nieto) y ese cambio de humor se notó ayer en la inauguración de una estación de desgasificado al vacío que le permite a Techint producir aceros de alta gama para la industria automotriz y de electrodomésticos.
Con la locutora oficial como maestra de ceremonias y al ritmo pegadizo de “Carnaval toda la vida” de los Cadillacs, la Presidenta marcó una nueva etapa en su relación con el grupo Techint, que experimentó desde el peligro de una estatización el año pasado para convertirse ahora en un aliado.
Cristina se mostró ayer como defensora de un modelo productivo que combina Estado, sector privado y academia y tuvo palabras elogiosas hacia el “abuelo” de Paolo Rocca, en obvia referencia a Agostino Rocca, que puso la piedra fundamental para el desarrollo de la industria del acero en el país.
Durante la espera, de casi dos horas y luego en los discursos, había ambiente de pura reconciliación, salvo la eterna disputa entre las localidades de Ramallo, sede de la acería y su vecina San Nicolás. Los obreros no le perdonaron a Cristina la confusión de la localidad a lo que la Presidenta retrucó: “Argentina somos todos”.
La llamada estación de desgasificado al vacío es una planta que hace de la tecnología su única ostentación. Permite la producción de aceros sin contenido de gases y cuyo producto final es de una “limpieza absoluta” remarcó Rocca.
La planta demandó una inversión de US$ 63 millones de dólares y según se recalcó, permite sustituir importaciones de estos aceros por una cantidad equivalente. Por ejemplo, los aceros laminados para los techos de autos, baúl y capot que se importan actualmente.
“Gracias a estas inversiones, aceros que hoy se importan podrán ser producidos localmente”, añadió Rocca.
Entre los asistentes al acto estaba Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina, que varias veces se había quejado por el alto precio de la chapa. Ayer no hubo oportunidad de preguntarle, dado que la organización presidencial impidió que los periodistas se acercaran al corralito VIP en el que ubicaron los invitados especiales.
Rocca señaló que estos aceros, de muy bajo contenido de carbón, permiten una mayor resistencia en los autos. Y sufren menos la corrosión, una cualidad que busca la industria de electrodomésticos. También sirven para la producción de motores eléctricos y al ser ultralimpios, pueden utilizarse como envases en la industria de la alimentación.
La inversión es parte de un plan de inversión más amplio por US$ 570 millones. En su discurso, Rocca remarcó que en los últimos 20 años Techint destinó US$ 2.800 millones en su controlada Ternium Siderar que reina en los aceros planos.
La producción saltó desde entonces de 750.000 toneladas de acero a las 2,6 millones proyectadas este año. Destacó las ocho plantas en funcionamiento y sus 5.300 empleados.
Con la locutora oficial como maestra de ceremonias y al ritmo pegadizo de “Carnaval toda la vida” de los Cadillacs, la Presidenta marcó una nueva etapa en su relación con el grupo Techint, que experimentó desde el peligro de una estatización el año pasado para convertirse ahora en un aliado.
Cristina se mostró ayer como defensora de un modelo productivo que combina Estado, sector privado y academia y tuvo palabras elogiosas hacia el “abuelo” de Paolo Rocca, en obvia referencia a Agostino Rocca, que puso la piedra fundamental para el desarrollo de la industria del acero en el país.
Durante la espera, de casi dos horas y luego en los discursos, había ambiente de pura reconciliación, salvo la eterna disputa entre las localidades de Ramallo, sede de la acería y su vecina San Nicolás. Los obreros no le perdonaron a Cristina la confusión de la localidad a lo que la Presidenta retrucó: “Argentina somos todos”.
La llamada estación de desgasificado al vacío es una planta que hace de la tecnología su única ostentación. Permite la producción de aceros sin contenido de gases y cuyo producto final es de una “limpieza absoluta” remarcó Rocca.
La planta demandó una inversión de US$ 63 millones de dólares y según se recalcó, permite sustituir importaciones de estos aceros por una cantidad equivalente. Por ejemplo, los aceros laminados para los techos de autos, baúl y capot que se importan actualmente.
“Gracias a estas inversiones, aceros que hoy se importan podrán ser producidos localmente”, añadió Rocca.
Entre los asistentes al acto estaba Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina, que varias veces se había quejado por el alto precio de la chapa. Ayer no hubo oportunidad de preguntarle, dado que la organización presidencial impidió que los periodistas se acercaran al corralito VIP en el que ubicaron los invitados especiales.
Rocca señaló que estos aceros, de muy bajo contenido de carbón, permiten una mayor resistencia en los autos. Y sufren menos la corrosión, una cualidad que busca la industria de electrodomésticos. También sirven para la producción de motores eléctricos y al ser ultralimpios, pueden utilizarse como envases en la industria de la alimentación.
La inversión es parte de un plan de inversión más amplio por US$ 570 millones. En su discurso, Rocca remarcó que en los últimos 20 años Techint destinó US$ 2.800 millones en su controlada Ternium Siderar que reina en los aceros planos.
La producción saltó desde entonces de 750.000 toneladas de acero a las 2,6 millones proyectadas este año. Destacó las ocho plantas en funcionamiento y sus 5.300 empleados.
