La ley de marco civil, aprobada en abril de este año, es una norma pionera en el mundo. Garantiza la privacidad en la web y establece la neutralidad, es decir que los proveedores no pueden manejar los contenidos. Fue producto de un largo debate promovido por la sociedad civil y resistido por las corporaciones mediáticas. Aquí, el coordinador de Intervozes, la organización que movilizó la discusión, explica cómo fue el proceso, las presiones, los logros y lo que falta.
Por Sonia Santoro
“La Internet es un negocio, pero no sólo un negocio. Es un servicio fundamental como el agua, porque todo va a pasar por ahí. Hay que garantizar el acceso. Hay que invertir dinero público, porque el mercado no va a invertir en Amazonia, por ejemplo, porque no hay mercado, pero hay personas.” Así habló Pedro Ekman, coordinador de Intervozes de Brasil, una de las organizaciones que impulsó la sanción de la Ley de Marco Civil de Internet, en la jornada “Espionaje, Transparencia y Soberanía en Internet”, organizada por el Programa Sur Global de la Universidad Nacional de San Martín, para analizar el impacto de Internet en materia de derechos civiles y los alcances geopolíticos de su manipulación por parte de los países centrales. En esta entrevista, Ekman habla claro y directo para echar un poco de luz sobre un tema que atraviesa a la sociedad toda y que pocos entienden.
–¿De dónde es, Pedro?
–Soy de San Pablo, Brasil. Soy arquitecto pero trabajo en comunicación. Empecé en escenarios de televisión y pasé a dirigir y escribir algunas cosas audiovisuales. Estuve discutiendo los temas de comunicación con el grupo Intervozes, que es un grupo amplio de activistas por el derecho a la comunicación, donde hay periodistas, abogados, actores, actrices.
–¿Qué es lo que lo llevó a acercarse a este grupo?
–Lo que pasó es que no había un espacio en Brasil para discutir la comunicación como un derecho, para formular políticas. No era una prioridad. Así creamos un espacio de participación política, hay personas de distintos partidos, personas sin partido. Lo que nos une es el tema, la lucha por el derecho a la comunicación. Ahí actuamos contra el gobierno, con el gobierno, no importa, lo que importa es que el tema se mueva hacia los derechos.
–¿Cuáles son los principales problemas del acceso a la comunicación o en relación a la libertad de expresión en Brasil?
–Históricamente, Brasil, como casi todos los países latinoamericanos, ha tratado el tema de la comunicación como un simple negocio comercial. Es lo que vemos en todos los sectores, la radiodifusión o Internet siempre fueron tratados en Sudamérica por los Estados o gobiernos como simples negocios comerciales. En Brasil, pocas familias controlan la radiodifusión, que es el principal vehículo de comunicación hoy en Brasil. Lo mismo pasa en Internet. El principal tema es la concentración de los medios: la comunicación comunitaria y la comunicación pública como una comunicación menor y la comunicación comercial como la natural y la única que se puede hacer. Entonces tenemos que cambiar las reglas para que la comunicación sea tratada como un derecho. Las empresas comerciales son legítimas, tienen que tener su espacio, pero no solamente ellas.
–¿Qué acceso a Internet hay en Brasil?
–Una investigación de CGI, un instituto de comunicación para Internet, dice que no más del 40 por ciento de hogares de Brasil están conectados a una Internet fija, que es la Internet que tiene más interactividad. La móvil todavía es de velocidad muy mala y no se puede hacer muchas cosas todavía en esos dispositivos. En el norte, esos números no llegan al 30 por ciento y a velocidades muy bajas. En las clases D y E, las más bajas, no más del siete por ciento de los domicilios están conectados. Entonces, aunque sea un medio más democrático, más diverso, no habla para todos ni todos lo pueden hacer. La televisión y la radio aún son los medios que llegan a todo el país y están manejando la pauta política y cultural del país.
–¿En la normativa hay algún tipo de límite para la concentración?
–Lo que pasa en Brasil es que estamos haciendo todo lo contrario de lo que pasa en Argentina. Por una coyuntura muy específica.
–No reformaron la ley de medios. ¿La ley vigente de qué año es?
–De antes de la dictadura brasileña. Hace 50 años que tenemos la misma ley. Es una ley que no ha reglamentado los principales artículos constitucionales que tenemos sobre comunicación social. Entonces no hay ningún dispositivo que regule la concentración de medios. Entonces hay un ambiente regulatorio para la radiodifusión muy frágil.
–¿Por qué empezaron por Internet?
–Por una coyuntura política internacional. Peleamos por una ley de medios hace mucho, pero como el poder de los radiodifusores es muy grande nunca logramos que un gobierno trabaje el tema con prioridad. Juntamente con la ley de medios trabajamos el “marco civil”. El “marco civil” empieza en contra de un diputado de la derecha brasileña que hizo un proyecto de ley para criminalizar todo lo que los internautas hacían en la red y para naturalizar todo lo que las corporaciones querían hacer con la red. Entonces hubo un movimiento muy fuerte en contra de este proyecto de ley y logramos sacarlo de la agenda. Lo llamamos el AI5 digital, AI5 es el Acto Institucional Nº 5 de la dictadura brasileña, que sacó todos los derechos. Lo llamamos así porque casi lo mismo que la dictadura hizo con los derechos humanos lo estaban haciendo en Internet con este proyecto. Luego que logramos sacarlo de la agenda política pensamos: necesitamos urgente de una ley que garantice los derechos en la red, porque si no, va a haber otros proyectos para criminalizar a las personas. Así empezamos. El Ministerio de Justicia construyó una plataforma digital colocando los proyectos. Esta plataforma era colaborativa y miles de colaboraciones de organizaciones de la sociedad civil hicieron un proyecto en conjunto con el gobierno, pero principalmente de la sociedad civil.
–¿Desde cuándo trabajaron en ese proyecto?
–Desde 2009. Es un proyecto de consenso entre la sociedad civil, los empresarios de contenidos de Internet y algunas cosas con los empresarios de conexión. Entonces, este proyecto no era el programa máximo que nosotros queríamos para Internet, era un programa consensuado, pero era muy bueno. Pero, como con la ley de medios, no había coyuntura política para aprobarlo. Las telefónicas estaban muy fuertes para que no pasase nada por este tema. También les interesaba a ellos un ambiente sin regulación para Internet, porque, así lo regulaban ellos como querían según sus reglas de mercado y sus intereses privados.
–Hasta que Dilma da el OK.
–Lo que pasó es que (Edward) Snowden dijo que Estados Unidos estaba vigilando a todo el mundo, incluso a la presidenta Dilma. Esto obligó al gobierno a contestar. Ella fue a las Naciones Unidas, dijo que teníamos que cambiar la forma de gobernar Internet, tenía el marco civil en las manos y respondió a Brasil y al mundo cómo teníamos que cambiar.
–¿No hay nada parecido en otros países?
–No hay una ley con tantas cosas. En Europa hay una ley de neutralidad de red, en Chile también. Pero privacidad, libertad de expresión y tantas cosas, sólo esta. Este es para mí un proyecto imposible de ser aprobado en Brasil sin una coyuntura como ésta. Nunca hubiéramos logrado que el Congreso brasileño lo aprobara.
–¿Cómo fue el día que se aprobó?
–No fue un día, fueron meses. Fue una pelea muy fuerte. Se colocaba y se sacaba, se colocaba y se sacaba porque la presión era muy fuerte. Qué hizo el gobierno: puso la urgencia constitucional. Un dispositivo que cuando entra un proyecto en urgencia hay un plazo máximo para que se apruebe o no, pero que se vote, y si no lo hacen en esta fecha se traba la pauta del Congreso, no se puede votar nada más hasta que se vote eso. Incluso con ese dispositivo estuvo trabado por siete meses. No se votaba nada en Brasil porque no caminaba el proyecto de marco civil. Y no caminaba porque no había consensos, uno quería una cosa, otro, otra; todos juegos políticos. Las telefónicas presionaban muchísimo. Hubo un cisma en la bancada del gobierno. La mitad dijo que no iban a aprobar y ahí se reorganizó la fuerza del gobierno. Se hizo una presión social en Internet, en las calles, para que el pueblo entendiese que ese no era un proyecto del gobierno brasileño en contra de las corporaciones o de un partido para controlar la Internet, sino que era un proyecto de la sociedad para que nos defendamos del gobierno y de las corporaciones. Porque hay dispositivos incluso que protegen nuestros derechos de un autoritarismo de gobierno. Así logramos un consenso, fue aprobado casi por unanimidad, solamente un partido votó en contra.
–O sea que ese día no fue una larga sesión.
–No. Pero hubo meses de sesiones porque no caminaba. Y se aprobó en el Senado el día que empezó la Cumbre Mundial en Brasil (NetMundial). Fue un acontecimiento tremendo.
–¿Cuáles son los principales logros que trae esta ley marco?
–La neutralidad de red es lo que llamamos el alma, para que la Internet sea como es hoy, que no haga un “aparte social”, y que la concentración de los medios que hay hoy en la radiodifusión no suceda en Internet. Qué dice la neutralidad. Que quien hace el control sobre la infraestructura de la red tiene que ser neutro en relación con los contenidos que trafican.
–Por ejemplo, las telefónicas.
–Sí. Las telefónicas que proveen Internet no pueden manejar los contenidos. Tienen que ofertar velocidad y volumen. No pueden decir este contenido lo voy a cobrar, este contenido no. O este contenido lo voy a pasar más rápido y este no. No se pueden monitorear, ni filtrar los contenidos de la red, porque la tecnología permite que se haga eso. Porque qué tenemos aquí, la telefónica hace un acuerdo con Facebook, del cual yo no voy a participar, y me va a ofertar Facebook gratuito en mi conexión. Entonces por un acuerdo comercial, Facebook termina siendo la Internet para millones de personas. Y si otra red social como Diáspora o cualquier otra no tiene la capacidad comercial de negociar como tiene Facebook nunca va a lograr hacer una red para muchas personas. El artículo 9 del marco civil impide claramente esto. Aún se tiene que reglamentar este artículo. Aún sigue la pelea. Entonces la neutralidad de la red sirve para que mis contenidos sean igual que los de cualquier otro, para enviar y para recibir. Los operadores tienen que ser neutros en relación con los contenidos. Venden la velocidad pero no tocan los contenidos.
–¿Y la privacidad?
–No logramos todo con la privacidad. Pero el artículo 7 garantiza la privacidad como no había estado nunca garantizada para Internet. Ahí dice que el flujo privado es inviolable. Que la comunicación almacenada necesita orden judicial para ser monitoreada. No se puede, como con los teléfonos, escuchar lo que estamos hablando sin que un juez lo pida. Esto no resuelve totalmente. Aun hay que practicar esto y ver cómo se va a dar. Pero ahora estamos jugando el juego, antes ni siquiera lo podíamos jugar. Por ejemplo, la cooperación entre corporaciones de contenido como Facebook o Google antes de la ley ni siquiera era ilegal. ¿Ahora se va a parar con esto? No. Pero ahora es ilegal, entonces hay mecanismos para controlar. Se puede manejar datos pero no pasar a terceros para cualquier otro fin. Estos son mecanismos de defensa de la privacidad muy fuertes.
–Acá una ex modelo inició un juicio porque aparecía su nombre en un buscador asociada a páginas de pornografía y pide que se elimine esa información. ¿Cómo sería para esta ley?
–Los principales ataques a la libertad de expresión en Internet es que se sacan contenidos sin chances de defensa. Por ejemplo, en Brasil está la Marcha de las Putas, que defiende los derechos de las mujeres –el nombre es un sarcasmo–, entonces en Facebook sacaban todas sus fotos y cancelaban todos los perfiles porque (sus reglas dicen que) no se puede hacer nudismo. Pero fotos artísticas de desnudos no sacaban. Había una censura política.
–También hay denuncias en relación con mujeres amamantando…
–Sí, es lo mismo. Eso no se puede, pero una foto artística de una modelo desnuda se puede. Entonces quién es el juez, ¿Facebook? ¿O quién? Otra cosa, a un gobernador no le gusta lo que un blog está diciendo sobre él y le pide al proveedor de contenidos que lo saque, porque si no va a procesar al proveedor y no a la persona que lo está escribiendo. Esta es una censura muy practicada en toda la red. Entonces lo que la ley hace es decir que los proveedores de contenidos no son responsables por contenidos de terceros. Eso es un detalle muy importante, porque ahí, si Facebook saca las fotos de las protestas o un buscador va a sacar un blog de su estructura, tendrá que explicar por qué lo está haciendo, porque si no es responsable por los contenidos no hay amenaza para ellos sobre estos contenidos. Solamente lo puede sacar con una orden judicial. Que se discuta en la Justicia por qué lo sacaban en forma automática. El único contenido que permitimos sacar sin orden judicial es el contenido de desnudez y sexo sin autorización de la propia persona. Tiene que ser la propia persona o su responsable legal en caso de un niño, el que comunique a un proveedor que saque todas las imágenes o videos de contenido propio. Entonces, por ejemplo, una entidad religiosa no lo puede hacer diciendo que está contra su moral. Sólo la persona.
–Entonces en el caso de la modelo argentina…
–Sólo con la comunicación a Google o al que fuera deberían sacarlo si ella no autorizó las fotos. El marco civil no puede controlar si la foto es una foto pública; no se pueden eliminar ciertas búsquedas públicas.
–¿Qué es lo que no lograron hacer con la ley de marco civil?
–Hay algo que principalmente la televisión Globo no permitió, que en los contenidos protegidos por derechos autorales no se aplica esta regla. Se los puede sacar sin orden judicial, sólo con simple notificación. Entonces, aún sigue una censura travestida de derechos autorales, que no necesariamente está protegiendo derechos patrimoniales. Lo que acordamos fue discutir esto en la ley de derechos autorales. Lo sacamos de la ley de marco civil porque con Globo y las telefónicas juntas contra la ley no la íbamos a aprobar nunca.
–O sea que ahora hay que trabajar en esa otra ley…
–Sí, todavía lo estamos estudiando. Pero qué pasa con los derechos autorales: aún sigue la censura. Por ejemplo, Globo saca los videos que están criticando a Globo, alegando que eso está protegido por derechos autorales. Y eso no tiene nada que ver, porque la misma ley hoy de derechos autorales permite que usemos pequeños trechos para hacer crítica, sátira. El problema es que nuestra ley actual no habla sobre Internet. Así siguen sacando contenidos con argumentos patrimoniales, pero en realidad están censurando el debate. Otro problema es el artículo 15. Las policías brasileñas hicieron una fuerte presión. En el proyecto original, en la guarda de datos de aplicación, las empresas de Internet podían decidir si querían hacerla o no. En realidad, lo que queríamos era que no se pudiera guardar, pero era imposible que Google o Facebook o cualquier otra, cuyo negocio está en la guarda de datos, siguiesen en Internet si lo prohibíamos, íbamos a hacer que en Brasil no hubiera Google y Facebook y eso no le iba a gustar a nadie.
–Iba a ser contraproducente.
–Entonces decidimos que cada empresa decidiera. Pero la policía obligó a guardar a todas las empresas por seis meses con fines de investigación criminal. Todo. Si alguien subió una foto, si compró un remedio por Internet o un libro, el correo, si vio una noticia, todos esos movimientos esas empresas tenían que guardarlos por seis meses. Para verlos, tiene que ser requerido por la Justicia. Entonces lo que decimos es que hay dos principios constitucionales que están violados con este artículo. Uno, es la presunción de inocencia. Estamos considerando culpables a todos, entonces se está guardando la información de toda la sociedad por si alguien es sospechoso. Y es una medida que viola el principio de proporcionalidad, es muy desproporcional. Para que alguien no cometa un crimen vamos a vigilar a todos. Eso es un problema. “Ah –dicen–, pero sólo es con orden judicial.” Sí, pero cómo la empresa va a garantizar que esos datos no se van por ahí.
–Y es difícil probar también que han vendido esos datos o les han dado otro uso.
–Y si van a guardar, van a tener que invertir para guardar. Entonces, por ejemplo, una librería que vende libros por Internet, que no iba a guardar nada, ahora tiene que guardar. Y si va a guardar, va a comercializar porque tiene que invertir. “Ah, pero no puede usar los datos para otros.” Sí, pero puede analizar la estadística y usar ese análisis como un dato. Los metadatos. Se hace una estadística de todo lo que sucede y sabe direccionar publicidad. Entonces, empuja a todas las empresas a un comercio de metadatos.
–¿En la reglamentación pueden modificar esto?
–Sí, vamos a intentar que sean sólo algunas empresas, no todas las que pueden guardan. Nuestra propuesta es que las que ya guardan las sometan a este artículo, pero las que no guardan no. También podemos trabajar en otra ley, que es la de protección de datos personales. En esta ley podríamos revocar este artículo 15.
–La ley de marco civil le devuelve al Estado un rol importante en relación con la regulación de las comunicaciones…
–Más que al Estado a la sociedad misma. Es una ley de la sociedad y no una ley que está siendo manejada por los intereses políticos de un partido o de un gobierno.
–¿Pero quién es la autoridad de aplicación de la ley?
–Tenemos la Anatel, que es una agencia del Estado, que regula la infraestructura de telecomunicaciones, y tenemos el CGI, el Consejo General de Internet brasileño, compuesto por gobierno, sociedad empresarial y de consumidores, que hace muchas cosas acerca de los dominios punto br. Algunos artículos dicen que Anatel y CGI tienen que ser escuchados por el gobierno para hacer la reglamentación. Pero aún no hay una agencia específica como la Afsca aquí, no se creó nada para monitorear esto. Entonces Anatel sigue ejerciendo la aplicación de lo que pasa en infraestructura pero no en la camada lógica (el nivel de los contenidos) y CGI trata de la camada lógica. Ahora el marco civil lo nombra por primera vez en una ley. Esa es otra victoria.
–En Argentina hay un movimiento en relación con cuestionar contenidos discriminatorios por razones de género, etnia, orientación sexual. ¿La ley de marco civil dice algo en relación con este tipo de contenidos?
–Sí, habla también con los mismos principios. Pero es un marco civil, no trata temas penales. Por ejemplo, el racismo es un crimen en Brasil. Entonces por el marco penal no se puede ser racista en Internet. Entonces el marco civil no necesita tratarlo.
–¿Pero por ejemplo un contenido sexista, que es simbólico?
–No hay ningún dispositivo en la ley que diga esto no se puede, se saca. Porque ahí fragilizamos la ley: quién va a decidir sobre eso.
–¿Qué habría que hacer entonces?
–Sí nombramos como principio que hay que respetar los derechos humanos, pero no hay un mecanismo específico que lo saque o lo resuelva. Entonces hay que poner esto en la Justicia. Hay que tener jueces especiales para tratar el tema, un fuero especial para que no quede junto con todos los temas porque hay que ser más rápido para tratarlo. Eso la ley lo nombra, no lo instituye, pero dice que se haga este fuero porque es importante para normatizar y agilizar las cosas.
–Hay que apelar a otros mecanismos también, como campañas…
–Sí. Y el marco civil es una ley de principios. Es una ley general, que dibuja camino. Es un buen comienzo, no terminamos nada. Y tenemos un camino largo.
–¿Van a aprovechar el Mundial de Fútbol para mostrar esta legislación al mundo?
–No. Eso pasó con el NetMundial, todo el mundo vio que es posible aprobar una ley así. Y se indicó que se haga un marco civil mundial. Porque las cosas no están en un país u otro, están en todo el mundo. El mundial es un problema, incluso para la privacidad, porque todas las empresas de espionaje están viendo a Brasil para monitorear las redes por las protestas, por todo lo que va a pasar, porque la FIFA impone cosas tremendas que hay que garantizar en nombre de sus patrocinadores.
–¿Qué le sirvió de la arquitectura para pensar la comunicación?
–Lo que me sirve es pensar las cosas visualmente. La comunicación no es sólo la radio o la TV, la ciudad es un tremendo canal de comunicación. También estoy dibujando mi casa, que voy a construir. Me gusta muchísimo. Pero sin la comunicación democrática todos los otros temas quedan paralizados. No vamos a tener una educación pública, salud, la reforma agraria no se va a dar sin que el debate se pueda hacer en forma democrática. Entonces elegí ese como el tema de todas las peleas. Tenemos que democratizar la comunicación para que la democracia misma se concrete.
Imagen: Rafael Yohai