Rodolfo Terragno fue ministro de Servicios Públicos del gobierno de Raúl Alfonsín, fue jefe de Gabinete de Fernado de la Rúa, fue diputado y senador en distintas oportunidades. Hoy forma parte de Unen, el frente político formado en Capital por el radicalismo, Libres del Sur, la Coalición Cívica y Proyecto Sur. Esta coalición, hasta ahora, es la única que definirá sus candidatos en las internas abiertas. «Es un desafío y un riesgo que debemos correr, aunque las demás fuerzas vayan con candidato único», dice Terragno, que aspira a ganar la candidatura a senador, por la que competirá contra Fernando Pino Solanas y Alfonso Prat-Gay.
Sentado en uno de los sillones del living de su departamento, con un rayo de sol que se cuela por la ventana y pega justo junto a él, vestido de sport, el ex ministro agrega que las primarias son «mucho mejores que las internas cerradas que teníamos antes, en las que el aparato partidario terminaba armando las listas».
–¿No puede debilitar a Unen ser el único espacio político que utilizaría las primarias para definir su lista?
–Las internas abiertas son un sistema ideal. Yo apoyé la iniciativa cuando (Néstor) Kirchner la impulsó. La lista final la arma la ciudadanía. ¿Puede ser una desventaja que las demás fuerzas no tengan varios candidatos? Sí. Hasta que se haga la elección de agosto, en las encuestas nuestros adherentes aparecerán fragmentados, cada uno de los que competimos aparecerá con menos fuerza que la que tendrá finalmente. Y también es un desafío lograr un equilibrio para que la sociedad entienda que somos compañeros de ruta y rivales al mismo tiempo. Por eso nuestra campaña para la interna tiene que basarse en no descalificar al otro. Mis rivales son el candidato del kirchnerismo y el del macrismo. Y lo que debo demostrar es que para enfrentar a esos rivales soy mejor opción que mis competidores dentro de la coalición.
–Es una delgada línea…
–Es un desafío y un riesgo que debemos correr. Las primarias abiertas son un sistema muchísimo mejor que el de las internas cerradas.
–¿Qué visión común tiene con referentes tan disímiles como Solanas y Prat Gay?
–Hemos planteado la defensa de las instituciones, que a mi criterio están menoscabadas, la defensa de la libertad de expresión, el impulso a una reforma tributaria progresiva. Son puntos que debemos plasmar por escrito para que los votantes tengan claro las posturas que nos acercan.
–Trascendieron declaraciones de Solanas en las que él sostenía que este acuerdo era sólo para las elecciones…
-Pino dijo que el radicalismo es un océano, y que él tiene coincidencias con muchos sectores y con otros no. Esto me parece natural. La UCR, como todo partido de poder, es policlasista, con diversas vertientes. Excluye a una derecha extrema y a una izquierda revolucionaria. Tiene una corriente principal, progresista, pero hay variantes a uno y otro lado del espectro ideológico. Lo que dice Pino, y me parece correcto, es que una alianza es una experiencia y que hay que darle tiempo. Si nosotros dijéramos que vamos a seguir unidos por siempre la gente no nos creería. El objetivo que tenemos es consolidar un grupo, una confederación de partidos que sea capaz de llegar al poder, pero estamos dando los primeros pasos.
–Dice que hay que ser prudente…
–Digo que vamos a ir consolidándonos en el camino. Y nuestro comportamiento será muy importante para transmitir cohesión. La primaria abierta debe ser una selección y no una confrontación. Se trata de demostrar que uno representa mejor los objetivos de esta alianza y no que el otro es malo.
–¿Por qué cree que la oposición ha estado tan fragmentada?
–El problema no ha sido «la oposición» sino el encogimiento de la UCR, que se produjo por migraciones y sectarismos. El radicalismo fue –y yo creo que debe volver a ser– un partido de poder. Las democracias necesitan fuerzas que puedan alternarse. Un partido opositor no es el que discrepa, es el que puede reemplazar al oficialismo. En Inglaterra, si a alguien no le gustan los laboristas vota a los conservadores y viceversa. Acá, cuando a la gente no le gustaba el peronismo elegía a los radicales y viceversa. Siempre hubo muchos partidos. En las elecciones de 1983 hubo 10 candidatos a presidente. Pero entre (Raúl) Alfonsín y (Ítalo) Luder sacaron el 92% de los votos. Creo que la UCR debe reconstituirse o debe ser sustituida. Mi apuesta inicial es reconstituirla, pero también podemos trabajar en una coalición de partidos en la que el radicalismo tenga un rol central.
–¿Por qué eligió a (Martín) Lousteau, que justamente no es radical, para encabezar los precandidatos a diputados de su lista?
–Conozco a Martín hace 20 años. Él fue mi asesor en el Senado. Y me parecía necesario que hubiera alguien que no lo fuera del partido. No quería una fórmula radical-radical. Yo nunca me fui de la UCR. Jamás quise tener un partido propio. Pero sí pienso que el radicalismo debe ser abierto, con llegada a los independientes, a los peronistas disidentes, a los radicales decepcionados. Y Martín ayuda a ese objetivo, además de todas las visiones comunes que tenemos.
–¿Imagina una campaña en la que se ponga el acento en los temas nacionales o en las problemáticas de la Ciudad?
–En este distrito los temas nacionales son muy predominantes. Creo incluso que (Mauricio) Macri tuvo muchos votos que tuvieron que ver con que expresaba algo distinto al gobierno nacional. Y además hay mucha interrelación en varios temas, en seguridad, medio ambiente, educación, se mezclan las políticas del distrito con las nacionales.
–Hay sectores que sostienen que la oposición debería unirse para derrotar al kirchnerismo…
–Creo que ese tipo de propuestas son muy circunstanciales, unirse contra alguien. De hecho, la propia sociedad castigó los acuerdos forzados, cuando hay mucha incompatibilidad. No es lo mismo (Claudio) Lozano que Macri. Lo que a mi criterio falta es una fuerza que pueda alternar en el poder. Hay que pensar que en 2015. Allí empezará una nueva etapa y hay que pensar cómo la vamos a encarar.
–Algunos correligionarios suyos plantean que es «muy importante» que una alternativa surja de fuerzas no peronistas…
–Si un peronista remplaza a otro es culpa del partido opositor, que no puede generar una propuesta atractiva. Si la sociedad percibe que hay un solo partido de poder, (el PJ), y que enfrente no hay nada que pueda gobernar, termina eligiendo dentro del justicialismo. Más que criticar al peronismo tenemos que ver qué falla en nosotros.
–¿Cree que el electorado de Unen será el que tiene una oposición moderada frente al gobierno nacional?
–La sociedad no tiene posturas rígidas. En principio, puede ser que nuestro público sea el sector más moderado de la oposición. Pero yo creo que hay formas de interesar a los votantes del gobierno. Ni los partidarios del oficialismo ni los que están enfrente tienen la misma intensidad. Hay gente que acompaña al gobierno, en parte, porque no hay otra propuesta, así como hay votantes que optaron por Macri por oposición al kirchnerismo y no por sentirse identificados con el PRO. Me parece que el electorado es bastante más flexible de lo que se cree. «
sobre la década kirchnerista
«Dentro de lo positivo de los últimos diez años pondría la eficaz renegociación de la deuda externa y la reforma de la Corte Suprema», señala el precandidato a senador Rodolfo Terragno.
–¿Y la Asignación Universal por Hijo?
–Esa fue una idea que surgió en la oposición, de la que el gobierno se apropió y la sacó por decreto. No la considero una iniciativa del oficialismo. Por supuesto que me parece una buena medida, pero debería ser por ley.
–¿Qué cuestiona de estos diez años?
–La falta de respeto a las instituciones, como las agresiones recientes a algunos miembros de la Corte. El gobierno piensa que la justicia debe aceptar sí o sí las decisiones del Parlamento porque emanan de representantes del voto popular. Me parece que no hay una concepción muy clara de lo que es una república. Y desde el punto de vista económico, se ha sobrevaluado el peso y somos parte del club de pases inflacionarios.
Sentado en uno de los sillones del living de su departamento, con un rayo de sol que se cuela por la ventana y pega justo junto a él, vestido de sport, el ex ministro agrega que las primarias son «mucho mejores que las internas cerradas que teníamos antes, en las que el aparato partidario terminaba armando las listas».
–¿No puede debilitar a Unen ser el único espacio político que utilizaría las primarias para definir su lista?
–Las internas abiertas son un sistema ideal. Yo apoyé la iniciativa cuando (Néstor) Kirchner la impulsó. La lista final la arma la ciudadanía. ¿Puede ser una desventaja que las demás fuerzas no tengan varios candidatos? Sí. Hasta que se haga la elección de agosto, en las encuestas nuestros adherentes aparecerán fragmentados, cada uno de los que competimos aparecerá con menos fuerza que la que tendrá finalmente. Y también es un desafío lograr un equilibrio para que la sociedad entienda que somos compañeros de ruta y rivales al mismo tiempo. Por eso nuestra campaña para la interna tiene que basarse en no descalificar al otro. Mis rivales son el candidato del kirchnerismo y el del macrismo. Y lo que debo demostrar es que para enfrentar a esos rivales soy mejor opción que mis competidores dentro de la coalición.
–Es una delgada línea…
–Es un desafío y un riesgo que debemos correr. Las primarias abiertas son un sistema muchísimo mejor que el de las internas cerradas.
–¿Qué visión común tiene con referentes tan disímiles como Solanas y Prat Gay?
–Hemos planteado la defensa de las instituciones, que a mi criterio están menoscabadas, la defensa de la libertad de expresión, el impulso a una reforma tributaria progresiva. Son puntos que debemos plasmar por escrito para que los votantes tengan claro las posturas que nos acercan.
–Trascendieron declaraciones de Solanas en las que él sostenía que este acuerdo era sólo para las elecciones…
-Pino dijo que el radicalismo es un océano, y que él tiene coincidencias con muchos sectores y con otros no. Esto me parece natural. La UCR, como todo partido de poder, es policlasista, con diversas vertientes. Excluye a una derecha extrema y a una izquierda revolucionaria. Tiene una corriente principal, progresista, pero hay variantes a uno y otro lado del espectro ideológico. Lo que dice Pino, y me parece correcto, es que una alianza es una experiencia y que hay que darle tiempo. Si nosotros dijéramos que vamos a seguir unidos por siempre la gente no nos creería. El objetivo que tenemos es consolidar un grupo, una confederación de partidos que sea capaz de llegar al poder, pero estamos dando los primeros pasos.
–Dice que hay que ser prudente…
–Digo que vamos a ir consolidándonos en el camino. Y nuestro comportamiento será muy importante para transmitir cohesión. La primaria abierta debe ser una selección y no una confrontación. Se trata de demostrar que uno representa mejor los objetivos de esta alianza y no que el otro es malo.
–¿Por qué cree que la oposición ha estado tan fragmentada?
–El problema no ha sido «la oposición» sino el encogimiento de la UCR, que se produjo por migraciones y sectarismos. El radicalismo fue –y yo creo que debe volver a ser– un partido de poder. Las democracias necesitan fuerzas que puedan alternarse. Un partido opositor no es el que discrepa, es el que puede reemplazar al oficialismo. En Inglaterra, si a alguien no le gustan los laboristas vota a los conservadores y viceversa. Acá, cuando a la gente no le gustaba el peronismo elegía a los radicales y viceversa. Siempre hubo muchos partidos. En las elecciones de 1983 hubo 10 candidatos a presidente. Pero entre (Raúl) Alfonsín y (Ítalo) Luder sacaron el 92% de los votos. Creo que la UCR debe reconstituirse o debe ser sustituida. Mi apuesta inicial es reconstituirla, pero también podemos trabajar en una coalición de partidos en la que el radicalismo tenga un rol central.
–¿Por qué eligió a (Martín) Lousteau, que justamente no es radical, para encabezar los precandidatos a diputados de su lista?
–Conozco a Martín hace 20 años. Él fue mi asesor en el Senado. Y me parecía necesario que hubiera alguien que no lo fuera del partido. No quería una fórmula radical-radical. Yo nunca me fui de la UCR. Jamás quise tener un partido propio. Pero sí pienso que el radicalismo debe ser abierto, con llegada a los independientes, a los peronistas disidentes, a los radicales decepcionados. Y Martín ayuda a ese objetivo, además de todas las visiones comunes que tenemos.
–¿Imagina una campaña en la que se ponga el acento en los temas nacionales o en las problemáticas de la Ciudad?
–En este distrito los temas nacionales son muy predominantes. Creo incluso que (Mauricio) Macri tuvo muchos votos que tuvieron que ver con que expresaba algo distinto al gobierno nacional. Y además hay mucha interrelación en varios temas, en seguridad, medio ambiente, educación, se mezclan las políticas del distrito con las nacionales.
–Hay sectores que sostienen que la oposición debería unirse para derrotar al kirchnerismo…
–Creo que ese tipo de propuestas son muy circunstanciales, unirse contra alguien. De hecho, la propia sociedad castigó los acuerdos forzados, cuando hay mucha incompatibilidad. No es lo mismo (Claudio) Lozano que Macri. Lo que a mi criterio falta es una fuerza que pueda alternar en el poder. Hay que pensar que en 2015. Allí empezará una nueva etapa y hay que pensar cómo la vamos a encarar.
–Algunos correligionarios suyos plantean que es «muy importante» que una alternativa surja de fuerzas no peronistas…
–Si un peronista remplaza a otro es culpa del partido opositor, que no puede generar una propuesta atractiva. Si la sociedad percibe que hay un solo partido de poder, (el PJ), y que enfrente no hay nada que pueda gobernar, termina eligiendo dentro del justicialismo. Más que criticar al peronismo tenemos que ver qué falla en nosotros.
–¿Cree que el electorado de Unen será el que tiene una oposición moderada frente al gobierno nacional?
–La sociedad no tiene posturas rígidas. En principio, puede ser que nuestro público sea el sector más moderado de la oposición. Pero yo creo que hay formas de interesar a los votantes del gobierno. Ni los partidarios del oficialismo ni los que están enfrente tienen la misma intensidad. Hay gente que acompaña al gobierno, en parte, porque no hay otra propuesta, así como hay votantes que optaron por Macri por oposición al kirchnerismo y no por sentirse identificados con el PRO. Me parece que el electorado es bastante más flexible de lo que se cree. «
sobre la década kirchnerista
«Dentro de lo positivo de los últimos diez años pondría la eficaz renegociación de la deuda externa y la reforma de la Corte Suprema», señala el precandidato a senador Rodolfo Terragno.
–¿Y la Asignación Universal por Hijo?
–Esa fue una idea que surgió en la oposición, de la que el gobierno se apropió y la sacó por decreto. No la considero una iniciativa del oficialismo. Por supuesto que me parece una buena medida, pero debería ser por ley.
–¿Qué cuestiona de estos diez años?
–La falta de respeto a las instituciones, como las agresiones recientes a algunos miembros de la Corte. El gobierno piensa que la justicia debe aceptar sí o sí las decisiones del Parlamento porque emanan de representantes del voto popular. Me parece que no hay una concepción muy clara de lo que es una república. Y desde el punto de vista económico, se ha sobrevaluado el peso y somos parte del club de pases inflacionarios.