08-06-1100:00
Hugo Haime Consultor político
Los próximos cinco meses, hasta llegar al 23 de octubre, puede subdividirse en 4 etapas. Todas políticamente muy intensas
La primera será cuando antes de fin de junio tengamos definidas todas las candidaturas. La segunda con los resultados definidos de las elecciones de Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, donde se concentra el electorado más opositor al Kirchnerismo. La tercera será a partir de los resultados de las internas abiertas y la cuarta se dará entre ésta y la elección general.
En relación a la definición de las fórmulas, una vez confirmadas las del radicalismo y el Peronismo Federal, sólo queda como interrogante a) Si finalmente Cristina Kirchner será candidata -situación altamente probable- y quién será su vicepresidente, dato central para avizorar como piensa su segundo mandato. b) Qué hará el socialismo y su frente progresista, por un lado y el Pro, por otro y si se sumarán de un modo u otro las fórmulas del peronismo federal y del radicalismso o presentarán propuesta propia.
En el caso del radicalismo la fórmula Alfonsín en la Nación -De Narváez en la Provincia de Buenos Aires les garantiza a ambos un piso de votos más que interesante. Alfonsín le aporta a De Narváez una boleta presidencial en la cual apoyarse sin estar dependiendo del corte de boleta como le ocurrió en 2007. De Narváez le suma a Alfonsín profundidad territorial en lugares en donde el radicalismo no suele tener llegada. Que haya sinergía no significa que puedan sacar más votos que el oficialismo nacional y provincial, pero sí que han armado una fórmula potencialmente competitiva.
De los resultados de las elecciones locales de la Capital, Santa Fe y Córdoba dependerá gran parte del clima electoral con que se entrará al último tramo de las primarias abiertas y obligatorias del 14 de agosto. Si en los tres distritos llegaran a vencer los opositores al gobierno nacional ello supondría un freno al clima exitista del oficialismo nacional y se comenzaría a poner foco en la posibilidad de que haya segunda vuelta. Por el contrario, si sobre todo Filmus y Rossi, triunfaran en Capital y Santa Fe, la ola triunfalista del oficialismo sería cada vez mayor, la segunda vuelta habría pasado a ser un sueño de una noche de verano para la oposición y su discurso sólo podría hacer foco en la necesidad de ponerle un límite legislativo al Kircherismo. ¿Puede Filmus vencer a Macri?, ¿puede Rossi reconquistar Santa Fe para el PJ? ¿Podrá De la Sota lograr la continuidad justicialista en Córdoba? Son tres desafíos en donde el oficialismo pone en juego mucho. En las campañas deberá demostrar capacidad para realizar diagnósticos correctos y comunicaciones eficientes. Si bien, ni Macri ni Binner tienen garantizada la continuidad de sus gobiernos, ambos tienen una base de apoyo propia que les permite ser competitivos En el caso de la Capital los cuestionamientos hacia la gestión del Jefe de Gobierno no son pocos, en el caso de Santa Fe tampoco se trata de un gobierno sobre el que todo sean loas. Y aunque se trata de elecciones locales en ambas campañas estarán entrecruzadas cuestiones locales con las nacionales. En ambas el resultado está abierto.
Las internas abiertas obligatorias tendrán un rol mucho más importante que el que algunos le asignan. De cuantos concurran y cuales sean los resultados dependerá en gran parte el nivel de polarización de octubre. Por un lado, porque aunque no haya internas partidarias entre candidatos como parece que va a suceder algunos pueden quedar fuera de la competencia de octubre en caso de no lograr el piso mínimo requerido por la ley electoral. Otros pueden sacar un caudal tan exiguo de votos que quedarán descartados como opción electoral. Su resultado, para aquellos que están en búsqueda de un voto útil en contra de Cristina pueden ser una guía para saber cual es el opositor más potente. Es como anticipar la elección general.
Como vemos los próximos tres meses serán muy intensos en novedades políticas y muy condicionantes de la elección de octubre.
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Hugo Haime Consultor político
Los próximos cinco meses, hasta llegar al 23 de octubre, puede subdividirse en 4 etapas. Todas políticamente muy intensas
La primera será cuando antes de fin de junio tengamos definidas todas las candidaturas. La segunda con los resultados definidos de las elecciones de Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, donde se concentra el electorado más opositor al Kirchnerismo. La tercera será a partir de los resultados de las internas abiertas y la cuarta se dará entre ésta y la elección general.
En relación a la definición de las fórmulas, una vez confirmadas las del radicalismo y el Peronismo Federal, sólo queda como interrogante a) Si finalmente Cristina Kirchner será candidata -situación altamente probable- y quién será su vicepresidente, dato central para avizorar como piensa su segundo mandato. b) Qué hará el socialismo y su frente progresista, por un lado y el Pro, por otro y si se sumarán de un modo u otro las fórmulas del peronismo federal y del radicalismso o presentarán propuesta propia.
En el caso del radicalismo la fórmula Alfonsín en la Nación -De Narváez en la Provincia de Buenos Aires les garantiza a ambos un piso de votos más que interesante. Alfonsín le aporta a De Narváez una boleta presidencial en la cual apoyarse sin estar dependiendo del corte de boleta como le ocurrió en 2007. De Narváez le suma a Alfonsín profundidad territorial en lugares en donde el radicalismo no suele tener llegada. Que haya sinergía no significa que puedan sacar más votos que el oficialismo nacional y provincial, pero sí que han armado una fórmula potencialmente competitiva.
De los resultados de las elecciones locales de la Capital, Santa Fe y Córdoba dependerá gran parte del clima electoral con que se entrará al último tramo de las primarias abiertas y obligatorias del 14 de agosto. Si en los tres distritos llegaran a vencer los opositores al gobierno nacional ello supondría un freno al clima exitista del oficialismo nacional y se comenzaría a poner foco en la posibilidad de que haya segunda vuelta. Por el contrario, si sobre todo Filmus y Rossi, triunfaran en Capital y Santa Fe, la ola triunfalista del oficialismo sería cada vez mayor, la segunda vuelta habría pasado a ser un sueño de una noche de verano para la oposición y su discurso sólo podría hacer foco en la necesidad de ponerle un límite legislativo al Kircherismo. ¿Puede Filmus vencer a Macri?, ¿puede Rossi reconquistar Santa Fe para el PJ? ¿Podrá De la Sota lograr la continuidad justicialista en Córdoba? Son tres desafíos en donde el oficialismo pone en juego mucho. En las campañas deberá demostrar capacidad para realizar diagnósticos correctos y comunicaciones eficientes. Si bien, ni Macri ni Binner tienen garantizada la continuidad de sus gobiernos, ambos tienen una base de apoyo propia que les permite ser competitivos En el caso de la Capital los cuestionamientos hacia la gestión del Jefe de Gobierno no son pocos, en el caso de Santa Fe tampoco se trata de un gobierno sobre el que todo sean loas. Y aunque se trata de elecciones locales en ambas campañas estarán entrecruzadas cuestiones locales con las nacionales. En ambas el resultado está abierto.
Las internas abiertas obligatorias tendrán un rol mucho más importante que el que algunos le asignan. De cuantos concurran y cuales sean los resultados dependerá en gran parte el nivel de polarización de octubre. Por un lado, porque aunque no haya internas partidarias entre candidatos como parece que va a suceder algunos pueden quedar fuera de la competencia de octubre en caso de no lograr el piso mínimo requerido por la ley electoral. Otros pueden sacar un caudal tan exiguo de votos que quedarán descartados como opción electoral. Su resultado, para aquellos que están en búsqueda de un voto útil en contra de Cristina pueden ser una guía para saber cual es el opositor más potente. Es como anticipar la elección general.
Como vemos los próximos tres meses serán muy intensos en novedades políticas y muy condicionantes de la elección de octubre.
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