Las cosas han cambiado hoy en día radicalmente porque hay una cultura mucho más democrática que ha llegado al mundo cultural, literario y artístico. Esta cultura es ahora la hegemónica porque la opción extremista, antidemocrática es más bien minoritaria”. Asi lo señaló el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en una exposición sobre “Historia, literatura y democracia” que tuvo lugar en el Centro de Bellas Artes de Madrid.
El diálogo lo compartió el escritor peruano con su colega mexicano, Enrique Krauze, director de la revista Letras Libres , que cumple su décimo aniversario.
Ambos intelectuales no debatieron ideológicamente porque comparten con fervor la ideología neoliberal y la crítica acerba al marxismo y lo que calificaron como su “hegemonía” negativa sobre la cultura latinoamericana en las décadas del sesenta y el setenta.
Primero trazaron un panorama de la importante influencia de las revistas literarias –que Vargas Llosa prefiere llamar culturales– sobre la formación ideológica y cultural de la América Latina.
Krauze recordó una frase de Jorge Luis Borges. “Una revista literaria, si lo es de verdad, es algo que hace un grupo de amigos que aman o detestan apasionadamente algo. Porque lo otro, si no es así, es una antología” También evocó al mexicano Octavio Paz, quien repetía: “Cuando los escritores no tienen ya otro camino, deciden hacer una revista”.
Después recordó la influencia que ejercieron sobre su generación revistas de Mexico, Perú y Argentina. Y citó a la francesa Le Temps Modernes “que medía las ideas de Jean Paul Sarte frente a las ocurrencias politicas, sociales y culturales de la actualidad.” “Las revistas que tienen esas características cumplen una funcion muy importante. Organizan, esclarecen muchisimo el panorama de ideas, valores, principios estéticos. Y sirven de aglutinante, para formar grupos y dar a una generación una especie de denominador común de tipo ideológico”.
La crítica de Vargas Llosa y Krause se dirigió en espacial a señalar que aunque el marxismo estaba perseguido en el campo político, en el ámbito cultural ejercía una gran hegemonía. El peruano señaló que en comparación con lo que sucedía en los años sesenta y setenta “se ha producido un progreso considerable en América Latina. Ha ganado un espacio enorme la cultura democrática que defiende el pluralismo, las elecciones libres y el derecho de crítica” Añadió que “la mitología en torno a la revolución, que tuvo un atractivo tan grande en esos años, se ha debilitado enormemente y por razones obvias: el desplome del comunismo soviético, la conversión de china de un país comunista en un país siempre autoritario pero capitalista radical”.
Coincidieron también en “el fracaso terrible de la Revolución Cubana. Cincuenta y tantos años después de la entrada de Fidel en La Habana, es un país donde la mayoría de la población esta como paralizada por una especie de pesimismo integral. La ilusión del país parece ser escapar como sea desafiando a los tiburones y llegar a Miami”, señaló Vargas Llosa.
Explicó después que “es muy difícil que se mantengan los mitos de la revolución socialistaen un panorama semejante. Se ha reducido a grupos muy minoritarios. El socialismo que está vivo en América Latina es mucho menos dogmático, mucho menos stalinista, mucho más democrático, esta más cerca de una socialdemocracia, de un socialismo europeo, que de la idea del socialismo que prevalecía en los años sesenta y setenta”, precisó, para opinar inmediatamente: “Hay, en ese sentido un progreso enorme en la idea de una economía libre, la idea de que el progreso no es posible si no hay propiedad privada, si no hay economía de mercado. Hoy en día tienes una izquierda democrática que acepta que el intervencionismo, el dirigismo económico solo trae pobreza. La única manera que una sociedad puede desarrollarse es abriéndose a la política del mercado”.
El diálogo lo compartió el escritor peruano con su colega mexicano, Enrique Krauze, director de la revista Letras Libres , que cumple su décimo aniversario.
Ambos intelectuales no debatieron ideológicamente porque comparten con fervor la ideología neoliberal y la crítica acerba al marxismo y lo que calificaron como su “hegemonía” negativa sobre la cultura latinoamericana en las décadas del sesenta y el setenta.
Primero trazaron un panorama de la importante influencia de las revistas literarias –que Vargas Llosa prefiere llamar culturales– sobre la formación ideológica y cultural de la América Latina.
Krauze recordó una frase de Jorge Luis Borges. “Una revista literaria, si lo es de verdad, es algo que hace un grupo de amigos que aman o detestan apasionadamente algo. Porque lo otro, si no es así, es una antología” También evocó al mexicano Octavio Paz, quien repetía: “Cuando los escritores no tienen ya otro camino, deciden hacer una revista”.
Después recordó la influencia que ejercieron sobre su generación revistas de Mexico, Perú y Argentina. Y citó a la francesa Le Temps Modernes “que medía las ideas de Jean Paul Sarte frente a las ocurrencias politicas, sociales y culturales de la actualidad.” “Las revistas que tienen esas características cumplen una funcion muy importante. Organizan, esclarecen muchisimo el panorama de ideas, valores, principios estéticos. Y sirven de aglutinante, para formar grupos y dar a una generación una especie de denominador común de tipo ideológico”.
La crítica de Vargas Llosa y Krause se dirigió en espacial a señalar que aunque el marxismo estaba perseguido en el campo político, en el ámbito cultural ejercía una gran hegemonía. El peruano señaló que en comparación con lo que sucedía en los años sesenta y setenta “se ha producido un progreso considerable en América Latina. Ha ganado un espacio enorme la cultura democrática que defiende el pluralismo, las elecciones libres y el derecho de crítica” Añadió que “la mitología en torno a la revolución, que tuvo un atractivo tan grande en esos años, se ha debilitado enormemente y por razones obvias: el desplome del comunismo soviético, la conversión de china de un país comunista en un país siempre autoritario pero capitalista radical”.
Coincidieron también en “el fracaso terrible de la Revolución Cubana. Cincuenta y tantos años después de la entrada de Fidel en La Habana, es un país donde la mayoría de la población esta como paralizada por una especie de pesimismo integral. La ilusión del país parece ser escapar como sea desafiando a los tiburones y llegar a Miami”, señaló Vargas Llosa.
Explicó después que “es muy difícil que se mantengan los mitos de la revolución socialistaen un panorama semejante. Se ha reducido a grupos muy minoritarios. El socialismo que está vivo en América Latina es mucho menos dogmático, mucho menos stalinista, mucho más democrático, esta más cerca de una socialdemocracia, de un socialismo europeo, que de la idea del socialismo que prevalecía en los años sesenta y setenta”, precisó, para opinar inmediatamente: “Hay, en ese sentido un progreso enorme en la idea de una economía libre, la idea de que el progreso no es posible si no hay propiedad privada, si no hay economía de mercado. Hoy en día tienes una izquierda democrática que acepta que el intervencionismo, el dirigismo económico solo trae pobreza. La única manera que una sociedad puede desarrollarse es abriéndose a la política del mercado”.