Marcelo Odebrecht reconocerá ante la justicia que financió ilegalmente sus dos campañas presidenciales
El escándalo vuelve a acechar a Dilma Rousseff. Foto: Archivo
BRASILIA.- La esperanza de Dilma Rousseff de recuperar la presidencia de Brasil, en la que fue suspendida mientras dure el juicio político que se tramita en el Congreso, quedará todavía más lejos con la denuncia de que sus dos campañas presidenciales recibieron fondos ilegales.
El denunciante ante la justicia será el arrepentido Marcelo Odebrecht, el ex presidente de la constructora que lleva su nombre y que fue condenado a 19 años por su participación en el escándalo de corrupción de Petrobras, donde circulaban todo tipo de sobres para funcionarios de gobierno y partidos políticos.
Según el diario Folha de S. Paulo, que tuvo acceso a parte de la causa sobre el escándalo, Odebrecht reconocerá formalmente haber autorizado el pago ilegal de las campañas electorales de 2010 y 2014, que llevaron a Dilma a la presidencia y la confirmaron en el cargo cuatro años después.
Dilma siempre negó toda vinculación con esas irregularidades y reforzó ese discurso desde que fue suspendida en el cargo, el 12 de mayo pasado, cuando se abrió el juicio político en el Senado y Michel Temer asumió la presidencia.
Odebrecht, que hará su descargo bajo el régimen de delación premiada, con la que espera descontar años de condena, presentará una declaración que, de confirmarse los datos, puede ser lapidaria.
La delación incluirá detalles sobre el depósito de millones de dólares en cuentas bancarias suizas del jefe de campaña de Dilma, João Santana. Y más jugosos serán los pormenores de una reunión que mantuvo con la propia Dilma, en mayo del año pasado, cuando las sombras de la justicia acechaban a todos los involucrados en el petrolão, el escándalo que avanzó implacablemente hasta convertirse en un sálvese quien pueda y que incluyó delaciones que hicieron caer a nuevos sospechosos.
Las revelaciones de Folha señalan que durante esa reunión, que tuvo lugar en México durante una visita oficial de Dilma al presidente Enrique Peña Nieto, Odebrecht le advirtió que los fiscales estaban a punto de descubrir las transferencias ilegales entregadas a Santana para la campaña. Tan buena era la información sobre el cerco judicial que fue arrestado 24 días después. Dilma quedó a salvo y nunca se la vinculó a la causa, aunque la oposición logró entablarle un juicio político por el maquillaje de las cuentas públicas durante dos años.
Dilma siempre negó toda vinculación con los desmanejos de Petrobras y reforzó el discurso cuando fue apartada de la presidencia en lo que ella y sus correligionarios del Partido de los Trabajadores denominaron un «golpe parlamentario». Pero el mazazo de Odebrecht podría sepultar para siempre sus ilusiones de retomar el cargo, que ya de por sí tenía pocas chances.
Nadie a salvo
En el esquema de corrupción en Petrobras son investigados las principales constructoras de país, ex ejecutivos de esa compañía y unos cincuenta políticos acusados de sobrevalorar contratos y repartirse el pago de los sobornos.
Y nadie está a salvo de la investigación, que ayer continuó su marcha con otro de sus operativos múltiples. Decenas de policías fueron enviados a los estados de Pernambuco y Goias, donde se realizaron allanamientos y detenciones en empresas ligadas a la compra del avión en el que viajaba el ex candidato presidencial opositor Eduardo Campos, que falleció en agosto de 2014 al estrellarse en el estado de San Pablo. Campos era el rival número uno de Dilma cuando buscaba la reelección. Según la policía, el Cessna habría sido comprado con fondos del Petrolão.
Agencias EFE, ANSA y Reuters
El escándalo vuelve a acechar a Dilma Rousseff. Foto: Archivo
BRASILIA.- La esperanza de Dilma Rousseff de recuperar la presidencia de Brasil, en la que fue suspendida mientras dure el juicio político que se tramita en el Congreso, quedará todavía más lejos con la denuncia de que sus dos campañas presidenciales recibieron fondos ilegales.
El denunciante ante la justicia será el arrepentido Marcelo Odebrecht, el ex presidente de la constructora que lleva su nombre y que fue condenado a 19 años por su participación en el escándalo de corrupción de Petrobras, donde circulaban todo tipo de sobres para funcionarios de gobierno y partidos políticos.
Según el diario Folha de S. Paulo, que tuvo acceso a parte de la causa sobre el escándalo, Odebrecht reconocerá formalmente haber autorizado el pago ilegal de las campañas electorales de 2010 y 2014, que llevaron a Dilma a la presidencia y la confirmaron en el cargo cuatro años después.
Dilma siempre negó toda vinculación con esas irregularidades y reforzó ese discurso desde que fue suspendida en el cargo, el 12 de mayo pasado, cuando se abrió el juicio político en el Senado y Michel Temer asumió la presidencia.
Odebrecht, que hará su descargo bajo el régimen de delación premiada, con la que espera descontar años de condena, presentará una declaración que, de confirmarse los datos, puede ser lapidaria.
La delación incluirá detalles sobre el depósito de millones de dólares en cuentas bancarias suizas del jefe de campaña de Dilma, João Santana. Y más jugosos serán los pormenores de una reunión que mantuvo con la propia Dilma, en mayo del año pasado, cuando las sombras de la justicia acechaban a todos los involucrados en el petrolão, el escándalo que avanzó implacablemente hasta convertirse en un sálvese quien pueda y que incluyó delaciones que hicieron caer a nuevos sospechosos.
Las revelaciones de Folha señalan que durante esa reunión, que tuvo lugar en México durante una visita oficial de Dilma al presidente Enrique Peña Nieto, Odebrecht le advirtió que los fiscales estaban a punto de descubrir las transferencias ilegales entregadas a Santana para la campaña. Tan buena era la información sobre el cerco judicial que fue arrestado 24 días después. Dilma quedó a salvo y nunca se la vinculó a la causa, aunque la oposición logró entablarle un juicio político por el maquillaje de las cuentas públicas durante dos años.
Dilma siempre negó toda vinculación con los desmanejos de Petrobras y reforzó el discurso cuando fue apartada de la presidencia en lo que ella y sus correligionarios del Partido de los Trabajadores denominaron un «golpe parlamentario». Pero el mazazo de Odebrecht podría sepultar para siempre sus ilusiones de retomar el cargo, que ya de por sí tenía pocas chances.
Nadie a salvo
En el esquema de corrupción en Petrobras son investigados las principales constructoras de país, ex ejecutivos de esa compañía y unos cincuenta políticos acusados de sobrevalorar contratos y repartirse el pago de los sobornos.
Y nadie está a salvo de la investigación, que ayer continuó su marcha con otro de sus operativos múltiples. Decenas de policías fueron enviados a los estados de Pernambuco y Goias, donde se realizaron allanamientos y detenciones en empresas ligadas a la compra del avión en el que viajaba el ex candidato presidencial opositor Eduardo Campos, que falleció en agosto de 2014 al estrellarse en el estado de San Pablo. Campos era el rival número uno de Dilma cuando buscaba la reelección. Según la policía, el Cessna habría sido comprado con fondos del Petrolão.
Agencias EFE, ANSA y Reuters