Un hombre de mano abierta
Por Osvaldo Bayer
Don Jorge Cépernic. Un hombre que tuvo mucha influencia en mi vida. Acaba de salir un libro sobre él. Un libro completo. Ahí están todos los detalles de su azarosa existencia. Se titula: Los días de Cépernic, y el subtítulo: “Una historia del peronismo en Santa Cruz”. Su autor es Miguel Angel Azuberría. Libro con el que he podido recordar muchas horas de mi vida en la Patagonia.
Todo se inició con mi investigación sobre las huelgas patagónicas de 1921-22. En el verano de 1966 viajé a Santa Cruz para iniciar mi investigación, que iba a durar ocho años, que tuvo como resultado los cuatro tomos titulados La Patagonia Rebelde. En Río Gallegos encontré las primeras huellas que me llevaron a conocer a don Jorge Cépernic, un estanciero de apenas unas hectáreas y con mucho conocimiento de los sangrientos episodios de aquellas huelgas de los peones patagónicos. Nos hicimos amigos. El, en su pequeño Fiat 600, me llevó de estancia en estancia donde todavía vivían testigos de aquellos episodios tan trágicos. Casi todos eran peones que en las huelgas eran todavía menores de edad y que por esa razón no habían sido fusilados por el Ejército argentino. También me presentó a policías jubilados, a estancieros y funcionarios ya ancianos que habían sido testigos de la gran matanza de peones rurales fusilados por cometer el pecado de hacer las huelgas en la Patagonia. Don Jorge conocía Santa Cruz como la palma de su mano y me llevó hasta el último rincón donde sabía que vivían testigos valiosos de esa tragedia argentina.
Después de la búsqueda de testimonios de sobrevivientes dedicaba mis horas en la Patagonia a visitar archivos y bibliotecas de ese Sur.
Pues bien, don Jorge Cépernic también se dedicaba a la política y es así que en los años ’70, cuando se reabre el período democrático en nuestro país, don Jorge es elegido nada menos que gobernador de Santa Cruz. Es que este hijo de croatas se había hecho querer mucho por la población. Un auténtico trabajador de la tierra siempre dispuesto a ayudar al vecino que tenía problemas y partícipe de todas las decisiones populares en beneficio de la comunidad. Cuando sube Cámpora al poder presidencial, Cépernic se convierte como dijimos en gobernador por el partido peronista. Se volvía a la democracia en la Argentina luego de la caída de Perón y de un lapso de dictaduras militares y de presidentes civiles elegidos con la prohibición del partido mayoritario. Se logra el regreso de Perón, renuncia Cámpora, y en nuevas elecciones se consagra presidente de la Nación el general Juan Domingo Perón. Y en ese momento comenzarían los problemas para el gobernador Cépernic. El es un hombre de izquierda. Y gobierna una provincia como Santa Cruz que no ha tenido una distribución de la tierra muy democrática. Están los latifundios. Y los tres más grandes de ellos son propiedad de empresas británicas. Una de sus primeras medidas de gobierno va a ser subdividir esos latifundios. Para eso va una delegación de diputados peronistas a hablar con Perón. Le explican el proyecto de expropiación, pero el primer mandatario lo rechaza porque no hay dinero para pagar tal expropiación. El proyecto de Cépernic fracasa. Pero él gana el concepto de ser un izquierdista. Y sería el propio Perón que le llama la atención explicándole que el peronismo es una tercera fuerza. La derecha peronista también rechaza a Cépernic y éste va siendo aislado cada vez más.
Y aquí vino la gran ayuda que prestara el gobernador a la filmación de La Patagonia Rebelde. Cuando el director del film, Héctor Olivera, decide filmar los sucesos patagónicos relatados en los dos primeros tomos de mi investigación sobre las huelgas patagónicas, Cépernic nos promete toda su ayuda. Y así fue. Dio un préstamo del Banco de Santa Cruz, nos permitió filmar en las estancias que habían pasado al Estado y nos facilitó que los cadetes de la policía santacruceña actuaran haciendo de soldados del ejército represor. También nos ayudó pidiendo a la Juventud Peronista de Santa Cruz que hicieran de extras en las manifestaciones obreras actuadas.
Pero durante la filmación empezaron los problemas. Principalmente para Cépernic. Es que cuando estábamos filmando en la estancia La Primavera, llamaron al gobernador desde el Ministerio del Interior para preguntarle: “¿Quién había dado el permiso para filmar allí las huelgas patagónicas de 1921?”. Ya veremos más adelante cómo Cépernic pagó muy caro el haber ayudado a filmar La Patagonia Rebelde en territorio santacruceño.
Cada vez más el peronismo se iba dividiendo en dos tendencias. Una de derecha, con López Rega como conductor, y la otra de izquierda, con los gobernadores de Mendoza y Santa Cruz. La división del peronismo se hace más densa y el 8 de octubre de 1974, la presidenta María Estela Martínez de Perón interviene la provincia de Santa Cruz, desalojando al gobernador Cépernic. Se terminaban así los sueños de un hombre que había aprendido de las huelgas del ’21 y quería llegar a un sistema del campo más justo. El historiador Carlos Peralta ha escrito sobre Cépernic: “Como historiador del peronismo puedo decir que el viejo Cépernic era un genio… con un proyecto nacional y popular, con profundo sentido santacruceño. La expropiación de las estancias Cóndor, el proyecto de las represas, el proyecto del lavadero de lanas en Piedra Buena, la idea del cruce por barcaza a Tierra del Fuego, todas esas ideas del viejo. La visión de Santa Cruz era incomparable”.
Finalmente, Cépernic, ya sin cargo, pasaría a fundar el Partido Auténtico. Y el 29 de agosto de 1976, la dictadura militar de Videla lo pondría preso. Pasó seis años de cárcel en el penal de Magdalena, en condiciones inhumanas.
Cuando fue liberado de la prisión, Cépernic le preguntó al jefe de la cárcel: “¿Por qué me han tenido tantos años preso?”. Y el militar le contestó: “Porque usted, siendo gobernador, permitió la filmación de La Patagonia Rebelde en territorio de Santa Cruz”.
Está todo dicho.