04-07-11 | Por Eduardo Caniglia / La Capital
La parroquia en Flor de Nácar y Heliotropo, en el extremo sur de Rosario. Allí se refugió Esteban R. De acuerdo a la policía, este joven intentó cargar el arma para disparar y recibió el tiro del policía. (Foto: Sebastián Suárez Meccia)
Incidentes que terminan con balazos se producen en Rosario con frecuencia diaria. Pero habrá que buscar mucho para encontrar un episodio como el que ocurrió en barrio Las Flores: la persecución de un policía que iba tras un joven terminó con disparos adentro de la iglesia en la que el muchacho irrumpió para refugiarse. La situación dejó boquiabiertos al cura párroco y a los tres feligreses que estaban en ese momento en plena celebración de la misa. Y la sorpresa llegó el punto mayúsculo cuando resonaron dos disparos adentro de la sacristía, el lugar en el que terminó la corrida, donde uno de los policías acababa de atravesar con un tiro en la ingle al fugitivo.
El asombroso episodio se produjo en la tarde del sábado en la parroquia Nuestra Señora de Itatí, enfrente de la plaza del barrio Las Flores. El muchacho baleado se llama Esteban R. y tiene 25 años. Hasta anoche permanecía internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez en una sala general, en estado estable. En el incidente fue detenido Juan M., de 22 años, que de acuerdo a fuentes policiales, intentó rescatar a Esteban R. cuando estaba tendido en el suelo tras el balazo que recibió.
Todo se desató a partir de llamados anónimos al 911 que alertaron acerca de la presencia de un muchacho armado en el cruce de Flor de Nácar y Heliotropo. «Los vecinos dijeron que había una persona armada vestida con un gorrito tipo colla y una campera con los colores de la selección argentina», explicó una de las fuentes consultadas. En esa esquina está enclavada la parroquia. En forma contigua a la iglesia, por Flor de Nácar, están ubicadas la librería y la escuela del mismo nombre.
Cerca de las 19.30 del sábado, tras el contacto teléfonico una patrulla del Comando Radioeléctico acudió a Flor de Nácar al 7000, a una cuadra y media de la subcomisaría 19ª. Según lo referido por voceros de dos diferentes ámbitos policiales, cuando el muchacho que estaba parado en la esquina mencionada advirtió el arribo de los policías salió disparado. Así fue que corrió y se introdujo en la parroquia. En ese momento, el cura párroco Néstor Negri, de 50 años, oficiaba una misa con la asistencia de unos tres fieles.
«El muchacho pasó por adelante del cura y las tres personas que estaban en la iglesia. Salió por una puerta trasera y terminó en un pasillo por el que se accede a la sacristía», explicó el comisario Dardo Saucedo, a cargo de la Inspección de Zona Nº3. La sacristía es el ámbito en que se guardan los objetos necesarios para la misa, como las hostias sin consagrar y los cálices, y que utiliza el párroco para la preparación de la ceremonia.
El sacerdote y los fieles quedaron absortos y asustados por la escena que presenciaron y no se movieron de donde estaban. En instantes en el interior del recinto donde se ocultó el intruso resonaron dos estampidas. «El tipo cargó la pistola que tenía, giró el cuerpo y apuntó al policía que lo perseguía. Entonces el policía disparó dos balazos con su arma reglamentaria», consignó el comisario inspector Saucedo.
Uno de los proyectiles atravesó la ingle de Esteban R. y salió por el glúteo. Poco después, una ambulancia del Sies lo trasladó al hospital Clemente Alvarez, donde quedó internado en calidad de detenido.
Otro vocero policial agregó más pormenores del suceso. Contó que un efectivo del Comando Radioeléctrico salió tras los pasos de Esteban R. cuando se metió en el templo. «El policía le dio la voz de alto en varias oportunidades, pero no se detuvo. Atravesó toda la iglesia y salió por una puerta lateral. Después ingresó a un pasillo que se conecta con la sacristía. Allí quedó acorralado porque una puerta que da a la calle estaba cerrada. Entonces, cargó el arma y le apuntó al policía. El policía le disparó dos balazos», explicó el portavoz de la fuerza.
El incidente no acabó allí. Cuando la misa había finalizado dos jóvenes todavía estaban en la parroquia esperando una ayuda alimentaria del sacerdote Negri. «Los dos jóvenes ingresaron en la sacristía detrás del policía para intentar sacar al herido. El agente se opuso y debió tirarle gas pimienta a uno de ellos», comentó uno de los voceros.
Tras recibir el aerosol en la cara, el muchacho, Juan M. se refugió en el baño, donde fue detenido. A su vez, en poder del Esteban R., según la fuente policial, los uniformados le secuestraron una pistola Bersa calibre nueve milímetros. Hasta anoche, la policía no había determinado si los jóvenes apresados tienen prontuario abierto. Ayer a la tarde un cronista de este diario intentó contactar al sacerdote pero no se encontraba en la parroquia, que estaba cerrada.
La parroquia en Flor de Nácar y Heliotropo, en el extremo sur de Rosario. Allí se refugió Esteban R. De acuerdo a la policía, este joven intentó cargar el arma para disparar y recibió el tiro del policía. (Foto: Sebastián Suárez Meccia)
Incidentes que terminan con balazos se producen en Rosario con frecuencia diaria. Pero habrá que buscar mucho para encontrar un episodio como el que ocurrió en barrio Las Flores: la persecución de un policía que iba tras un joven terminó con disparos adentro de la iglesia en la que el muchacho irrumpió para refugiarse. La situación dejó boquiabiertos al cura párroco y a los tres feligreses que estaban en ese momento en plena celebración de la misa. Y la sorpresa llegó el punto mayúsculo cuando resonaron dos disparos adentro de la sacristía, el lugar en el que terminó la corrida, donde uno de los policías acababa de atravesar con un tiro en la ingle al fugitivo.
El asombroso episodio se produjo en la tarde del sábado en la parroquia Nuestra Señora de Itatí, enfrente de la plaza del barrio Las Flores. El muchacho baleado se llama Esteban R. y tiene 25 años. Hasta anoche permanecía internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez en una sala general, en estado estable. En el incidente fue detenido Juan M., de 22 años, que de acuerdo a fuentes policiales, intentó rescatar a Esteban R. cuando estaba tendido en el suelo tras el balazo que recibió.
Todo se desató a partir de llamados anónimos al 911 que alertaron acerca de la presencia de un muchacho armado en el cruce de Flor de Nácar y Heliotropo. «Los vecinos dijeron que había una persona armada vestida con un gorrito tipo colla y una campera con los colores de la selección argentina», explicó una de las fuentes consultadas. En esa esquina está enclavada la parroquia. En forma contigua a la iglesia, por Flor de Nácar, están ubicadas la librería y la escuela del mismo nombre.
Cerca de las 19.30 del sábado, tras el contacto teléfonico una patrulla del Comando Radioeléctico acudió a Flor de Nácar al 7000, a una cuadra y media de la subcomisaría 19ª. Según lo referido por voceros de dos diferentes ámbitos policiales, cuando el muchacho que estaba parado en la esquina mencionada advirtió el arribo de los policías salió disparado. Así fue que corrió y se introdujo en la parroquia. En ese momento, el cura párroco Néstor Negri, de 50 años, oficiaba una misa con la asistencia de unos tres fieles.
«El muchacho pasó por adelante del cura y las tres personas que estaban en la iglesia. Salió por una puerta trasera y terminó en un pasillo por el que se accede a la sacristía», explicó el comisario Dardo Saucedo, a cargo de la Inspección de Zona Nº3. La sacristía es el ámbito en que se guardan los objetos necesarios para la misa, como las hostias sin consagrar y los cálices, y que utiliza el párroco para la preparación de la ceremonia.
El sacerdote y los fieles quedaron absortos y asustados por la escena que presenciaron y no se movieron de donde estaban. En instantes en el interior del recinto donde se ocultó el intruso resonaron dos estampidas. «El tipo cargó la pistola que tenía, giró el cuerpo y apuntó al policía que lo perseguía. Entonces el policía disparó dos balazos con su arma reglamentaria», consignó el comisario inspector Saucedo.
Uno de los proyectiles atravesó la ingle de Esteban R. y salió por el glúteo. Poco después, una ambulancia del Sies lo trasladó al hospital Clemente Alvarez, donde quedó internado en calidad de detenido.
Otro vocero policial agregó más pormenores del suceso. Contó que un efectivo del Comando Radioeléctrico salió tras los pasos de Esteban R. cuando se metió en el templo. «El policía le dio la voz de alto en varias oportunidades, pero no se detuvo. Atravesó toda la iglesia y salió por una puerta lateral. Después ingresó a un pasillo que se conecta con la sacristía. Allí quedó acorralado porque una puerta que da a la calle estaba cerrada. Entonces, cargó el arma y le apuntó al policía. El policía le disparó dos balazos», explicó el portavoz de la fuerza.
El incidente no acabó allí. Cuando la misa había finalizado dos jóvenes todavía estaban en la parroquia esperando una ayuda alimentaria del sacerdote Negri. «Los dos jóvenes ingresaron en la sacristía detrás del policía para intentar sacar al herido. El agente se opuso y debió tirarle gas pimienta a uno de ellos», comentó uno de los voceros.
Tras recibir el aerosol en la cara, el muchacho, Juan M. se refugió en el baño, donde fue detenido. A su vez, en poder del Esteban R., según la fuente policial, los uniformados le secuestraron una pistola Bersa calibre nueve milímetros. Hasta anoche, la policía no había determinado si los jóvenes apresados tienen prontuario abierto. Ayer a la tarde un cronista de este diario intentó contactar al sacerdote pero no se encontraba en la parroquia, que estaba cerrada.