Creamos a todo el mundo en su verdad y tendremos un absurdo a reducir: la dictadura kirchnerista no reprimió el golpe de Estado 8N. La verdad es que tanto como no hay una dictadura, el 8N es algo mucho más complejo que golpismo. El momento, tenso, es también propicio y necesario para salir de algo que me parece está siendo autointoxicación. Lamento decirlo, pero creo que hay que entender que muchas caracterizaciones de la manifestación 8N y sus orígenes afines al kirchnerismo (y me considero en ese conjunto) confunden la realidad con el deseo de que la manifestación fuese más miserable moralmente, más confusa políticamente y más pequeña de lo que realmente fue.
Respecto de la cantidad: debe haber sido una de las diez manifestaciones más importantes desde que retornó la democracia en 1983. No dejaría de decir que había muchos jóvenes que, tal vez, pueden significarle a la oposición lo que los jóvenes de 2008 fueron para el kirchnerismo. Algo más: la oposición ganó la calle y opera contra el Gobierno en la misma lógica que lo hizo el peronismo en los 80, mientras nosotros nos quedamos en la reivindicación del porcentaje legitimante.
Pero hay algo más importante: es improductiva la crítica a la contradicción entre su carácter declaradamente espontáneo y su organización metódica y sistemática. El señalamiento de esa supuesta incoherencia, amén de tener la potencialidad de santificar el lado más antipolítico del proceso 8N, se pierde la oportunidad de captar lo que revela su organización en la dimensión ignorada de su carácter de proceso. La marcha del 8N estuvo muy bien organizada, aprovechando tecnologías de comunicación y organización disponibles (tanto como en su momento lo hizo el kirchnerismo). Y lo estuvo tanto que se dio pautas para procesar su propia heterogeneidad y sus aspectos más capaces de deslegitimarla. Y esa organización ha sido eficaz: la automoderación del gorilismo y el golpismo que la habitan en grados diferentes, la elevación de reivindicaciones toscas a un reclamo más presentable, da lugar a una voluntad política todavía indefinida, pero menos caótica y rabiosa que al inicio del proceso en que esto surgió. Organizar y conducir políticamente es la tarea que cuando se cumple con éxito tiene por resultado la emergencia de un sujeto político que posee, en este caso, una particularidad: es una movilización/sujeto. El espíritu de oposición al Gobierno ha dado un paso importantísimo: salió a la calle, salió de su posición defensiva. Se reconocen entre ellos, tal como nos pasó a nosotros, por ejemplo, en la salida de 2008. Aun cuando sólo fueran cualitativa y socio-demográficamente los mismos de siempre, ya no son lo mismo de hasta hace unos meses por las relaciones que han establecido. Han puesto algo en común entre ellos y en eso reside la posibilidad a futuro de articular una voluntad más definida. Su grado de confusión decrece y no hay que hacer de la confusión supuesta un standard tan claro: ¿en qué sentido el kirchnerismo, el peronismo, el centroizquierda, en su conjunto, son claros? En ese mismo paso, no hay que negarlo, ese mismo espíritu se ha extendido y se regocijado con esa extensión.
Desconocer el carácter procesual de lo que está sucediendo, ignorar que tiende a desplegarse y enriquecerse, corre el riesgo de incidir de la peor manera posible en ese proceso: estigmatizándolo como menor, golpista, consumista y despolitizado se logra al mismo tiempo confundirnos entre nosotros y aumentar la carga de agravios sobre el adversario (cuando muchos de los que estaban ahí podrían haber estado al menos en su casa y algunos, tal vez, de nuestro lado).
Ha quedado oscurecida otra cuestión: el 8N y sus posteriores despliegues surgen de algo más complejo que el odio y el resentimiento gorila o la nostalgia de la convertibilidad. Y mucho más importante que eso: no importaría tanto de dónde vienen si no fuera porque importa a dónde van.
Entre las políticas del Gobierno que provocan el 8N (desde las correctas e inevitables hasta los errores no forzados y los automatismos muy necesarios de evitar) y las propensiones de las diversas vertientes del 8N surge un frente amplio por la libertad con el que habrá que disputar y competir. No me caben dudas: ese sujeto aún cuando no tenga hoy una articulación partidaria o electoral la tendrá. Y no sólo (o no ineluctablemente) entre alternativas opositoras unificadas o divididas. A nombre de la libertad tributan y acreditan vocaciones muy diversas, pero capaces de hacerse eco entre sí, de permutarse y de agrandarse. A esta marcha de la libertad se suman, y en ella se purifican, los que creen que no pueden viajar al exterior y los que creen que bancan el país con sus impuestos como si a ellos el país no les diera nada (¡que prueben a ver cómo se puede producir y exportar soja sin Estado!). Pero también están los que se han sentido agraviados por el trato minimizante que estoy discutiendo y quiero ceñir más decididamente ahora.
Sólo daré un ejemplo que ayuda a ilustrar lo que está pasando. Porque, si en algún lado están los ánimos conspiradores, no todos los que marcharon necesariamente buscan destitución y no hay que llevarlos a esa búsqueda. La inflación, no importa cuál sea su número, afecta dramáticamente la sensibilidad de muchos de ellos. No es para reírse. La clase media cifra su satisfacción en la posibilidad de ascender y hacer ascender a sus hijos. Ese horizonte, cuyo techo amplió el kirchnerismo en sus primeros años, parece estar bajando porque la estructura casi invariable del consumo de una parte de la clase media sube más (o al menos más rápido) que los ajustes salariales. Y al mismo tiempo se raja el piso que el kirchnerismo aseguraba, cuando el mercado de empleo se resiente, cuando el mercado inmobiliario se pone cada vez menos posible (más allá de que éstos sean fenómenos que exceden el control del Gobierno y que asumir un nuevo costo para el sueño patrimonialista de la clase media es un garrón que casi inmerecidamente se tiene que comer el gobierno de turno). La angustia de estos sujetos aumenta más allá del dólar como obsesión, cuando comprada toda la línea blanca, no saben cómo hacer para mantener al valor del peso que sobra y que se obtiene con tantos esfuerzos y angustias como el mango que no sobra en las casas populares.
Es cierto que pocos de los indignados ponen en la canasta de la libertad que glorifican el problema de la violencia policial, la seguridad de los militantes de organizaciones sociales populares o las posibilidades vitales de las generaciones de excluidos de nuestra nación. Pero es factible que en su proceso de autocorrección para emerger con legitimidad se den cuenta de que no pueden pedir cualquier cosa ni de cualquier manera. El universo simbólico de la democracia y la autonomía, de la tolerancia y de la paz, cada vez más denso desde 1983, también los ha ganado (en otros tiempos parte de esta gente formaba comandos civiles). Es cierto que el pueblo agraviado por la inflación, también está influido por todo lo que dicen los medios de la cadena nacional del desánimo. Y por eso el hecho de que una tapa de Clarín no derrumba un gobierno no debe confundirse con que 3248 tapas de Clarín sí logran instalar una animadversión que los descuidos alimentan a espaldas de los descuidadores. El reclamo que se le desconoce al 8N en muchas caracterizaciones está entre estas causas profundas (y la que di es sólo un ejemplo) y lo que ayuden a interpelar las jugadas de las organizaciones políticas (oficialismo incluido). No es la primera ni la última vez que aparece un movimiento que habilita esa dialéctica política y no creo que el kirchnerismo no tenga nada para hacer ahí.
Ernesto Laclau, el intelectual que la oposición ama odiar, puso de manifiesto de qué manera el peronismo condensaba todas las reivindicaciones populares hasta transformarse en su bandera. El mecanismo de desplazamientos, igualaciones y producción de sentido que su teoría ayudaba a iluminar es el que, paradójicamente, parece beneficiar a la oposición en la formación de un populismo de la libertad a su manera. La política móvil, sorprendente y en definitiva despolarizante del kirchnerismo 2011 podría combatirlo mejor que la actual confusión de consignas transformadas en diagnósticos. Eso y, claro, la gestión que sigue siendo lo principal.
* Antropólogo.
Respecto de la cantidad: debe haber sido una de las diez manifestaciones más importantes desde que retornó la democracia en 1983. No dejaría de decir que había muchos jóvenes que, tal vez, pueden significarle a la oposición lo que los jóvenes de 2008 fueron para el kirchnerismo. Algo más: la oposición ganó la calle y opera contra el Gobierno en la misma lógica que lo hizo el peronismo en los 80, mientras nosotros nos quedamos en la reivindicación del porcentaje legitimante.
Pero hay algo más importante: es improductiva la crítica a la contradicción entre su carácter declaradamente espontáneo y su organización metódica y sistemática. El señalamiento de esa supuesta incoherencia, amén de tener la potencialidad de santificar el lado más antipolítico del proceso 8N, se pierde la oportunidad de captar lo que revela su organización en la dimensión ignorada de su carácter de proceso. La marcha del 8N estuvo muy bien organizada, aprovechando tecnologías de comunicación y organización disponibles (tanto como en su momento lo hizo el kirchnerismo). Y lo estuvo tanto que se dio pautas para procesar su propia heterogeneidad y sus aspectos más capaces de deslegitimarla. Y esa organización ha sido eficaz: la automoderación del gorilismo y el golpismo que la habitan en grados diferentes, la elevación de reivindicaciones toscas a un reclamo más presentable, da lugar a una voluntad política todavía indefinida, pero menos caótica y rabiosa que al inicio del proceso en que esto surgió. Organizar y conducir políticamente es la tarea que cuando se cumple con éxito tiene por resultado la emergencia de un sujeto político que posee, en este caso, una particularidad: es una movilización/sujeto. El espíritu de oposición al Gobierno ha dado un paso importantísimo: salió a la calle, salió de su posición defensiva. Se reconocen entre ellos, tal como nos pasó a nosotros, por ejemplo, en la salida de 2008. Aun cuando sólo fueran cualitativa y socio-demográficamente los mismos de siempre, ya no son lo mismo de hasta hace unos meses por las relaciones que han establecido. Han puesto algo en común entre ellos y en eso reside la posibilidad a futuro de articular una voluntad más definida. Su grado de confusión decrece y no hay que hacer de la confusión supuesta un standard tan claro: ¿en qué sentido el kirchnerismo, el peronismo, el centroizquierda, en su conjunto, son claros? En ese mismo paso, no hay que negarlo, ese mismo espíritu se ha extendido y se regocijado con esa extensión.
Desconocer el carácter procesual de lo que está sucediendo, ignorar que tiende a desplegarse y enriquecerse, corre el riesgo de incidir de la peor manera posible en ese proceso: estigmatizándolo como menor, golpista, consumista y despolitizado se logra al mismo tiempo confundirnos entre nosotros y aumentar la carga de agravios sobre el adversario (cuando muchos de los que estaban ahí podrían haber estado al menos en su casa y algunos, tal vez, de nuestro lado).
Ha quedado oscurecida otra cuestión: el 8N y sus posteriores despliegues surgen de algo más complejo que el odio y el resentimiento gorila o la nostalgia de la convertibilidad. Y mucho más importante que eso: no importaría tanto de dónde vienen si no fuera porque importa a dónde van.
Entre las políticas del Gobierno que provocan el 8N (desde las correctas e inevitables hasta los errores no forzados y los automatismos muy necesarios de evitar) y las propensiones de las diversas vertientes del 8N surge un frente amplio por la libertad con el que habrá que disputar y competir. No me caben dudas: ese sujeto aún cuando no tenga hoy una articulación partidaria o electoral la tendrá. Y no sólo (o no ineluctablemente) entre alternativas opositoras unificadas o divididas. A nombre de la libertad tributan y acreditan vocaciones muy diversas, pero capaces de hacerse eco entre sí, de permutarse y de agrandarse. A esta marcha de la libertad se suman, y en ella se purifican, los que creen que no pueden viajar al exterior y los que creen que bancan el país con sus impuestos como si a ellos el país no les diera nada (¡que prueben a ver cómo se puede producir y exportar soja sin Estado!). Pero también están los que se han sentido agraviados por el trato minimizante que estoy discutiendo y quiero ceñir más decididamente ahora.
Sólo daré un ejemplo que ayuda a ilustrar lo que está pasando. Porque, si en algún lado están los ánimos conspiradores, no todos los que marcharon necesariamente buscan destitución y no hay que llevarlos a esa búsqueda. La inflación, no importa cuál sea su número, afecta dramáticamente la sensibilidad de muchos de ellos. No es para reírse. La clase media cifra su satisfacción en la posibilidad de ascender y hacer ascender a sus hijos. Ese horizonte, cuyo techo amplió el kirchnerismo en sus primeros años, parece estar bajando porque la estructura casi invariable del consumo de una parte de la clase media sube más (o al menos más rápido) que los ajustes salariales. Y al mismo tiempo se raja el piso que el kirchnerismo aseguraba, cuando el mercado de empleo se resiente, cuando el mercado inmobiliario se pone cada vez menos posible (más allá de que éstos sean fenómenos que exceden el control del Gobierno y que asumir un nuevo costo para el sueño patrimonialista de la clase media es un garrón que casi inmerecidamente se tiene que comer el gobierno de turno). La angustia de estos sujetos aumenta más allá del dólar como obsesión, cuando comprada toda la línea blanca, no saben cómo hacer para mantener al valor del peso que sobra y que se obtiene con tantos esfuerzos y angustias como el mango que no sobra en las casas populares.
Es cierto que pocos de los indignados ponen en la canasta de la libertad que glorifican el problema de la violencia policial, la seguridad de los militantes de organizaciones sociales populares o las posibilidades vitales de las generaciones de excluidos de nuestra nación. Pero es factible que en su proceso de autocorrección para emerger con legitimidad se den cuenta de que no pueden pedir cualquier cosa ni de cualquier manera. El universo simbólico de la democracia y la autonomía, de la tolerancia y de la paz, cada vez más denso desde 1983, también los ha ganado (en otros tiempos parte de esta gente formaba comandos civiles). Es cierto que el pueblo agraviado por la inflación, también está influido por todo lo que dicen los medios de la cadena nacional del desánimo. Y por eso el hecho de que una tapa de Clarín no derrumba un gobierno no debe confundirse con que 3248 tapas de Clarín sí logran instalar una animadversión que los descuidos alimentan a espaldas de los descuidadores. El reclamo que se le desconoce al 8N en muchas caracterizaciones está entre estas causas profundas (y la que di es sólo un ejemplo) y lo que ayuden a interpelar las jugadas de las organizaciones políticas (oficialismo incluido). No es la primera ni la última vez que aparece un movimiento que habilita esa dialéctica política y no creo que el kirchnerismo no tenga nada para hacer ahí.
Ernesto Laclau, el intelectual que la oposición ama odiar, puso de manifiesto de qué manera el peronismo condensaba todas las reivindicaciones populares hasta transformarse en su bandera. El mecanismo de desplazamientos, igualaciones y producción de sentido que su teoría ayudaba a iluminar es el que, paradójicamente, parece beneficiar a la oposición en la formación de un populismo de la libertad a su manera. La política móvil, sorprendente y en definitiva despolarizante del kirchnerismo 2011 podría combatirlo mejor que la actual confusión de consignas transformadas en diagnósticos. Eso y, claro, la gestión que sigue siendo lo principal.
* Antropólogo.
Para escuchar…
No recordaba bien porqué no leía más a Semán. Ahora me acuerdo.
podemos decir que el feto al que alude el articulo es otro producto no deseado de este desarrollo suigeneris del kirchnerismo,como lo es la inflacion y el aumento de una clase media que,olvida los beneficios recibidos para querer ser mas alta.
Isabel:
Es un poco despectivo y degradante tratarnos de «feto».
Vos has recibido días atras algunos feos insultos de parte de otros foristas y varios de nosotros, los opositores, hemos defendido tu derecho a ser tratada respetuosamente.
Te pido que seas recíproca con nosotros.
Vos sin duda seguis leyendo Billiken porque le debes gratitud por haberte ayudado a practicar la lectura cuando aprendiste. Pero los que somos menos perfectos, a medida que una mejora se nos hace hecho incorporado, pasamos a la etapa siguiente. Y, de la misma forma que traicionamos a Billiken porque ya no alcanza, lo mismo le pasa a la clase media con el kirchnerismo.
Es un buén artículo, estuve a punto de mandar un mail a AP para proponerlo para lecturas pero me ganaron de mano.
Mas interesante aún es el comentario de Eduardo Real, curiosamente cuando pensaba proponer la publicación del texto, me vino a la mente por asociación libre que cosa me retrucaría Eduardo Real si yo lo propusiera.
Pensé, que seguro como siempre si yo digo blanco el automáticamente diría negro, pero sorprendentemente Eduardo se ha radicalizado y ahora discute con Pagina/12, pronto nos apabullará diciendo que Cristina no es kirchnerista y que Máximo es hijo bastardo.
¿Vio? Todo as usual…
No está nada mal esta nota. No sé si la comparto (no lo sé); pero es pensamiento que supera en mucho casi todo lo que he leído desde el 8 de noviembre para acá. Como dicen en la MAK: para pensar.
perdon,si cabe,ZXC .Para mi el feto es ya una psibilidad firme de existencia.Lo se como termino que abrvaiba el cocepto de lo expresado en la entrada.Estamos suceptibles,eh?Ademas¿es Ud.un feto?¡que sorpresa!
Estamos suceptibles tal vez….., hay términos que pueden usarse como garrotes y ni para Ud. ni para mi hace falta recurrir a esos extremos.
No conozco a Semán, no sabía que es, cual es su oficio. Por eso antes de leer su nota me fije en la aclaración puesta al final del artículo, al lado del asterisco. Resultó antropólogo el hombre.Eso me generó cierta expectativa, la de obtener un poco de luz sobre el tema y mitigar mi opinión negativa, ya que mi impresión sobre el 8n era que está compuesto por gente de mierda.Tal vez un antropólogo mostrara mejores aristas, defensa de ciertos valores, pertenencia a alguna tradición, aspiración a algún tipo de dignidad, revalorización de la política.
Pese a estar bien urdida la nota me ha decepcionado por completo. Allí encontramos mitigadores no muy lícitos -por ejemplo que el 8n atenuó el gorilismo y el golpismo que lo «habita» y no reconocer que que lo constituye -, una alabanza poco pudorosa a la astucia organizativa y, en general una réplica de mecanismos usados por «nosotros» (sin que pueda entenderse a quien se refiere con la voz nosotros). Concluye que se está gestando un nuevo sujeto cuyo eje es la libertad (y ojo,estamos en la Argentina, ya sabemos que significa un movimiento en favor de la libertad enfrentando a gobiernos y movimientos populares).Cono punto final de ese ejercicio de contrabando ideológico proclama que con el 8n surge un «populismo de la libertad».Algo parecido a las jaurías que salieron a celebrar en el 55:un movimiento colectivo, un proceso que, en realidad reivindica caprichos y necedades individuales. Es un fácil ardid remitirse a Laclau y decir que puede haber populismos varios. En la Argentina hubo y hay movimientos populares mas bien inclinados a la igualdad y la justicia. La república y la libertad en cambio,han sido patrimonio de la SRA, el alte. Rojas y los buenos ciudadanos.
Juán:
Te pusiste a pensar con el término «gente de mierda» te estás refiriendo a la mitad del pueblo argentino.
Que a su vez los estás tratando de «jaurías», es decir manada de perros».
Y que tu rechazo filosófico y moral a la libertad tiene como contracara la reivindicación de la opresión.
A su vez que detrás de tu rechazo a la organización republicana del poder lo que subyace es la revindicación de «la suma del poder público», es decir de los dictadores.
Digo nomas…., no habría que tener un cachito de cuidadado con las palabras que se usan y como se las usan.
partir con «la mitad del pueblo argentino» me parece exagerado, atento a tu pedido de cuidado con las palabras, su uso, etc
mono:
Es muy probable que hoy sean bastante mas de la mitad.
Juán:
Te agrego un par de datos mas.
La igualdad, la división republicana de poderes (que implica una justicia no ligada al poder político de turno) y la libertad son la síntesis de la Revolución Francesa, plasmada luego con mas detalla en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.He aqí su articulado:
——————————————
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789
Artículo primero.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.
Artículo 2.- La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Artículo 3.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo, ningún individuo, pueden ejercer una autoridad que no emane expresamente de ella.
Artículo 4.- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos. Tales límites sólo pueden ser determinados por la ley.
Artículo 5.- La ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la sociedad. Nada que no esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser constreñido a hacer algo que ésta no ordene.
Artículo 6.- La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja o que sancione. Como todos los ciudadanos son iguales ante ella, todos son igualmente admisibles en toda dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción que la de sus virtudes y sus talentos.
Artículo 7.- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido, como no sea en los casos determinados por la ley y con arreglo a las formas que ésta ha prescrito. Quienes soliciten, cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias deberán ser castigados; pero todo ciudadano convocado o aprehendido en virtud de la ley debe obedecer de inmediato; es culpable si opone resistencia.
Artículo 8.- La ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias, y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y aplicada legalmente.
Artículo 9.- Puesto que todo hombre se presume inocente mientras no sea declarado culpable, si se juzga indispensable detenerlo, todo rigor que no sea necesario para apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.
Artículo 10.- Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a condición de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.
Artículo 11.- La libre comunicación de pensamientos y de opiniones es uno de los derechos más preciosos del hombre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, a trueque de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.
Artículo 12.- La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no para el provecho particular de aquellos a quienes ha sido encomendada.
Artículo 13.- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, resulta indispensable una contribución común; ésta debe repartirse equitativamente entre los ciudadanos, proporcionalmente a su capacidad.
Artículo 14.- Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o a través de sus representantes, la necesidad de la contribución pública, de aceptarla libremente, de vigilar su empleo y de determinar su prorrata, su base, su recaudación y su duración.
Artículo 15.- La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a todo agente público.
Artículo 16.- Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos, ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución.
Artículo 17.- Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella, salvo cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija de modo evidente, y a condición de una justa y previa indemnización.
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Te agrego como dato adicional que casi todas las constituciones de la mayoría de los países del mundo transcriben de manera literal esta declaración y le otorgan rango constitucional, entre ellos el nuestro.
Quisiera creer que no te oponés a los avances sociales de la Revolución Francesa, sería toda una novedad en Artepolítica.
Gente de mierda… Qué perfecta síntesis enunciativa, carente de todo ropaje seudorrepublicanista.
Los que se oponen son los participantes del 8n,que no creen que esos artículos se apliquen a la negrada, ni creen en la voluntad general, popular, mayoritaria, ni creen tampoco que todos los hombres nacen iguales. Tampoco encontré entre esos artículos uno que diga que comprar dólares es un derecho metafísico
Jamás dejaré de asombrarme ante cierto fetichismo que hace que alguien suponga que debemos arrodillarnos y llorar emocionados y agradecidos en Argentina, Latinoamérica, país colonizado y colonializado, en el año 2012, por un texto escrito en Francia, Europa, país colonizador y colonializador, en el año 1789 y obedecerlo sin dudarlo un segundo y sin leerlo con un poco de perspectiva histórica.
¿Y si agarramos la Biblia, «shaketá», que tiene como 2000 años más y probadísima capacidad de dirigir rebaños?
Y algunos todavía dicen que la modernidad fue secularizadora y que acabó con la teología y pelotudeces así.
Alejandro:
Fetichismo significa adjudicarle propiedades mágicas a un objeto o símbolo.
La Francia de 1789 no era un país colonizador sino uno asediado por las monarquías europeas, distinto al que fué con la Restauración y el ascenso de Napoleón al poder.
No se te confundan las épocas.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 no es por cierto un texto religioso y menos mágico, es un texto político en el cual se instaura la mas significativa «ampliación de derechos» (al decir de Uds.) que la historia registre.
Sin duda la modernidad fué secularizadora, siempre en relación a lo que existía antes.
La Biblia al igual que El Corán son textos religiosos suceptibles de poder ser considerados fetiches y por cierto no son textos políticos, ya que no tratan de la obtención, conservación y administración del poder.
Los Latinoamericanos, en particular los argentinos, debemos en parte estar agradecidos a las potencias europeas por simples razones históricas:
1) La invasión napoleonica a España dió los argumentos para el inicio de la Revolución de Mayo, sin este hecho probablemente hubiera tardado mucho en ocurrir.
2) Todo los patriotas integrantes de la Logia Lautaro, de San Martín para abajo, eran financiados por Inglaterra y muchos de ellos fueron formados como revolucionarios allí.
No fué un gesto altruísta de Inglaterra sino de conveniencia, pero sin ese gesto y sin la financiación correspondiente dificilmente hubiera ocurrido la Independencia.
3) Es medio idiota suponer que si no se tenía relación alguna con Francia e Inglaterra, desde San Martín hasta Rosas pasando por un sinnúmero mas de partícipes de la revolución, luego de haber concluído su período de actuación pública en lugar de retirarse a vivir tranquilamente en nuestras pampas se fueron a vivir a Europa; y ¿Adonde fuéron? A Francia e Inglaterra.
4)El contenido de La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se encuentra transcripto en la Constitución Nacional desde 1853 en su primera parte: La Declaración de Derechos y Garantías.
Todas las reformas constitucionales han respetado ese texto agregándole algunas árticulos mas ampliatorios de derechos como el 14bis referido a derecho laboral entre otros.
Pro último finalizo con una consideración personal que no figura en la Constitución:
«Sos un salame»
Tampoco figura en la Constitución: sos un ignorante.
Cada uno con lo suyo.
ale bresler:
¿Qué no figura?
Eduardo Real, que estaban lidiando con gente de mierda fue la razon por la que Videla, Astiz y Cia estaban convencidos que tenian razon en hacer lo que hicieron. El unico motivo por el que pienso que Videla, Astiz, etc, estaban en el escalon inmediato superior a tu posicion es que al menos tenian lo que en ingles se define como the courage of their convictions. Lo tuyo es querer algo, la irrelevancia de quienes no piensan como vos, sin tener las bolas de asumir lo que se requiere para lograrlo.
No me extraña que gente de mierda alabe a otra gente de mierda, ni que entienda como «tener bolas» asesinar al Negrito Floreal Avellaneda (14 años), empalándolo y arrojandolo al mar, el asesinato de Dagmar Hagelin (por un «pequeño error» de Astiz), el secuestro y asesinato de la «peligrosísima guerrillera» Azucena Villaflor, el secuestro y asesinato de TODA LA FAMILIA de Oesterheld, el asesinato en masa de familias enteras (bebés y niños incluidos) en el cementerio de San Vicente por parte del «valeroso» carnicero del III Cuerpo en Córdoba, …
Tal como lo decía arriba, y refuerzo ahora, gente de mierda dice cosas de mierda. Qué puede uno esperar.
Lo hacían por convicción, Eduardo. Eso los hace grandes hombres. No sé cómo no te das cuenta de algo tan elemental
Embers Fire
Lyrics
«Tener bolas» puramente respecto a asumir la barbaridad de lo que querian. Cosa que vos no haces, querrias que otros hagan lo que queres para seguir haciendote el civilizado. No te molestaria el hecho si alguien matara a quien no piensa como vos, te molesta ser visto haciendolo. Sos una bestia sacada en todo lo que decis y pensas, exactamente como Videla, Astiz y Cia.
Usando el brillante inicio del post de Selman:
Si les creemos a todos, todos somos gente de mierda.
entender el proceso manifestado el 8N seria entender a la clase media y aun mas, a nuestra compleja sociedad,y creo que nadie puede hacerlo con magia,solo con estudio y muy cuidado.