Una herramienta igualitaria

Coscia asegura que le “entristecen” los comentarios “reaccionarios” por la mudanza de su despacho a la Villa 21. Explica que la Casa de la Cultura será “un espacio magnífico equipado con todo para el servicio de la comunidad”.
El anuncio sorprendió a muchos, pero era un proyecto que ya estaba en marcha. De hecho, el propio secretario de Cultura, Jorge Coscia, lo había anunciado, pero dice que no le creían. “Cuesta creerlo, están como estupefactos, y a mí me alegra el entusiasmo con que nos recibieron en la villa, pero me entristecen algunos comentarios de los lectores de algún diario centenario, esos focos reaccionarios que nos hacen descubrir que el huevo de la serpiente está activo, por el desprecio que destilan hacia determinados sectores, pero para nosotros es una señal de que vamos en el camino correcto”, dijo el funcionario a Página/12 tras el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre la mudanza de la secretaría a la Villa 21. Coscia aclaró que sólo se trasladará su despacho, los directores irán a otros edificios de la CABA, porque “la contracara de este proyecto es la puesta en valor del edificio de Recoleta”, ubicado en Alvear y Rodríguez Peña.
La Presidenta inauguró ayer la Casa de la Cultura Villa 21 Barracas, que fue definida como un “espacio inédito” que, además de contar con la sede de la Secretaría de Cultura, tendrá un patrimonio estable de obras de arte, talleres culturales y un canal de televisión, en un edificio de 1500 metros cuadrados, donde también hay un auditorio con capacidad para 300 personas. “Es una alegría que nos hayan acompañado personas como el padre Pepe y el padre Toto, que llevan mucho tiempo de entrega en estos barrios de trabajadores, popularizados quizá por otras conductas que tienen que ver con la pobreza y la exclusión”, apuntó Cossia.
–¿Por qué se tomó la determinación de mudar la secretaría?
–Hay otros edificios de Cultura en la Capital, lo que se muda es mi despacho, que deja de estar en Recoleta, pero no porque despreciamos ese lugar. No estamos haciendo chauvinismo social inverso ni discriminación inversa, lo dijo la Presidenta y yo lo subrayo. El edificio de Alvear y Rodríguez Peña merece un destino que no sea administrativo, va a ser un sitio protocolar y de museo. La decisión política paradigmática es instalar en la Villa 21 al máximo funcionario de Cultura, que ahora soy yo, pero otro gobierno podrá tomar una decisión en contrario. Así me pongo al frente de uno de los ejes centrales de la política cultural de este gobierno: la cultura como herramienta igualitaria y los derechos culturales como derechos humanos esenciales. Hay enorme deuda en la materia, por eso me pongo por instrucción de ella al frente de la batalla cultural, que es pacífica y de amor, en el centro de la villa donde estos derechos siempre les fueron ajenos. Hemos trasladado la cabeza de esa política a uno de los barrios de mayores necesidades, en un espacio cultural magnífico equipado con todo, destinado, más allá de que sea mi sede, a estar al servicio de la comunidad, con tecnología 3D, un núcleo de acceso al conocimiento, salones específicos para artes plásticas, salones con piso de madera para danzas, aportes de artistas, un mural digno de ser visitado, el vitral a la calle no religioso más importante del país…
–¿Hace cuánto que este plan está en preparación?
–Comenzamos a pensar hace dos años la idea, conseguimos la casa, nos costó mucho, se sumó el Ministerio de Trabajo, una cooperativa de la villa, e Igualdad Cultural aportó el equipamiento. La placa de mármol en la entrada lleva los nombres de las autoridades y también los de los trabajadores de la villa que participaron. Ya estoy trabajando ahí, mañana (por hoy) tengo audiencias, por si alguno quiere ir a tomarme lista.
–¿Cómo fue recibida la noticia por los empleados de la secretaría?
–No pido un esfuerzo equivalente, aunque para mí venir a la Villa 21 no es esfuerzo, es rodearme del amor y el entusiasmo de la gente. Los directores no se mudan, voy a mantener espacios operativos en otros edificios, yo sólo me pongo al frente de un cambio de paradigma, cuya contracara es la puesta en valor de la anterior sede. Seguramente quienes salieron a cuestionar no saben esto. Los franceses decapitaron a sus reyes pero conservaron sus palacios, nosotros no decapitamos a nadie y conservamos los palacios. No tenemos ningún prejuicio porque son el patrimonio y la plusvalía del pueblo, por eso hicimos la puesta en valor de la casa de Ricardo Rojas; yo entro con amor a la villa, pero no entro con resentimiento al Bellas Artes o al Errázuriz. Y espero que esto sea tomado como una buena noticia, porque cada peso invertido en cultura son varios pesos menos que nos ahorramos en salud o seguridad.

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

Ver todas las entradas de Napule →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *