La tapa del último número de la revista Noticias, que reproduce una de las imágenes de un video de animación, es decir, de ficción, referido a la sexualidad de la Presidenta, generó un nuevo debate acerca del periodismo.
Más allá de la calidad estética del video y de la mayor o menor artificialidad del informe en el que la revista justifica su portada, es obvio que se trata de una idea periodística nada feliz. Por lo agresiva, la publicación vacila entre la osadía editorial y el golpe bajo carente de contenido. Se le podría reprochar haber invadido la intimidad de un ciudadano, en este caso de la Presidenta. Pero ni siquiera lo hizo, ya que las revelaciones que se prometen en la tapa no aparecen en el interior. De la creatividad de la editorial Perfil se podía esperar, y se seguirán esperando, productos más interesantes que no requieran un tipo de escándalo como éste para llamar la atención de los lectores.
Con independencia de la saludable interpelación que esta discusión plantea para el oficio periodístico, vuelve a ser inquietante el modo en que el oficialismo convierte cualquier excusa en una ocasión para la censura. La discusión que anteayer se llevó adelante en el Senado fue otra demostración de esa tendencia autoritaria. A los legisladores que representan al Gobierno no les alcanzó con repudiar, como se esperaba que hicieran, un conjunto de imágenes y textos referidos, sin duda que con procacidad, a la figura de su líder. El kirchnerismo recorrió además todo el Código Penal en procura de alguna forma de sanción.
En una evidente tergiversación de los conceptos, protestaron ante un caso de supuesta violencia de género. Y se irritaron por el menoscabo de una investidura presidencial que, en general, sufre más agravios del oficialismo que de quienes no comulgan con él, por cuanto la utilización del cargo público para satisfacer objetivos privados o de facción es la forma más eficiente de degradar una magistratura. También en este punto suele haber un exceso de dramatismo: los grandes líderes saben que están expuestos a un tratamiento de su figura que es propio del lugar que ocupan en la escena. Y deben saber, además, que conviene a ellos mismos y a su investidura ser siempre cuidadosos con el lenguaje insinuante o provocativo que alguna vez utilicen.
Aun cuando la producción periodística de Noticias haya sido infortunada, como reconocieron en buena ley en el Senado todos los opositores, nada justifica la penalización que pretende promover el oficialismo, en este como en otros tantos casos. Todo lo contrario: como enseña la mejor tradición republicana, los males de la libertad se curan con más libertad, y la salud del periodismo se preserva con apego en espíritu y profesionalismo a las mejores tradiciones del oficio..
Más allá de la calidad estética del video y de la mayor o menor artificialidad del informe en el que la revista justifica su portada, es obvio que se trata de una idea periodística nada feliz. Por lo agresiva, la publicación vacila entre la osadía editorial y el golpe bajo carente de contenido. Se le podría reprochar haber invadido la intimidad de un ciudadano, en este caso de la Presidenta. Pero ni siquiera lo hizo, ya que las revelaciones que se prometen en la tapa no aparecen en el interior. De la creatividad de la editorial Perfil se podía esperar, y se seguirán esperando, productos más interesantes que no requieran un tipo de escándalo como éste para llamar la atención de los lectores.
Con independencia de la saludable interpelación que esta discusión plantea para el oficio periodístico, vuelve a ser inquietante el modo en que el oficialismo convierte cualquier excusa en una ocasión para la censura. La discusión que anteayer se llevó adelante en el Senado fue otra demostración de esa tendencia autoritaria. A los legisladores que representan al Gobierno no les alcanzó con repudiar, como se esperaba que hicieran, un conjunto de imágenes y textos referidos, sin duda que con procacidad, a la figura de su líder. El kirchnerismo recorrió además todo el Código Penal en procura de alguna forma de sanción.
En una evidente tergiversación de los conceptos, protestaron ante un caso de supuesta violencia de género. Y se irritaron por el menoscabo de una investidura presidencial que, en general, sufre más agravios del oficialismo que de quienes no comulgan con él, por cuanto la utilización del cargo público para satisfacer objetivos privados o de facción es la forma más eficiente de degradar una magistratura. También en este punto suele haber un exceso de dramatismo: los grandes líderes saben que están expuestos a un tratamiento de su figura que es propio del lugar que ocupan en la escena. Y deben saber, además, que conviene a ellos mismos y a su investidura ser siempre cuidadosos con el lenguaje insinuante o provocativo que alguna vez utilicen.
Aun cuando la producción periodística de Noticias haya sido infortunada, como reconocieron en buena ley en el Senado todos los opositores, nada justifica la penalización que pretende promover el oficialismo, en este como en otros tantos casos. Todo lo contrario: como enseña la mejor tradición republicana, los males de la libertad se curan con más libertad, y la salud del periodismo se preserva con apego en espíritu y profesionalismo a las mejores tradiciones del oficio..
Modestia calificatoria. ¿Qué tal una tapa de Alfonsín haciéndose la paja?
Hay tapas de Alfonsín bañandose o en el baño en Revista Humor, por ejemplo.
¿se hacía un paja mientras se bañaba?
¡Qué horror…!
Traducción: la violación está mal, pero no salgas con esa minifalda si no querés que te violen.
Excelente síntesis.
son… no sé qué son
simulan repudiar un hecho lamentable pero es nada más que una página hipócrita que utiliza eso mismo para volver a golpear al gobierno.
Es muy buena la editorial de La Nación. Efectivamente la tapa de noticias es una porquería pero eso no justifica la reacción del gobierno.
Recordemos, además, que está es la Presidente del chancho afrodisiaco y de las empamodas a obreras fabriles. Tal vez, si ella respetara podrían exigir respeto con la cara un poco más blanda.
Lo mejor de la editorial es la gran verdad de que quienes mancillan la investidura presidencial son ustedes mismos. Boudou es vicepresidente, nada más que agregar.
Tal como lo dijo Tywin Lannister más arriba: «la violación está mal, pero no salgas con esa minifalda si no querés que te violen.»
De libro.
La analogía funciona perfecto…
No, no funciona.