Expectativas congeladas. La promesa de incorporarse en el petróleo perdió fuerza con el parate que atraviesa la actividad.
Luego de dos años de incesante arribo de desocupados a la zona de Añelo en busca de un trabajo en la industria petrolera, el atractivo de Vaca Muerta –a lo largo y ancho del país– parece haber cedido, ya que según advirtió el subsecretario de Trabajo de la provincia, Ernesto Seguel, el flujo migratorio hacia esa zona mermó considerablemente.
“Cuando estaba en su apogeo venía mucha gente que entendía que había posibilidades de un puesto de trabajo importante, pero ahora es mucho menor”, explicó Seguel en diálogo con “Río Negro”.
El titular de la subsecretaría de Trabajo de la provincia explicó que “lo que está pasando con el precio del petróleo, con la actividad gasífera también, ya se conoce en el país y hay un amesetamiento en la llegada de interesados”.
Para Seguel “no es que dejaron de venir, sino que están más tranquilos”. Es una merma que, asegura, permitirá que los pocos nuevos puestos que se creen queden en manos de desocupados locales o de la zona.
En la última medición difundida de la Encuesta Provincial de Hogares realizada en septiembre del año pasado, Añelo se ubicó como la segunda localidad del estudio con la mayor cantidad de desocupados. La medición arrojó un total del 8%, apenas por debajo de Chos Malal que encabezó el estudio con el 8,3%.
Incluso en aquella medición los especialistas de Estadística y Censos daban cuenta que esa tasa de desempleo se debía a las “altas expectativas de trabajo” que generaban los yacimientos linderos a Vaca Muerta.
La crisis que afecta a la actividad petrolera y gasífera parece haber respondido al pedido de intendente Darío Díaz, que meses atrás planteó la necesidad de poner un freno al ingreso de personas que ávidas de empleo llegaban a la ciudad considerada el corazón de la formación.
Es que mientras Seguel asegura que en la provincia el empleo se encuentra en una situación de “amesetamiento”, sin la creación de nuevos puestos laborales pero tampoco sin despidos masivos, el mismo funcionario reconoció que desde ese organismo trabajan arduamente con las cámaras empresarias y los sindicatos para que los primeros mantengan los puestos de trabajo y, los segundos, “la paz social”.
“La provincia tiene muchos trabajadores nativos, pero también al ser una provincia que tuvo tantas expectativas hay muchos trabajadores que no son de esta provincia y que en algunos casos han retornado a sus provincias de origen y esto nos ha permitido amortiguar estos esfuerzos de mantenimiento de puestos”, concluyó el funcionario.
La autodenunciada crisis que pregonan las empresas de la industria, mantiene las cuencas petroleras con un mínimo de actividad pese a los precios diferenciales para el crudo y el gas, valores que duplican los niveles internacionales. Con ese esquema el sector viene sufriendo despidos a cuenta gotas con acuerdos de retiros anticipados y un régimen de suspensiones rotativas. Es un cuadro que se completa con una dilatada paritaria salarial.
“Las partes consensuaron un acuerdo beneficioso para todos”, aseguró el subsecretario de Trabajo, Ernesto Seguel, en torno al conflicto abierto hace ya dos meses en la papelera Molarsa.
El funcionario detalló que el convenio, que puso fin el jueves pasado a las medidas de fuerza, reconoce “los salarios por los días caídos y se normalizó la actividad”.
Los trabajadores de la papelera ubicada en el Parque Industrial de Neuquén habían paralizado la actividad de la planta a principios de mayo y desde entonces realizaron protestas.
Luego de dos años de incesante arribo de desocupados a la zona de Añelo en busca de un trabajo en la industria petrolera, el atractivo de Vaca Muerta –a lo largo y ancho del país– parece haber cedido, ya que según advirtió el subsecretario de Trabajo de la provincia, Ernesto Seguel, el flujo migratorio hacia esa zona mermó considerablemente.
“Cuando estaba en su apogeo venía mucha gente que entendía que había posibilidades de un puesto de trabajo importante, pero ahora es mucho menor”, explicó Seguel en diálogo con “Río Negro”.
El titular de la subsecretaría de Trabajo de la provincia explicó que “lo que está pasando con el precio del petróleo, con la actividad gasífera también, ya se conoce en el país y hay un amesetamiento en la llegada de interesados”.
Para Seguel “no es que dejaron de venir, sino que están más tranquilos”. Es una merma que, asegura, permitirá que los pocos nuevos puestos que se creen queden en manos de desocupados locales o de la zona.
En la última medición difundida de la Encuesta Provincial de Hogares realizada en septiembre del año pasado, Añelo se ubicó como la segunda localidad del estudio con la mayor cantidad de desocupados. La medición arrojó un total del 8%, apenas por debajo de Chos Malal que encabezó el estudio con el 8,3%.
Incluso en aquella medición los especialistas de Estadística y Censos daban cuenta que esa tasa de desempleo se debía a las “altas expectativas de trabajo” que generaban los yacimientos linderos a Vaca Muerta.
La crisis que afecta a la actividad petrolera y gasífera parece haber respondido al pedido de intendente Darío Díaz, que meses atrás planteó la necesidad de poner un freno al ingreso de personas que ávidas de empleo llegaban a la ciudad considerada el corazón de la formación.
Es que mientras Seguel asegura que en la provincia el empleo se encuentra en una situación de “amesetamiento”, sin la creación de nuevos puestos laborales pero tampoco sin despidos masivos, el mismo funcionario reconoció que desde ese organismo trabajan arduamente con las cámaras empresarias y los sindicatos para que los primeros mantengan los puestos de trabajo y, los segundos, “la paz social”.
“La provincia tiene muchos trabajadores nativos, pero también al ser una provincia que tuvo tantas expectativas hay muchos trabajadores que no son de esta provincia y que en algunos casos han retornado a sus provincias de origen y esto nos ha permitido amortiguar estos esfuerzos de mantenimiento de puestos”, concluyó el funcionario.
La autodenunciada crisis que pregonan las empresas de la industria, mantiene las cuencas petroleras con un mínimo de actividad pese a los precios diferenciales para el crudo y el gas, valores que duplican los niveles internacionales. Con ese esquema el sector viene sufriendo despidos a cuenta gotas con acuerdos de retiros anticipados y un régimen de suspensiones rotativas. Es un cuadro que se completa con una dilatada paritaria salarial.
“Las partes consensuaron un acuerdo beneficioso para todos”, aseguró el subsecretario de Trabajo, Ernesto Seguel, en torno al conflicto abierto hace ya dos meses en la papelera Molarsa.
El funcionario detalló que el convenio, que puso fin el jueves pasado a las medidas de fuerza, reconoce “los salarios por los días caídos y se normalizó la actividad”.
Los trabajadores de la papelera ubicada en el Parque Industrial de Neuquén habían paralizado la actividad de la planta a principios de mayo y desde entonces realizaron protestas.