Panorama empresarial. El titular del Banco Central, ante inversores de Wall Street, admitió que el Gobierno cumplirá con el fallo del juez Griesa, aunque buscará un modo “elegante” para informarlo al país.
Marcelo Bonelli
Alejandro Vanoli confirmó que la Argentina pagará el juicio a Paul Singer, pero dijo que la Casa Rosada buscará un mecanismo para mantener el relato de confrontación y evitar “que parezca que nos hemos rendido a los fondos buitre.” El titular del Banco Central afirmó en secreto frente a banqueros internacionales: “El gobierno de Cristina está dispuesto a avanzar y resolver el problema de los holdouts.” Así, contradijo en privado el relato público de la Casa Rosada y transmitió su preocupación por la debilidad del frente externo.
También adelantó que Axel Kicillof utilizará reservas del BCRA hasta fin de año por unos 2.700 millones de dólares: “Las reservas –señaló– van a terminar en diciembre en unos 25.000 millones. Las vamos a utilizar para evitar expectativas de devaluación.” Pero comunicó a los centros financieros que Argentina quiere endeudarse en el 2015, para intentar fortalecer la caja del Central.
Vanoli admitió que el Ministerio de Economía ya “le comunicó a través de terceros el deseo de negociar con los holdouts.” Pero insistió en que el Gobierno lo intentará disfrazar y disimular, para no afectar el relato político de la Presidenta y evitar quedar en público sometidos a los fondos buitre.
La confesión de Vanoli se produjo frente a una veintena de testigos, todos miembros influyentes de Wall Street y de los fondos de inversión más importantes de EE.UU.
La reunión fue organizada por el banco de inversión más representativo de los Estados Unidos: el JP Morgan. El encuentro fue reservado y oficialmente se comunicó que fue para hablar de inversiones.
Pero Clarín confirmó que el titular del Banco Central ventiló ante los financistas confidencias de política económica y definiciones sensibles sobre el futuro uso de las reservas por parte del Gobierno argentino.
La reunión tuvo lugar durante la última semana, en Washington. Fue organizada por Joyce Chang, la influyente jefa de Research Internacional del JP Morgan. También asistió Vladimir Werning quien se encargó de tomar nota de las confesiones de Vanoli. Ese “memo” fue girado después a los participantes del encuentro bajo el rotulo “información confidencial y privilegiada.” Vanoli intentó seducir a los financistas y en repetidas ocasiones les confió que el gobierno de Cristina intentará salir al mercado internacional luego de pagarles a los buitres. En todo momento dijo que habrá arreglo con los holdouts, pero que se intentará encubrir la concesión que finalmente el Gobierno hará. Para eso confesó que “ustedes tienen que tener en cuenta que hay que buscar una solución política a fin de llegar a una solución elegante para Argentina.” Después dijo que el objetivo es que “intervenga el gobierno de los EE.UU., para que empuje a los fondos buitre a negociar de la forma más discreta.” Y ratificó: “Queremos una emisión de bonos en dólares para resolver problemas de los holdouts sin que parezca que nos hemos rendido ante ellos.” El sincericidio de Vanoli refleja el pensamiento íntimo del Gobierno, que es la contracara del relato de Cristina.
Por eso generó el primer cortocircuito con Axel Kicillof. Al ministro le molestó la transparencia y el protagonismo del jefe del BCRA con los banqueros externos, y fue con el cuento a Cristina.
Kicillof también tuvo un encuentro similar, donde avaló la estrategia que contó Vanoli.
Pero utilizó un relato más distante y frío con los banqueros. Los financistas igual se fueron de ambos encuentros con muchas dudas.
La credibilidad de Kicillof y Vanoli es inexistente en Washington y saben que el acuerdo con los buitres sólo puede surgir por una necesidad extrema del Gobierno: un peligroso enflaquecimiento de las reservas.
Un informe secreto y técnico del Banco Central refleja un panorama inquietante: del total de reservas declaradas, sólo 16.560 millones de dólares no estarían comprometidas, y de ese total sólo 4.000 serían en divisas reales. Así el verdadero poder de fuego de la Casa Rosada para enfrentar una corrida cambiaria es limitado. Peor aún: Cristina debe enfrentar vencimientos hasta el final de su mandato por la friolera de 9.766 millones de dólares. Las cuentas no cierran y explican las urgencias de Vanoli.
Kicillof quiere un acuerdo, pero tiene un plan alternativo: utilizar las reservas para pagar y dejar las arcas exhaustas para el próximo gobierno.
La información trascendió ayer en Manhattan, donde explotó una noticia que afecta las inversiones futuras: el miércoles, la Corte del Estado de Nueva York decidió embargar las acciones de una empresa petrolera argentina que envuelve en denuncias de corrupción al propio Banco Mundial. Se trata –como ya adelantó Clarín – de la petrolera Chañares y la firma denunciada es Medanitos, del empresario Emilio Carosio, de sólidos vínculos con el ministro Julio De Vido.
Ayer, la Corporación Financiera Internacional trató la maniobra, porque hay directores de la CFI comprometidos en la acción que habría afectado al fondo LAIG. La CFI se asoció con Medanitos y participó de la anomalía, cuando Guido Forcieri era el director argentino en el Banco Mundial. Aquí hay una denuncia penal y cuatro allanamientos.
Se investiga la conducta de unos cuantos funcionarios kirchneristas en el escándalo: la actitud laxa de la Comisión Nacional de Valores, la participación de Planificación y la del gobierno de Mendoza.
El tema arde y provocó un informe reservado de los ex secretarios de Energía para varios candidatos presidenciales. Según ese paper, existe un problema serio que atraviesa todas las decisiones petroleras del Gobierno: la corrupción.
Copyright Clarín, 2014.
Marcelo Bonelli
Alejandro Vanoli confirmó que la Argentina pagará el juicio a Paul Singer, pero dijo que la Casa Rosada buscará un mecanismo para mantener el relato de confrontación y evitar “que parezca que nos hemos rendido a los fondos buitre.” El titular del Banco Central afirmó en secreto frente a banqueros internacionales: “El gobierno de Cristina está dispuesto a avanzar y resolver el problema de los holdouts.” Así, contradijo en privado el relato público de la Casa Rosada y transmitió su preocupación por la debilidad del frente externo.
También adelantó que Axel Kicillof utilizará reservas del BCRA hasta fin de año por unos 2.700 millones de dólares: “Las reservas –señaló– van a terminar en diciembre en unos 25.000 millones. Las vamos a utilizar para evitar expectativas de devaluación.” Pero comunicó a los centros financieros que Argentina quiere endeudarse en el 2015, para intentar fortalecer la caja del Central.
Vanoli admitió que el Ministerio de Economía ya “le comunicó a través de terceros el deseo de negociar con los holdouts.” Pero insistió en que el Gobierno lo intentará disfrazar y disimular, para no afectar el relato político de la Presidenta y evitar quedar en público sometidos a los fondos buitre.
La confesión de Vanoli se produjo frente a una veintena de testigos, todos miembros influyentes de Wall Street y de los fondos de inversión más importantes de EE.UU.
La reunión fue organizada por el banco de inversión más representativo de los Estados Unidos: el JP Morgan. El encuentro fue reservado y oficialmente se comunicó que fue para hablar de inversiones.
Pero Clarín confirmó que el titular del Banco Central ventiló ante los financistas confidencias de política económica y definiciones sensibles sobre el futuro uso de las reservas por parte del Gobierno argentino.
La reunión tuvo lugar durante la última semana, en Washington. Fue organizada por Joyce Chang, la influyente jefa de Research Internacional del JP Morgan. También asistió Vladimir Werning quien se encargó de tomar nota de las confesiones de Vanoli. Ese “memo” fue girado después a los participantes del encuentro bajo el rotulo “información confidencial y privilegiada.” Vanoli intentó seducir a los financistas y en repetidas ocasiones les confió que el gobierno de Cristina intentará salir al mercado internacional luego de pagarles a los buitres. En todo momento dijo que habrá arreglo con los holdouts, pero que se intentará encubrir la concesión que finalmente el Gobierno hará. Para eso confesó que “ustedes tienen que tener en cuenta que hay que buscar una solución política a fin de llegar a una solución elegante para Argentina.” Después dijo que el objetivo es que “intervenga el gobierno de los EE.UU., para que empuje a los fondos buitre a negociar de la forma más discreta.” Y ratificó: “Queremos una emisión de bonos en dólares para resolver problemas de los holdouts sin que parezca que nos hemos rendido ante ellos.” El sincericidio de Vanoli refleja el pensamiento íntimo del Gobierno, que es la contracara del relato de Cristina.
Por eso generó el primer cortocircuito con Axel Kicillof. Al ministro le molestó la transparencia y el protagonismo del jefe del BCRA con los banqueros externos, y fue con el cuento a Cristina.
Kicillof también tuvo un encuentro similar, donde avaló la estrategia que contó Vanoli.
Pero utilizó un relato más distante y frío con los banqueros. Los financistas igual se fueron de ambos encuentros con muchas dudas.
La credibilidad de Kicillof y Vanoli es inexistente en Washington y saben que el acuerdo con los buitres sólo puede surgir por una necesidad extrema del Gobierno: un peligroso enflaquecimiento de las reservas.
Un informe secreto y técnico del Banco Central refleja un panorama inquietante: del total de reservas declaradas, sólo 16.560 millones de dólares no estarían comprometidas, y de ese total sólo 4.000 serían en divisas reales. Así el verdadero poder de fuego de la Casa Rosada para enfrentar una corrida cambiaria es limitado. Peor aún: Cristina debe enfrentar vencimientos hasta el final de su mandato por la friolera de 9.766 millones de dólares. Las cuentas no cierran y explican las urgencias de Vanoli.
Kicillof quiere un acuerdo, pero tiene un plan alternativo: utilizar las reservas para pagar y dejar las arcas exhaustas para el próximo gobierno.
La información trascendió ayer en Manhattan, donde explotó una noticia que afecta las inversiones futuras: el miércoles, la Corte del Estado de Nueva York decidió embargar las acciones de una empresa petrolera argentina que envuelve en denuncias de corrupción al propio Banco Mundial. Se trata –como ya adelantó Clarín – de la petrolera Chañares y la firma denunciada es Medanitos, del empresario Emilio Carosio, de sólidos vínculos con el ministro Julio De Vido.
Ayer, la Corporación Financiera Internacional trató la maniobra, porque hay directores de la CFI comprometidos en la acción que habría afectado al fondo LAIG. La CFI se asoció con Medanitos y participó de la anomalía, cuando Guido Forcieri era el director argentino en el Banco Mundial. Aquí hay una denuncia penal y cuatro allanamientos.
Se investiga la conducta de unos cuantos funcionarios kirchneristas en el escándalo: la actitud laxa de la Comisión Nacional de Valores, la participación de Planificación y la del gobierno de Mendoza.
El tema arde y provocó un informe reservado de los ex secretarios de Energía para varios candidatos presidenciales. Según ese paper, existe un problema serio que atraviesa todas las decisiones petroleras del Gobierno: la corrupción.
Copyright Clarín, 2014.
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