Autocrítica
Durante un encuentro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, criticaron su tolerancia a la ilegalidad y su escasa participación en la política
Empresarios y economistas, en la reunión convocada ayer por ACDE. Foto: DyN
«Los empresarios tenemos que hacer un profundo mea culpa.» Las palabras del gerente de la sede local de Spencer Stuart, Pablo Taussig, sirven para resumir las intervenciones de varios hombres de negocios que ayer, durante un desayuno organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), reconocieron la responsabilidad del sector empresarial en el avance de la corrupción en la Argentina .
Más temprano, el ex presidente del Banco Central (BCRA) y actual jefe de economistas del radicalismo Javier González Fraga había puesto ese tema sobre el tapete: «Los empresarios tienen que ser mucho más claros sobre el tema de la corrupción «, dijo. Y como para espolear a los cerca de 30 hombres de negocios que lo escuchaban, añadió: «Siempre hay un privado detrás de cada hecho de corrupción».
González Fraga fue uno de los cuatro economistas que participaron en el encuentro de ACDE, cuya temática era «Economía y valores». Los otros expositores fueron Orlando Ferreres, director de la consultora homónima; Eduardo Amadeo, ex diputado, ahora cercano a Sergio Massa, y Miguel Braun, director de la Fundación Pensar, ligada al macrismo. También estaban invitados el diputado kirchnerista Roberto Feletti y su par Claudio Lozano, de Unidad Popular, pero no pudieron asistir.
Entre otras consignas, los expositores debían dar sus comentarios sobre la exhortación apostólica del papa Francisco «Evangelii Gaudium». Según Amadeo, ese texto interpela a los empresarios en cuanto a la búsqueda excesiva de ganancias y la tolerancia a la corrupción.
Ferreres, para quien la exhortación papal es un documento «duro», dijo: «Hay que parar la corrupción». Al respecto, el analista mencionó que hace 21 años los empresarios peruanos firmaron un código de ética para combatir ese problema en su país. Según él, ese código ha permitido que Perú mantenga los lineamientos de su política económica pese a los cambios de gobierno.
El tema interesó al presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, que pidió más detalles. Más tarde se mencionó que en ACDE tenían un borrador de un código de ética propio que podría servir como versión preliminar.
También el presidente del banco HSBC, Gabriel Martino, dijo que los empresarios tienen que hacer un mea culpa por la situación del país, que, en su opinión, atraviesa una «crisis de valores».
Braun, en tanto, dijo que para combatir la corrupción, además de defender la prensa libre y apoyar a los políticos éticos, los empresarios necesitan mostrar unidad en valores. Para sentar un precedente, dijo, «alguna vez habrá que perder un negocio». Braun también incitó a los empresarios a participar más activamente en política. «Si gente honesta y eficiente no entra en la política, ésta queda en manos de los truhanes», dijo.
Sebastián Mocorrea, responsable del encuentro anual de ACDE que se llevará a cabo el próximo 4 de septiembre, reforzó ese pedido y dijo que los empresarios deben tener un rol más activo en la política. Taussig fue más duro consigo mismo y con los demás empresarios presentes: «Hemos sido cobardes», dijo.
Enseguida, Guillermo Lipera, socio del estudio Bulló, Tassi, Estebenet, Lipera, Torassa, planteó una suerte de desafío a los demás empresarios: «La semana que viene empieza el juicio al fiscal [José María] Campagnoli. Me gustaría ver a muchos de ustedes [dándole apoyo]. Yo obviamente voy a estar».
En el evento, clausurado por el presidente de ACDE, Juan Pablo Simón Padrós, y en el que también participaron el presidente de la Asociación Empresaria Argentina, Jaime Campos, y el de la Cámara de Importadores, Diego Pérez Santisteban, incluso hubo tiempo para recordar al ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Alberto Abad, ex jefe de la AFIP entre 2002 y 2008 y hoy director del Santander, dijo que Moreno, con sus modos, «demostró que los empresarios estaban desunidos». El presidente de Shell, Juan José Aranguren, cuya «valentía» para enfrentar a Moreno fue destacada por varios de los presentes, dijo: «Se puede perder dinero con una empresa, pero no se puede perder la dignidad».
Los «vicios»de la Argentina
Los analistas que participaron del evento de ACDE hicieron un análisis histórico de la economía argentina. Según Eduardo Amadeo, los principales «vicios» del país son la tolerancia a la inflación, el déficit fiscal y las fluctuaciones del tipo de cambio. Orlando Ferreres resaltó la «desmesura» que implica que el país haya tenido una inflación anual promedio de 74% desde 1945 hasta 2006 (desde 2007 los datos son menos precisos, aclaró) y como ejemplo de un «problema de gestión» dijo que se gastan US$ 13.000 millones anuales en importar energía, en lugar de destinar 10.000 millones al desarrollo de Vaca Muerta. Javier González Fraga dijo que la Argentina ha buscado «atajos» para lograr el desarrollo y que distintos gobiernos fomentaron una «fiesta del consumo»..
Durante un encuentro de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, criticaron su tolerancia a la ilegalidad y su escasa participación en la política
Empresarios y economistas, en la reunión convocada ayer por ACDE. Foto: DyN
«Los empresarios tenemos que hacer un profundo mea culpa.» Las palabras del gerente de la sede local de Spencer Stuart, Pablo Taussig, sirven para resumir las intervenciones de varios hombres de negocios que ayer, durante un desayuno organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), reconocieron la responsabilidad del sector empresarial en el avance de la corrupción en la Argentina .
Más temprano, el ex presidente del Banco Central (BCRA) y actual jefe de economistas del radicalismo Javier González Fraga había puesto ese tema sobre el tapete: «Los empresarios tienen que ser mucho más claros sobre el tema de la corrupción «, dijo. Y como para espolear a los cerca de 30 hombres de negocios que lo escuchaban, añadió: «Siempre hay un privado detrás de cada hecho de corrupción».
González Fraga fue uno de los cuatro economistas que participaron en el encuentro de ACDE, cuya temática era «Economía y valores». Los otros expositores fueron Orlando Ferreres, director de la consultora homónima; Eduardo Amadeo, ex diputado, ahora cercano a Sergio Massa, y Miguel Braun, director de la Fundación Pensar, ligada al macrismo. También estaban invitados el diputado kirchnerista Roberto Feletti y su par Claudio Lozano, de Unidad Popular, pero no pudieron asistir.
Entre otras consignas, los expositores debían dar sus comentarios sobre la exhortación apostólica del papa Francisco «Evangelii Gaudium». Según Amadeo, ese texto interpela a los empresarios en cuanto a la búsqueda excesiva de ganancias y la tolerancia a la corrupción.
Ferreres, para quien la exhortación papal es un documento «duro», dijo: «Hay que parar la corrupción». Al respecto, el analista mencionó que hace 21 años los empresarios peruanos firmaron un código de ética para combatir ese problema en su país. Según él, ese código ha permitido que Perú mantenga los lineamientos de su política económica pese a los cambios de gobierno.
El tema interesó al presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, que pidió más detalles. Más tarde se mencionó que en ACDE tenían un borrador de un código de ética propio que podría servir como versión preliminar.
También el presidente del banco HSBC, Gabriel Martino, dijo que los empresarios tienen que hacer un mea culpa por la situación del país, que, en su opinión, atraviesa una «crisis de valores».
Braun, en tanto, dijo que para combatir la corrupción, además de defender la prensa libre y apoyar a los políticos éticos, los empresarios necesitan mostrar unidad en valores. Para sentar un precedente, dijo, «alguna vez habrá que perder un negocio». Braun también incitó a los empresarios a participar más activamente en política. «Si gente honesta y eficiente no entra en la política, ésta queda en manos de los truhanes», dijo.
Sebastián Mocorrea, responsable del encuentro anual de ACDE que se llevará a cabo el próximo 4 de septiembre, reforzó ese pedido y dijo que los empresarios deben tener un rol más activo en la política. Taussig fue más duro consigo mismo y con los demás empresarios presentes: «Hemos sido cobardes», dijo.
Enseguida, Guillermo Lipera, socio del estudio Bulló, Tassi, Estebenet, Lipera, Torassa, planteó una suerte de desafío a los demás empresarios: «La semana que viene empieza el juicio al fiscal [José María] Campagnoli. Me gustaría ver a muchos de ustedes [dándole apoyo]. Yo obviamente voy a estar».
En el evento, clausurado por el presidente de ACDE, Juan Pablo Simón Padrós, y en el que también participaron el presidente de la Asociación Empresaria Argentina, Jaime Campos, y el de la Cámara de Importadores, Diego Pérez Santisteban, incluso hubo tiempo para recordar al ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno. Alberto Abad, ex jefe de la AFIP entre 2002 y 2008 y hoy director del Santander, dijo que Moreno, con sus modos, «demostró que los empresarios estaban desunidos». El presidente de Shell, Juan José Aranguren, cuya «valentía» para enfrentar a Moreno fue destacada por varios de los presentes, dijo: «Se puede perder dinero con una empresa, pero no se puede perder la dignidad».
Los «vicios»de la Argentina
Los analistas que participaron del evento de ACDE hicieron un análisis histórico de la economía argentina. Según Eduardo Amadeo, los principales «vicios» del país son la tolerancia a la inflación, el déficit fiscal y las fluctuaciones del tipo de cambio. Orlando Ferreres resaltó la «desmesura» que implica que el país haya tenido una inflación anual promedio de 74% desde 1945 hasta 2006 (desde 2007 los datos son menos precisos, aclaró) y como ejemplo de un «problema de gestión» dijo que se gastan US$ 13.000 millones anuales en importar energía, en lugar de destinar 10.000 millones al desarrollo de Vaca Muerta. Javier González Fraga dijo que la Argentina ha buscado «atajos» para lograr el desarrollo y que distintos gobiernos fomentaron una «fiesta del consumo»..