Eslabón clave. En 2015, Vidal obtuvo 432.500 votos más que Macri en la Provincia. Y apuntaló el triunfo nacional de Cambiemos.
Nunca leyó las crónicas de su victoria el 25 de octubre de 2015. Ni los días posteriores. Tampoco los centenares de análisis sobre su su irrupción decisiva en la campaña. Sin embargo, su victoria constituyó un paso fundamental para Cambiemos: luego de 28 años desplazó al PJ de la gobernación bonaerense y le dio un triunfo clave a Mauricio Macri.
A tal punto que María Eugenia Vidal logró ese día obtener 432.500 votos más que su jefe político en la Provincia (el Presidente la superó en cuatro de los 131 municipios) y unos 100 mil votos más que Daniel Scioli. Es decir, alcanzó el mayor corte de la boleta de la historia bonaerense con 6,57%.
Sin embargo, lo primero que recuerda Vidal en el presente no pasa por los números fríos, elocuentes de una victoria histórica. “Lo más fuerte de ese día fue cuando se anunciaron los resultados oficiales en la pantalla a las doce de la noche. Yo no lo creía hasta que dieron los resultados. No me voy a olvidar nunca”, rememora en su intimidad.
Horas antes de las doce, en el búnker de Costa Salguero, Vidal había festejado que Macri llegara en segunda vuelta. Pero ella estaba segura de que eso ocurriría.
En cambio, nunca pensó que finalmente ganaría. El jefe de la campaña nacional, Marcos Peña, se lo había dicho a las 21: “Estás cuatro puntos arriba”. Pero ella no le creyó. Cuando aparecieron los resultados tenía a su familia alrededor. “Les ganamos a estos imbéciles”, le dijo Elisa Carrió, tomando del brazo a José Luis, el padre de Vidal. Lilita nunca supo que era el papá de la gobernadora electa.
Vidal se encontró con el líder del PRO en el escenario. Macri le dijo: “Hablá vos que yo no puedo”. No había preparado un discurso para la noche de la victoria. Estaba impresionada – y así lo dijo– con los votos de las zonas más pobres de la Provincia.
Hoy, un año después, aún asegura que esta “conmovida” y le cuesta hacer un análisis racional de la elección. “Prefiero dejarlo así, como un hecho emocional», confía a sus asesores. “Creo que esa elección fue un grito de libertad”, agrega.
¿Qué opinar de las elecciones del año que viene? “Me gustaría que se mantenga la libertad que se expresó ese día. Que la gente sostenga la esperanza. Y el año que viene cuando ganemos va a ser mucho más valioso el voto, porque aún enfrentando dificultades va a elegir un camino sin atajos y apuesta al largo plazo”, reflexiona cuando se toma unos minutos, con un té, en los sillones del piso 19º del Banco Provincia.
Asegura que será difícil armar la lista. “Siempre fue complicado elegir candidatos, yo ya lo pasé”, piensa, pero no duda en afirmar que los elegirá con Macri. Por primera vez ella tendrá la lapicera bonaerense y poder de veto.
Se imagina metida de lleno en la campaña. “No hay más o menos, me la voy a jugar porque parece una elección difícil. Yo voy a estar en la campaña, voy a apoyar al candidato de manera incondicional”, les dice a sus ministros. “Parte de lo que se va a discutir es la gestión, la Provincia y el Gobierno. Por eso va a ser importante que me involucre”, razona.
Por ahora, no tiene pensado leer las crónicas de su victoria. “Supongo que mi madre (Norma) las debe haber guardado en algún lugar. Tengo que leerlas en algunos años cuando sea viejita y no haga política. Fue muy sano no leerlas. Estar en eje y no creérmela forman parte de eso. Siempre pensé que el voto no fue a mi persona sino a lo que represento. Y hoy sigo pensando así”.
Nunca leyó las crónicas de su victoria el 25 de octubre de 2015. Ni los días posteriores. Tampoco los centenares de análisis sobre su su irrupción decisiva en la campaña. Sin embargo, su victoria constituyó un paso fundamental para Cambiemos: luego de 28 años desplazó al PJ de la gobernación bonaerense y le dio un triunfo clave a Mauricio Macri.
A tal punto que María Eugenia Vidal logró ese día obtener 432.500 votos más que su jefe político en la Provincia (el Presidente la superó en cuatro de los 131 municipios) y unos 100 mil votos más que Daniel Scioli. Es decir, alcanzó el mayor corte de la boleta de la historia bonaerense con 6,57%.
Sin embargo, lo primero que recuerda Vidal en el presente no pasa por los números fríos, elocuentes de una victoria histórica. “Lo más fuerte de ese día fue cuando se anunciaron los resultados oficiales en la pantalla a las doce de la noche. Yo no lo creía hasta que dieron los resultados. No me voy a olvidar nunca”, rememora en su intimidad.
Horas antes de las doce, en el búnker de Costa Salguero, Vidal había festejado que Macri llegara en segunda vuelta. Pero ella estaba segura de que eso ocurriría.
En cambio, nunca pensó que finalmente ganaría. El jefe de la campaña nacional, Marcos Peña, se lo había dicho a las 21: “Estás cuatro puntos arriba”. Pero ella no le creyó. Cuando aparecieron los resultados tenía a su familia alrededor. “Les ganamos a estos imbéciles”, le dijo Elisa Carrió, tomando del brazo a José Luis, el padre de Vidal. Lilita nunca supo que era el papá de la gobernadora electa.
Vidal se encontró con el líder del PRO en el escenario. Macri le dijo: “Hablá vos que yo no puedo”. No había preparado un discurso para la noche de la victoria. Estaba impresionada – y así lo dijo– con los votos de las zonas más pobres de la Provincia.
Hoy, un año después, aún asegura que esta “conmovida” y le cuesta hacer un análisis racional de la elección. “Prefiero dejarlo así, como un hecho emocional», confía a sus asesores. “Creo que esa elección fue un grito de libertad”, agrega.
¿Qué opinar de las elecciones del año que viene? “Me gustaría que se mantenga la libertad que se expresó ese día. Que la gente sostenga la esperanza. Y el año que viene cuando ganemos va a ser mucho más valioso el voto, porque aún enfrentando dificultades va a elegir un camino sin atajos y apuesta al largo plazo”, reflexiona cuando se toma unos minutos, con un té, en los sillones del piso 19º del Banco Provincia.
Asegura que será difícil armar la lista. “Siempre fue complicado elegir candidatos, yo ya lo pasé”, piensa, pero no duda en afirmar que los elegirá con Macri. Por primera vez ella tendrá la lapicera bonaerense y poder de veto.
Se imagina metida de lleno en la campaña. “No hay más o menos, me la voy a jugar porque parece una elección difícil. Yo voy a estar en la campaña, voy a apoyar al candidato de manera incondicional”, les dice a sus ministros. “Parte de lo que se va a discutir es la gestión, la Provincia y el Gobierno. Por eso va a ser importante que me involucre”, razona.
Por ahora, no tiene pensado leer las crónicas de su victoria. “Supongo que mi madre (Norma) las debe haber guardado en algún lugar. Tengo que leerlas en algunos años cuando sea viejita y no haga política. Fue muy sano no leerlas. Estar en eje y no creérmela forman parte de eso. Siempre pensé que el voto no fue a mi persona sino a lo que represento. Y hoy sigo pensando así”.