La noche era estrellada y cálida, una coincidencia poco frecuente en la tradicional comida que organiza, siempre en enero, Jorge Brito. Por cierto, la invitación a la chacra Mama Gansa con la que el dueño del grupo Macro agasaja a sus pares y marca el fin de la temporada del mundo de los negocios en Punta del Este, es signo de distinción. El sábado por la noche abundaron los banqueros, seguidos por industriales, además de un par de observadores atentos para este comienzo del gobierno de Mauricio Macri.
Carlos Melconian, titular del Banco Nación, estuvo entre los más solicitados. Lo acompañó el ex Galicia, Luis Rivaya y ahora uno de sus directores. Pese a que varios buscaban conocer sus vaticinios, Melconian se ciñó a su actual función, prometiendo créditos hipotecarios y para pymes. Y hasta aseguró que con un plantel de 18.000 personas solo prescindió de cuatro. Sobre el despacho que Amado Boudou había decorado como un boliche y que despertó todo tipo de comentarios, no soltó palabra.
Mientras elogiaba los corderos uruguayos, Guillermo Stanley, del fondo Inverlat, comentaba entre risas que le dedica demasiado tiempo a sus nietos. Su hija Carolina es la flamante ministra de Desarrollo Social y su yerno, Federico Salvai, ministro de Gobierno bonaerense. A su lado y sin ánimo de amargar la fiesta, Cristiano Rattazzi advirtió que el primer semestre viene difícil y que la crisis en Brasil golpea al sector automotriz, con salarios en dólares que siguen siendo, pese a la devaluación, “más altos que los brasileños”.
En eso, el dueño del Mariva, José “Chicho” Pardo recriminó a los industriales por la suba de precios. “Hay que apoyar al Gobierno, deben ser responsables”, disparó. Fue José de Mendiguren quien replicó: “La tasa de interés es otro precio de la economía. Hoy una pyme de Rafaela paga 80% por descontar un cheque”, dijo al extenderse sobre lo que significa un contexto internacional adverso, donde los países en vez de comprar nos quieren vender y hay una persistente caída de las cotizaciones de las materias primas. Brito, el anfitrión, apuntó que a Argentina le va a resultar difícil generar dólares por exportaciones y que tendrá que tomar deuda. Muchos coincidieron en la urgencia de recomponer el frente externo y hasta celebraron que Sergio Massa acompañe a Macri a Davos.
Hubo quienes insistieron que en ese escenario es “indispensable” un blanqueo de capitales para repatriar el dinero depositado en el exterior. “Alberto Abad se opone”, dijeron desde una mesa. Abad es el jefe de la AFIP.
Ya era cerca de la medianoche cuando se habló de las paritarias en una charla que se extendió casi hasta las 2,30. “Serán un desafío, hará falta serenar el frente sindical y tener un índice creíble de referencia”, mencionaron. De repente, alguien alertó sobre Hugo Moyano. “Quiere ser el único interlocutor”, informó. Los industriales de la construcción (Juan Chediak, Gustavo Weiss y Aldo Roggio) contaron los tropiezos administrativos por la división del ministerio que quedó una parte para Guillermo Dietrich y la otra, para Rogelio Frigerio.
Curiosamente, José Urtubey (Celulosa y hermano del gobernador salteno) resaltó “el espíritu de articulación”. Lo escuchaban Facundo Frávega, Adelmo Gabbi, Miguel Acevedo, Jorge Stuart Milne, Norberto Peruzzotti y Sebastián Eskenazi. Otro dato: la detención de Milagro Sala, esa tarde, apenas se mencionó y fue vista “como un gesto de gobernabilidad”, según confió uno de los asistentes.
Carlos Melconian, titular del Banco Nación, estuvo entre los más solicitados. Lo acompañó el ex Galicia, Luis Rivaya y ahora uno de sus directores. Pese a que varios buscaban conocer sus vaticinios, Melconian se ciñó a su actual función, prometiendo créditos hipotecarios y para pymes. Y hasta aseguró que con un plantel de 18.000 personas solo prescindió de cuatro. Sobre el despacho que Amado Boudou había decorado como un boliche y que despertó todo tipo de comentarios, no soltó palabra.
Mientras elogiaba los corderos uruguayos, Guillermo Stanley, del fondo Inverlat, comentaba entre risas que le dedica demasiado tiempo a sus nietos. Su hija Carolina es la flamante ministra de Desarrollo Social y su yerno, Federico Salvai, ministro de Gobierno bonaerense. A su lado y sin ánimo de amargar la fiesta, Cristiano Rattazzi advirtió que el primer semestre viene difícil y que la crisis en Brasil golpea al sector automotriz, con salarios en dólares que siguen siendo, pese a la devaluación, “más altos que los brasileños”.
En eso, el dueño del Mariva, José “Chicho” Pardo recriminó a los industriales por la suba de precios. “Hay que apoyar al Gobierno, deben ser responsables”, disparó. Fue José de Mendiguren quien replicó: “La tasa de interés es otro precio de la economía. Hoy una pyme de Rafaela paga 80% por descontar un cheque”, dijo al extenderse sobre lo que significa un contexto internacional adverso, donde los países en vez de comprar nos quieren vender y hay una persistente caída de las cotizaciones de las materias primas. Brito, el anfitrión, apuntó que a Argentina le va a resultar difícil generar dólares por exportaciones y que tendrá que tomar deuda. Muchos coincidieron en la urgencia de recomponer el frente externo y hasta celebraron que Sergio Massa acompañe a Macri a Davos.
Hubo quienes insistieron que en ese escenario es “indispensable” un blanqueo de capitales para repatriar el dinero depositado en el exterior. “Alberto Abad se opone”, dijeron desde una mesa. Abad es el jefe de la AFIP.
Ya era cerca de la medianoche cuando se habló de las paritarias en una charla que se extendió casi hasta las 2,30. “Serán un desafío, hará falta serenar el frente sindical y tener un índice creíble de referencia”, mencionaron. De repente, alguien alertó sobre Hugo Moyano. “Quiere ser el único interlocutor”, informó. Los industriales de la construcción (Juan Chediak, Gustavo Weiss y Aldo Roggio) contaron los tropiezos administrativos por la división del ministerio que quedó una parte para Guillermo Dietrich y la otra, para Rogelio Frigerio.
Curiosamente, José Urtubey (Celulosa y hermano del gobernador salteno) resaltó “el espíritu de articulación”. Lo escuchaban Facundo Frávega, Adelmo Gabbi, Miguel Acevedo, Jorge Stuart Milne, Norberto Peruzzotti y Sebastián Eskenazi. Otro dato: la detención de Milagro Sala, esa tarde, apenas se mencionó y fue vista “como un gesto de gobernabilidad”, según confió uno de los asistentes.