La postal dejó atónitos a los automovilistas que ayer a media mañana transitaban por una de las manos de la autopista que conecta Córdoba y Rosario. Una imagen imposible, con algo de primitivo. En la banquina de la traza de enfrente, un puñado de chacareros redoblaba esfuerzos por poder cargar un botín impensado: 15 terneros que quedaron desparramados sobre el asfalto tras el vuelco del camión jaula que las transportaba. La faena se concretó con pericia y velocidad en menos de 40 minutos. Algunos, cargaron la mercadería en camionetas. Otros, regresaron a sus chacras con trozos de carnes cargados en los hombros, tranquilos y a la vista de la gendarmería, que se ocupaba, tan solo, de ordenar el tránsito vehícular.
Cerca de la 1.30 de la mañana, un trasporte de carga volcó en el kilómetro 320 de la autopista, a la altura de la localidad de Roldán, en dirección hacia la provincia de Córdoba. Es una zona ciento por ciento rural. el camión tenía 55 terneros que debían ser entregados en un frigorífico de Carcarañá, a poco más de 30 minutos del lugar del accidente. El conductor resultó ileso, al igual que la mayoría de los animales. “Mordí la banquina y volqué. Quedó toda la carga dada vuelta, un desastre”, le explicó el chofer a los primeros policías que llegaron al lugar, todavía abatido por la pérdida e impactado por el show de carneo que estaba sucediendo delante de sus ojos.
Los efectivos policiales cortaron el tránsito, aunque no pudieron retirar el acoplado. En el interior de la jaula yacían 15 vacas. Recién con la luz del día, y con la ayuda de algunos chacareros de la zona, los operarios lograron sacar a los animales de la autopista. Los cadáveres quedaron a la vera de la traza. Los terneros que sobrevivieron fueron agrupados y cargados en otro rodado.
El operativo duró más de ocho horas. Recién se levantó cerca de las 11, cuando una grúa se llevó el camión siniestrado. La posta la tomó un gendarme, a quien le encargaron vigilar el ganado muerto, que había quedado desparramado por ahí. Pero a los pocos minutos, seis camionetas (algunas 4×4) y dos autos irrumpieron en el lugar, decididos a todo. Cuchilla en mano, los conductores y sus acompañantes empezaron con una faena a cielo abierto, sin pedir autorización ni hacer pregunta alguna. El uniformado se acercó, preguntó qué iban a hacer y rápidamente se alejó. Nunca intervino.
Un Renault 12 que transitaba por la otra mano no quiso perderse el festín. Cambió de sentido en el primer giro para llevarse una parte del botín. Primero, el conductor intentó subir un ternero a la parte trasera del auto. Pero no pudo. Entonces, abrió el baúl. “Acá va a entrar”, le dijo a quienes lo estaban ayudando. El cálculo no falló.
La noticia parecía correr con velocidad. Alguien había dado aviso para que se sumen los vecinos de la zona. Los últimos en llegar fueron los vecinos de los alrededores. Llegaron a pie, con guantes y sierras, también preparados para la faena. Finalizado el arduo trabajo, se retiraron a través de los campos con grandes trozos de carne en los hombros. Una procesión con el alimento conseguido de la manera más inesperada.
“Ya estamos. Terminamos”, le dijo uno de los chacareros al gendarme, que seguía mirando sin poder hacer nada. Con la zona despejada, agarró su handy e informó que ya se podía habilitar la calzada. El tránsito se normalizó a las 11.40.
Cerca de la 1.30 de la mañana, un trasporte de carga volcó en el kilómetro 320 de la autopista, a la altura de la localidad de Roldán, en dirección hacia la provincia de Córdoba. Es una zona ciento por ciento rural. el camión tenía 55 terneros que debían ser entregados en un frigorífico de Carcarañá, a poco más de 30 minutos del lugar del accidente. El conductor resultó ileso, al igual que la mayoría de los animales. “Mordí la banquina y volqué. Quedó toda la carga dada vuelta, un desastre”, le explicó el chofer a los primeros policías que llegaron al lugar, todavía abatido por la pérdida e impactado por el show de carneo que estaba sucediendo delante de sus ojos.
Los efectivos policiales cortaron el tránsito, aunque no pudieron retirar el acoplado. En el interior de la jaula yacían 15 vacas. Recién con la luz del día, y con la ayuda de algunos chacareros de la zona, los operarios lograron sacar a los animales de la autopista. Los cadáveres quedaron a la vera de la traza. Los terneros que sobrevivieron fueron agrupados y cargados en otro rodado.
El operativo duró más de ocho horas. Recién se levantó cerca de las 11, cuando una grúa se llevó el camión siniestrado. La posta la tomó un gendarme, a quien le encargaron vigilar el ganado muerto, que había quedado desparramado por ahí. Pero a los pocos minutos, seis camionetas (algunas 4×4) y dos autos irrumpieron en el lugar, decididos a todo. Cuchilla en mano, los conductores y sus acompañantes empezaron con una faena a cielo abierto, sin pedir autorización ni hacer pregunta alguna. El uniformado se acercó, preguntó qué iban a hacer y rápidamente se alejó. Nunca intervino.
Un Renault 12 que transitaba por la otra mano no quiso perderse el festín. Cambió de sentido en el primer giro para llevarse una parte del botín. Primero, el conductor intentó subir un ternero a la parte trasera del auto. Pero no pudo. Entonces, abrió el baúl. “Acá va a entrar”, le dijo a quienes lo estaban ayudando. El cálculo no falló.
La noticia parecía correr con velocidad. Alguien había dado aviso para que se sumen los vecinos de la zona. Los últimos en llegar fueron los vecinos de los alrededores. Llegaron a pie, con guantes y sierras, también preparados para la faena. Finalizado el arduo trabajo, se retiraron a través de los campos con grandes trozos de carne en los hombros. Una procesión con el alimento conseguido de la manera más inesperada.
“Ya estamos. Terminamos”, le dijo uno de los chacareros al gendarme, que seguía mirando sin poder hacer nada. Con la zona despejada, agarró su handy e informó que ya se podía habilitar la calzada. El tránsito se normalizó a las 11.40.