Wall Street advirtió por el deterioro de la situación fiscal de la Argentina, en un contexto internacional crecientemente complicado para obtener financiamiento en el mercado de capitales.
El banco Goldman Sachs señaló que una persistente inconsistencia, resultante de una política fiscal laxa, crea incertidumbre respecto de la sustentabilidad del crecimiento económico y de la obtención de la estabilidad macroeconómica.
Además, expresó que la «dominancia fiscal todavía restringe el manejo apropiado de la política monetaria, aun cuando se ha hecho un importante progreso en este frente».
En este sentido, «el mantenimiento de un elevado desequilibrio fiscal resulta en persistentes y amplias necesidades financieras en medio de condiciones internacionales más desafiantes», según escribió el analista Mauro Roca.
Y si bien aclaró que «el ratio de deuda-PBI todavía luce confortable, particularmente en términos netos, la persistencia de una fuerte brecha fiscal no solamente afecta la dinámica fiscal, sino que también impide la muy necesaria reducción en los costos financieros».
Roca dijo a LA NACION, desde Nueva York, que «al no avanzar en el tema fiscal, no queda otra alternativa que seguir buscando financiamiento en un contexto más complicado porque se acelera la suba de tasas de interés que ya se preveía».
«Los mercados igualmente van a seguir abiertos, el tema es a qué precio, porque están subiendo las tasas de interés y -por lo tanto- el spread argentino será mayor en un contexto más selectivo para los inversores. Ya se vieron los spreads mínimos y ahora tenderán a subir», aventuró el analista.
«La demora en la inversión es resultado de este mix de política. La dirección es correcta pero faltan cambios en la regulación y en esos cambios graduales el país es más vulnerable a los shocks externos», aseguró. Para Roca, en 2017 habrá que financiar unos 25.000 millones de dólares entre el mercado local y el internacional.
Martín Anidjar, socio gerente de Baffin Advisors, sostuvo en diálogo con LA NACION, también desde Nueva York, que «ahora es menos claro que [el país] pueda seguir con la estrategia de no hacer mucho en el terreno fiscal y apoyarse solamente en el endeudamiento externo. Y pensar en el endeudamiento local es medio naive».
«Creo que el año próximo puede requerir una respuesta de política económica en la dirección de reducir las necesidades de financiamiento», advirtió.
En tanto, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s comparó la situación fiscal de la Argentina y Brasil, estimando para este año un déficit primario del 5 y del 2,8 por ciento, respectivamente.
«El problema más serio que tienen ambos países no es el déficit fiscal, sino el tamaño total de su sector público, que este año absorberá el 43% del PBI de la Argentina y el 45% en Brasil. Estos son niveles más altos que la mayoría de las economías de la OCDE y representan una onerosa tasa de impuestos y de tasas altas de interés, factores que disuaden el crecimiento económico y la inversión», sostuvo Cottani.
Si bien a priori pareciera ser que la Argentina tiene mayor espacio fiscal que Brasil por la relación deuda bruta-PBI, el primero de los dos países carece de un mercado importante local de capitales, a diferencia del segundo, lo que lo deja más expuesto a los shocks externos.
«El resultado para la Argentina es que dos tercios de su deuda bruta están en manos de fondos de inversión extranjeros o inversores locales que actúan de la misma manera. Esto significa que cualquier cambio adverso en el sentimiento causado por circunstancias locales o externas puede aumentar el spread de los bonos argentinos en forma significativa», explicó.
Esto forzaría al Gobierno a «elegir entre pedir prestado a una tasa de interés mucho más alta para financiar el déficit fiscal o pedirle mayor asistencia al Banco Central, lo que resultaría en un aceleración inflacionaria seguida de una devaluación», concluyó.
Con una visión más optimista, el analista de XP Securities Alberto Bernal dijo desde Nueva York que «a los inversores les hubiera gustado ver ya la reactivación, pero le dan el beneficio de la duda. Creo que seguirá el proceso de desinflación y puede haber algún cambio en la situación fiscal».
Por esta razón, afirmó que no espera «problemas de financiamiento, aunque puede ser que se encarezca un poco».
Advertencias desde el exterior
Mauro Roca
Analista de Goldman Sachs
«Mantener un elevado desequilibrio fiscal resulta en persistentes y amplias necesidades financieras»
Martín Anidjar
Socio de Baffin Advisors
«No se puede seguir con la estrategia de no hacer mucho en lo fiscal , con un apoyo sólo en el endeudamiento»
El banco Goldman Sachs señaló que una persistente inconsistencia, resultante de una política fiscal laxa, crea incertidumbre respecto de la sustentabilidad del crecimiento económico y de la obtención de la estabilidad macroeconómica.
Además, expresó que la «dominancia fiscal todavía restringe el manejo apropiado de la política monetaria, aun cuando se ha hecho un importante progreso en este frente».
En este sentido, «el mantenimiento de un elevado desequilibrio fiscal resulta en persistentes y amplias necesidades financieras en medio de condiciones internacionales más desafiantes», según escribió el analista Mauro Roca.
Y si bien aclaró que «el ratio de deuda-PBI todavía luce confortable, particularmente en términos netos, la persistencia de una fuerte brecha fiscal no solamente afecta la dinámica fiscal, sino que también impide la muy necesaria reducción en los costos financieros».
Roca dijo a LA NACION, desde Nueva York, que «al no avanzar en el tema fiscal, no queda otra alternativa que seguir buscando financiamiento en un contexto más complicado porque se acelera la suba de tasas de interés que ya se preveía».
«Los mercados igualmente van a seguir abiertos, el tema es a qué precio, porque están subiendo las tasas de interés y -por lo tanto- el spread argentino será mayor en un contexto más selectivo para los inversores. Ya se vieron los spreads mínimos y ahora tenderán a subir», aventuró el analista.
«La demora en la inversión es resultado de este mix de política. La dirección es correcta pero faltan cambios en la regulación y en esos cambios graduales el país es más vulnerable a los shocks externos», aseguró. Para Roca, en 2017 habrá que financiar unos 25.000 millones de dólares entre el mercado local y el internacional.
Martín Anidjar, socio gerente de Baffin Advisors, sostuvo en diálogo con LA NACION, también desde Nueva York, que «ahora es menos claro que [el país] pueda seguir con la estrategia de no hacer mucho en el terreno fiscal y apoyarse solamente en el endeudamiento externo. Y pensar en el endeudamiento local es medio naive».
«Creo que el año próximo puede requerir una respuesta de política económica en la dirección de reducir las necesidades de financiamiento», advirtió.
En tanto, la calificadora de riesgo Standard & Poor’s comparó la situación fiscal de la Argentina y Brasil, estimando para este año un déficit primario del 5 y del 2,8 por ciento, respectivamente.
«El problema más serio que tienen ambos países no es el déficit fiscal, sino el tamaño total de su sector público, que este año absorberá el 43% del PBI de la Argentina y el 45% en Brasil. Estos son niveles más altos que la mayoría de las economías de la OCDE y representan una onerosa tasa de impuestos y de tasas altas de interés, factores que disuaden el crecimiento económico y la inversión», sostuvo Cottani.
Si bien a priori pareciera ser que la Argentina tiene mayor espacio fiscal que Brasil por la relación deuda bruta-PBI, el primero de los dos países carece de un mercado importante local de capitales, a diferencia del segundo, lo que lo deja más expuesto a los shocks externos.
«El resultado para la Argentina es que dos tercios de su deuda bruta están en manos de fondos de inversión extranjeros o inversores locales que actúan de la misma manera. Esto significa que cualquier cambio adverso en el sentimiento causado por circunstancias locales o externas puede aumentar el spread de los bonos argentinos en forma significativa», explicó.
Esto forzaría al Gobierno a «elegir entre pedir prestado a una tasa de interés mucho más alta para financiar el déficit fiscal o pedirle mayor asistencia al Banco Central, lo que resultaría en un aceleración inflacionaria seguida de una devaluación», concluyó.
Con una visión más optimista, el analista de XP Securities Alberto Bernal dijo desde Nueva York que «a los inversores les hubiera gustado ver ya la reactivación, pero le dan el beneficio de la duda. Creo que seguirá el proceso de desinflación y puede haber algún cambio en la situación fiscal».
Por esta razón, afirmó que no espera «problemas de financiamiento, aunque puede ser que se encarezca un poco».
Advertencias desde el exterior
Mauro Roca
Analista de Goldman Sachs
«Mantener un elevado desequilibrio fiscal resulta en persistentes y amplias necesidades financieras»
Martín Anidjar
Socio de Baffin Advisors
«No se puede seguir con la estrategia de no hacer mucho en lo fiscal , con un apoyo sólo en el endeudamiento»