Por Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com
Con la misma intensidad que creció la expectativa en el comienzo del novedoso sistema aumentan las dudas en torno a los juicios por jurado en la provincia de Buenos Aires, con un microclima de incertidumbre que se advierte en los ámbitos tribunalicios, en particular el de Bahía Blanca.
La tendencia que marca que cinco de los seis casos terminaron con el imputado “no culpable” -entre ellos el primero registrado en nuestra ciudad-, encendió una luz amarilla.
No hay cuestionamientos directos al mecanismo, aunque algunas voces ya se alzaron, al menos para marcar ciertas observaciones a una temática que es extremadamente sensible, porque significa nada menos que pueda quedar un inocente preso, un culpable en libertad o una víctima sin justicia.
El vicepresidente del Colegio de Magistrados local, Gustavo Barbieri, y el fiscal de homicidios Christian Long, fueron los primeros en plantear interrogantes, en diálogo con La Nueva.
“Hay ciertos aspectos de la ley (14.543) que son revisables; creo que es una ley de transición”, sostuvo Long, acusador en el primer debate desarrollado en Estomba 34.
Barbieri, quien a su vez integra la Cámara Penal, advirtió que no aluden a “cuestiones perfectibles, porque sería aceptar que esto está mal. No me animo a decirlo; sí que advertimos un resultado”.
Uno de los aspectos “discutibles” es la cantidad de votos para lograr un veredicto de culpabilidad. Se necesitan 10 sobre 12 jurados para las penas que no son perpetuas y unanimidad en este último caso.
“Así habrá una estrategia permanente de juicio por jurado para delitos de perpetua”, opinó Long.
En Neuquén, donde el sistema opera desde 2014, se necesitan 8 votos para alcanzar culpabilidad en cualquier delito. De 18 juicios por jurado que realizaron en esa provincia, hubo condenas en 16.
“Nadie dice que ese sistema sea mejor; es lo que marca la estadística”, sostuvo Barbieri, para indicar que una alternativa podría ser la de “dos tercios”, como actúan los tribunales en lo Criminal tradicionales.
Long, así como otros fiscales provinciales, también expresó reparos por algunas limitaciones que sufre su ministerio, por caso la imposibilidad de apelar una absolución, hecho que sí puede hacer un procesado si es sancionado.
“Como la última palabra la tiene el pueblo, representado por 12 ciudadanos, el ministerio público no tiene derecho a recurrir”, aclaró el fiscal, al tiempo que el camarista la consideró como “otra elección opinable que ha hecho el legislador provincial”.
A Barbieri también le llamó la atención el corto tiempo de deliberación del jurado bahiense -no más de 30 minutos- para arribar al veredicto. “A los jueces les lleva mucho más tiempo”, dijo.
“No llama la atención el resultado sino el tiempo que se juntaron a deliberar. Igual hubiera sido si había una condena”, amplió Long.
Los jurados no deben difundir los fundamentos del veredicto y la discusión es secreta. De hecho, no trasciende cuántos votaron a favor y en contra.
“El juez a cargo del juicio, en un lenguaje llano, les da instrucciones al empezar el juicio y antes del veredicto, para que conozcan aspectos legales y sepan qué deben tener en cuenta”, dijo el fiscal.
Afirmó Long que la fiscalía hasta ahora “descansaba en un montón de evidencias incorporadas a la causa y, con este sistema, cambia el paradigma, porque todas las pruebas deben percibirlas los jurados con sus sentidos».Ejemplo: en un homicidio entre cónyuges se debe acreditar el vínculo con el certificado de matrimonio, que con el sistema tradicional ya estaba en la causa y se incorporaba por lectura. Ahora no.
Con la misma intensidad que creció la expectativa en el comienzo del novedoso sistema aumentan las dudas en torno a los juicios por jurado en la provincia de Buenos Aires, con un microclima de incertidumbre que se advierte en los ámbitos tribunalicios, en particular el de Bahía Blanca.
La tendencia que marca que cinco de los seis casos terminaron con el imputado “no culpable” -entre ellos el primero registrado en nuestra ciudad-, encendió una luz amarilla.
No hay cuestionamientos directos al mecanismo, aunque algunas voces ya se alzaron, al menos para marcar ciertas observaciones a una temática que es extremadamente sensible, porque significa nada menos que pueda quedar un inocente preso, un culpable en libertad o una víctima sin justicia.
El vicepresidente del Colegio de Magistrados local, Gustavo Barbieri, y el fiscal de homicidios Christian Long, fueron los primeros en plantear interrogantes, en diálogo con La Nueva.
“Hay ciertos aspectos de la ley (14.543) que son revisables; creo que es una ley de transición”, sostuvo Long, acusador en el primer debate desarrollado en Estomba 34.
Barbieri, quien a su vez integra la Cámara Penal, advirtió que no aluden a “cuestiones perfectibles, porque sería aceptar que esto está mal. No me animo a decirlo; sí que advertimos un resultado”.
Uno de los aspectos “discutibles” es la cantidad de votos para lograr un veredicto de culpabilidad. Se necesitan 10 sobre 12 jurados para las penas que no son perpetuas y unanimidad en este último caso.
“Así habrá una estrategia permanente de juicio por jurado para delitos de perpetua”, opinó Long.
En Neuquén, donde el sistema opera desde 2014, se necesitan 8 votos para alcanzar culpabilidad en cualquier delito. De 18 juicios por jurado que realizaron en esa provincia, hubo condenas en 16.
“Nadie dice que ese sistema sea mejor; es lo que marca la estadística”, sostuvo Barbieri, para indicar que una alternativa podría ser la de “dos tercios”, como actúan los tribunales en lo Criminal tradicionales.
Long, así como otros fiscales provinciales, también expresó reparos por algunas limitaciones que sufre su ministerio, por caso la imposibilidad de apelar una absolución, hecho que sí puede hacer un procesado si es sancionado.
“Como la última palabra la tiene el pueblo, representado por 12 ciudadanos, el ministerio público no tiene derecho a recurrir”, aclaró el fiscal, al tiempo que el camarista la consideró como “otra elección opinable que ha hecho el legislador provincial”.
A Barbieri también le llamó la atención el corto tiempo de deliberación del jurado bahiense -no más de 30 minutos- para arribar al veredicto. “A los jueces les lleva mucho más tiempo”, dijo.
“No llama la atención el resultado sino el tiempo que se juntaron a deliberar. Igual hubiera sido si había una condena”, amplió Long.
Los jurados no deben difundir los fundamentos del veredicto y la discusión es secreta. De hecho, no trasciende cuántos votaron a favor y en contra.
“El juez a cargo del juicio, en un lenguaje llano, les da instrucciones al empezar el juicio y antes del veredicto, para que conozcan aspectos legales y sepan qué deben tener en cuenta”, dijo el fiscal.
Afirmó Long que la fiscalía hasta ahora “descansaba en un montón de evidencias incorporadas a la causa y, con este sistema, cambia el paradigma, porque todas las pruebas deben percibirlas los jurados con sus sentidos».Ejemplo: en un homicidio entre cónyuges se debe acreditar el vínculo con el certificado de matrimonio, que con el sistema tradicional ya estaba en la causa y se incorporaba por lectura. Ahora no.