Por qué el gobierno estableció como prioridad la ley que limita la extranjerización de la tierra?
–Se planteó mucho en las campañas políticas y creo que nosotros tenemos una visión de lo que tiene que ser el tratamiento de la ley de tierras y la regulación que debe marcar el Estado con respecto a estos temas fundamentales. Creo que tenemos que tener una legislación muy clara.
–Se escucharon muchas críticas, ¿quiénes son los que se oponen a esta ley?
–Las mayores críticas han sido por la mezquindad política propiamente dicha. De hecho, hay 14 o 15 proyectos sobre la ley de tierras, creo que lo bueno e importante es que la Legislatura se ponga a trabajar sobre los proyectos y se logre uno consensuado. La presidenta ha sido muy clara en esto, hay que buscar el mejor proyecto y hasta ahora el debate no se había abierto.
–¿Cuáles son los sectores económicos que se oponen?
–Siempre hay sectores que se oponen porque tienen algún tipo de prebendas que han tenido siempre.
–También hubo muchos cuestionamientos a algunos puntos. Uno es que por omisión ofrece la posibilidad de que haya prestanombres locales que eludan el objetivo final. También piden que contemple que no se puedan extranjerizar o privatizar las tierras en las que cursan ríos o lagos.
–La ley busca una protección muy clara de lo que son los recursos de los argentinos. El punto de inflexión es ese, la necesidad de que los argentinos seamos dueños de todos nuestros recursos. Ese es el límite que puso la presidenta.
–¿Hay puntos negociables en la ley?
–Es muy difícil para mucha gente a veces tener que transitar un río o querer ir a pescar y no poder ingresar, por ejemplo. Cuando claramente la Constitución prevee situaciones que no se cumplen y claramente hay que reglamentar y que estos puntos estén reflejados. Que no quede solamente esbozado como una idea sino que esté plasmado en una ley: un régimen de penalidad, con sanciones y control.
–¿Eso podría estar en la reglamentación?
–Sí, pero esta siempre va atada a una ley y recién cuando sea sancionada se podrá establecer este marco.
–En los últimos dos años, las comisiones de Agricultura de Diputados y Senadores estuvieron en manos de dirigentes agropecuarios. Sin embargo, no se aprobó un sólo proyecto de ley de importancia ¿A qué se lo atribuye?
–Simplemente los legisladores del agro ocuparon un espacio porque aprovecharon una coyuntura política (NdR: la pelea que mantuvo con el gobierno por las retenciones). Esa vocación que tenían de solucionar problemas eran sectoriales y no podían reflejarlos al momento de plantear el debate. Se quedaron sin esa posibilidad de plasmar todo lo que habían planteado, cuando hacían un corte o tomaban la palabra en nombre de mucho productores que en realidad no representaban. No alcanza con representar un sector sino que tiene que haber más política porque la población les dio la confianza y no tuvieron contenido político.
–¿Usted piensa que terminó la política de un sector del agro de cortar rutas y hacer piquetes para obtener beneficios?
–Esa es un página que ya dimos vuelta. El Estado tiene otra visión y le estamos ofreciendo al sector agropecuario consensos y una mesa de diálogo que es lo que tanto exigió. Lo hemos puesto en práctica ya en algunos sectores. A mí me tocó en un sector como en el pesquero dónde pudimos sentar en una mesa a los empresarios y les dimos previsibilidad por 15 años.
–La baja del stock ganadero generó algún tipo de preocupación. Ahora hay algunos indicios de que se va a recomponer más rápido de lo previsto. ¿Cuál es su análisis?
–La recuperación del valor de la carne ha hecho que vuelva a ser un negocio importante. Hay ue buscar animales de mayor peso, esto sin que impacte en forma directa sobre el mercado. Pero tiene que haber desde el Estado algún tipo de incentivo para lograr este objetivo. Más allá de que hoy tenemos una retención de vientres importante, hoy tenemos que tratar de lograr mayor peso y a esto vamos a estar apuntando.
–¿Cuál es el plazo que plantean?
–Podemos tener armado un programa dentro de los próximos 60 o 90 días para proponérselo al sector que tiene que ver con herramientas financieras, mecanismos internos que tiene el propio Estado de acomodamiento de precios, alguna herramienta impositiva que tenemos que trabajar con las provincias. Fundamentalmente, un plan a tres años y otro a un poco más largo plazo. El primero, para mantener los números con la cantidad de retención de vientres y las nuevas cabezas de ganado, pero también tenemos que apostar a lograr subir de 80 a 90 kilos más de los animales. Estaríamos en buenas condiciones de lograrlo. Pero hace falta acompañamiento, en corto plazo junto con alguna medida financiera, acompañamiento del Estado con reducción de tasas, o tasas subsidiadas, tal vez con período de gracia para que el sector no desembolse tan rápidamente. Buscando herramientas financieras que permitan acompañar para seguir con la profundización y lograr mayor cantidad de cabezas de ganado en la Argentina. <
–Se planteó mucho en las campañas políticas y creo que nosotros tenemos una visión de lo que tiene que ser el tratamiento de la ley de tierras y la regulación que debe marcar el Estado con respecto a estos temas fundamentales. Creo que tenemos que tener una legislación muy clara.
–Se escucharon muchas críticas, ¿quiénes son los que se oponen a esta ley?
–Las mayores críticas han sido por la mezquindad política propiamente dicha. De hecho, hay 14 o 15 proyectos sobre la ley de tierras, creo que lo bueno e importante es que la Legislatura se ponga a trabajar sobre los proyectos y se logre uno consensuado. La presidenta ha sido muy clara en esto, hay que buscar el mejor proyecto y hasta ahora el debate no se había abierto.
–¿Cuáles son los sectores económicos que se oponen?
–Siempre hay sectores que se oponen porque tienen algún tipo de prebendas que han tenido siempre.
–También hubo muchos cuestionamientos a algunos puntos. Uno es que por omisión ofrece la posibilidad de que haya prestanombres locales que eludan el objetivo final. También piden que contemple que no se puedan extranjerizar o privatizar las tierras en las que cursan ríos o lagos.
–La ley busca una protección muy clara de lo que son los recursos de los argentinos. El punto de inflexión es ese, la necesidad de que los argentinos seamos dueños de todos nuestros recursos. Ese es el límite que puso la presidenta.
–¿Hay puntos negociables en la ley?
–Es muy difícil para mucha gente a veces tener que transitar un río o querer ir a pescar y no poder ingresar, por ejemplo. Cuando claramente la Constitución prevee situaciones que no se cumplen y claramente hay que reglamentar y que estos puntos estén reflejados. Que no quede solamente esbozado como una idea sino que esté plasmado en una ley: un régimen de penalidad, con sanciones y control.
–¿Eso podría estar en la reglamentación?
–Sí, pero esta siempre va atada a una ley y recién cuando sea sancionada se podrá establecer este marco.
–En los últimos dos años, las comisiones de Agricultura de Diputados y Senadores estuvieron en manos de dirigentes agropecuarios. Sin embargo, no se aprobó un sólo proyecto de ley de importancia ¿A qué se lo atribuye?
–Simplemente los legisladores del agro ocuparon un espacio porque aprovecharon una coyuntura política (NdR: la pelea que mantuvo con el gobierno por las retenciones). Esa vocación que tenían de solucionar problemas eran sectoriales y no podían reflejarlos al momento de plantear el debate. Se quedaron sin esa posibilidad de plasmar todo lo que habían planteado, cuando hacían un corte o tomaban la palabra en nombre de mucho productores que en realidad no representaban. No alcanza con representar un sector sino que tiene que haber más política porque la población les dio la confianza y no tuvieron contenido político.
–¿Usted piensa que terminó la política de un sector del agro de cortar rutas y hacer piquetes para obtener beneficios?
–Esa es un página que ya dimos vuelta. El Estado tiene otra visión y le estamos ofreciendo al sector agropecuario consensos y una mesa de diálogo que es lo que tanto exigió. Lo hemos puesto en práctica ya en algunos sectores. A mí me tocó en un sector como en el pesquero dónde pudimos sentar en una mesa a los empresarios y les dimos previsibilidad por 15 años.
–La baja del stock ganadero generó algún tipo de preocupación. Ahora hay algunos indicios de que se va a recomponer más rápido de lo previsto. ¿Cuál es su análisis?
–La recuperación del valor de la carne ha hecho que vuelva a ser un negocio importante. Hay ue buscar animales de mayor peso, esto sin que impacte en forma directa sobre el mercado. Pero tiene que haber desde el Estado algún tipo de incentivo para lograr este objetivo. Más allá de que hoy tenemos una retención de vientres importante, hoy tenemos que tratar de lograr mayor peso y a esto vamos a estar apuntando.
–¿Cuál es el plazo que plantean?
–Podemos tener armado un programa dentro de los próximos 60 o 90 días para proponérselo al sector que tiene que ver con herramientas financieras, mecanismos internos que tiene el propio Estado de acomodamiento de precios, alguna herramienta impositiva que tenemos que trabajar con las provincias. Fundamentalmente, un plan a tres años y otro a un poco más largo plazo. El primero, para mantener los números con la cantidad de retención de vientres y las nuevas cabezas de ganado, pero también tenemos que apostar a lograr subir de 80 a 90 kilos más de los animales. Estaríamos en buenas condiciones de lograrlo. Pero hace falta acompañamiento, en corto plazo junto con alguna medida financiera, acompañamiento del Estado con reducción de tasas, o tasas subsidiadas, tal vez con período de gracia para que el sector no desembolse tan rápidamente. Buscando herramientas financieras que permitan acompañar para seguir con la profundización y lograr mayor cantidad de cabezas de ganado en la Argentina. <