Por Laura Mafud
Quedó claro que para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner los libros no muerden. Tal como había hecho algún tiempo atrás con el libro de Diego Valenzuela, Sarmiento periodista, la primera mandataria aprovechó un acto público realizado en la Casa de Gobierno para recomendar al auditorio la lectura de un nuevo volumen. Esta vez, tomó en sus manos Economía a contramano. Cómo entender la economía política (Planeta), del economista y periodista Alfredo Zaiat y hasta jugó a evaluar los reflejos académicos del vicepresidente, Amado Boudou, y del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El efecto no se hizo esperar: según el ránking elaborado por el Grupo Ilhsa, entre el 5 y el 11 de noviembre, el libro alcanzó el primer puesto de los más vendidos en la categoría no ficción.
Its the economy, stupid, le había dicho James Carville, entonces asesor de Bill Clinton al ex presidente demócrata en plena campaña presidencial. De allí en más, no quedaron dudas de que política y economía irían de la mano. El texto de Zaiat toma como eje central el hecho de que toda economía es política. Allí, ahonda en los postulados más convencionales para poder entender cómo los procesos políticos de la Argentina, y también del mundo, transitan por la economía como proyectos de país. Busco tomar y analizar los temas sensibles y de debate en la Argentina y en el mundo, comparte Zaiat.
Entre otros tremas, el economista se focaliza en cuestiones como las estadísticas, el poder financiero, el rol del Estado y el dólar.
En una charla con El Cronista We, Zaiat compartió su visión sobre estos ítems y, también, acerca de una potencial suba del mínimo no imponible, tema que volvió a estar en agenda hace dos días -y que promete ser uno de los puntos de debate en 2013-, cuando Fernández de Kirchner anunció la exención del aguinaldo del pago de Ganancias para los salarios menores a $ 25.000.
Se debe reformar todo el capítulo de Ganancias y eliminar algunas inequidades. Una medida aislada de las subas del mínimo no imponible es un parche a uno de los capítulos del sistema tributario, que requiere una reforma progresiva, sostiene. Y agrega: Por ejemplo, la eliminación de la exención del impuesto a las ganancias a la renta financiera, la eliminación de la exención del impuesto a las ganancias a los salarios de los jueces, que es una de las injusticias más claras que se observan en el impuesto, y la aplicación del impuesto a las ganancias de capital, como compra venta de una empresa o de inmuebles de alto valor. Dentro de esa reforma, hay que modificar la cuarta categoría del impuesto, no solo del mínimo no imponible, sino también las escalas y las alícuotas para cada una de las categorías, observa.
Pensar en verde
A lo largo de las páginas del libro, Zaiat dedica un capítulo al dólar y a la fuga de capitales. ¿Cuál es el origen de la fascinación argentina hacia la moneda verde? Hay aspectos que tienen que ver con lo cultural y con una percepción de mayor seguridad luego de tantas décadas de inestabilidad, sostiene. Y explica que la consolidación de rasgos culturales y sociológicos vinculados al dólar no habría podido concretarse si antes no se hubiera estructurado un sistema cambiario ultraliberal. Este régimen cambiario ultraliberal, que nació en 1976, se consolida con la ley de Entidades Financieras, de Martínez de Hoz, con la apertura de la cuenta de capitales y se termina de marcar a fuego con los 10 años de Convertibilidad, que fue la fantasía de creer que $ 1 podía ser u$s 1, agudizando todo el proceso de dolarización en la Argentina, dice.
Según Zaiat, el régimen de control y administración de divisas, o cepo cambiario, al decir popular, que, asegura, comenzó de forma atolondrada a partir de una situación de emergencia a fines de octubre del año pasado, viene a saldar ese régimen ultra liberal, generando una serie de tensiones fuertes en diferentes sectores. Zaiat considera que la medida, enfocada en intentar recuperar una sobernía plena de la moneda nacional, es un avance en la política. No obstante, entiende que al Gobierno aún le falta dar otro paso, de manera contundente, centrado en ofrecer alternativas e instrumentos financieros de inversión a un sector de la población que busca canalizar sus ahorros. En ese punto, el Gobierno todavía está en mora, sumado a otro nudo muy fuerte que es el del mercado inmobiliario.
Sobre las urgencias económicas de cara al próximo año, a Zaiat le preocupan las necesidades inmediatas que tienen que ver con el trabajo informal. Por consiguiente, ahí se deriva la calidad del empleo y el ingreso. Si pensás que hay un 32/33 por ciento de trabajadores informales, entre el 9 y 10 % de trabajadores con subempleo en el mercado laboral, aún hay un recorrido importante para transitar en vías de mejorar la situación, argumenta.
Asimismo, también hace foco en el aumento generalizado de precios. La inflación es un problema, independientemente de cuál sea su porcentaje. El debate de si es un 10, 15 ó 20 % sirve para la discusión mediática, pero lo más relevante es hacer un buen diagnóstico de por qué suben los precios. Una vez realizado, hay que intervenir con firmeza para bajar la tasa de inflación que está en dos dígitos.
De todos modos, Zaiat también es crítico con el argumento que culpa, como principal motor de la inflación, a la emisión y al gasto público. Para algunos economistas del establishment la culpa es del Estado y del trabajador porque reclama una suba en su salario. Hay un tercer sujeto social que no es mencionado: los empresarios. Para hacer un buen diagnóstico, hay que incluir el papel y la intervención que tienen los empresarios en los aumentos.
El mito de la bola de cristal
Zaiat insiste en un punto: así como la economía es una ciencia social, y no una exacta, los economistas no son gurúes ni videntes. Hay un equivocado lugar que pasaron a ocupar un grupo de economistas, quienes dicen qué es lo que tiene que pasar y qué es lo que hay que hacer. Los economistas no saben qué es lo que va a pasar. E ilustra el hecho con un dato contundente: El congreso de los Estados Unidos, a partir del documento del Fondo Monetario Internacional (FMI), Perspectiva en la economía mundial, elaboró un informe para ver si en ese estudio se habían adelantado situaciones de crisis. De una muestra de 87 países emergentes, en el período de 1991 a 2001, hubo 134 recesiones. ¿Cuántas crisis predijo el FMI en su documento? Apenas 15. Entonces, llevándolo al terreno empírico, a los resultados concretos, muestra el fracaso y el engaño de que los economistas tienen que saber qué es lo que va a pasar, concluye Zaiat. z we
Fichan Título: Economía a contramano. Cómo entender la economía política
n Autor: Alfredo Zaiat
n Editorial: Planeta
n Páginas: 312
n Primera edición: noviembre de 2012
Notas relacionadas
Quedó claro que para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner los libros no muerden. Tal como había hecho algún tiempo atrás con el libro de Diego Valenzuela, Sarmiento periodista, la primera mandataria aprovechó un acto público realizado en la Casa de Gobierno para recomendar al auditorio la lectura de un nuevo volumen. Esta vez, tomó en sus manos Economía a contramano. Cómo entender la economía política (Planeta), del economista y periodista Alfredo Zaiat y hasta jugó a evaluar los reflejos académicos del vicepresidente, Amado Boudou, y del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El efecto no se hizo esperar: según el ránking elaborado por el Grupo Ilhsa, entre el 5 y el 11 de noviembre, el libro alcanzó el primer puesto de los más vendidos en la categoría no ficción.
Its the economy, stupid, le había dicho James Carville, entonces asesor de Bill Clinton al ex presidente demócrata en plena campaña presidencial. De allí en más, no quedaron dudas de que política y economía irían de la mano. El texto de Zaiat toma como eje central el hecho de que toda economía es política. Allí, ahonda en los postulados más convencionales para poder entender cómo los procesos políticos de la Argentina, y también del mundo, transitan por la economía como proyectos de país. Busco tomar y analizar los temas sensibles y de debate en la Argentina y en el mundo, comparte Zaiat.
Entre otros tremas, el economista se focaliza en cuestiones como las estadísticas, el poder financiero, el rol del Estado y el dólar.
En una charla con El Cronista We, Zaiat compartió su visión sobre estos ítems y, también, acerca de una potencial suba del mínimo no imponible, tema que volvió a estar en agenda hace dos días -y que promete ser uno de los puntos de debate en 2013-, cuando Fernández de Kirchner anunció la exención del aguinaldo del pago de Ganancias para los salarios menores a $ 25.000.
Se debe reformar todo el capítulo de Ganancias y eliminar algunas inequidades. Una medida aislada de las subas del mínimo no imponible es un parche a uno de los capítulos del sistema tributario, que requiere una reforma progresiva, sostiene. Y agrega: Por ejemplo, la eliminación de la exención del impuesto a las ganancias a la renta financiera, la eliminación de la exención del impuesto a las ganancias a los salarios de los jueces, que es una de las injusticias más claras que se observan en el impuesto, y la aplicación del impuesto a las ganancias de capital, como compra venta de una empresa o de inmuebles de alto valor. Dentro de esa reforma, hay que modificar la cuarta categoría del impuesto, no solo del mínimo no imponible, sino también las escalas y las alícuotas para cada una de las categorías, observa.
Pensar en verde
A lo largo de las páginas del libro, Zaiat dedica un capítulo al dólar y a la fuga de capitales. ¿Cuál es el origen de la fascinación argentina hacia la moneda verde? Hay aspectos que tienen que ver con lo cultural y con una percepción de mayor seguridad luego de tantas décadas de inestabilidad, sostiene. Y explica que la consolidación de rasgos culturales y sociológicos vinculados al dólar no habría podido concretarse si antes no se hubiera estructurado un sistema cambiario ultraliberal. Este régimen cambiario ultraliberal, que nació en 1976, se consolida con la ley de Entidades Financieras, de Martínez de Hoz, con la apertura de la cuenta de capitales y se termina de marcar a fuego con los 10 años de Convertibilidad, que fue la fantasía de creer que $ 1 podía ser u$s 1, agudizando todo el proceso de dolarización en la Argentina, dice.
Según Zaiat, el régimen de control y administración de divisas, o cepo cambiario, al decir popular, que, asegura, comenzó de forma atolondrada a partir de una situación de emergencia a fines de octubre del año pasado, viene a saldar ese régimen ultra liberal, generando una serie de tensiones fuertes en diferentes sectores. Zaiat considera que la medida, enfocada en intentar recuperar una sobernía plena de la moneda nacional, es un avance en la política. No obstante, entiende que al Gobierno aún le falta dar otro paso, de manera contundente, centrado en ofrecer alternativas e instrumentos financieros de inversión a un sector de la población que busca canalizar sus ahorros. En ese punto, el Gobierno todavía está en mora, sumado a otro nudo muy fuerte que es el del mercado inmobiliario.
Sobre las urgencias económicas de cara al próximo año, a Zaiat le preocupan las necesidades inmediatas que tienen que ver con el trabajo informal. Por consiguiente, ahí se deriva la calidad del empleo y el ingreso. Si pensás que hay un 32/33 por ciento de trabajadores informales, entre el 9 y 10 % de trabajadores con subempleo en el mercado laboral, aún hay un recorrido importante para transitar en vías de mejorar la situación, argumenta.
Asimismo, también hace foco en el aumento generalizado de precios. La inflación es un problema, independientemente de cuál sea su porcentaje. El debate de si es un 10, 15 ó 20 % sirve para la discusión mediática, pero lo más relevante es hacer un buen diagnóstico de por qué suben los precios. Una vez realizado, hay que intervenir con firmeza para bajar la tasa de inflación que está en dos dígitos.
De todos modos, Zaiat también es crítico con el argumento que culpa, como principal motor de la inflación, a la emisión y al gasto público. Para algunos economistas del establishment la culpa es del Estado y del trabajador porque reclama una suba en su salario. Hay un tercer sujeto social que no es mencionado: los empresarios. Para hacer un buen diagnóstico, hay que incluir el papel y la intervención que tienen los empresarios en los aumentos.
El mito de la bola de cristal
Zaiat insiste en un punto: así como la economía es una ciencia social, y no una exacta, los economistas no son gurúes ni videntes. Hay un equivocado lugar que pasaron a ocupar un grupo de economistas, quienes dicen qué es lo que tiene que pasar y qué es lo que hay que hacer. Los economistas no saben qué es lo que va a pasar. E ilustra el hecho con un dato contundente: El congreso de los Estados Unidos, a partir del documento del Fondo Monetario Internacional (FMI), Perspectiva en la economía mundial, elaboró un informe para ver si en ese estudio se habían adelantado situaciones de crisis. De una muestra de 87 países emergentes, en el período de 1991 a 2001, hubo 134 recesiones. ¿Cuántas crisis predijo el FMI en su documento? Apenas 15. Entonces, llevándolo al terreno empírico, a los resultados concretos, muestra el fracaso y el engaño de que los economistas tienen que saber qué es lo que va a pasar, concluye Zaiat. z we
Fichan Título: Economía a contramano. Cómo entender la economía política
n Autor: Alfredo Zaiat
n Editorial: Planeta
n Páginas: 312
n Primera edición: noviembre de 2012
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«De una muestra de 87 países emergentes, en el período de 1991 a 2001, hubo 134 recesiones. ¿Cuántas crisis predijo el FMI en su documento? Apenas 15.»
No más preguntas, Sr. Juez.