Zuccardi: «Está bien distribuir, pero hay que cuidar la producción para generar más recursos»

José Alberto Zuccardi, CEO de la bodega Familia Zuccardi, destaca la mejora de la calidad de los vinos argentinos, su crecimiento y reconocimiento mundial. Pero le preocupa la pérdida de competitividad, que hizo perder ventas, y el desequilibrio generado entre producción y consumo. Además, subraya que el modelo económico se centró en la distribución y descuidó la producción, la eficiencia y la generación de recursos
Tras años de crecimiento y mejora de la producción, la vitivinicultura vive tiempos complejos, con caída de la exportación por menor competitividad y bajos precios para productores de uva por sobrestock, fundamentalmente en vinos de menor precio.
José Alberto Zuccardi, gerente general de la bodega Familia Zuccardi, tercera exportadora del país, destaca el crecimiento del sector en los últimos años, al tiempo que advierte los problemas que aquejan al sector, con el desequilibrio entre producción y demanda y los efectos del tipo de cambio y los controles sobre el dólar.
A nivel económico general, destaca la necesidad de impulsar más la producción, cuidando la eficiencia y productividad.
«La vitivinicultura argentina tuvo un cambio muy importante en los últimos 25 años, con calidad creciente y se internacionalizó. Hoy tiene reconocimiento mundial. Pero este es un momento difícil por variables de la economía. El tipo de cambio no ayuda y se aplanó la curva de crecimiento de vinos en botella», explica Zuccardi.
¿No ayudó la devaluación de enero de 2014?
Fue positiva, pero ya en octubre la inflación consumió el diferencial que se había ganado. También afecta la devaluación de las monedas de competidores (Francia, Italia, España, Australia, Chile) y de otros a donde exportamos (Brasil, Canadá, Rusia). Se hace difícil competir.
Para poder vender, muchos se enfocaron en vinos más caros.
Sí, hay segmentos donde la Argentina podría competir pero hoy no es viable. Como política defensiva se creció en precios promedio con mayor calidad, pero los volúmenes son más chicos. Nuestra bodega apuntó a desarrollar gamas más altas desde hace años. A fin de año inauguramos una nueva bodega en Altamira, Valle de Uco que apunta a diferenciar terroirs en los vinos.
Se generó un sobrestock que afecta mucho a productores.
La vitivinicultura desarrolló los mercados externos y un esquema de equilibro entre producción y consumo. En 2011 se quebró el crecimiento de doble dígito y se rompió el equilibrio, quedando más excedente sobre todo de vinos de mesa, lo que genera una situación difícil a los productores. El panorama es complejo, hay que recuperar equilibrios y mantener una política agresiva en mercados interno y mundial.
¿El consumo se mantiene?
Creció en 2013 y se redujo en 2014 por efecto del consumo en general, pero se venden vinos de mayor calidad. Se calificó mucho al consumidor y crecen los segmentos más altos.
¿Cómo viene 2015?
Empezó mejor que 2014 en la Argentina y en exportación, pero por las condiciones cambiarias lo veo con preocupación. El año pasado cerramos similar a 2013, salvo en alta gama, que creció. Tuvimos muy buena prensa a nivel internacional, lo que ayuda mucho, como la nota de Jancis Robinson en el Financial Times o el alto puntaje de Tim Atkin. Junto a la pérdida de competitividad hay un reconocimiento de la calidad argentina interesante en medios internacionales. Y por primera vez hay una generación de enólogos y agrónomos para dar el gran salto, con una mirada abarcativa, para jugar en las grandes ligas mundiales. Hay mucho por hacer; la Argentina es fuerte de u$s 15 a u$s 30 (precio por botella al público), pero debe serlo de u$s 50 a u$s 100.
¿Cómo los afecta el cepo?
El dólar lo cobramos a $ 8,90, eso no afecta, nunca lo vemos.
¿Cómo ve la economía?
Hay un peligro. Se están descuidando algunos aspectos de la producción. Está bien que haya una mayor distribución, pero también hay que cuidar la generación de recursos para distribuir. Debería hacerse más foco en la eficiencia y productividad. No me parece mal mejorar la distribución, que además genera un mercado de mejor poder adquisitivo. Pero para ser sustentable hay que cuidar la producción. La inflación y el tipo de cambio no ayudan a generar recursos para invertir. Es necesario recuperar las condiciones de competitividad. La vitivinicultura es una gran embajadora del país. Nos estancamos en u$s 1000 millones, el proyecto a 2020 era de u$s 2000 millones. Aportamos el 3,5% del mercado global, pero somos el 5º productor de vinos. Necesitamos condiciones macro que ayuden a seguir creciendo.

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