«Su dolor es mi dolor»¿El derrumbe del otro relato?

macri preocupada

“Sus angustias son mis preocupaciones” decía el Presidente mientras quebraba la voz. A través de aforismos de pura cáscara como este, Mauricio Macri, con su discurso mezcla de pastor evangélico con niño de primer grado, tuvo que comenzar aceptar la realidad de algún modo. Aquella realidad de la cual se encuentra muy alejado.

Dice que sabe que “hay gente que la está pasando mal, que no llega a fin de mes” o que sus medidas “son dolorosas” pero a la vez no se hace cargo de nada convirtiendo al “echarle siempre la culpa al otro” en el rasgo distintivo de su forma de hacer política.

No existe solo el relato K, todo intento de construcción política necesita un relato en el cual proyectarse. Un relato no es bueno o malo en sí mismo. Depende de los intereses que represente y los objetivos que persiga. Macri en este poco tiempo ya tiene una colección de engañosas máximas falaces que componen el relato que iremos desasnando aquí.

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Tal vez la principal máxima del relato macrista es la famosa “herencia recibida”, que puertas para adentro la tratan de pesada, pero puertas para afuera la vende como una «land of opportunities» donde, según Cambiemos, hay una desocupación del 6%, donde tenemos la menor desigualdad social en toda la región, la mayor clase media, con unas instituciones sólidas y una infraestructura bien desarrollada.

El PRO machaca con frases como “hace 4 años que Argentina no crece”. Si bien es cierto que el país en el periodo 2011-2015 creció en menor medida que en la franja 2003-2011, creció de todos modos. Crecer poco no es no crecer.

El modelo económico anterior luego de un crecimiento sostenido comenzó a toparse con algunas limitaciones. La recesión en Brasil y China, la caída de los precios internacionales de los commodities y de las exportaciones en general; sumados al crecimiento de la industria nacional que generó el aumento de la necesidad de importación de componentes e insumos industriales que no se fabrican en el país, llevó a la economía a un déficit comercial creciente. Por un lado bajaron las exportaciones y por el otro subió la necesidad de importaciones.

A su vez el crecimiento del consumo interno por un lado generó una mayor demanda de energía en un contexto de desinversión empresarial del sector, que provocó un aumento de la importación de energía y por lo tanto un aumento del déficit energético que incrementó la necesidad de dólares. Por otro lado el consumo interno generó un espiral inflacionario dentro de un contexto empresarial no diversificado, concentrado en un puñado de oligopolios, donde el aumento de los costos se traslada a los precios, a las paritarias y a la reducción del personal, donde la renta empresaria nunca se ve afectada y donde se tiende a no reinvertir dividendos. El gobierno anterior para mantener el mercado interno sostuvo los salarios por encima de la inflación aumentando el déficit fiscal, la famosa “maquinita de imprimir billetes”.

El tema es que el gobierno de Macri partió de un intencionado mal diagnóstico y con sus medidas agravó todos estos indicadores. Para sanear el déficit comercial eliminó las retenciones al campo: no crecieron las exportaciones porque su caída no era debido a la presión tributaria y lo único que hizo fue transferir miles de millones a uno de los sectores más prósperos de la economía, agravando a su vez el déficit fiscal por la pérdida de los recursos que otorgaban dichos impuestos. Devaluó un 60% la moneda: aumentó la inflación llevándola a su pico máximo en 14 años reduciendo los salarios respecto del dólar y achicando el consumo interno. Abrió las importaciones: comenzó a destruir la industria nacional por no poder competir con los productos importados de economías mucho más grande que la nuestra.

Para achicar el déficit fiscal desmanteló áreas del estado, redujo presupuestos, echó miles de trabajadores y quitó los subsidios a los servicios sin modificar el patrón de la inversión y solo aumentando las ganancias de las empresas prestadoras de esos servicios. O sea para bajar la inflación achica el déficit fiscal pero al mismo tiempo la aumenta con la devaluación, la quita de subsidios y los aumento de precios. Para achicar el déficit comercial liberaliza la economía desmantelando la industria nacional y agravando el déficit fiscal. Ambas cosas destruyen el mercado interno que era el único agente de crecimiento.

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Que “hace 5 años que no se crea empleo”, que “los despedidos del estados son ñoquis” se justifica el Presidente. Todos tenemos alguien cercano o conocido que fue echado de su trabajo y que no era ñoqui, está demasiado a la vista. En 5 años se generaron 839 mil puestos de trabajo de los cuales solo 200 mil son del sector público, la tasa de empleados públicos se encuentra por debajo de la media mundial.

¿“Taparon el desempleo con empleo público”? ¿Qué clase de frase es está? Si el anterior gobierno tapó desempleo con empleo público ¿acaso no quiere decir que generó trabajo? ¿Cómo es esa rara visión donde existe desempleo disfrazado de empleo? ¿Será el trabajo público digno de ser considerado empleo por el Presidente?

En este contexto Macri dice que “la Ley Antidespidos va en contra de la generación de empleo”. La ley no es la solución de nada y es solo un paliativo transitorio pero Macri no está en contra por eso, sino justamente porque es antidespidos. El gobierno actual generó adrede el aumento del desempleo. Para ubicarse como aleccionador para el resto de los sectores de la economía echó a miles de sus trabajadores sin causa. Para que los empresarios puedan despedir tranquilos arbitró el desmantelamiento de todas las áreas del Ministerio de Trabajo que antes se dedicaban a intervenir en todos los conflictos laborales.

En vez de buscar obtener genuinamente las divisas requeridas para que la economía crezca eligió hacer que baje ese requerimiento generando recesión. El sector energético sirve de buen ejemplo. Del 10 de diciembre del 2015 para atrás aumentaban los salarios y la calidad de vida, pero finalmente la demanda de energía creció más rápido que el sistema energético. El sector no da abasto y tiene que importar energía generando déficit. El gobierno actual en vez de cambiar el patrón de inversión para que el sector satisfaga la demanda, o sea que se desarrolle, realiza el camino inverso: baja los salarios, sube las tarifas, baja el poder adquisitivo que hace que el consumo de energía decrezca. Así la necesidad de importar desaparece y las divisas se pueden volver a usar para la timba financiera.

¿Cómo va a decir que “la ley antidespidos es contraria a las PyMES”? Si justamente fueron sus medidas las que perjudicaron como a nadie al sector que es el mayor generador de empleo. Con la apertura de importaciones desequilibró la protección a la producción nacional; con la devaluación y el aumento de los servicios subieron los costos; y con la alta inflación y la recesión económica bajó el mercado interno. O sea que Macri dice que una ley va en contra del sector al que él por un lado le subió los costos y por el otro le bajo las ventas.

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Una de sus tres máximas fue alcanzar la siniestra “pobreza cero”. Según el relato del Presidente para llegar a la pobreza cero primero se debe generar empleo. Para generar empleo deben aumentar las inversiones, que no llegaran si no se genera confianza en el mercado.

¿Y cómo generar ese sentimiento? Por un lado saldando la deuda con la rapiña del capital financiero desdeñado por todo el mundo. Para ello endeudándose con los mismos bancos internacionales que generaron la última crisis argentina y que instrumentan cotidianamente la evasión fiscal y la fuga de capitales. Por otro lado desregulando la entrada y salida de dólares y desmantelando el control e investigación de los movimientos financieros dentro de la Unidad de Investigación Financiera.

Cuesta ver a Prat Gay festejar con una exultante excitación que la demanda para comprar deuda argentina haya superado ampliamente a la oferta. ¿Cómo no la va a superar si con el pago a los fondos buitres Argentina está mostrando que paga más de 1600% de ganancia?

Cuando habla de confianza ¿Qué confianza quiere generar? La confianza que prestando plata al país ganaran sumas exorbitantemente mayores a la invertida. La confianza que una vez que hagan rendir su dinero en el país no van a tener ninguna traba para llevárselo. Entonces ¿La confianza de quienes atrae? De aquellos cuyo negocio es generar dinero a través de artilugios financieros sin ninguna intención de invertir en la economía real.

Llaman inversiones a comprar pesos ingresando dólares, hacer rendir los pesos aprovechando las facilidades del gobierno, el tipo de cambio y la tasa de interés más alta del mundo, y una vez que el capital fue maximizado, retirarlo del país redolarizándolo, y probablemente evadiendo impuestos. En definitiva el país pierde reservas sin haber puesto ni un tornillo. Nos prestan el dinero que evadieron de nuestras arcas y encima les tenemos que pagar intereses.

Si se estima que hay fuera del país unos 350 mil millones de dólares sin declarar ¿cuántos miles de millones se está perdiendo el estado de tributar? ¿Se tiene dimensión de las políticas que se podrían llevar a cabo con este dinero? ¿No será esta la verdadera razón del déficit fiscal y no la emisión monetaria o el estado expansivo?

¿Cómo es que les llueven sociedades fantasmas al Presidente, a sus funcionarios y a sus amigos empresarios y no se les mueve ni un pelo? La cuestión es que en todos estos mecanismos no hay solo conveniencia sino también convicción e ideología. La evasión y la fuga están bien vistas porque no creen en los impuestos, ni en el estado y mucho menos en el bien común. Se encuentran enceguecidos por el acopio de riqueza. Es por eso que cuando son gobierno lo primero que hacen es desmantelar el estado. Lo hacen ineficiente para justificar la evasión. “¿Porque tengo que dar mi dinero? Si es mío y me lo gané” “¿Para qué pagar impuestos? ¿Para que el estado se lo afane?”. Creen que la tierra les pertenece, que los trabajadores son de ellos y que el dinero que ayer fue de uno siempre será de ellos.

Macri pensaba que con uno de ellos en el poder los grupos económicos cambiarían su comportamiento pero respondieron como siempre. Las empresas transnacionales y los monopolios nacionales tienen intereses en el sector financiero y en el sector agroexportador por lo que están desligados de la debacle de la economía nacional, a ellos no los afecta, tienen espalada, no les importa lo que suceda con el país sino obtienen algún rédito económico personal con ello.

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Es así como llegamos al último capítulo escrito hasta el momento de este relato, aquel que recita que en el segundo semestre la inflación bajará y llegarán las inversiones. Se pueden tomar solo dos variables y decir que significan la excelente gestión del gobierno PRO. Se puede pero sería mentira. Porque quizás baja la inflación, pero cómo estará el desempleo, el consumo interno, la pobreza, los comercios o las industrias. Puede bajar pero porque no va a haber plata para comprar nada.

Se le puede llamar inversión a la timba financiera pero no sería una inversión para infraestructura, tecnología, ciencia o desarrollo industrial. También se le puede llamar inversión a la compra de empresas nacionales por capitales extranjeros pero no una que genere empleo ya que cuando las empresas se compran entre sí o se fusionan siempre hay ajuste.

Y más allá que realmente bajara la inflación o llegaran inversiones genuinas la inflación ya alcanzó picos históricos. Ya despidió, ya genero millones de pobres nuevos, ya sobreendeudó, bajó el salario, ya dejó sin financiamiento a las provincias, los hospitales y las universidades. Podríamos alcanzar el paraíso en el segundo semestre pero el daño ya está hecho.

Es verdad que el gobierno tomó medidas sociales. Además de continuar con algunas políticas sociales del anterior gobierno, criticadas en su momento, también tuvieron medidas propias como el pago por única vez de 400 pesos o la devolución de forma indirecta de un porcentaje del IVA a jubilados y beneficiarios de planes sociales, que quedó sin ser explicada, sobre cómo y cuándo se aplicará. Tenemos por un lado rápidas transferencias multimillonarias de forma directa a los sectores concentrados de la economía y por el otro una pequeña transferencia indirecta, escasa e incierta a los sectores vulnerables que con todo lo perdido por la inflación y la baja del salario el saldo da negativo.

Por eso hoy paran los docentes, los no docentes y los universitarios, los hospitales de las provincias, los trabajadores del sector petrolero que moviliza ciudades enteras. Paran los judiciales, los estatales, los bancarios, los empleados de comercio y los clubes de barrio. Hoy el pueblo se encuentra movilizado porque este relato que se presenta como una novela republicana y transparente resultó ser un cuento de terror. Muy malo y muy corto.

 

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