El pecado de la militancia y de la Política

Las inundaciones no sólo tapan. También destapan. Y lo que está siempre en juego, nos demos cuenta de ello o no, es la capacidad -incluyendo la fuerza- que tenemos para enfrentar y resolver los problemas. Esa capacidad se incrementa o se debilita, según lo que hagamos y según lo que dejemos de hacer.

En estos días se ha notado una exacerbación de opiniones en contra de la Política y de los políticos que en la superficie recuerdan al “Que se vayan todos” de la crisis del 2001. O ataques contra cierta militancia juvenil por identificarse políticamente.

Nadie puede cuestionar lo válido que son los reclamos de inundados y no inundados a quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones, ahora y antes (en las distintas órbitas, Nacional, Provincial, Municipal). Tampoco puede ignorarse que la mal llamada “clase política” ha hecho méritos suficientes para concitar repudios, descreimientos, enojos y frustraciones. Justamente el 2001 no es simple consecuencia de una crisis económica y social, sino también una crisis democrática, donde más allá de negarle a los referentes políticos su carácter de ser representantes de alguien, fue puesto en dudas el propio sistema de representación.

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Pero el “que se vayan todos”, sin una alternativa de reemplazo, (con otros representantes o con otro tipo de sistema de representación), implicaba arrimarse a un precipicio que paradógicamente tendría como consecuencias el que se queden todos los verdaderos causantes de los problemas, que rara vez quedan expuestos y rara vez su poder se sustenta con una elección.

A más de diez años de aquellos momentos, es un llamado de atención la cantidad de gente que expresó en estos días su reclamo o su indignación con un cuestionamiento directamente “a la política” y a todos los que de alguna manera se reivindican abiertamente como sujetos políticos.

Es cierto que esas opiniones fueron magnificadas y reproducidas hasta el hartazgo -y por ende realimentadas- por ciertos medios de comunicación empeñados en defender sus privilegios y su manera de concebir a la sociedad y su orden. Pero no podemos ignorar que amplificaron lo que hay, no lo inventaron.

Frente a esta situación de poco ayuda calificar el fenómeno como “la vuelta de la antipolítica”.

Tampoco nos sirve remitirnos a Aristóteles, cuando ya hace más de 2300 años definió al ser humano como “un animal político”, tratando de distinguirnos de los animales, pues tanto los seres humanos como los animales tienen la capacidad de ser sociales, es decir, relacionarse con otros. Pero sólo los seres humanos tenemos la capacidad de relacionarnos políticamente, es decir, crear sociedades, organizar ciudades (polis es ciudad en griego). Por lo que renegar a lo político es renegarse como seres humanos.

Si la palabra política nace para expresar lo relativo al ordenamiento de la ciudad o de los asuntos del ciudadano, y luego adquiere diversos significados, como un ejercicio de poder en relación a un conflicto de intereses, o a una relación entre gobernantes y gobernados, o como un juego dialéctico entre amigo-enemigo o como una lucha por conquistar el poder (o el gobierno), lo común a todas las definiciones, incluso contrapuestas, es que se refiere a lo que da la posibilidad de introducir o impedir cambios en la sociedad, entre otras.

Y en lo que hace a los gobiernos, en el mundo actual, no hay mucha posibilidad de elección: si excluimos el gobierno que se sustenta en la monarquía o el subordinado a una religión, nos quedan el surgido por un Golpe de Estado; o el gobierno que esté en manos de personas que se definen como gestores, técnicos y especialistas; o el gobierno que esté en manos de personas que se definen como políticos.

En todos los casos todos los gobiernos actúan políticamente, aunque se definan por encima de la política (reyes, emperadores), ajenos a la política (religiosos), apolíticos (técnicos o gestores).

Cuando se prohíbe la política y los partidos políticos

Cuando el General Onganía se levanta en armas estableciendo la “Revolución Argentina”(1966), él se define como apolítico y profesional, y establece para su “revolución” tres tiempos. Primero vendría el Tiempo Económico, luego cuando se concluyeran los objetivos de ese “tiempo” se pasaría al “Tiempo Social” y finalmente cuando este se terminara vendría el “Tiempo Político” y nos dejaría tener partidos políticos (suprimidos y prohibidos entonces) y elecciones

Por supuesto puso al frente del Ministerio de Economía a un “técnico”, Adalbert Krieger Varsena, que lo primero que hizo fue anular medidas proteccionistas y de nacionalización tomadas por Arturo Illia (el presidente depuesto, un radical que ganó en elecciones con proscripciones pero que luego hizo cosas “terribles” como oponerse a las patentes de los medicamentos y plantear la necesidad de elecciones sin proscripciones). Y ese técnico, para contener la inflación devalúa la moneda un 40% congelando al mismo tiempo los salarios. Medidas que obviamente debieron ser acompañadas por una represión de la protesta social y política.

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También sabemos lo ocurrido con la última dictadura cívico-militar. Seguramente hay gente que añora aquellas épocas. Pero son los menos. No obstante todos deberían considerar que oponerse a la política y a los políticos en general restablece la posibilidad de un gobierno militar o de un Golpe de Estado, sea de facto, sea de jure.

El gobierno de los técnicos y gestores

Otra forma de gobierno es la de los autoreferenciados como no políticos, sino como administradores, técnicos y gestionadores eficientes.

A diferencia de los “técnicos” puestos por los militares, estos son puestos por elecciones o son puestos por quienes han ganado una elección. De esa manera se presentan como una propuesta de rescatar lo bueno que tiene la política (elegir) y de no tener lo malo que tiene la política (los políticos). Con ellos, dicen, no domina la política, sino el saber, el profesionalismo, la aplicación de lo técnico. Si una empresa es exitosa, ¿por qué no aplicar al gobierno del Estado sus mismos principios y reglas?. Y aparecen entonces las palabras típicas de la empresa aplicada al gobierno (y a la educación): eficiencia, eficacia, gestión, productividad, racionalización, competencia y otras, con los resultados consabidos.

¿Consabidos?: me temo que no. Existen numerosos ejemplos de personas sin historia de militancia política, y presentándose como no políticos y hasta como apolíticos, ganando o haciendo muy buenas elecciones. Y seguirán existiendo, pues es un recurso importante de políticas, partidos y políticos impresentables en alguna coyuntura.

Todo esto indica que una parte importante de la población no le resulta evidente que en este dominio de los “especialistas”, “los administradores eficientes” o “no políticos” lo que domina realmente es el “mercado”, o sea las grandes corporaciones, que prefieren un Estado poco interventor y a la población sin mayor participación política, mejor aún despolitizada.

 

El gobierno de los políticos

Respecto al gobierno esté en manos de políticos, no hay garantía de que sea mejor que los anteriores. Es más, tenemos una larga historia de gobiernos de estas características que fueron un desastre, gobernantes políticos que defraudaron enormemente a sus propios votantes, tal el caso de De La Rúa por ejemplo. Tan grande fue el fracaso del gobierno de la Alianza conducido por la UCR, que la UCR aún está pagando y penando por ello a pesar de que ya han pasado más de diez años y ni siquiera fue ella sola la responsable.

Pero un gobierno asentado en lo político tiene un conjunto de ventajas por sobre los demás.

Si partimos de la base que queremos resolver un problema y que frente a ese problema hay varias alternativas o posiciones, ¿cuál  formas de gobierno posibilita una mayor participación, un mayor control, o una posibilidad de rectificación y cambio de las medidas?

El gobierno “apolítico” y “eficientista” de los gestores y tecnócratas se apoya en un supuesto saber. Reducen los problemas a cuestiones técnicas, administrativas o de gestión. En este tipo de gobierno, tecnócrata, sólo pueden tener algo de incidencia los iguales a ellos, es decir, otros «técnicos», otros «especialistas». La mayoría de la población no tiene influencia porque no sabe. Y más que nada porque no tiene el capital y la influencia suficiente para poner un funcionario, ganar una licitación, conseguir aprobar o frenar una ley o beneficiarse dejando “que la que regule sea la ley de la oferta y la demanda”. Un gobierno así no se mete con el poder real: lo presupone, lo respeta y generalmente le obedece y defiende. No hay posibilidades de alterar las relaciones de poder porque no están en sus objetivos. Y en todo caso sí reforzar las existentes.

En cambio el gobierno definido como político parte de la base que es la propia política la fuente de su poder (no el mandato divino, la herencia de sangre, las fuerza militar o el saber del especialista: depende de la voluntad política de la población). Y en la política todos somos iguales, más allá de que existen intentos y medios de evadir esto mediante control de aparato, profesionalización y comercialización de la política, etc, pero eso ya es propio de ciertas políticas, no de la política en general. (De hecho quien controla el aparato no necesariamente puede controlar la política. Demasiados casos lo atestiguan).

Además la política presupone la problemática del poder y por ende la posibilidad de modificar las relaciones de poder establecidas.

La arbitrariedad de ciertos políticos está en relación inversa con la participación política real de la gente. Cuanto mayor participación, menor posibilidad de manipulación o de apartamiento de los programas y principios formulados anteriormente.ap_Militantes-Campora

Así, en cada orden de la vida, desde impedir la construcción de un terraplén o un centro comercial que provocará problemas con el circular del agua de lluvia hasta hacer las obras necesarias, está en relación directa con la participación de la gente en la política para defender propuestas, rechazar o reclamar medidas, consolidar cambios.

Lo que la gente no se da cuenta es que todo cuestionamiento a la política es en realidad un recorte a su propio poder, es automutilarse como ciudadano, como ciudadana. Distinto es el caso del cuestionamiento a políticas determinadas, que sí implica la posibilidad de tener algún poder. Lo mismo que involucrarse positivamente con otras.

Por muchos años se logró establecer que Política = corrupción = mentira = ”Problema fundamental de la Argentina”

El discurso formó parte del ataque del neoliberalismo al papel del Estado, sea para privatizar sus empresas, sea para que no intervenga y deje que todo lo regule “el libre mercado”.

Pero también surge de la propia gente, como rechazo a las iniquidades, mentiras y traiciones de sus propios candidatos y partidos. Por supuesto que podría haberse canalizado en una “contrapolítica” o en la construcción de una alternativa distinta a la expresada por el sistema de representación democrático liberal. Pero ante la impotencia, debilidad o complicidad de quienes se postulan como algo distinto, en política no hay tierra de nadie, por lo tanto esas broncas y rechazos se terminan canalizando hacia las políticas hegemónicas, que en las últimas décadas tienen nombres y apellidos, en la Argentina y el mundo, que trascienden los propios nombres partidarios: neoliberalismo y socialdemocratismo liberal.

Respecto a la campaña contra el actual gobierno de ciertas usinas, resignadas a no poder tumbarlo ni militarmente ni con un golpe civil, su alternativa pasa por ahogar su recambio o cambiarle el rumbo. Y para ahogar su recambio lo que se necesita es que menos gente crea en la necesidad de construir política, pues es sabido que una mayor participación de la gente en unirse y organizarse politizadamente, en pos de un mundo mejor, da mayores posibilidades no sólo de continuidad a los cambios conseguidos, sino de ir más lejos que el actual gobierno.

El ataque a cierta militancia juvenil que se está dando en estos días, respecto a su participación en el actual drama de las inundaciones usando distintivos identificadores de lo político, en vez de dar la solidaridad y ayuda desde una posición aséptica y apartidista, es ciertamente parte del nuevo macartismo, pero fundamentalmente forma parte de la política que se caracteriza por promover el cercenamiento de las posibilidades de poder de la gente común.

(El término macartista o macarthista o maccarthista, poco usado hoy, expresa una conducta persecutoria y calumniosa, generalmente basada en mentiras y medias verdades contra militantes políticos, artistas, etc que se hizo famosa en EEUU y luego el mundo gracias a su principal exponente, el senador Joseph MacCarthy que realizó luego de la segunda guerra mundial y hasta 1956 una violenta e importante campaña de acusaciones falsas, denuncias, interrogatorios, reclamo de delaciones, listas negras, etc, del tipo “caza de brujas”. Entre los acusados estuvo Charles Chaplín. Y entre los soplones, Ronal Regan: nada es casual en la vida)

Incluso la reacción de ciertos políticos en contra de esta militancia juvenil, no se debe simplemente a que a sus agrupaciones les es difícil conseguir tal nivel de compromiso y participación de esa militancia, sino porque ciertos fenómenos alteran el esquema ordenado y controlable del sistema democrático liberal: partidos muy estructurados+parlamento+voto de vez en cuando. Estos agrupamientos juveniles, La Cámpora y otros, empiezan a llenar huecos abandonados o imposibles de llenar por el democratismo y progresismo liberal en las relaciones Estado-gobierno-sociedad. De allí el macartismo de agitar fantasmas sobre La Cámpora de adueñarse de sectores del gobierno o que tales otros se están armando, como se ha dicho más de una vez.ap_cartel_la_campora

Eso no quiere decir que no pueda o no deba criticarse a esta o diversas agrupaciones por sus políticas (programas, propuestas, acciones, etc), pero sí observar que muchas de las críticas suelen hablar más de los críticos que de los criticados. O producir un efecto opuesto. Tal el caso del artículo del diario La Nación: “Unidos y Organizados: el brazo ejecutor del Estado ”, de Gabriel Sued: termina resultado un hermoso panegírico a las actividades de estos jóvenes y nos hacen sentir orgullosos de ellos. (http://www.lanacion.com.ar/1570381-unidos-y-organizados-el-brazo-ejecutor-del-estado)

Onganía prohibió la política, los partidos políticos y la participación en actividades políticas. No le fue muy bien, aunque hizo mucho daño en el camino. La gente buscó otras formas de participación política a las tradicionales, y como resultado tuvimos las luchas estudiantiles por temas no estudiantiles, la politización de agrupaciones gremiales y sindicatos, de la cultura, de la música; los cordobazos, los rosariazos. La política, es decir, la gente tratando de intervenir en los asuntos de la polis, buscó distintas formas de participar, de luchar por lo que consideraba justo. Y tal vez fue el período que mayor valor le terminó dando la gente a lo político. También fue uno de los períodos que se lograron superar o desbordar los corsé puestos por las formas tradicionales de la democracia liberal, entre otras: partidos muy burocratizados y la idea que la política se reduce a conseguir votos y la participación ciudadana el ir a las urnas cada tanto.

Hay sectores del poder real, de ciertas políticas, que buscan lo mismo que con Onganía. Pero la estrategia es distinta: en vez de prohibirla, que no dio resultado, hay que desprestigiarla, equipararlo a los sucio, a lo mentiroso. Así como para muchas religiones la mujer era impura porque tenía mestruaciones (y por ende inferior), quienes se involucran con la política son impuros y sus fines inconfesables. Como decía -creo que un español- “atribuir hoy en día un sentido político a la acción de determinado actor, implica invariablemente cuestionar su integridad y honestidad”

El pecado de cierta militancia, además de La Cámpora, el Movimiento Evita, Nuevo Encuentro, Martín Fierro, Movimiento de Unidad Popular (MUP), Descamisados, Peronismo Militante y otros espacios del oficialismo. es referenciarse políticamente, decir “yo estoy aquí no sólo por sentimientos humanitarios, también por convicciones políticas”, lo que en el discurso macartista equivale a decir estar por plata o para engañar a la gente.

Los más sutiles los cuestionarán por no ser verdaderamente altruistas o desinteresados pues los guía un interés político. Como si en la historia de la humanidad no hubieran existido cientos de miles, probablemente millones de personas, que dedicaron parte de su vida, e incluso su propia vida, luchando políticamente por mejorar sus comunidades, sus sociedades.

Obviamente que quien defiende o propicia políticas miserables, va a ver a los demás con el espejo de sus propias miserias…

Y frente a eso no vale el simple cuestionamiento a la “antipolítica”. Así como frente a los planteos de achicar al Estado la mejor manera de confrontarlo es llenar al Estado de políticas y acciones que refuercen mayor equidad en el reparto de la riqueza, mayor justicia, igualdad y libertad, frente a los cuestionamientos a la política, no alcanza por su reivindicación general. Pasa por promover las acciones políticas distintas a las que reforzaron las injusticias sociales. Pasa por construir y defender políticas de poder que se enfrenten a las fuentes de las injusticias, desigualdades e iniquidades, aparte de promover las otras múltiples vertientes que pueden existir para lograr la participación real en distintas esferas de la vida social: el barrio, la salud, la educación, el medio ambiente, la comuna, el municipio, etc, etc. Pasa por estar allí, donde hace falta.

 Cuando Onganía da el golpe la mayoría de la población acepta que “La Universidad está para estudiar, no para hacer política”. Y a los pocos activistas que salían a la calle a protestar, no sólo el gobierno, sino parte de la sociedad civil, los acusaba de vagos, de apátridas, de destructores de “nuestro modo de vivir occidental y cristiano”. Y el sentido siempre era el mismo: que no participaran, que no pensaran que otro mundo era posible y que estaba también en sus manos lograrlo. Naturalmente esto producía sentimientos de culpa en muchos estudiantes que participaban en las luchas, pues a muchos padres les costaba mandarlos a la Universidad y obviamente la militancia podía hacerles descuidar alguna materia. Y a veces se esmeraban aún más para evitar darles argumentos a las campañas macartistas.

Años después, cuando aparece la guerrilla y el proceso de represión se agudiza, aparecía una propaganda que entre otras decía: “si en la cuadra de su casa viven unos jóvenes muy educados, amables, limpios, denúncielos, son subversivos.”

Hoy eso se traduce: “si van a ayudarlos unos jóvenes muy amables, comedidos, muy organizados, desconfíe de ellos, o mejor aún recháselos: están haciendo política.”

Fernando J. Pisani

fjp2001@gmail.com

Rosario – Argentina

www.notasyantidotos.com.ar

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39 comentarios en «El pecado de la militancia y de la Política»

  1. Fernando J. Pisani

    Mas de lo mismo, venimos de discutir con el forista Agustin Lewit (agulewit) sobre un texto mas breve (entrada «Antipolítica, pecheras y la Patria es el otro») pero que en síntesis apunta a lo mismo que tu texto.

    El rechazo social evidenciado en La Plata no es hacia la política sino hacia algunas de sus prácticas.

    En el caso concreto de la provincia de Buenos Aires lo que se rechaza es la política extorsiva que el gobierno nacional aplica a Daniel Scioli, negándole financiación y avales para que pueda encarar obras o pagar deudas de la provincia y/o refinanciarlas.

    Hay que aclarar que las provincias siempre toman deuda bajo garantías reales, que pueden ser desde la recaudación o bienes físicos propiamente dichos y la única ventaja es que obtienen tasas de interés mas bajas y plazos mas largos que un particular.

    Nadie piense que estas deudas son inejecutables en caso de incumplimiento.

    Por otro lado, la desmedida pretensión de Scioli consiste unicamente en el muy demócrático derecho de poder participar de elecciones internas en el FPV, contra quién sea, para dirimir la candidatura presidencial del 2015.

    Será que soy opositor, no se…., pero castigar a todo un pueblo con el único objeto de castrar las ambiciones políticas de uno de sus propios lideres, no suena ni democrático ni legítimo.

    El pueblo bonaerense es claramente conciente de la abusiva maniobra extorsiva.

    Por tanto cuando la catastrofe ocurre, no culpa al gobernador, a quién saben economicamente asfixiado, ni tampoco demasiado al intendente, que depende de los giros del Ministerio de Planificación para las obras, sino que carga las culpas en el real responsable, es decir el gobierno nacional de Cristina Fernandez de Kirchner.

    Del mismo modo en que no culpan al gobernador por no poder aumentarle a los docentes sino al gobierno nacional por acogotarlo financieramente.

    ¿Donde está la antipolítica?

    1. Hola ZXC
      ¿Dónde está la antipolitica?: no sé, tal vez en otro artículo…

      Justamente el texto habla por qué no pasa por cuestionar la antipolítica como generalmente se dice.

      Y sobre las críticas que hubo en esos días, hubo de todo y vos, como cada uno que lee estas cosas, tiene idea de los problemas y responsabilidades.

      Pero en este artículo no analizo los cuestionamientos con mayor o menor argumentación que se dieron en estos días a tal o cual gobernante, sino trato de aquellas opiniones, que las escuché no una vez sino muchas y por distintas personas, que cuestionaban a la política y a los políticos.

      Y de paso cómo también las criticas a la identificación política de quienes fueron a ayudar, que fueron muy tratadas por distintos medios, también con su camiseta puesta

      Respecto a las causas de las catástrofes, de las tragedias de los otros días, no tengo problemas en analizarlas y discutirlas, y obviamente son comunes las opiniones superficiales que tratan de ubicar siempre como primer y fundamental responsable a quien uno tiene ojeriza (Macri, Scioli, el gobierno nacional), pero opiniones así sólo sirven para tapar los verdaderos problemas y las verdaderas responsabilidades

      No sé, tal vez consiga un texto -un ensayo- y lo escenee para mandártelo, que donde justamente hablo del tema de las inundaciones. Claro, lo hice hace más de veinticinco años, también teniendo en cuenta inundaciones de hace más de cuarenta y cincuenta años, varias de las cuales sufrí en carne propia y las viví de chico en Concordia o de más grande sin que me afectaran tanto pero sí a mucha gente en Santa Fe, en Rosario muchas veces. Todas con sus peculiaridades, desgracias personales y por supuesto responsabilidades, y todas con un denominador común, que escapa al gobierno de turno -en cada esfera de incumbencia-, aunque por supuesto no lo excluye.
      Vos hablas de culpas, y siempre es la más fácil encontrar al «culpable principal», que como dije, suele ser quien ya tenemos en la mira como culpable de casi todos nuestros males. Pero de esa manera se ocultan las verdaderas causas y las responsabilidades vinculadas a cada una de ellas. Pero todo esto, obviamente, es otro tema al que pretende tragar el articulo (y seguramente mucho más importante)

      1. Fernando:

        Creo que yo planteo algo bastante concreto que nada tiene que ver con «ojerizas».

        Las obras del arroyo El Gato no se hicieron y el problema político entre Scioli y Cristina es conocido por todos y tiene consecuencias.

        No creo que se requiera escarbar mas profundo para saber que ese tipo de conductas terminan produciendo muertos.

        Si como andas diciendo Uds. con aires proféticos «La patria es el otro» es entonces «el otro» anda bastante caliente por como sus representantes «la política» le cuidan «la patria».

        Creo que deberían dejar ese «onanismo por el poder» y darse cuenta que el ciudadano común no está a la expectativa de la «toma del palacio de invierno» sino mas bién piensa como le va a dar de comer a sus hijos, que no se los maten por la calle, que puedan estudiar, que las drogas no les envenenen el cerebro, como mejorar sus situación laboral, como subsistir con su negocio o con su profesión, etc…. cosas simples pero cotidianas.

        Cuando pasa algo como lo de la inundación no piensan en la revolución, mas bién piensan en que no se les derrumbe la casa.

        Los análisis como el que hace el forista Juan a las 15/4: 2:44 pm son exactamente lo que la inmensa mayoría detesta.

  2. No me parece apropiado tratar de explicarle a otro (ZXC a Pisani)lo que uno mismo no entiende.La política está regida por el juego del poder.El gobierno nacional ha fijado un rumbo y objeticos a su acción y ciertos sectores -básicamente las clases propietarias- se oponen. Y el gobernador Scioli coquetea con esos grupos, se niega a cobrarles impuestos, por ejemplo y después se victimiza. Llamar extorsión a la firmeza de Cristina y no ceder via Scioli a esos grupos no es ninguna extorsión, es ejercer el poder legítimo conferido por el pueblo. Lo demás es vivir en el limbo

  3. 1) Lo que a vos te parezca apropiado o no me tiene sin cuidado (por decirlo elegantemente), acá no estamos en La Campora.

    2) Que yo sepa, el FPV es un partido político, que como el resto, está sujeto a las mismas reglas legales y sus afiliados tienen derecho a competir por los cargos electivos. ¿O no?

    3) Scioli, supongo que hace lo que hace porque no comparte plenamente la linea política de CFK, nada diferente de lo que ocurre en cualquier otro partido político en cualquier lugar del mundo.

    Por eso existen las elecciones internas.

    3) Creí que en La Plata habían muerto muchas personas o a lo mejor vivo en el limbo, tal vez eso se llame ejercicio legítimo del poder.

    1. Dije limbo para tener, yo tambien,un gesto elegante.Creo que es más adecuado decir el planeta de los simios.Por otra parte a mi me tienen igualmente sin cuidado los sonidos que emiten los familiares de Tarzán.
      Si Scioli no comparte la línea de su partido que busque otro camino, como es en todo partido politico en cualquier lugar del mundo,según la expresión que usás como si supieras.
      En cuanto a los muertos, parece que Lanata ca a dar a conocer un informe secreto en el que se a Cristina ahogando a la gente con sus propias manos.

      1. Si se olvida que las opiniones en un ámbito como este son ofrecidas a un número indeterminado de lectores, pasan cosas como la de ZXC, que cuando Juan dice que le parece inapropiada determinada cosa sale con eso de que «lo que a vos te parezca inapropiado…»etc. Uno podría contestarle que lo que a él le parezca de lo que le parece a Juan es irrelevante. Y así al infinito.
        Es que a medida que uno tira opiniones aquí las socializa y ya no importa quién las dijo, sino que entidad tienen. Ya no es un debate entre A y B (para eso pueden intercambiar mails y putearse en privado, mientras le demuestran al otro hasta que intenso punto se menefregan con la opinión ajena).

  4. ZXC:¿tiene prohibido Scioli presentarse a elecciones internas y o primarias?Por otro lado,creo que el analisis de Pisani pasa por un anbito mucho mas amplio,y ya que cito a Aristoteles me permito recordar que para es la politica debe subordinarse a la etica para que sea una busqueda,precisamente,del bien.El hombre es un»animal politico»pero tambien es un»animal racional»,que tiene logos y discurso,por eso es»social».

  5. Isabel:

    Yo en ningún lado dije que Scioli tenga prohibido presentarse a elecciones internas.

    Lo que dije y repito es que sus propios compañeros del FPV están buscando que su gestión vaya a la quiebra para que esa postulación sea políticamente inviable.

    Hasta ahí, a mi que soy opositor y si se tratara un puro internismo político, no tendría porqué importarme, pero el hecho es que mandar a la quiebra el proyecto político de Scioli va unido a mandar a la quiebra a la provincia de Buenos Aires y allí si me importa mucho.

    Como consecuencia de lo cual no hay clases en los colegios, la administración pública de la provincia está en plan de lucha y las obras públicas imprescindibles no se realizan.

    Como consecuencia tarde o temprano el hilo se corta por lo mas delgado y HAY MUERTOS, MUCHOS MUERTOS.

    Hay decenas de formas de competir con un adversario político que son válidas, pero en ningún caso una que produzca muertos, que encima en este caso la ligan terceros sin comerla ni beberla, bueno beberla si,…hasta ahogarse…..

    1. No se puede hablar sin conocer…

      Al respecto y para que entiendas +- lo que podría pasar en el P un historíco -impresentable para vos- que te da una somera guía de lo probable…

      Seguí con el liberalismo por que de internas en el hormiguero cero al as…

      1. Silenoz

        Yo no espero ruptura del FPV ni deseo a Scioli como «mi» candidato, me tienen repodrido las consecuencias de la pelea interna de Uds.

        Si me apurás, creo que Scioli tiene razón, por el simple hecho de que es un gobernador electo por voto popular y merece respeto y apoyo por ese solo hecho.

        Si se tratase de Cristina, ya estarían Uds. chillando que hay un golpe destituyente en marcha.

        Off Topic

        Abusas de tu conocimiento de HTLM, a veces es muy cansador seguir tus posts con tantos links a otros sitios.

      2. Dijo Zxc: «Si me apurás, creo que Scioli tiene razón, por el simple hecho de que es un gobernador electo por voto popular y merece respeto y apoyo por ese solo hecho».

        Bien, ser electo por el voto popular hace al gobernante merecedor de respeto y apoyo por ese solo hecho.

        ¿A Cristina también? Fenómeno flaco. Mirá, el apoyo si querés ahorrátelo. Con el respeto bastaría.

      3. Carpe Diem

        Tanto el respeto que Scioli o Cristina merecen es por su investidura y porque por ello representan al pueblo.

        Nadie está obligado a simpatizar con la persona.

        En mi caso no suelo insultar, pero si lo hiciera seria nuestro remanido argumento ad-hominem.

        En cambio tratar de llevar a la quiebra deliberadamente la gestión política de un funcionario electo por el pueblo, es faltarle el respeto a lo que representa: al pueblo.

        Y en caso de dañarlo, usualmente ocurre que, el que queda finalmente dañado no es el funcionario sino el pueblo real de carne y hueso.

  6. Otra vez la autovictimización, la hipérbole y la falta de foco. Cansa ya; parece adrede. Repito lo que pienso porque, al no se kirchnerista, me niego a que me encasillen en un sector opositor de bandera que piense o diga tal cosa que yo no pienso.

    – No me molesta que los militantes ayuden; al contrario, los felicito y celebro su intención de cambiar las cosas.

    – Sí me molesta la apropiación de recursos que no son propios para hacer militancia.

    – Mi criterio ético indica que las necesidades de los más desprotegidos (aquellos que no pueden renunciar a la ayuda) no deberían ser moneda de intercambio político ni religioso. Así como no comparto el hecho de que existan organizaciones religiosas de base que alimentan y visten a cambio de misas, tampoco me gusta que se alimente y vista a cambio de consignas partidarias. ¿Por qué? Porque el que recibe no tiene mucho margen de decisión. Existe un elemento coercitivo en la generación de ése tipo de relaciones. La realidad es que el más necesitado tiene derecho a ésa ayuda, y es un derecho que – a criterio mío – no debe estar sujeto a un partido político particular ni a una institución religiosa. Se le otorga y punto. Porque es su derecho.

    En fin, macartismo? Onganía? Una valoración delirante.

    1. El problema es que no entienden como funciona el coso y lo más importante, al menos para vos, sobre la parte receptora (Y va en «sus términos» para que les sea más digerible):

      «Es común llamarlo clientelismo. Es una palabra genérica, pobre y descalificante. No da cuenta de los matices de una relación compleja, siempre abierta y en proceso, en la que hay también independencia e imprevisibilidad. Cada persona pertenece simultáneamente a varios colectivos, y su lealtad bascula entre ellos. Los compromisos políticos son flexibles, graduales y reversibles. Los intercambios requieren no sólo una base material, sino también sintonías de forma, tono y trato. La gente no se entrega ni obedece, sino que «acompaña». Manejar todo esto requiere una enorme sabiduría artesanal. Nada es automático. Todo es cambiante, y a la vez regular, como en un caleidoscopio. Al final, se traduce en votos, singulares, cuantificables, acumulativos. A veces, cambian los gobernantes. Usualmente los ratifican.»

      La Máquina de Producir Votos – L.A. Romero

      Para republiquetos, liberalotes y fauna similar
      ¿Quieren cambiar? Menos cháchara, más barro y a ponerse a laburar: «“Get down in the dirt and let’s work”» (los yonis también lo hacen)

      1. Oh, sí, quedate tranquilo que hace mucho que entiendo como funciona «el coso». No comparto las prácticas ni el encuadre. ¿Barro? Una pequeña anécdota. Hace unos años, en el 2005, estuve haciendo de voluntario en una villa porteña. En aquella época, casi un centenar de organizaciones (entre sociales, políticas y religiosas) desarrollaban una variada gama de tareas en la villa. De este centenar aproximado, sólo había dos que brindaban la ayuda sin adoctrinar. Simplemente porque lo considerábamos un deber cívico. El resto, algún rédito – político, religioso, a veces ambas – le sacaba a su ayuda. Qué se yo. A mí no me dan los escrúpulos para leerle lo que dijo el general a un tipo que necesita una chapa nueva porque se le llueve y los pendejos se le enferman. A otros sí. Cuánta épica en el barro, no?

      2. Estimado… lea por favor…
        Puse el enlace para que sea amigable la lectura de Uds. ya proviene del libro de cabecera
        Repito:
        «La gente no se entrega ni obedece, sino que “acompaña”…..
        Hay opiniones negativas y positivas sobre esta realidad. Pero es la única verdad.»

        Recordá que el P perdió elecciones… preguntate por qué
        Ahh y falta algo más… resistencia y resiliencia…

        PD: no olvides que hasta vos podés formar parte de dicho «clientelismo» ¿o no?

    2. McLovin
      Vos decís que las necesidades de los más desprotegidos no deberían ser moneda de intercambio político ni religioso. Y hablás de tu «criterio ético» y de lo que no te gusta y no compartís.
      A mi en particular no me gusta la caridad. Creo que las cosas no se resuelven con caridad y que incluso a veces de alguna manera justifica los estados de cosas. Pero si alguno quiere practicar caridad me parece mejor que la indiferencia y por ende valoro su gesto.

      Y si grupos de gente vinculada la religión realiza actos de caridad, no pienso que lo hacen porque quieren ayudar a la Iglesia a tapar sus entuertos o conseguir más fieles. Cada uno hace lo que hace por sus motivos y seguramente alguno lo hará para tratar de tapar entuertos, pero supongo que son los menos.

      Por otro lado, tampoco me gusta que existan esas necesidades y esos desprotegidos, y sé que la manera de cambiar esa situación no pasa por la caridad o lo individual, sino por la acción política con algún programa y política que tienda a cambiar las condiciones. Y en ese sentido, uno -salvo los incoherentes- defiende una política siempre, y no se saca y pone la misma como un saco.

      Ahora bien, si esa acción política es: te doy esto a cambio de que me votes o simpatices con mi causa, es mercantilismo, y es en ese caso que la ayuda es moneda de intercambio. Recuerdo al respecto muchas veces grupos de izquierda, que no podían pagar asados, decían: «vaya y coma el asado, luego vótenos a nosotros».

      No hay que subestimar a la gente. Tampoco sobreestimarla. Se va a dar cuenta cuando le dan algo material a cambio de un apoyo (que luego puede darlo o hacer exactamente lo contrario) pero no siempre se dan cuenta cuando le dan un sueño a cambio de un voto. Los otros días veía un cartel de alguien que prometía bajar los impuestos y más seguridad.
      O un candidato a presidente que prometía una casa para cada uno si ganaba

      Por último, yo valoro la gente que ayuda más allá de las intenciones últimas que pudo haber tenido al ayudar. Como siempre decimos, lo que importa son los hechos, no lo que pensamos de nosotros mismos ni lo que los demás piensan de nosotros. La moral del imperativo categórico de Kant (lo verdaderamente moral para él son los imperativos que no están condicionados con nada) está bueno para las discusiones generales y filosóficas, pero la realidad es que son múltiples los motivos por los cuales alguien hace algo generoso y por ende según Kant el hecho no sería generoso. Más o menos lo que apuntás vos.

      A mi me alegró que tantos jóvenes se movilizaran organizadamente para ayudar a la gente. Pudiendo estar cómodamente sentados mirando las cosas por la televisión o discutiendo cómo cambiar el mundo en un bar o desde una computadora, fueron allí donde hacían falta. No creo que ninguno de ellos piense que con eso se solucionan los problemas de fondo, (y si alguno lo piensa no invalida su acción). Y el vínculo que establecen y fortalecen no es con el necesitado, esporádico y que en muchos casos ni siquiera tiene relación directa, sino entre ellos mismos y sus ideales y compromiso
      Yo los felicito. Otros seguramente los condenarán o le buscarán la quinta pata del gato. Cada uno con sus razones.
      En tu caso también te parece bien que ayuden, lo que te molesta es que se apropien de recursos que no son propios. Por supuesto que me parece mal si alguno se apropió de recursos que eran para otros. Pero no se de casos de que se hayan apropiado de algo, sino que ayudaron a distribuirlos, que no es lo mismo.

      1. Gracias por tomarte el tiempo para responder. Concuerdo en el tema de la caridad: no es una solución válida ni mi planteo iba a eso, y marco la diferencia entre lo que considero un deber cívico y derechos de los conceptos caridad, mercantilismo, adoctrinamiento político y religioso.

        No soy amante de los imperativos categóricos tampoco, aunque en este tipo de cuestiones – ante la desprotección y vulnerabilidad, básicamente – me pongo en una postura ética que es bastante inflexible: no me gusta meter una consigna partidaria o una hostia en un ámbito donde el poder de elección – de aceptación o de renuncia – pueda verse menguado ante necesidades más urgentes.

  7. ZXC:tenemos entonces por un lado el tema para mi menor de defender a Scioli frente al goberno nacional,y por otro el tema»de fondo»referente a la militancia dentro de la politica.En este ultimo la juventud da el ejemplo cuando lo hace desinteresadamente,con o sin identificacion de vestuario,creo y sostengo.

    1. Isabel

      Para mi el tema de fondo es que como consecuencia de la pelea interna:
      se muere gente,
      matan gente,
      se inundan las casas,
      la gente pierde su patrimonio,
      no hay clases en las escuelas,
      en la administración pública te atienden pesimamente o no te atienden porque estan en plan de lucha,
      no se cumplen las inspecciones que garantizan la calidad de los servicios,
      el estado comienza a deteriorarse y detenerse.

      Si los jovenes militan o no, es a este aspecto irrelevante, ya que la militancia no es un fin en si mismo.

      Si Scioli va o no ser candidato a presidente, es mas irrelevante aún.

  8. ZXC:me atengo al titulo y texto de F.Pisani,no a la intencion de simplemente acusar,como es tu caso.Y lo que decis en tu ultimo coment me paso toda la vida,con distintos gobiernos,en cambio la militancia la vi en el 60-70 y ahora.

  9. Don Fernando yo entiendo que hay que poner negro sobre blanco en esta cuestión. De golpe aparecieron 10 mil Hastati –según Ambito- y, por supuesto, si yo fuera un republiqueto-neoliberalote claro que me asustaría. De la nada salió una masa “formateada” con los valores anti corporación, anti antipolítica y muchos más “anti” que se suman a los “princeps” y “triarii”. Ojo esto quizás traiga problemas dentro de la “legio” y cito la nota de P. Ibáñez –de Ambito- que le pasé a ZXC:
    ”…esencialmente se trató de una gestión sin intermediación del Gobierno nacional ante los afectados a través de sus militantes. Un procedimiento de cercanía que implicó «trabajar el territorio» en términos políticos como nunca, hasta ahora, se había hecho, disputándoles la representación y el protagonismo a los punteros históricos

    Otro tema es el burgués asustado: sin filtro toma la hojarasca de la doctrina de opinión que trabaja sobre su supuesta superioridad en el uso de la razón y despierta sus más profundos prejuicios. Y es tal la superchería que, como bien le dijiste a un comentarista, subestiman y sobreestiman a «laggente». No sólo con los “dalits” que tanta preocupación les genera –siempre y cuando no vivan cerca de sus dominios o no se los tengan que cruzar- sino que lo hacen extensivo a gente que no caería dentro de esta casta como los que habitan Tolosa donde vive la madre de CFK

    No le gusta la ostia y tampoco la política por que teme que ”el poder de elección – de aceptación o de renuncia – pueda verse menguado” o forzar los razonamientos conduciendo la responsabilidad de las “muertes” a quien tenemos entre ceja y ceja que encima lleva ”a la quiebra deliberadamente la gestión política de un funcionario electo por el pueblo” . La política entonces es una ciencia que sólo podrá ser ejercida por aquellos con capacidad de establecer “los pesos y contrapesos”, una suerte de “al-khīmiyā”.

    El problema es que los que ofician de opositores profesionales toman la hojarasca de la doctrina pero no leen la data (tampoco los amateur pero bueno hay que leer lo que no guste si se precia de ser objetivo, ético y moral):
    –Cuando habla de retrocesos, ¿también se puede incluir en este rubro el clientelismo, que está tan extendido, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires?
    –No estoy de acuerdo con la categoría de clientelismo. ¿A qué se le dice clientelismo? A los recursos que el Estado nacional le brinda a los más pobres, supuestamente a cambio de favores como el voto. Pero si miramos en el contenido de la palabra clientelismo, que supone un Estado que da recursos a un sector de la población y ese sector lo que tiene de intercambiable y poderoso es su voto, la clase media también tiene acuerdos con los Estados nacionales, provinciales y locales, y también ofrece su voto, y los empresarios también son subsidiados por el Estado argentino…Por eso, probablemente exista un rasgo clientelar, dependiente y de falta de autonomía, en la economía que va más allá de la gente más humilde. La categoría de clientelismo no tiene valor: suena como un estigma hacia los más pobres cuando, en realidad, estamos en una sociedad en la que mucha gente vive del Estado y se beneficia de él. Es estigmatizar a un sector social que tiene bastante menos responsabilidad que otros por los destinos del país

    ¿Qué hace un político?
    ”Y el político tiene que lidiar con lo malo, lo bueno, lo miserable del ser humano. Con eso se hace política. Entonces, si una sociedad está degradada, la política también lo está, porque el dirigente tiene que lidiar con seres humanos degradados. Aunque sea San Francisco de Asís, el más puro de los puros, después tiene que hacer política en la Tierra porque los seres humanos lo ponen en las encrucijadas que lo ponen.”

    Esto lo dice María Matilde Ollier entre otras cosas interesantes sobre la PBA (pa’ vo’ ZXC que tanto te preocupa la suerte de mancuso)

    ”Otra paradoja: la compra de votos y el clientelismo político paga menos, dirían en el Hipódromo, de lo que habitualmente se supone. La encuesta sugiere que una buena parte de los que de uno u otro modo «venden» su voto son desleales cuando se quedan solos en el cuarto oscuro……El 18% de los argentinos afirma haber recibido alguna vez una oferta por su voto. La cifra duplica prácticamente el promedio latinoamericano. De todos modos, podría decirse que el clientelismo no paga bien: el 43,9% de los encuestados afirma no sentirse ni más ni menos inclinado a votar por el candidato del benefactor, en tanto que el 45,3% dice sentirse menos inclinado a hacerlo.”
    O
    ”El rol del Estado
    El nivel de apoyo a la idea de que el Estado debe ser el dueño de las empresas e industrias más importantes se ubica entre los más elevados de la región: de 0 al 100, obtiene 67,9 puntos.”

    Entro otras cositas interesantes en Radiografía del ciudadano argentino de P. Mendelevich

    En fin
    Será como dice ‘ña Ollier:
    ”un político puede criticar y, además, tiene que tener capacidad para acumular poder, gobernar y transformar en función de lo que él dice que es bueno para el país o su partido. El problema es que en la Argentina hay como un síndrome de «no grandes aspiraciones», y entonces la estabilidad es como una gran aspiración de los argentinos.

    O don Mendelevich:
    ”….surge que en los últimos tiempos hubo un ligero corrimiento, de nuevo hacia la izquierda. ¿Lo sabe el gobierno nacional? Seguramente. El dato coincide, por ejemplo, con la decisión de la Casa Rosada de retemplar la retórica antinorteamericana con miras a las elecciones de octubre.”

    Estaría bueno que bajaran del termósfera a ver si se les enfría un poco el balero

    1. Cuánta soberbia y barroquismo al pedo. Todo para negar un término y describir la función de tu político ideal. Es la segunda vez que decís que el clientelismo no existe, sin embargo acá de repente te apoyás en los daos de Ollier, que habla de la tasa de clientelismo más alta de América Latina (!). Si garpa o no es otra cuestión, y bastante oscurita.

      Por otra parte, no refutás un carajo, simplemente negás un término y das una definición de lo que debería hacer un político. Ponéte las pilas campeón.

      Otra cosa, noto que decís bastante seguido «burgués asustado». ¿Desde donde escribís grosín? ¿Desde Pyongyang? ¿Por qué la chapeás de revolucionario?

      1. Ja ja..

        -Devuelta, quitá la hojarasca y lee la data

        Nunca negué el clientelismo, lo que hago es no darle el sentido prejuicioso y estigmatizante que suelen atribuirle los «burgueses asustados» (traigo el término ya que entiendo que te sentís aludido… igual los hubo, hay y habrá pero como dije varias veces: en el 2015 se acaba, no matter)

        -Entre la opinión de gente que estudia el tema y tu creencia respecto a lo de «oscurita», de más estar decir quién es más confiable. No hay que ser supersticioso

        Ahhh y escribo desde unos Km. al oeste de la Zanja de Alsina

        Saluditos cordiales

    2. Silenoz querido:

      Toda tu exposición no deja de ser una extensa descripción de algo que puede sintetizarse en:
      «El fin justifica los medios»

      Yo cambié hace años el marxismo leninista por por el socialismo de raiz liberal al darme cuenta que esa frase tiene consecuencias colaterales tan graves que invalidan sus potenciales beneficios.

      El clientelismo es una de las tantas variantes de «el fin justifica los medios».

      Yo creo que lo moral no puede ni debe escindirse de lo político.

      Podemos pasarnos toda la vida discutiendo con vos o con elBosnio acerca de esto pero, con certeza, habida cuenta como nos paramos frente al mundo, no llegaremos a un acuerdo.

      Tal vez la cuestión en el fondo sea porqué o para qué, cada uno de nosotros, ya no como simpatizantes políticos sino como individuos, necesitamos de lo moral o de su negación.

      1. Estimado ZXC:
        Confieso que el concepto de “clientelismo” como una variante del “fin justifica los medios” requiere una pirueta tan arriesgada como alguna que intente romper la ley de gravedad para explicarla, igual está OK lo único que espero es que tu definición no esté influenciada por el caceroleo-RIALpolitik del posteo ppal.

        Con todo, mi único fin, en lo que se refiere al clientelismo, es:
        -Desmitificar el principio por el cual la “clase media” no está alcanzada por él –que te lo he dicho a vos, entre otros, muchas veces- y fundamentalmente, quitarle el mote prejuicioso y estigmatizante, sobre todo en planes -como la AUH que no es el único- donde además de exigirle contraprestaciones tienen bancarizados sus cobros.
        -Lo más importante: no tratar por idiotas a gente que recibe algún tipo de compensación por su situación no favorable.
        -Y lo que es más vulgar aún: generalizar que el clientelismo genera lealtades ciegas y eternas.

        Ojo, las quejas tuyas y la del otro de arriba y similares las entiendo totalmente y sé por donde vienen, de hecho en algunos aspectos, alguna vez, he pensado de manera similar. Yo me acuerdo cuando mi viejo lo acompañaba con su camioneta los fines de semana a un tío mío para repartir los PAN alfonsinianos en el pueblo de Arturo Seguí cerca de La Plata. Y también vi como el clientelismo acaparaba situaciones cercanas a mi entorno.

        En mi opinión esto del clientelismo se reduce con más y mejor laburo,
        ¿Cómo obtenemos esto? Con crecimiento y redistribución.
        ¿Bajo qué marco podés crecer y redistribuir? Con industrialización.
        Supongo que más o menos estarás de acuerdo, ahora bien en el mientras tanto ¿qué hacemos con los “clientes”? Algo o “agua-y-ajo” que se la banquen como puedan hasta que la onda expansiva redistribucionista los alcance, si es que llega.
        Decime cuál de los dos te parece moral y éticamente correcto, si es como yo pienso hay posibilidades de acuerdo con lo que hay que hacer, sólo hay que “negociar” el cómo.

        Y por último, dejemos a Marx, Lasalle, Ricardo, Rosa de Luxemburgo y otros descansar en paz que bastantes barbaridades se han hecho en sus nombres. Por supuesto que la política tiene su “moral” si la misma es indisociable de la persona. Pero hay que reconocer que en términos de relaciones sociales muchas veces, o siempre arriesgaría, te sometés a la negociación, hasta con tu esposa pasa esto.
        Pero bien, “elevado” a la política pasa lo que dice Ollier ” Aunque sea San Francisco de Asís, el más puro de los puros, después tiene que hacer política en la Tierra porque los seres humanos lo ponen en las encrucijadas que lo ponen”
        Acá aparecen las contradicciones que algunas podrán manejar y otros no. Y en función de los objetivos operar en lo posible que, por lo general, está lejos de lo que uno considera ideal. Ma’ o meno’ como la vieja discusión entre teoría y práctica. O tragarse sapos o tranzar…. lo he visto hasta en las oficinas o fábricas, ámbitos de eficiencia por antonomasia según algunos

        En consecuencia tu concepto binario entre «moral o de su negación» (atribuyéndonos a «nosotros» seguramente «su negación» transformándonos así en ¿amorales o inmorales? aunque pueda ser un prejuicio mio) es falso.

        Saludos

      2. Silenoz

        Te contesto muy brevemente a tu extenso texto porque ando sin tiempo para seguirala mas y el tema es interesante.

        Las clases medias y altas se «sirven» del sistema para sus propios propósitos, y ello es así porque no se encuentran obligados de modo absoluto a aceptarlo o servirlo.

        En tanto los pobres no tienen opción, sino aceptan la ayuda tal como viene su subsistencia corre riesgo.

        Reconozco que lo que describís existe, pero no creo de modo alguno que las situaciones de las distintas clases sociales en este tema se puedan analizar como un sistema de equivalencias.

        Por otro lado hay demasiada gente que enriqueciendose y mucho con la explotación clientelar de los pobres.

      3. ZXC
        Es falso estratificar o diferenciar los intercambios entre estado-ciudadanos y sí se pueden equilibrar por que el fenómeno se reduce al «toma y daca» ni más ni menos.

        Que estés más arriba o más abajo en la pirámide de Maslow no influye en la teoria. No existen intercambios más racionales o refinados que otros.

        A los «pobres» el estado les debe su atención desde el punto de vista moral, como reparación de derechos perdidos en nuestro caso y para tratar que todos salgamos +- desde la misma línea de largada. Este el diferencial que vos, yo y otros no «gozamos»
        Y si lo mirás desde el ombligo de uno mismo tener un grado importante de pobreza nos jode a todos.

        Por último y por una cuestión «moral» la posibilidad de corrupción no debe frenarte para ofrecer este tipo de ayuda

      4. Creo que la posibilidad de corrupción ha sido largamente superada. Estamos hablando de corrupción, no de su «posibilidad». Y por otra parte, es necesario y obligatorio separar los tantos: la contención se ofrece, los derechos se mejoran y la corrupción se castiga.

  10. ZXC:mucho le agradeceria explique las»consecuencias colaterales»que menciona en su segundo parrafo.La etica mas que la moral no solo debe escindirse sino no subordinarse a lo politico.Por otro lado no se puede tener una vida social con convivencia si no se acepta un tipo de moral.

    1. Isabel

      Siendo hijo reconocido de la ilustración y el iluminismo, yo abandoné el concepto de «vanguardia revolucionaria» por la profunda connotación inmoral que conlleva.

      En todo proceso de cambio, el marxismo-leninismo plantea que siempre habrá una porción de la población, generalmente importante, que sin ser reaccionaria funciona de modo «retardatario» o como simple «lastre».

      La sola calificación de lastre trae implícito un desprecio ante quién no se interesa o no comprende el proceso político.

      Esa postura, es a mi entender, algo profundamente inmoral, porque implica que quién la sostiene se pone en una suerte de escala superior respecto de los otros o como poseedor de una legitimidad para decidir el destino de otros sin su participación ni consenso.

      Yo he ido modificando mi punto de vista a lo largo de los años y actualmente creo que mejor que vencer es convencer, si no logro convencer debo seguir trabajando y respetar al otro.

      La gran discusión que venimos teniendo con respecto a La Campora, es que ellos se asumen, en los hechos, como vanguardia revolucionaria, desdeñando la trabajosa tarea de convencer o correr el riesgo de ser convencido por el otro (esto dejando de lado el tema de la militancia paga).

      La revindicación de una organizacion política con ribetes de disciplina militar y donde la verticalidad no se discute es una evidente influencia del PC, ya que el peronismo clásico, si bién hablaba de verticalidad, esta no tenía el caracter dogmático que tiene actualmente.

      Si es un tema de ética o de moral, no sabría con certeza establecer donde estan los límites.

      La ética es a la moral lo que la táctica es a la estrategia, hay puntos en que táctica y estrategia se confunden y las definiciones de diccionario no ayudan mucho.

  11. ZXC:GRACIAS POR CONTESTAR y asi dialogar honestamente.A mi tambien me confunde la»vanguardia»revolucionaria por poco democratica,y la rechazo por ese motivo.La historia muestra que ese tipo de revolucion genera gobiernos represores a posteriori.La contraparte dice:¿es posible hacer la revolucion sin violencia cuando se trata de vencer otra violencia?Los ingenuos creemos que el proceso puede ser evolutivo,gradual,gramsciano,progresivo.Ahora bien,no comparto el duscurso de N.Morandini cuando en estos dias de debate en el Congreso Nacional sobre los proyectos de cambios judiciales sostuve que la»democracia»no puede ser revolucionaria,opniendo los conceptos,cuando para mi la democracia debe ser cambio constante y profundo.Pienso que no podemos juzgar a La Campora por su tipo de militancia porque Ud.confunde al kirchnersimo con el P.C.y ahi erra.El peronismo ninca sera marxista.Es,si verticalista,a partir de su liderazgo inicial.Es pragmatico.La teoria viene despues,sobre la marcha.El marxismo es una teoria ecomica y politica desde su origen,y luego suele ser desdibujado o desnaturalizado en la practica.Tambien es clara la diferencia entre etica y moral,si profundiza su estudio.Repito que la primera se desarrolla dentro del saber filosofico y la segunda es historico-social,aunque suele invocar a la primera.La moral esta condicionada por las costumbres.¿Es hoy «bueno»o aceptable ser homosexual?En otros tiempos se condenaba a quien lo fuera.Para la etica deben buscarse fundamentos diferentes,que se relacionan con la libertad humana y con la condicion biologica de la bisexualidad o con la antropologia comparada,que la encuentra coo conducta en otras especies animales.En teoria de la educacion tenemos,paralelamente,una pedagogia como ciencia teorica y una didactica,como metodologia educativa,que debiera basarse en la primera.

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