La democracia delegativa

La Nación republica hoy a suerte de réquiem un artículo de Guillermo O’Donnell del año 2009 sobre la Democracia delegativa. Más allá del ensayo, con el que se puede estar de acuerdo o no, me llamó la atención este párrafo:

Por momentos, el líder delegativo parece todopoderoso. Pero choca con poderes económicos y sociales con los que, ya que ha renunciado en todos los planos a tratamientos institucionalizados, se maneja con relaciones informales. Ellas producen una aguda falta de transparencia, recurrente discrecionalidad y abundantes sospechas de corrupción.

Más precisamente  la frase: choca con poderes económicos y sociales con los que, ya que ha renunciado en todos los planos a tratamientos institucionalizados, se maneja con relaciones informales.

La imagen es la del líder delegado conversando, chocando, negociando con los “poderes económicos y sociales” al margen de las instituciones.

Lobby es una palabra del inglés que señala el pasillo, la sala de espera de un recinto más importante. Si el salón principal es la institución donde se publican los  procesos de la democracia para adquirir legitimidad, el lobby vendría a ser sus andurriales donde eso no ocurre.

Volviendo a la imagen proporcionada por O’ Donnell el líder delegado y las estructuras de poder no institucionalizado conversan fuera de esa legitimidad que le da el acto público y que le quita el lobby. Las “relaciones informales” son sencillamente la renuncia al tratamiento institucional de las cuestiones de gobierno.

El punto es que el pueblo, quién ha delegado en el líder su soberanía, queda al margen de toda esta negociación a veces convertida en un proceso agonista y muchas otras toma la forma de un pacto a las sombras. El líder en este caso gerencia la política en función de sus propias fuerzas y renuncia desde el vamos al genuino poder que le habían conferido los votos al decidir sentarse en una mesa a negociar de igual a igual con esos poderes y al anular las posibilidades de que tercien en el tema en cuestión las otras instituciones de la república. Si triunfa resultará fortalecido si fracasa es muy probable que se tenga que ir.

Es interesante este punto que surge tangencialmente del escrito de este interesante pensador argentino.

Un comentario en «La democracia delegativa»

  1. Charlie:
    A partir del siglo XVIII se busca un mayor control frente a un Estado autorreferenciado y opaco, que amparado en la «razón de Estado eludía la publicidad de sus actos, tratando de iniciar un nuevo vínculo entre Estado y sociedad civil.
    En todos los sistemas democráticos se realizan negociaciones reservadas con los poderes económicos y fuerzas sociales y no sólo desde el poder ejecutivo, pero en las democracias que 0’Donnell califica como delegativas, basándose generalmente en una situación originaria de emergencia, se configura un Ejecutivo que se siente eximido de rendir cuentas a los otros poderes, generando una fuerte personalización y un estilo mágico de hacer política en la que el líder se autoproclama «salvador de la patria» y no repara en apelar a un estilo decisorio concentrado(decretismo). Se trata de un modo de entender el ejercicio del poder que no acepta límites y desconfía de toda forma de control sobre sus actos.- Guillermo 0’Donnell. Democracia delegativa. Prometeo. Bs. As. 2011. Págs. 9 y sgts.-
    Las negociaciones secretas, sin rendición de cuentas, pueden hacer presumir la existencia de actos de corrupción y como dices desaprovechan la fuerza del mandato que el gobernante ha recibido por intermedio del sufragio, pero además perjudican al ejecutivo que vive denunciando conspiraciones y actos destituyentes, denuncias propias de un gobernante que ha convertido la fuerza de su poder en su debilidad.-
    Saludos.-

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