Lo Político, la Dignidad y la Igualdad

  La búsqueda de ciertos sectores de las clases dominantes nacionales de buscar la prohibición de ámbitos de participación política, es la negación de lo constitutivo de lo político, lo conflictivo, negar la posibilidad de pensar de manera colectiva aperturas que se abren desde el presente y se proyectan sobre los posibles futuros a ser instituidos.
  En este acto de negación se produce la incorporación de naturalizar la idea de una sociedad desigual, ya que desconoce la capacidad y la validez de ejercer el derecho a emitir la palabra, de designar la realidad, de pensar la totalidad de la realidad, a ciertos sujetos sociales, que visibilizados en su accionar en el espacio publico impugnan las relaciones de poder, y buscar desde lecturas emancipatorias de la sociedad nuevas formas de entender y comprender lo relacional implícito en la misma.
  Todo ejercicio de poder, debe ser comprendido como relacional, hay quien lo ejerce y quien lo sufre, pero estas relaciones pueden estar ocultas, al sacarse el velo de la emisión de palabra rectora instituida, a partir de la constitución del poder neoliberal en nuestro país, no solo se puso en tensión los lugares de emisión de la misma, sino también que la palabra, no poseía un voz de neutralidad, sino que era expresión de un conjunto de intereses que configuraban un entramado de dominación, y la sociedad puso a pensar, de manera colectiva, el signo de desigualdad instituido durante la década de los ’90.
  Pensar los signos de desigualdad, es la capacidad de oponer nuevos mecanismos emancipatorios, reclamando una igualdad en la presentación de la palabra y acción instituyente de nuevas formas de relaciones sociales, negación del desprecio clasista que establece una verdad absoluta sobre el funcionamiento de la sociedad, es ofrecer la posibilidad de contraponer una pedagogía de lo político diferente, que intenta romper con los lugares simbólicos y materiales de las relaciones de poder, enfrentar la sumisión ofreciendo a los sujetos subalternos de alcanzar nuevos mecanismos que demuestren su capacidad de empoderamiento.
  Esta nueva interpelación igualitaria tiene como punto de partida el pensarse como sujetos con vidas dignas de ser vividas, la dignidad recuperada, no solo en los niveles de materialidad sino de sentirse subjetividades cuya capacidad de emisión de palabra construye espacios de ser escuchados, dignidad que piensa la desigualdad como fundante de los procesos previos, pero encuentran en las rupturas abiertas, los mecanismos para hablar de igual a igual, de construir un “nosotros” relacional al “otro” generador de lo desigual, dignidad que se ofrece como punto de partida para repensar los derechos humanos.[1]
   Quienes emergen del discurso negador de espacios de lo político, son quienes sienten, en palabras de Ranciere, “la pasión por la desigualdad”[2], quienes desde esa posición de dominación, puesta en tela de cuestión, emergen como quienes creen que poseen las lecturas rectoras sobre lo social, presentando como natural que solo determinados sujetos tienen la capacidad de ejercer el derecho a la palabra, representantes de una “civilización” que se enfrenta a la “barbarie” de los sujetos subalternos, palabra que busca “orden”, la no impugnación de la dominación, pero en esa espera los jóvenes, no solo pensados desde el marco generacional sino en el marco de ideales, presentan y ponen sobre la mesa de discusión que no todo orden es natural, que la palabra no tiene momento de neutralidad enunciativa, por lo cual, el futuro es un espacio para pensarse, proyectándose como espacio temporal y de vida, a ser puesto en debate, donde la prohibición es solo un mecanismo para negar la posibilidad de discutir lo que un libro dice, futuro que no tiene un solo interprete, sino multiplicidad de voces dignas e igualitarias.


[1] Esta idea de la dignidad es tributaria de NAIR, Sami, “Significado y Porvenir de las revoluciones árabes” en AAVV,Las revoluciones árabes. Causas, consecuencias e impacto en América Latina, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2012, p. 171
[2] Ver RANCIERE, Jacques, El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2007

Acerca de diegoburd

Profesor en Historia. Docente Universitario en la Universidad Nacional del Comahue.

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10 comentarios en «Lo Político, la Dignidad y la Igualdad»

  1. Los jovenes,por esencia,son revolucionarios,por lo tanto si el proyecto pretende serlo,no es extraño que los convoque.La madurez politica de los 16 es un buen tema de debate,como lo lo es tambien el de la madurez politica de nuestra sociedad.

  2. El tema es que Uds no están capacitados para suplantar a eso que podríamos llamar «el dispositivo liberal-conservador». No lo están porque el recambio viene a ser directametne dogmático. El hecho de que la realidad no sea vista y dicha desde una sola mirada ya que esta está permanentemente siendo construída por distintas miradas y distintos intereses, queda disuelto ante el dogma que viene desde relatos fijos como el que vos mismo contás acá arriba. El liberalismo conservador eso ya lo superó. Sabe convivir con una variedad de relatos que pone en un nivel de modernidad y de calidad democrática a la educación que relatos que vienen a contar con detalle el cómo y los porqué de la realidad nacional no alcanzan ni por asomo.
    Se está haciendo desde el gobierno una mala lectura de los textos críticos que surgieron en Europa durante la segunda mitad del siglo XX. Así es que se equivocan al creer tener bajo la aseveración de que la realidad no es una sola y que está construía por subjetividades, la verdad para salir a querer reemplazar formatos liberales de comunicación y de educación por dogmas panfletarios de la izquierda local. Si el mundo está construido por intereses subjetivos, y el mundo es injusto, la solución no pueden ser posisiones hermanas de aquellas que tuvo la militancia filo-marxista duratne el siglo XX. Eso es lo primero que queda afuera. El relevo del liberalismo tiene que venir por otro lado, alguno que no haga sentir que éste es atacado por una iglesia llena de carga moral y de dogmas pesados.

    1. un genio.

      anoten ésta:

      «querer reemplazar formatos liberales de comunicación y de educación por dogmas panfletarios de la izquierda local».

      los «liberales conservadores» tienen «formatos liberales de comunicación» apa, eh!

      ¿y el gobierno qué tiene?

      «dogmas panfletarios»!!!

  3. me parece que la iglesia que porta una carga moral y dogmas pesados es la que en el pais,como institucion,siempre se ubica en el campo del»liberalismo conservador».Por otra parte si vemos una posicion pragmatica y narcadora del subjetivismo interesado de los relatos es en el korchnerismo actuante,mas que en ninguna otra.Que,ademas,si bien no olvida a la generacion»filomarxista» pretende aceptar un capitalismo muy distinto.

  4. Isabel, la estructura del relato kirchnerista (valga el ejemplo que tenemos aquí arriba) no ha cambiado sustancialmente de lo que eran las palabras de la izquierda europea de posguerra, esa que hablaba de imperialismo y de colonialismo. Recién vengo de leerme unas «mitologías» de Roland Barthes, y es impresionante cómo ese libro publicado por primera vez en 1957 está totalmente vigente en los discursos de la izquierda kirchnerista. Barthes en ese libro lee los objetos de la realidad pequeñoburguesa de su país jugando al frontón contra esos dogmas (o sea lecturas duras tomadas en el propio relato como verdades objetivas) que todavía la izquierda latinoamericana hace flamear. Y esa característica es la que ha envejecido en Barthes. Ya no se pueden terminar los análisis de la realidad estructurando los objetos cotidianos, los acotecimientos que aparecen a cada rato, con una justificación en «la clase dominante», «el capitalismo colonial» o derivantes por el estilo que no refuten abiertamente las realidades dibujadas por aquel ideario.
    En ese trecho de tiempo es donde ese liberalismo conservador ha sabido ir mutando. Hoy los uniformes los lucen aquellos líderes avalados por estos movimientos que se quieren de izquierda, y que sin lugar a dudas han conseguido hegemonizar bajo sus presencias a esa palabra, a esa parte del arco político.
    Por eso es que hoy en día está haciendo ruido choque entre el terreno que ha ido ganando ese contenido y la lógica liberal que banca sin problemas una educación abierta, gratuita y laica. Los docentes bajadores de línea con esos teatritos anti-macristas muestran con sus cuerpos las hilachas de un pensamiento que dentro de esos contextos educativos los ha empujado a ese tipo de actos. Son el gusto del avance de la soda sobre el vaso de vino. Chorrito, tras chorrito, llegó el trago que tuvo ese gusto, qué lejos estuvo de resultar champagne democratizador.

    1. Diego en mi hunilde opinión, te va resultar muy difícil darle un marco científico a los enunciados de Katz, de hecho me parece que se te estan enredando los cordones

  5. Yo tomaría la frase de Cooke «“El peronismo expresa las limitaciones de nuestra propia sociedad nacional y encierra las posibilidades en este periodo, de superarlas colectivamente”», todo proceso nacional y popular contiene elementos contradictorios, sistemas de alianzas, pero lo importante, me parece es ver quien ejerce hegemonía en las mismas, tanto hacia adentro buscando la posibilidad de una hegemonía alternativa o la construcción de una contra-hegemonía. Hoy estos procesos de superación colectiva se da dentro del marco del kirchnerismo, tensión que se ira resolviendo con el devenir de la construcción y consolidación de un nuevo entramado emancipatorio.

  6. la verdad que no le entiendo del todo a Diego,salvo la tendencia a considerar a olas»izquierdas»latinoamericanas actuales en el gobierno como ideologias superadas.

  7. Es cierto lo que plantea Diego Burd: ciertos sectores de las clases dominantes (y sus portavoces) parecen haber adoptado el discurso del Pensamiento Único. Pero no son tan bobos como para creérselo, sinó habrían dejado de integrar la clase dominante hace rato. Lamentablemente una gran parte de nuestra clase media lo ha adoptado como un dogma.

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