Los «desafíos» de la «nueva economía»

Está de moda hablar de los «desafíos» de la «nueva economía».
Con aires de cambio de época, los analistas intentan dejar la sensación de que se vienen «grandes» cambios, para afrontar «grandes» problemas.

Por el otro costado,  los fanáticos de la «profundización del modelo» se cierran ante lo que entienden que son maniobras para convencer al gobierno de que abandone el «rumbo» y permita restaurar los principios de la denostada «ortodoxia».

Acostumbrados como estamos a gambetear el esquematismo, en este humilde (humilde) blog, nos permitimos hacer alarde de nuestro gusto por la (pseudo)complejidad, e intentamos, con más irreverencia que conocimiento plantear las cosas de un modo distinto.

El problema central que le encontramos a la economía argentina (porque la economía siempre tiene problemas, en todos los países del mundo, aún creciendo a tasas chinas y la mar en coche) es el patrón de acumulación.
Una estructura productiva fracturada, en la cual conviven actividades muy competitivas, insertadas al circuito global de circulación de bienes, recursos y utilidades, y otras, consideradas «estratégicas» tal vez en los planes de largo plazo (que existen, señores del diario La Nación), pero que no consiguen despegar, al nivel necesario para complejizar la producción, por no encontrar parámetros adecuados de competitividad.

Entonces, la primera cuestión para observar es la cambiaria. Sobre algunas actividades que gozan del diferencial de competitividad señalado se han operado algunas medidas que les diferencian el tipo de cambio y que le ponen techo a la rentabilidad extraordinaria que se derivaría de la situación de usufructuar un tipo de cambio más alto que el necesario para ser competitivas a nivel global.
El caso de la producción agrícola es emblemático. También el petroleo y derivados entran en este grupo.
Después discutimos si las medidas en cuestión son del todo eficientes, o si se las puede mejorar.

Hay otras actividades que han gozado de privilegios exagerados. Y sobre ellos (los privilegios) se puede operar. Acero, aluminio, por ejemplo, y piezas de esos materiales que son utilizadas como insumos de producción de otras actividades de más valor agregado, y que incluso cuentan con capacidad de actuar sobre los precios de la economía en general.
La minería es otra actividad cuyo patrón de acumulación habría que revisar.

El otro sector es el financiero, que no solamente tiene grandes márgenes de rentabilidad al operar ligado al tramo competitivo y globalizado de la economía argentina, sino que consigue usufructuar a través de entidades de microcrédito las tasas usurarias que se les cobran a quienes no tienen acceso al mercado formal, digamos. Manolo suele abundar en explicaciones sobre este tramo del mercado, ligado al negreo.
Ahí sí la gestión del BCRA tiene la posibilidad de mostrarse diferente a sus antecesores (más allá de la promesa de reforma de la ley de entidades financieras).

Como todo tiene que ver con todo, además, existe un correlato de esta situación en el ámbito laboral, el de la clase trabajadora.
Hay trabajadores, que cobran 12 lucas por mes, y otros que cobran 2. Todos asalariados, bajo convenio. Algunos pagan Ganancias, y otros no llegan a pagar la canasta básica.

En este panorama, lo mejor sería, nos parece humildemente (humildemente), encontrar la forma de atacar esta situación, buscando mecanismos para absorber las rentabilidades extraordinarias de esas actividades, para garantizar un tipo de cambio adecuado para que ganen competitividad las actividades que aportan mayor complejidad productiva.

Pero en cuanto a la gestión de la macroeconomía, a lo mejor llegó la hora de no salirnos demasiado del carril de la ortodoxia.
Digamos: poner un poco de disciplina fiscal, haciendo hincapié en la reducción real de los subsidios; no tener ataques de inyección de liquidez y manejar con discreción el crecimiento de los agregados monetarios; seguir administrando el tipo de cambio al alza, dentro de lo posible; no rasgarnos las vestiduras si como última instancia y para garantizar el programa financiero del año entrante es necesario salir a tomar deuda.

A lo mejor se podría evaluar la posibilidad de meterles un bono compulsivo a los bancos para tomar la guita que tienen inmovilizada como encajes voluntarios; no tocaría el mínimo de ganancias, y hasta evaluaría la posibilidad de restaurar alguna tablita progresiva.
Y meter la cuchara recaudatoria en algunos terrenos no explorados (el régimen minero hay que evaluar la posibilidad de corregirlo, la exportación de tubos sin costura, o láminas de acero, etc.).

En fin, algunas ideas desordenadas.
Pero con la convicción más general de que la «heterodoxia», por la heterodoxia misma no tiene mucho sentido.
Hay que hacer el esfuerzo de pensar.

11 comentarios en «Los «desafíos» de la «nueva economía»»

  1. Muy buen aporte Mariano. No tengo los conocimientos necesarios sobre economía para enriquecer el debate.
    Dos preguntas medio descolgadas: 1) ¿Qué posibilidades hay de llevar adelante una reforma fiscal?; 2)El crecimiento de los países BRIC, que serán los que dictarán las reglas de juego en el futuro, o los que empezarán a hacerlo… ¿Cómo deja parada a América latina o a la Argentina?
    Las preguntas son medio boludas porque no soy un experto.
    Abrazo

  2. En un momento de desconfianza hacia los bancos, en donde la gente corre hacia el dólar y los bancos tienen que ofrecer mayores tasas de interes para intentar retener los depósitos, ¿Propones reducir los encajes?

      1. «A lo mejor se podría evaluar la posibilidad de meterles un bono compulsivo a los bancos para tomar la guita que tienen inmovilizada como encajes voluntarios» Si les metes un bono y les sacas la plata reducis el encaje.

      2. No reducís el encaje. Tomás el encaje voluntario.
        Y lo toma el fisco.
        Dólares, para pagar deuda externa.
        El efecto monetario es neutro.
        Saludos

  3. Estas proponiendo un TC taylor-made, inversamente proporcional a la competitividad de cada sector (o empresa, porque npo?). Pasás de pantalla y al ratito te lo bajan.
    Fuera de los juegos electrónicos, y los torneos de golf y polo con handicap, se aplica en alguna economía?

    1. A lo mejor no como un programa general, pero los subsidios y los gravámenes que encarecen o abaratan «artificialmente» los costos de producir determinados bienes son moneda corriente aún en los países que más se oponen discursivamente a esas prácticas (cuando las ejerce otro).
      Un abrazo

    2. Hay algo de eso ahora: si pones los aranceles arancelarios y las retenciones a la exportacion en una misma tabla tenes algo parecido, un listado de productos con mayor o menor tipo de cambio. En este esquema el estado tendria que fijar el TC nominal en un valor que permita la venta de servicios (incluido el turismo) ya que son imposibles de controlar con la aduana.

  4. Mariano,

    Me parece correcto el «soft landing» que propones, lo unico que no vale es usar deuda de afuera para mantener el tc: eso es menemismo.

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