«Ni a irse ni a quedarse…»

La forma en que se resolvió la cuestión sobre si Kirchner tenía que ir o no al programa de Tinelli es una pieza de orfebrería.
Me recordó los versos de Gelman. «Ni a irse ni a quedarse, a resistir».
Ir era exponerse al peligro de que la edición manipulara la intervención de manera que quedara en ridículo. No ir era desperdiciar una aparición ante la audiencia televisiva más grande que hay en la actualidad.
De los laberintos se sale por arriba. Y por arriba fue la salida en este caso. No fue. Tampoco dejó de ir. Se negó a grabar la aparición en el programa, que incluía el riesgo de la edición. Mantuvo un suspenso que agotó las energías de Tinelli y del imitador. Finalmente, estuvo, pero por teléfono y pudo manejar el tiempo en sus propios términos.
Magistral.

Un comentario en ««Ni a irse ni a quedarse…»»

  1. Se… En cuanto a la forma coincido que hizo bien, pero en cuanto al contenido se hizo demasiado el boludo. Me molesta un poco bastante a esta altura que Nestor desaproveche tanto espacio en los medios. Ningunea a todo el mundo en los programas gomas que son quiza aquellos programas que tienen un público que quizá lo escucharían a él solamente ahí. Y en esas ocasiones solamente boludea, carga al notero y deriva siempre sus respuestas. Para mi desperdicia mucho tiempo aire.

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