Periodismo y objetividad: una relación en crisis.

Hasta hace apenas un tiempo atrás, resultaba muy común escuchar frases tales como: «te juro, lo leí en el diario», «de verdad, lo vi en la televisión», «aunque parezca increíble, lo escuché en la radio». El hecho de que un acontecimiento o información apareciera difundido por algún medio de comunicación, y esto se reforzaba aun más mientras mayor masividad tuviera el medio, era condición suficiente para dotar al mismo de una objetividad incuestionable.

Hoy, sin embargo, aquello ya no resulta tan claro; o al menos no de la manera en que resultaba tiempo atrás. Por ejemplo, no sería extraño que, en el contexto actual, aquellas frases sean replicadas con otras del estilo de: «sí, pero ¿en qué diario lo leíste?», «bien, pero ¿en cuál canal lo viste?», «ajá, ¿y en qué radio lo escuchaste?». La pregunta por el quién informa y el desde dónde lo hace han cobrado de un tiempo a esta parte una relevancia inédita en nuestro país. Y ello debe ser leído, sin dudas, como un avance cultural de la sociedad, en tanto supuso empezar a romper con una idea, muy instalada en el sentido común, que vinculaba de manera natural y acrítica información y verdad objetiva; una relación, por lo demás, apuntalada y reforzada por décadas desde aquellos sectores que, paradójicamente, se dedicaron a hacer de la información un negocio.

En los últimos años las costuras que ligaban al periodismo con la objetividad absoluta han empezado a mostrarse y se ha abierto con ello un espacio claro para repensar los procesos de producción de información en general.

Las innumerables acusaciones cruzadas en el mundo periodístico -de un lado acusados de “periodistas militantes adeptos al Gobierno” y del otro, de “periodistas al servicio de los intereses de un grupo económico”- no han hecho otra cosa, en este sentido, que desnudar un elemento constitutivo –y por ello mismo inerradicable- de todo proceso de comunicación: todo acto de información responde a un conjunto determinado de intereses, los cuales definen un locus específico desde dónde se informa, a la vez que un cierto recorte de aquello que se busca informar. La idea de la información como acto de neutralidad valorativa, presentada muchas veces también con aquella fórmula de periodismo independiente, resulta entonces una entelequia, una falsedad que niega, desconoce o evita hacer manifiesto el hecho ineludible de que cualquier acto informativo, en tanto no es otra cosa que una dotación de sentidos frente a lo que acontece, es siempre parcial, sesgado, incompleto.

Sobre estos supuestos, entonces, es que hay que pensar y dar batalla respecto a los perjuicios que supone para una sociedad el hecho de que la producción de la información –digámoslo un vez más: que la construcción sesgada y parcial de sentidos sobre la realidad- se encuentre monopolizada y concentrada en un pequeño sector; cuestión que se agrava aun más cuando dicho sector es, antes que nada, un grupo económico que, como cualquier otro grupo de su naturaleza, persigue el fin de maximizar sus ganancias.

Ahora bien, si la producción de la información nunca puede ser completamente objetiva, de lo que se trata, en consecuencia, es de asegurar la mayor cantidad de voces que cuenten e interpreten la realidad desde múltiples perspectivas. La objetividad informativa sólo encuentra su reaseguro en la existencia de una multiplicidad de visiones, es decir, en la coexistencia de diversas miradas parciales. Y es eso precisamente lo que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se ha propuesto instalar en su espíritu más profundo. Como una arista más de una tendencia que lleva casi una década, en la cual el Estado ha recuperado su papel de dinamizador y patrocinador de nuevos derechos políticos, civiles, sociales y económicos, esta nueva Ley regula y pretende volver más democrática una cuestión absolutamente sensible para la vida en sociedad.

Y por eso, también, resulta crucial que entre en vigencia de una vez por todas el afamado artículo 161, ya que materializa uno de los pilares de la normativa: limitar y garantizar una estructura de propiedad de medios no oligopólica. Restan todavía los infinitos desafíos respecto a asegurar también la multiplicidad de contenidos.

Entre los muchos cambios sustantivos de los últimos años, hay uno que  consistió en comprender, desde el Gobierno pero también desde grandes sectores de la sociedad, que la información -para algunos, exclusivamente un negocio- puede y deber ser entendida también como un derecho y como un servicio. Y que ése derecho y ése servicio sólo pueden existir en un ámbito dónde se asegure la pluralidad. Haber comprendido eso excede por completo a cualquier gobierno. Es un avance que nos pertenece a todos y es irreversible.

15 comentarios en «Periodismo y objetividad: una relación en crisis.»

    1. Y de todos los demás, incluidos los que leés vos y los que leo yo. Yo leo claramente que el autor dice eso que vos decís. ¿Vos no?

      La pluralidad de fuentes no será necesariamente efectiva a corto plazo; es posible que cuando se desguace el abanico de medios de Clarín se hagan cargo una constelación de empresas vinculadas al Grupo, con lo que el espectro de voces no va a variar demasiado. Pero a mediano y largo plazo los intereses de cada uno van a ir divergiendo en uno u otro aspecto, hasta desvincularse gradualmente y convertirse en empresas independientes, que brinden puntos de vista independiente.

      Cosa que no hubiera llegado a ocurrir jamás si se hubiese permitido que todos estos medios siguieran perteneciendo al mismo Grupo.

      Lo mismo corre para los que vos llamás «paraestatales», y eso también es bueno.

      La evolución positiva de los años que le sigan vale más que el 7D. El 7D es solamente el inicio de un proceso que tenderá hacia la diversificación de las voces, y el punto final de un proceso de concentración que llevaba varias décadas.

      Hablando de la concentración, en todo proceso económico se tiende a la concentración en grupos cada vez más grandes; es un proceso natural. Pero natural no significa bueno, los terremotos también son naturales. En buena, medida, el estado y las leyes están allí para desviar los procesos históricos de lo «natural». Si un tipo tiene un revólver y lo sabe usar, lo natural sería que cada vez que me lo cruce le tenga que dar mi billetera; las leyes penales y la policía son una alteración de lo natural, en beneficio de la sociedad. Cuando llego a una esquina, lo natural es que cruce; los semáforos son una alteración de lo natural, en beneficio de la sociedad. ¿Se entiende? Pues eso, los grupos económicos tienden progresivamente a la concentración, incluidos los grupos que forman la opinión pública; la Ley de Medios es una limitación a lo natural, en beneficio de la sociedad.

      Marcelo

  1. La construcción sesgada no está en un sólo sector porque, como bien marca el post, siempre se habla desde algún lugar. Ahora claro que también hay que controlar que un monopolio no se suplante por otro.

    1. Si la ley se aplica correctamente, no hay forma de que se cree un nuevo monopolio… privado. Sí se podría crear una nueva posición dominante de origen público, y entiendo que es eso a lo que apuntás. Y estoy de acuerdo con que hay que evitarlo.

      Pero sinceramente no me preocuparía mucho por eso: una posición dominante sólo puede funcionar como un monopolio cuando no tiene enfrente competidores capaces de hacerle frente y con voluntad de hacerlo. Eso es lo que ocurrió durante tanto tiempo con Clarín (y en buena parte ya no). Mientras sigamos en un sistema capitalista -a efectos prácticos, siempre- no será necesario preocuparnos de que falten medios dispuestos a servir intereses capitalistas concentradores. Como mínimo, a servir los intereses de sus anunciantes y de sus lectores; pero también los intereses de quienes periódicamente logran convencen a gran parte del resto de la sociedad de que sus intereses coinciden con los de la sociedad.

      Es decir, mientras haya algún grado de pluralidad, siempre va a haber un número suficiente de medios dispuestos a sostener posiciones opuestas a la del Estado.

      Por lo menos, hasta que gane las elecciones Altamira; y quizá un tiempo más: no se olviden de Allende.

      Marcelo

  2. No Marcelo: Te digo que significa el futuro modelado por esta mala ley de medios.
    1)Tenemos un sector estatal formal, sostenido por el Estado y presente en todos los puntos del país. Lamentablemente es solo la expresión del gobierno de turno, sobre todo ahora.
    2) Un sector de empresas vinculadas con el estado que poseen medios. Para ellos no corre la ley, por la mayoría en el AFSCA, no importa que sean concesionarios de servicios públicos, que participen de concursos públicos, que sean extranjeras, etc. Es el festival de compras que han tenido estos dos años (Cristobal Lopez, Electroingeniería, Vila Manzano, etc), y te cuento acá a telefé y su cadena del interior, a la que su ilegalidad los deja en situación der ser extorionadas. Todos estos gozan de la amplia pauta estatal
    3) Los nuevos medios, débiles, vulnerables, sin caja, expuestos a depender del dinero oficial, desaparecer, vegetar en la insignificancia, salvo que sean subsidiados por los otros negocios de sus dueños.
    4) Y los ex medios, los grupos que tenían fuerza como para ser independientes del gobierno, a los que la nueva ley emascula y los deja en el largo plazo a convertirse en 2) o en 3). Es lo que se quiso hacer con Clarin.

    1. No estoy de acuerdo en casi nada:
      1-Habrá un sector estatal, en gran medida expresión del gobierno de turno, como ha sido siempre, y quizá siempre será así. Al menos en la Argentina, que es lo único que importa.
      2-Un sector de empresas vinculadas al estado, que gozan de la pauta estatal. Pero no serán siempre las mismas; algunos sueñan con el kirchnerismo eterno, yo no. Para cuando se complete el proceso que te describí, los K ya no estarán en el gobierno, y estos sectores vinculados a éste no estarán necesariamente vinculados al siguiente.
      2b-Ya que estamos, siempre hubo una gran cantidad de sectores económicos vinculados a los gobiernos, te diría que la mayoría logró llegar a la cumbre por ese camino; después de los cambios de gobierno vuelan con vuelo propio o desaparecen. Siempre fue así, y quizá siempre será así. Clarín no es necesariamente más malo que Cristóbal López, sólo que tiene más poder de fuego.
      3-Los nuevos medios estarán expuestos a depender de la caja estatal… o de las privadas. Con un poco de suerte habrá varios que puedan hacer el equilibrio suficiente para no quedar completamente atados a la primera ni a ninguna de las otras.
      4-Sos demasiado optimista para mi gusto, ninguno de éstos van a ser un ex medio. Los Rockefeller no son lo que eran antes, pero ninguno es barrendero.

      En suma, la lay no es la panacea, pero tampoco es mala. Es mejor que sus antecedentes y que la mayor parte de las alternativas que se han planteado. Es mejor que dejarle el campo orégano al Grupo Clarín. Su utilidad práctica depende de que el gobierno no tienda más hacia el modus operandi de De Vido que hacia el de Abal Medina y, sobre todo, que no se eternice.

      Es decir, lo de siempre: organicen un partido, ofrezcan algo que sea mejor y que sea aceptable para la mayoría, postúlense …y ganen. Entonces esta ley mejorará, en gran medida por ese solo hecho.

      Pero hay dos problemas: el primero es que los argentinos sabemos qué es el liberalismo, lo conocemos en acción y en consecuencias de la época de Menem, y sabemos que la praxis y los resultados van a ser prácticamente iguales con la nueva generación liberal. E’cir: el liberalismo no va a ganar.

      El segundo es que las oposiciones que podrían tener algo que proponer no saben hacerlo y les da fiaca intentarlo: prefiere marcar las fallas que proponer alternativas en voz alta; no se atreve a reconocerle méritos al gobierno ni a anunciar cuáles de sus políticas continuarán, por miedo a parecer insuficientemente anti; y prefiere soñar con formar un gran frente opositor que desbanque al gobierno, y después desplazar a los que no piensan como ellos y quedarse con todo.

      La ley es mejor que lo que hubo hasta ahora; ganen y mejórenla.

      Marcelo

      PD: praxis, campo orégano… la lluvia me está pegando mal.

      1. Marcelo:

        En primer término el post de agulewit que se está comentando me parece una pieza de propaganda vulgar, que en sí misma no merece demasiado análisis.

        Es el clásico pensamiento de los «acontecimientos no existen solo hay interpretaciones» con que nos viene saturando el gobierno, especialmente en su etapa Cristina.

        Sí en cambio me parecieron mucho mas interesantes y ricos tus comentarios, con los que coincido muy parcialmente, pero a los que les encuentro sustancia y fundamento, algo que en general escasea.

        Una de las cosas a señalarte es que se suele decir y vos también decís que «siempre habrá un sector estatal» y se lo integra en una misma identidad al partido en el poder.

        Esta es justamente una de las objeciones mas importantes que se le pueden hacer a la ley de medios.
        Estado no es igual a gobierno.

        Los gobiernos siempre representan una parcialidad, una facción y aunque proclamen que gobiernan para todos, todos sabemos que gobiernan prioritariamente para los suyos, en diferentes grados según cuanto mas o cuanto menos esté desarrollada la concepción de clan en el partido gobernante.

        A mi entender el partido gobernante no debe tener medios propios que le sean adictos:
        Porque si realmente cree en la democracia, debería lograr que todos los medios existentes, pero principalmente los privados publiquen sus puntos de vista regularmente y con amplitud, y a su vez estos puntos de vista se vean obligadamente confrontados con los de sus opositores en forma permanente sin que el intercambio dialéctico sea vivido como una amenaza.

        El gobierno, debió haber forzado a Clarín , La Nación o Perfil a publicar extensamente y regularmente sus opiniones sea a través de reportajes o ensayos de opinión en lugar de quejarse tanto y a la vez enfrentar el debate que sus puntos de vista hubieran generado en los opositores, incluso en los periodistas opositores.
        Y por supuesto bancarse el ganar o perder los debates.
        Eso es democratico.

        Una fortaleza mediática pseudoestatal nunca confronta la opinión del gobierno con la de la oposición sino que crea dos ghettos informativos, que puede ser muy poderosos, pero en cualquier caso estarán siempre aislados tras sus murallas.

        Los programas esclarecedores al estilo 678 no son mas que elementales bajadas de linea, torpemente disfrazadas de investigación.

        Lo que hoy vemos entre los medios gubernamentales y los multimedios privados es un diálogo de sordos del que en mucha mayor medida es responsable el gobierno.

        Es evidente que CFK tiene cierta fobia personal al diálogo público abierto en el que ella pueda quedar desacreditada por una crítica certera.

        Esta característica personal, la ha volcado a la forma en que está redactada la ley de medios, en la que las tres categorías de medios están pensadas como compartimentos estancos, cuando en el mundo esas categorías funcionan en forma relativamente colaborativa.

        El archiconocido ejemplo de la BBC de Londres nos muestra la diferencia abismal que hay entre un sistema de medios estatal no-gubernamental y un sistema gubernamental propagandístico.

        Al no verse subordinados en la BBC al poder de tirno los periodistas e investigadores consiguen un producto de mucha mayor calidad informativa y a la vez cumplem mejor el servicio educativo e informativo para su comunidad, eso sí no hacen propaganda.

        A su vez son proveedores de contenidos para medios de menor envergadura y también comercializan y/o difunden la cultura britanica en el mundo.

        Nadie identifica a la BBC como laborista o conservadora, solo se la ve como la difusora de la producción cultural britanica.

      2. A mí me parece, ZXC, que la vulgaridad a la que hacés referencia tiene más que ver con tu comentario reflexivo(?) que con mi post. Y aunque vos consideres que mis ideas no ameritan demasiado análisis, yo considero que tu comentario sí. Como cuestión preliminar, y sólo por que vos traés a colación el ejemplo de la BBC, te recomendaría que indagues acerca de la rigurosa distinción que tienen los británicos entre noticia y comentario: incluso cuando esa distinción sigue siendo bastante problemática, funciona mínimamente a la hora de separar la narración de un hecho respecto a un comentario o interpretación sobre el mismo. Pero incluso más, la BBC puede presentarse al mundo como una cadena oficlal objetiva sólo a condición de no inmiscuirse en los asuntos políticos; hablando en criollo: «así cualquiera». Mirá, por caso, la posición de la BBC en el conflicto por el Canal de Suez o la actitud que tomó recientemente cuando decidió no transmitir un llamamiento humanitario destinado a recaudar fondos para las víctimas de Gaza.
        Por otra parte, claro que los acontecimientos existen; pero esos acontecimientos existen en tanto sean «mostrados». Y en las sociedades modernas, esos acontecimientos son mostrados por los medios de comunicación, los cuales desde la década del ochenta se han privatizado en su mayoría y concentrado de una manera increíble, y hoy representan, antes que nada, los intereses económicos concentrados. Sucede acá, en Venezuela, en Brasil, en Ecuador y en el mundo entero.
        Los últimos años hemos estado saturados de acontecimientos políticos, sociales y económicos inéditos, que han puesto nervioso a más de uno. Ahora bien, la realidad es pasible de mùltiples miradas por la simple razón de que son múltiples los intereses en juego. Estoy de acuerdo con vos, no existe gobernar para los cuarenta millones. Ni el gobierno ni el Estado puede hacerlo, y de hecho no lo hace. Y en los últimos años, en muchas cuestiones -mínimas quizás o, al menos, no en todas las suficientes- el Estado ha decidido despojarse un poco de los poderes de las corporaciones y los grupos de poder que limitaban su accionar. Esto es así, te guste o no.
        Por último, y perdón por hacerla tan larga, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en su cuerpo esencial, fue producto de un extenso debate al interior de la Coalición por una Radiodifusiòn Democràtica, un espacio que nucleó a más de 300 organizaciones de la sociedad civil y que luego de un debate plural y federal sin antecedentes, estableció los puntos básicos de la nueva ley. El kirchnerismo, lo que hizo posteriormente, fue darle forma a la normativa, para someterla luego a la votación en el CONGRESO -el poder más representativo de los tres- quien la aprobó en mayoría, incluso con el apoyo de senadores y diputados bien contrarios al FPV. No sólo eso, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ratificó dicha Ley, diciendo que no viola la libertad de expresión, sino que la asegura plenamente. Es una ley que especialista de la comunciación internacional la consideran única y de vanguardia a nivel mundial. Lo último, los jueces recusados están en su mayoría (algunos formando parte del comité de una asociación civil vinculada a Clarín, otros disfrutando vacaciones pagas en miami por el mismo grupo) relacionados interesadamente con una de las partes del litigio. Sólo dos jueces han trabado la voluntad ratificada de gran parte de la sociedad y de los poderes que la representan. Lo vulgar es creer que esta es una ley k y nada más.
        Saludos.

      3. Agustin (agulewit)

        Esta respuesta que me das es bastante mas interesante que tu post «politicamente correcto» y sobre ella se puede debatir.

        1)El debate de la ley de medios se realizó solamente en una multiplicidad de foros afines al kirchnerismo llamado pomposamente «Coalición por una Radiodifusiòn Democràtica».
        Es como si me dijeras que un debate en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP pueda ser de modo alguno un debate objetivo y amplio ideológicamente.

        2)No participó de ese debate la gente que efectivamente trabaja con o para los medios y que tiene intereses laborales, de producción, de infraestructura o de inversiones realizados en ellos.

        Solo participó gente que está afuera de los medios, entre ellos un sinnúmero de sociólogos que jamás administraron ni un quiosko y otro montón de opinólogos que ni siquiera tenían formación profesional en comunicación o producción de contenidos.

        También participaron un conjunto de artistas semianalfabetos, algunos de los cuales conozco perfectamente en persona y se de su total falta de ética, su oportunismo y carencia de preparación profesional.

        3)Yo estoy de acuerdo con lo que es y hace la BBC, con sus expresiones y sus omisiones. Ese es el modelo de multimedio estatal que yo propongo.

        4)Lo que los especialistas en comunicación del mundo opinen me tiene un poco sin cuidado, me importa la opinión de los que efectivamente trabajan en los medios de comunicación o en producción de contenidos y los conocen desde adentro, no los teóricos.

        5)Lo de los dos jueces que trabaron bla bla bla …es un soberano disparate que ya ha sido comentado in extenso en los posts principales del blog, busca mis comentarios si querés, pero lo que decís carece de sentido, veracidad y lógica jurídica.

        6)Los acontecimientos no deben ser «mostrados» deben ser «descubiertos» por quienes tengan la curiosidad de descubrir como es el mundo en el que viven, para los que carecen de esa curiosidad poco importará que se los muestres o no.
        Para descubrir como es el mundo no se necesitan tutores estatales ni privados ni una gran educación, solo se requiere la disposición personal de someterse a la experiencia vital por uno mismo y sacar conclusiones por uno mismo.

        Eso hace que cuando uno lea un diario por ejemplo, simultanemente con la lectura haga un proceso crítico de lo que lee, el que por pereza mental no lo quiere hacer está condenado a que lo manipulen.
        Ese es un proceso personal que nadie puede hacer por vos por mejor intención que tenga

        7) Finalmente lo que realmente es innecesario es que los sociólogos vengan a decirnos como deberían ser las sociedades para ser «buenas y justas», ya con los curas tenemos suficiente.

      4. ZXC;aclaración inicial que sirva de prolegómeno: voy a hacer la vista gorda respecto a ciertos usos y giros linguísticos tuyos, un tanto agraviantes y propios de alguien que se auto considera lo suficientemente interesante como para andar midiendo cuánto lo es el otro. Dejame decirte que a tus comentarios, así como a mi post, tampoco le sobra mucho que digamos. Dicho esto, levanto algunos guantes. 1)Si considerás las innumerables discusiones previas a la sanción de la Ley de Medios -incluída toda la movida de la «Coalición…»- como «foros afines al kirchnerismo», no me deja otra alternativa que pensar que no seguiste todo aquello de cerca; me atrevería a decir que no hay antecedentes de una ley nacional que se haya debatido tanto a lo largo y a lo ancho del país y con una pluralidad de particpantes tal. Deberías saber también que en la «Coalición…» participaron trabajadores de prensa, como así también, miles de radios comunitarias. De esas muchas discusiones, se establecieron los 21 puntos básicos que son el espíritu de la ley. 2) Además de los trabajadores de prensa, también participaron muchas pequeñas radios comerciales. De tus conocidos semi-analfabetos no me voy a hacer cargo 3)Está muy bien que te guste la BBC; sólo dije que su afamado «objetivismo» descansa en una neutralidad y una ausencia de toma de posiciones en casi todo. En mi opinión, eso es posible a condición de no iluminar los múltiples intereses que intervienen en la realidad, o lo que es lo mismo, no mostrar el corazón mismo de lo que acontece. 4)Te puede tener sin cuidado lo que opinen los especialistas en comunicación, pero son especialistas al fin, y más de uno ha reivindicado el espíritu pluralista y democrático de la nueva ley. Date una vueltita por el interior y hablá con productores, técnicos, periodistas, actores, etc, y preguntá cuántas posibilidades tiene de trabajar ahora, y si no quisieran que se federalicen los contenidos, cuestión importante de la nueva ley. Claro que es todo un desafío y va a llevar tiempo, pero en algún momento hay que empezar. 5) No vengo del mundo del derecho, entiendo que vos tampoco, pero la Corte (órgano máximo del poder judicial) instó a terminar con el vicio de las cautelares, pidiendo que la cuestión se resuelva de fondo, que es lo que próximamente va a suceder. La sala 1 desconoció ese pedido de la Corte, desconociendo a un tribunal superior. De todas maneras, esto no es una discusión judicial (aunque muchos la quieran hacer pasar como tal; claramente es una discusión política. 6) Este es quizás tu punto más problemático; aclarar el conjunto de imprecisiones que vertís me llevaría dos o tres post. Te digo sólo que mostrás un desconocimiento importante del papel que juegan los medio en las sociedades modernas; por otro lado usas como parte aguas la «curiosidad» por descubrir el mundo, como si tal cosa -suponiendo que existiese- dependiera de la voluntad de cada quien. El proceso de producción de información no es una cuestión individual. Mucho «rational choice» por ahí, y poca teoría de la comunicación. 7)Bueno, este punto no amerita mucho retruque. En principio desde cualquier profesión se pueden realizar aportes, mucho más si versan sobre lo social. De todas maneras, no hablo ni opino como sociólogo, sino como tipo comprometido con la causa.

      5. Agustin

        No perdamos el tiempo mutuamente, es evidente que disentimos casi absolutamente acerca de lo que debe ser un medio de comunicación.

        Hace 25 años que trabajo en producción de contenidos para medios de comunicación y conozco todos sus problemas, por vivirlos personalmente, porque los viven los artistas y también los que invierten dinero para que ello sea posible.

        Lo que contas es una bella fantasía que si querés creértela allá vos.

        En lo que positivamente no creo y rechazo rotundamente es que una actividad profesional se convierta en una actividad de aficionados, obsecuentes y aventureros.

        No creo que tenga sentido alguno que sigamos esta discusión

  3. ¿es o no una ley antimonopolica,en el sentido economico?Se ha dicho que si,que nadie podra ser cueño de mas del 35%de las fuentes emisoras.Los mensajes corren por otro lado y de su calidad y afinidad con la gente dependera su exito,aunque sean minoritarios.!Ah si gastaramos menos energia en defender el amarrocar dinero¡He ahi al Sr,Magnetto,gran empresario.Frente a el¿que significa el Estado?¿la volun6tad popular desde Hegel?El gobierno pasa,si,y tiene sus propios intereses economicos.La ley correponde al Estado,una vez sancionada,y podra ser derogada o modificada en el futuro,con otros gobiernos.Recordando de nuevo a Aristoteles:es preferible una mala ley a ninguna ley.El alzamiento es anarquia.
    En cuanto a la «objetividad»del mensaje,lo que se advierte en el periodismo es parte de una cultura posmo que hace rato cuestiona tambien la imparcialidad de la ciencia.Me parece importante la cia de los ingleses en distinguir noticia de comentario,y siempre he deseado que ante los hechos se analice con profundidad sus causas,lo cual no es facil,pero necesario.

  4. Isabel

    Hay en todo tu análisis algo omitido, no se sí por desconocimiento o porque; la industria audiovisual valga la redundancia es un industria y lo es por que trabaja com métodos industriales y producción a escala.

    La pretensión de que con presupuestos correspondientes a una emisora de radioaficionados se pueda hacer un medio cualitativamente digno es ilusoria.

    En todo caso, si lo importante es solo la comunicación, lo que el gobierno tendría que haber propuesto es una ley de infraestructura para Internet, de modo de facilitar el tendido de redes y antenas de transmisión de datos.

    Pero sabés porque a este y a todos los gobiernos en general no les interesa demasiado «Internet para todos»:
    Porque Internet, dada su estructura de transmisión de datos en paquetes, la posibilidad de encriptar datos, la posibilidad de realizar streaming en tiempo real y la capacidad de deslocalizar las plantas de transmisión y estudios de producción, y su ubicuidad la hacen INCONTROLABLE.

    Y cuanto mas autoritario es un gobierno menos tolera lo que no puede controlar.

  5. creo que su critica apunta al innegable aspecto economico de toda emision,a que para mantener aunque sea una fuente minuscula hace falta sponsor o una infraestructura que implica un capital,un dinero,sin duda.Pero la calidad y el acierto en el interes de los mensajes puede llevar a eitos impensados.Hay que confiar en la gente.En cuanto al gobierno,siempre sostengo su caracter de»medias tintas»,pero la ley de medios tiene un merito que creo,en este momento,con la movida opositora,debe provocar un minimo de verguenza hasta en Magnetto.Me importa menos ser ingenua y hasta ignorante que sibilina y vendible.

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