Tilingos

Si en algo no se puede uno sonrojar, es en la cantidad de arquetipos que hay  en la literatura argentina. Pasando por Sarmiento y sus “tipos de gauchos”, atravesando por José Hernández con sus “Viejo Vizcacha”, y su “Picardía”,  la categoría de Tilingo tiene un lugar importante en la historia de las letras argentinas. El tilingo es un arquetipo, una entidad argentina, es parte de la gran ontología nacional, y como veremos más adelante, intentaremos descifrar sus características, sus humores y sus costumbres.

 

Buscando información encuentro una aproximación al tilingo en mi diccionario de Lunfardo:

 

“Cursi, que presume de fino sin serlo”

 

Según tengo entendido, “tilingo” viene de “tilín”, que significa “pequeño”. Sin contradecir lo anterior, “tilinga” es la persona que está pendiente de lo chiquito, de aquellas pequeñas cosas insignificantes. El pensamiento del tilingo es chiquitito, sus argumentos son minimales, por eso también “tilingo” significa “zonzo”.  Pero la definición va más allá de un arquetipo solidificado o sustancializado, es más, el tilingo no es un personaje rígido en una estructura social (como puede ser unas clase social determinada), la tilinguearía es una “actitud”, un comportamiento a un momento determinado. Inclusive, las actitudes tilingas son aquellas que atinan a presentarse como algo que no es, y en general, el tilingo quiere pertenecer a un rango más alto en la escala social. El tilingo quiere ser como estéticamente se debe ser. Por eso la tilinguearía se expresa en todas las clases sociales. Es tilingo el oligarca argentino porque quiere ser como la Europa colonial. Es tilingo en señor o señora de clase media que quiere llegar al teatro Colon a participar de alguna gala, para rodearse de la “gente principal”. También pueden tener actitudes tilingas los sectores humildes, en especial cuando se cambia la solidaridad por el egoísmo, o el acceso a beneficios para negar el origen humilde, y pertenecer a una casta fina y minimal. Pero este ultimo caso es difícil de catalogar; un “vizcacha” no es tilingo, en todo caso es un “vivo” (de viveza criolla) en el sentido que le da el autor Vasco Francisco Gradmontagne en su obra “Vivos, tilingos y locos lindos”.

 

Sostiene este último autor:

 

“El tilinguismo es la tontería con cascabeles, locuaz, insustancial y aturdida. El carácter tilingo es por lo general, dulce, suave, inofensivo.”

 

Es entendido en general al tilingo como una “forma suave”, algo ya pulido,  algo terminado, tallado, como un mueble logrado y lustrado, a diferencia del Guarango que es un diamante en bruto –según Jauretche-. Siguiendo este ejemplo, el “árbol” es como el “guarango”, todavía tiene mucho para ser, en cambio el tilingo es una cosa ya terminada, es el tilingo menos que un mueble pulido,  es un hombre que se cree fino, es un hombre domesticado y orgulloso de su condición. Ahí la soberbia del tilingo en creerse un superhombre.

 

Otra idea similar, aunque con distinta matriz conceptual, es la de Martínez Estrada. En “La cabeza de Goliat”, tiene un capitulito dedicado “al tilingo”.

 

“Es de una idiotez disimulada y hasta suele lograr fama de talentoso, de elocuente, de cortes, de crítico literario y musical, con el inconveniente de que el músico lo alaba como poeta y el mundano como probo.”

 

El tilingo en general tiene fama de fino, de señor versado en buenas costumbres, de cierta hidalguía, aunque no tenga abolengo monárquico, camina por el mundo mirando dónde sólo miran los grandes hombres: al cielo. Toda esa fama, es “una idiotez disimulada”, el tilingo vive en un mundo de formas. No seria “el reino de los fines”, sino “el reino de las formas”, pues el tilingo hace tanto hincapié en las formas, que la forma misma es un fin, por eso las formas hacen al fondo que no existe. Es una “estética” hecha “ética”, pueril forma de diferenciarse de lo distinto. Agrega Martínez Estrada:

 

“Seria un hombre interesante en un mundo que no valiera la pena ser habitado, ciudadano honorario en un pueblo donde la gente se saludara quitándose el sombrero…

Es un hombre cuya piel parece un guante en que se hubiera enfundado desde chico, y de esto resulta que tiene una sensibilidad con sordina, pasiones que andan de puntillas, oídos con cataratas acústicas, ojos con párpados transparentes, vitalidad delicadamente cloroformada. Es un bemol.”

 

La reciente tilinguización de la argentina no es un producto estrenado, sino es una actitud en provecho del bienestar social, por eso como sostiene Jauretche, siempre se dan en el ascenso social. Los guarangos de principios de siglo, fueron los tilingos que despreciaron a los humildes en otros tiempos. Los mismos descendientes de italianos que fueron funcionarios radicales, después se burlaron de los “cabecitas negras” que apoyaban a Perón. Ernesto Sammartino, de origen italiano, fue el mentor de la triste frase “aluvión zoológico”. Cuándo de esto hay en la expresión, “la historia se repite como comedia”. Seria la expresión correcta, “la historia se repite como tilingo”.

 

11 comentarios en «Tilingos»

  1. Gracias Goliardo, necesitaba algún tipo de definición sobre el tema, que me despejara ciertas dudas e imprecisiones. Tu nota es clara e interesante. Y los peronistas de Menem para acá, se transformaron en los modernos supertilingos argentinos (y tal vez los tilingos más nocivos desde todo punto de vista, que padeció y padece, la historia argentina), incluyendo ahora la nueva tilingueria Louis Vuitton, que consiste en intentar ocultar ideológicamente la natural tilinguería, que se manifiesta materialmente en la propia vestimenta, en poseer inumerables propiedades inmuebles, y otras riquezas de todo tipo. Los tiligos de los 90 simulaban ser mas ricos de lo que eran. Los tilingos actuales, simulan ser mas pobres y son tan ricos o mas que los anteriores.
    Saludos cordiales
    Martin

  2. Grandioso, espectacular, fabuloso, sublime; totalmente tilingo; fundamentalmente los comentarios.
    Me encanto.
    Has; espero; salvado una relación.

    Dos y solo dos cosas hacen a un hombre absolutamente temible. Son la cobardía y la estupidez.
    Nada en el planeta es tan dañino, como un cobarde; que además es idiota. Por la tilingueria se empieza.
    Practicare mi más obsecuente tilinguearía y conquistare el mundo!.

    Lisandro Rodríguez

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