Electroingeniería: «A YPF le cuesta financiarse porque la Argentina está castigada”»

Se presenta calmo, bonachón y abierto. Contesta todo, no pierde la calma y sólo se pone nervioso cuando el fotógrafo lo hace posar. “No soy para esto”, dice. El hombre corpulento de aproximadamente un metro noventa que recibe a El Cronista en su modesta oficina del microcentro porteño es Gerardo Ferreyra, el mismo ex cuadro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que pasó gran parte de su juventud preso (desde los 24 a los 33 años) en diferentes cárceles del país, donde fue torturado, donde nació su primer hijo, y donde también conoció al secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini. Ahora es una de las cabezas de Electroingeniería y presidente de Transener. Lo vinculan con el kirchnerismo, él se defiende.
–¿Qué Gobierno fue mejor, el de Néstor o el de Cristina?
–El de Cristina es una continuación del de Néstor. Creo que todos se dieron cuenta de que el comando lo tiene Cristina. Los medios periodísticos concentrados decían que Cristina no podía gestionar nada. Instalaron la figura del doble comando. Sin embargo, murió Néstor y Cristina fue plebiscitada con el 54 por ciento de los votos. Cristina es importante por varias cuestiones. Por su liderazgo, por la llegada a los estratos más humildes; por lo que representa para la región y además, por la presencia de la mujer.
–¿Por qué cree que YPF no consigue financiamiento internacional?
–Argentina tiene un fuerte castigo de la comunidad financiera internacional. La deuda es un elemento de dominación. Se pagaron todos los compromisos y sin embargo, nos siguen castigando. Ahora, por ejemplo, los fondos buitres. Tenemos castigos porque no giramos más plata, por la nacionalización de YPF, la quita de la deuda y el default. Hoy estamos creciendo con nuestros propios recursos.
–¿Qué cree que va a pasar con Vaca Muerta (principal campo de reservas de petróleo y gas no convencional del país)?
–Va a ser muy duro desarrollar Vaca Muerta. Se necesita espalda financiera y tecnología madura. No hay acceso a esa tecnología y va a ser difícil el acceso de capitales.
–¿De dónde se imagina entonces que va a llegar el financiamiento?
–De recursos propios, y va a llegar financiamiento chino.
–¿Por qué hay que importar energía?
–Porque las empresas como YPF no realizaron las inversiones. No desarrollaron nuevos pozos. Pero además, la crisis energética es una crisis mundial. Hay guerras por el petróleo. Toda la matriz energética está girando sobre un recurso que no es renovable. Igual, como acá tenemos la energía barata, la gente la malgasta. Eso creo que debemos corregirlo. Tenemos que hacer un uso más racional de la energía.
–Los empresarios dicen que el Gobierno no da garantías para que lleguen inversiones…
–En los ‘90, el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, decía que para facilitar las inversiones había que cumplir con una serie de requisitos. Por ejemplo, la flexibilización laboral. La realidad indica que esa historia con todas las facilidades para que lleguen los capitales terminó de la peor forma, con el default más grande del mundo, con miles de desocupados. El inversor vino pero nunca se preocupó en generar verdaderas fuentes de trabajo. La preocupación era llevarse los dólares de acá. No funcionó eso de adaptar las reglas del juego, de flexibilizar, seducir. Y ahora la Argentina creció en los últimos 10 años sobre la base de nuestro propio ahorro. El único modelo que generó inversión extranjera directa fue China y por razones geoestratégicas.
–Usted es presidente de Transener, una empresa casi en default ¿está de acuerdo con todas las decisiones que toma el Gobierno en materia económica?
–No soy un experto en economía. Pero creo que primero está el liderazgo político y ese liderazgo determina las decisiones económicas. Las grandes decisiones económicas me parecen acertadas porque se gobierna para la inclusión social. Ahora, en términos económicos y financieros nos fue muy mal en Transener. Es una compañía que hace 12 años que no distribuye dividendos. Entonces tuvimos que pagar el crédito con recursos propios.
–¿Cambia la situación de Transener con suba de tarifas?
–Nos va mal porque no hay tarifas, pero entendemos que eso posibilita una contribución empresaria para que la energía eléctrica, que es un insumo básico, esté subsidiada y le permita al trabajador tener mayor poder adquisitivo. Es una situación de emergencia. Todo lo realizado en los ‘90 fue un despojo. Pero la historia de Transener hay que verla de otra forma. Perez Companc la había vendido a Petrobras. Petrobras era un socio de Transener y tenía que vender porque así lo establecía Defensa de la Competencia. Nosotros entonces conseguimos financiamiento e hicimos una oferta por Transener. Ingresamos porque había que impedir que ingresen los fondos buitres. Además, era incompatible tener a nuestro socio del Mercosur dictando las medidas económicas de la Argentina. Transener fija las normas eléctricas de la Argentina, obviamente iba a favorecer a las empresas brasileñas. Entonces sentimos el compromiso de hacer una oferta para que se produzca la desinversión. Llamativamente cuando nosotros hicimos la oferta también apareció la oferta de un fondo buitre.
–Los trabajadores se benefician con las tarifas bajas, pero la inflación les pega. El país creció, bajó la desocupación, sin embargo, sigue teniendo sectores muy postergados…
–El tema de la inflación es un tema duro, complejo, negativo y quien más lo sufre son los trabajadores. También hay que decir que los trabajadores siguen manteniendo el mismo poder adquisitivo o tienen aún más. El país no es ni por asomo la Argentina de fines de los ‘90. Tenemos que tener memoria y eso tiene que estar muy claro.
–¿La inflación es responsabilidad del Gobierno o de los empresarios?
–La responsabilidad es de la clase empresarial argentina. En 2002, lo primero que se disparó fue el precio del pan.
–En el mercado dicen que Electroingeniería es testaferro… –Me río. A los que dicen eso les digo que revisen nuestra historia. La empresa la creó en 1977 Juan Carlos Acosta, su hermano, más otros dos socios. Electroingeniería tiene 35 años. La empresa tuvo su mayor desarrollo con el menemismo. En los ‘90 facturaba un millón de dólares y en 2001 llegó a facturar u$s 74 millones ¿Entonces qué somos? ¿testaferro de Menem?
–Lo detuvieron antes del golpe del 76 ¿Cómo se salvó?
–Yo fui un cuadro. No era que estaba en una agenda. Efectivamente, estuve desde 1975 hasta 1984 detenido. Era delegado de 300 compañeros de ingeniería. Y después fui delegado de 10.000 presos políticos. Yo tengo relación con todos. Creo que me salvé porque no me liberaron. Te liberaban y te mataban.
–¿Siente que ahora pertenece al establishment, fue a IDEA?
–Ir a IDEA no te mancha, pero nosotros no pertenecemos al establishment y tampoco queremos pertenecer al establishment que entregó todo. Crecimos porque ocupamos el lugar que nos dejó Perez Companc y Techint. Hoy nuestra mayor operatoria está en el exterior. Por nos catalogan empresa K.
–¿Qué significa el 8 de noviembre?
–Va a existir una protesta ampliada, pero sin líderes, sin unidad y sin programas. Es la indignación de las clases pudientes, no de los indignados españoles.
–Usted también es dueño de medios ¿Qué va a pasar después del 7 de diciembre?
–Al otro día técnicamente no va a pasar nada, en un año las empresas que tengan que desinvertir deberán hacerlo.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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