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Política
Cuando empieza a hablar del expediente electrónico y de la simplificación de los trámites en el Estado, Andrés Ibarra se entusiasma de tal modo que parece no haber manera sutil de correrlo de eje. La clave es mencionarle a Boca, la pasión que comparte con el Presidente, su amigo desde hace más de 30 años y a quien acompañó como dirigente en el club y, antes, en el grupo Socma, al que entró en 1979 con apenas 22 años. «No estamos en la final, todavía falta, nos quieren quemar», bromea, mientras muestra dos réplicas en miniatura de la Copa Libertadores que tiene en su escritorio. Y enseguida vuelve a enfocarse en la primera entrevista que concede desde que Mauricio Macri lo eligió para reemplazar como vicejefe de Gabinete al tándem que integraban Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.
-¿Va a fiscalizar a los ministros?
-No, para nada. Las decisiones de cada área las toman los ministros, que a la vez tienen más responsabilidad en el seguimiento de los temas y también en la comunicación del Gobierno. Yo tengo un rol en la organización y el diseño estructural del equipo, de colaboración con los ministros. Intento facilitarles el trabajo y ayudarlos, especialmente cuando se trata de temas transversales. Vengo desde hace muchos años trabajo en cómo generar modelos que sean lo menos burocráticos posible y eso es lo que intento hacer.
-Es radicalmente opuesto al esquema que había con Quintana y Lopetegui…
-En algunos aspectos es diferente. las rutinas de seguimiento son distintas, tal vez ahora no esté el concepto de reuniones de tanta periodicidad. Hay menos ministerios que concentran más contenidos y por eso se implementa un sistema de información simplificada que permite una buena articulación y que el Presidente pueda hacer un monitoreo rápido de los temas.
-¿Los cambios implican que aquel modelo de toma de decisiones fracasó?
-En absoluto: el modelo de Quintana y Lopetegui fue enormemente exitoso. Por supuesto, a cada organización podemos encontrarle defectos o buscarle la perfección. Yo digo que son etapas distintas. En determinado momento tal vez se necesita más dispersión y desconcentración de las áreas; y en otras, como en la actualidad, se requiere tener menos ministerios. Lo importante en todos los casos es tener la inteligencia de no destruir lo hecho, sino en construir arriba de lo que se hizo.
-Sorprenden sus elogios, especialmente en el caso de Quintana, porque trascendió públicamente las diferencias que tuvo cuando estaba bajo su órbita, a partir de la influencia que éste buscaba tener en los temas de su ministerio.
-No hubo nada de eso. Trascendieron diferencias porque quizás se intentó hacer una novela alrededor de ellas. Pero con Mario hemos tenido una excelente relación y dejó un equipo de excelente profesionales. Eso no quiere decir que en algún tema de gestión hayamos tenido un punto de vista distinto. Pero es imposible y tampoco es bueno que en la variedad de temas no haya diversidad de opiniones.
-¿Y Macri tolera otras opiniones?
-Con el Presidente tengo una relación transparente y digo todo lo que pienso: lo que está bien, lo que creo que está mal y lo que conviene. Y Mauricio es una persona que escucha mucho y después toma las decisiones. Y cuando eso ocurre, nos alineamos todos.
-La economía va a llegar a la elección en condiciones óptimas como dijo Jaime Durán Barba?
-Aunque el relato del Gobierno anterior decía que económicamente estábamos bien, la Argentina estaba quebrada cuando llegamos. La crisis financiera y la falta de financiamiento externo nos obligó a acelerar rumbo al déficit cero. Estamos atravesando una situación difícil, que duele, y comprendemos que los argentinos, sobre todo la clase media, están haciendo un esfuerzo enorme, pero no tengo dudas que este es el modelo correcto que va a sacar al país adelante. Estamos creando cimientos sólidos que nos van a permitir crecer sostenidamente en los próximos 20 años.
-¿Pero cuándo se va a ver una mejora?
-En lugares del Interior del país ya se ven algunas señales por el tipo de cambio. Pero en los próximos meses, desde el inicio del año que viene, en febrero o marzo, se van a empezar a ver indicadores positivos en distintos sectores. Y luego, en los temas más generales, como la inflación o la tasa de interés, vamos a ir viendo una convergencia hacia la baja de forma más paulatina. Insisto: esta es la receta que nos saca adelante, es un modelo revolucionario y progresista.
-¿En serio?
-Absolutamente, es progresista de verdad, no como el kirchnerismo que hizo progresismo hipotecando el futuro. Nosotros estamos llevando a cabo reformas en muchos aspectos: en lo cultural, en lo institucional, en cuanto a los valores, en la división de poderes, en la libertad de expresión, y en lo social-económico también, porque este modelo va a dar oportunidades laborales de verdad. Progresismo es mucho más que dar un plan social o una AUH: es un cambio cultural inmenso.
-¿Qué opina del posicionamiento de la Iglesia y la coincidencia con los reclamos que hace la oposición?
-Estamos totalmente de acuerdo con la Iglesia en la preocupación por los sectores mas vulnerables y el cuidado de todos ellos. Pero creo que no es bueno que se mezcle eso con situaciones de sesgo político y especialmente con personas que están sospechadas de cometer actos de corrupción.
-Las últimas encuestas marcan que tocaron el piso de aprobación de gestión. ¿Cree que pueden ganar la elección?
-Estoy convencido de que la sociedad nos va a acompañar en este enorme proceso de cambio cultural que estamos haciendo. No tengo dudas que el Presidente va a ser reelecto.
-¿No le asusta que se produzca otra devaluación fuerte como la de este año?
-No hay ningún motivo para que eso pase. Entre el programa monetario y fiscal y el financiamiento del Fondo y el cumplimiento de las metas, eso no va a suceder.
Política
Cuando empieza a hablar del expediente electrónico y de la simplificación de los trámites en el Estado, Andrés Ibarra se entusiasma de tal modo que parece no haber manera sutil de correrlo de eje. La clave es mencionarle a Boca, la pasión que comparte con el Presidente, su amigo desde hace más de 30 años y a quien acompañó como dirigente en el club y, antes, en el grupo Socma, al que entró en 1979 con apenas 22 años. «No estamos en la final, todavía falta, nos quieren quemar», bromea, mientras muestra dos réplicas en miniatura de la Copa Libertadores que tiene en su escritorio. Y enseguida vuelve a enfocarse en la primera entrevista que concede desde que Mauricio Macri lo eligió para reemplazar como vicejefe de Gabinete al tándem que integraban Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.
-¿Va a fiscalizar a los ministros?
-No, para nada. Las decisiones de cada área las toman los ministros, que a la vez tienen más responsabilidad en el seguimiento de los temas y también en la comunicación del Gobierno. Yo tengo un rol en la organización y el diseño estructural del equipo, de colaboración con los ministros. Intento facilitarles el trabajo y ayudarlos, especialmente cuando se trata de temas transversales. Vengo desde hace muchos años trabajo en cómo generar modelos que sean lo menos burocráticos posible y eso es lo que intento hacer.
-Es radicalmente opuesto al esquema que había con Quintana y Lopetegui…
-En algunos aspectos es diferente. las rutinas de seguimiento son distintas, tal vez ahora no esté el concepto de reuniones de tanta periodicidad. Hay menos ministerios que concentran más contenidos y por eso se implementa un sistema de información simplificada que permite una buena articulación y que el Presidente pueda hacer un monitoreo rápido de los temas.
-¿Los cambios implican que aquel modelo de toma de decisiones fracasó?
-En absoluto: el modelo de Quintana y Lopetegui fue enormemente exitoso. Por supuesto, a cada organización podemos encontrarle defectos o buscarle la perfección. Yo digo que son etapas distintas. En determinado momento tal vez se necesita más dispersión y desconcentración de las áreas; y en otras, como en la actualidad, se requiere tener menos ministerios. Lo importante en todos los casos es tener la inteligencia de no destruir lo hecho, sino en construir arriba de lo que se hizo.
-Sorprenden sus elogios, especialmente en el caso de Quintana, porque trascendió públicamente las diferencias que tuvo cuando estaba bajo su órbita, a partir de la influencia que éste buscaba tener en los temas de su ministerio.
-No hubo nada de eso. Trascendieron diferencias porque quizás se intentó hacer una novela alrededor de ellas. Pero con Mario hemos tenido una excelente relación y dejó un equipo de excelente profesionales. Eso no quiere decir que en algún tema de gestión hayamos tenido un punto de vista distinto. Pero es imposible y tampoco es bueno que en la variedad de temas no haya diversidad de opiniones.
-¿Y Macri tolera otras opiniones?
-Con el Presidente tengo una relación transparente y digo todo lo que pienso: lo que está bien, lo que creo que está mal y lo que conviene. Y Mauricio es una persona que escucha mucho y después toma las decisiones. Y cuando eso ocurre, nos alineamos todos.
-La economía va a llegar a la elección en condiciones óptimas como dijo Jaime Durán Barba?
-Aunque el relato del Gobierno anterior decía que económicamente estábamos bien, la Argentina estaba quebrada cuando llegamos. La crisis financiera y la falta de financiamiento externo nos obligó a acelerar rumbo al déficit cero. Estamos atravesando una situación difícil, que duele, y comprendemos que los argentinos, sobre todo la clase media, están haciendo un esfuerzo enorme, pero no tengo dudas que este es el modelo correcto que va a sacar al país adelante. Estamos creando cimientos sólidos que nos van a permitir crecer sostenidamente en los próximos 20 años.
-¿Pero cuándo se va a ver una mejora?
-En lugares del Interior del país ya se ven algunas señales por el tipo de cambio. Pero en los próximos meses, desde el inicio del año que viene, en febrero o marzo, se van a empezar a ver indicadores positivos en distintos sectores. Y luego, en los temas más generales, como la inflación o la tasa de interés, vamos a ir viendo una convergencia hacia la baja de forma más paulatina. Insisto: esta es la receta que nos saca adelante, es un modelo revolucionario y progresista.
-¿En serio?
-Absolutamente, es progresista de verdad, no como el kirchnerismo que hizo progresismo hipotecando el futuro. Nosotros estamos llevando a cabo reformas en muchos aspectos: en lo cultural, en lo institucional, en cuanto a los valores, en la división de poderes, en la libertad de expresión, y en lo social-económico también, porque este modelo va a dar oportunidades laborales de verdad. Progresismo es mucho más que dar un plan social o una AUH: es un cambio cultural inmenso.
-¿Qué opina del posicionamiento de la Iglesia y la coincidencia con los reclamos que hace la oposición?
-Estamos totalmente de acuerdo con la Iglesia en la preocupación por los sectores mas vulnerables y el cuidado de todos ellos. Pero creo que no es bueno que se mezcle eso con situaciones de sesgo político y especialmente con personas que están sospechadas de cometer actos de corrupción.
-Las últimas encuestas marcan que tocaron el piso de aprobación de gestión. ¿Cree que pueden ganar la elección?
-Estoy convencido de que la sociedad nos va a acompañar en este enorme proceso de cambio cultural que estamos haciendo. No tengo dudas que el Presidente va a ser reelecto.
-¿No le asusta que se produzca otra devaluación fuerte como la de este año?
-No hay ningún motivo para que eso pase. Entre el programa monetario y fiscal y el financiamiento del Fondo y el cumplimiento de las metas, eso no va a suceder.