Las matanzas como una manera de derribar al adversario

Vivió una década de impunidad en la que lo único que se dedicó hacer fue usar al Estado para su beneficio y a reprimir a todo el que se pareciera a un guerrillero. Para eso Alberto Fujimori no se valió únicamente de ser presidente de Perú sino que, además, disolvió el Parlamento

Alberto Fujimori

Sus colaboradores se enriquecieron pero la gran mayoría no pudo escapar como él lo hizo a Japón. Uno de ellos, Vladimiro Montesinos, alías “El Monje Negro”, fue uno de los testigos de la causa por la que ayer se lo condenó a 25 años de cárcel.

Montesinos, intentó justificar la acción que realizó el grupo “Colina”, que era dirigido por él desde la secretaria de Inteligencia, ya que por “razones de Estado se pueden cometer delitos”.

Bajo esta idea fue que  Fujimori se defendió moralmente de las acusaciones en su contra por las matanzas de Barrios Altos y la Cantuta que dejaron 25 muertos y el asesinato de un periodista.  Para su replica legal, en cambio, poseía el argumento de que no hay ningún papel con su firma que lo relacione con los hechos.

Algo que fue desmentido por los miembros de “Colina”, documentos desclasificados de la embajada norteamericana y “en los papeles de felicitación y ascensos que él firmó a favor de los miembros del grupo”, según detalla Carlos Noriega desde Lima para Página 12.

Es, que para Fujimori, por otra parte, las masacres fueron realizadas para acabar con la guerrillas Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. Estrategia que no sirvió para frenar los atentados en Perú hasta que fueron detenidos los líderes de las agrupaciones armadas.

Lo que si demostró fue la falta de eficacia de ese tipo de acciones porque, además de matar a muchas personas inocentes, pudieron dar vuelta a la población de Perú hacia el lado de las milicias, como ellas pretendían.

“Según los planes de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, la violencia del Estado, que tenía mayor capacidad de fuego, debía movilizar a las masas y motivar la insurrección”, considera Santiago Roncagliolo en su libro La Cuarta Espada sobre el dirigente senderista.

En otra parte del texto, él también sostiene lo que provocó la estrategia del ex presidente: “Los métodos policiales se movieron en contra del Estado Peruano y ayudaron a legitimizar a la agrupación armada”.

Es que tanto Sendero como el MRTA no fueron disueltas por las numerosas matanzas del grupo “Colina” sino por un sistema eficaz que ideó el Grupo Especial de Inteligencia(GEIN)de Perú ,que en vez de apresar a cuanto guerrillero se le cruzase, realizó una serie de seguimientos sobre ellos hasta llegar a sus líderes.

Esto junto a la autodestrucción de las dos organizaciones ante la opinión pública ayudó a terminar con la violencia. Un sistema que no fue ideado ni por Fujimori ni por Montesinos pero que sirvió para dar por tierra con sus métodos.

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