Más que exponer por qué, particularmente, iría a la movilización convocada por Kirchner, lo que quiero es salir a dar la pelea por la racionalidad. Exponer las razones para que, en el imaginario público, se vaya diluyendo el mito -gorila- de que de un lado está la racionalidad, la honestidad y la espontaneidad, frente a la militancia rentada, el clientelismo y el acomodo político. Un prejuicio que, mal que les pese, es un prejuicio cultural, de clase, de clase media.
No estoy en Capital, pero iría a la marcha del Gobierno si pudiera. Ojalá en Olavarría pudiera organizarse algo. Por ahora, estoy escuchando mucha gente tirando para atrás la movilización: anoche –vaya a saber por qué –estaba mirando a Pergolini fogoneando para que nadie vaya a ninguna de las dos marchas. Que nos dejen de usar, decía. Al rato, la publicidad del Gobierno de Buenos Aires, la pregunta por los baches, la lógica de la política como gestión pura y neutral. Y luego, la publicidad de Mc´ Donalds terminaba por cerrar el mensaje: jóvenes, trabajen, de lo que puedan, sin sindicatos, por dos mangos, pero no militen, no marchen, no piensen: produzcan. Que ha visto muchas movilizaciones –dice hoy a la mañana el Grupo Clarín en la voz de Ruiz Guiñazú –y que la ciudad debe tener, en realidad, orden. Y que la movilización permanente, si permanente quiere decir una vez cada tres semanas, va contra la idea de “paz”. Que la paz, aunque sea la de los cementerios, es preferible a este desorden.
Marcharía por las mismas razones que lo hice la vez pasada. Porque estoy seguro de que regalar el espacio público implicaría un avance de esa derecha que es real, que existe, y que ahora tiene nombre y apellido, que se encarna en Eduardo Duhalde. A mí no me parece nada casual, y no sólo porque Duhalde aparezca como el único capaz de manejar “el aparato”. Duhalde fue la cara del poder político que se la jugó por este modelo de acumulación, ante la disyuntiva dolarizar (para el sector financiero-extranjero)- devaluar (para los agro negocios). Ver este trabajo de Eduardo Basualdo.
Y también iría por las razones que dio Ferrer. Creo que ahí estuvo gran parte del error del Gobierno. No se puede apelar a la solidaridad del capital ni de la clase media. Es idealista, hasta romántico: pero inviable. Si algo hay que reconocerle –a veces hasta criticarle a veces –como virtud del kirchnerismo, fue haber construido con “lo realmente existente”, sobredosis de realidad, en algunos casos. Hubiera sido hasta más constructivo para el debate, hablar de proyectos de país que de redistribución (que hay que hacerla y es necesaria): de modelos, de monocultivo frente a diversificación. Preguntarle al agro –que se la pasa envidiando a Brasil y Uruguay –cuántos países desarrollados con monocultivo y monoproducción conocen. Que miren los índices GINI de los exportadores de materia prima; y las tasas de desempleo y de concentración del ingreso en esos países.
Iría a esta plaza porque el poder político, encarnado en el Poder Ejecutivo, es el único freno que existe al avance de ese modelo de acumulación. Uno de los tantos expertos consultados por La Nación –luego de Robledo Puch – fue José Luis “Tú no has ganado nada” Chilavert, quien recomendó bajar las retenciones. José Luis, experto en nuestros campos, desconoce la situación en su país de origen. En Paraguay, por ejemplo, el avance de la soja hace estragos en la estructura productiva del país. La metodología no parece muy diferente, sin embargo, de la autóctona:
Operan a través de la CAPECO, y según sean las circunstancias, hacen lobby conjuntamente con otros gremios empresariales. Los grandes productores de soja tienen en el Senado a algunos de sus socios. Concepciones muy conservadoras sobre la propiedad, la apropiación y uso de la tierra fortalecen alianzas con buena parte de los legisladores, evitando cualquier ley que grave o limite sus actividades. En caso necesario, amenazan con sacar sus tractores y grandes máquinas a las rutas, paralizando al país.
(Fogel, R. Soja transgénica y producción de pobreza: el caso de Paraguay)
Todavía hay diferencias con Paraguay. Por ahora, parece que en el Senado argentino el lobby sojero no tiene la suficiente fuerza. Y el Poder Ejecutivo, que en Paraguay no pudo imponer un impuesto a la exportación que terminó acordando en el 1% sobre el valor de las exportaciones, en Argentina está dando la pelea (porque quiso, porque la obligaron: no me interesa). Y por esa pelea, por el modelo productivo, también iría a la Plaza.
Tomás: Lamento que no estés. No puedo creer que en Olavarría nadie haya votado a Cristina. Algún grado de organización debieran darse, porque los que estamos por afuera del aparato tenemos que ponerle el cuerpo a las convicciones.
Lo que hay enfrente es lo suficientemente fulero, y nos obliga a dejar las dudas de lado, para más adelante.
De cualquier modo, salga pato o gayareta, seguro que la cosa no termina aquí, así que, o bien te esperamos para la próxima, o bien esperamos que hagas algo para que en Olavarría «la tortilla se vuelva».
Gracias Eduardo, algo estamos organizando para hoy, pero más simbólico que masivo. Espero que igual sirva. Saludos a los que se junten allá.
Comparto. Lo preocupante, no obstante, es que nos movilizamos «en defensa de», y no «a favor de». Nos movilizamos para que la derecha no cope la calle, no porque seamos un sujeto, sino para dar la imagen de que lo somos. Y eso nos obliga a reflexionar. Porque el instante de la votación va a terminar, esperemos que con racionalidad, y después la cosa continúa. Tenemos que recuperar la iniciativa. Incluso en retirada, batido por su enemigo, un Ejército puede dar pelea, en acciones limitadas de contraofensiva que obliguen al otro a tomarse un aire, a reagrupar. Y ahí es cuando golpeás. Nos está faltando la iniciativa necesaria para pensar, no digamos el largo plazo, sino el mediano, y hasta el inmediato. Y eso me aterra.
De acuerdo con vos Ezequiel. Pero para tener la iniciativa primero hay que aguantar esto. Pero después no perdamos la capacidad de movilizar para recuperar la iniciativa. Saludos, suerte!
Bueno, patear el hormiguero es un buen inicio. Que luego no nos gane la abulia… es más difícil.
Tomás:
Hay un error inicial de planteo (yo lo veo como un error) que es el que vos señalás refiriéndote a Ferrer: justificar las retenciones en la redistribución y no en la diversificación productiva.
Hay un segundo error cometido: el de habernos dejado correr con una figura ideal del «pequeño y mediano productor», que no existe en la realidad actual de la región pampeana (el error también consistió en creer que el «frente agrario» se podía romper «diferenciando» a los productores por su envergadura, y tiene origen, en parte, también, en esa idea «redistributiva» que debemos revisar, por el bien de la justa distribución de los ingresos).
Y hay también una tercera cuestión a revisar: nos costó mucho encontrarle la vuelta a la comunicación de lo necesario de desacoplar el mercado de futuros argentino de la especulación brutal que hace subir precios de modo exorbitante (incluso como escudo de defensa para los mismos productores).
Te mando un abrazo.
Tal vez, de tanto movilizarse “en defensa de”, empiece a aparecer un “a favor de”. Digo, como posibilidad. Que algo salga de todo esto, algo se remueva en lo que estaba quieto. Ojalá. No me parece imposible, pero tampoco quiero hacerme muchas esperanzas.
Ojalá de tanta convocatoria salga algo a favor. La Carta Abierta, por ejemplo, por ahí es el resultado de una movilización «en defensa de» que podría transformarse en «a favor de»… quién sabe, ojalá balvanera.
Balvanera, Tomás: La marcha «en contra de» las retenciones es una; la otra es «todo PRO» (cuack): Pro-retenciones, pro gobierno, pro democrático, pro modelo que podría estar naciendo, etc. Es, o intenta ser, constructivista, si se quiere.
Sí, en realidad «nuestra marcha» también es a favor de algunas cosas, aunque más no sea por la impugnación que intentaron del otro lado.
Tomás:
Celebro que no te hayan baleado los campesinos olavarrienses ¿De veras hicieron una movilización?
No, por eso puse las comillas. Me apropio de la marcha de ustedes, yo fui a la anterior y hubiese ido a la de ustedes. La verdad es que ayer lo único que hicimos fue una panfleteada sobre algunos dichos del campo y la historia de la SRA de apoyos a la dictadura. No hubo una sola movilización, nada. A favor o en contra de nadie.
Y probablemente nos hubieran baleado de haberlo hecho. La verdad es que no tenemos capacidad de convocatoria si el propio intendente -de la FPV- no se animó ni a decir que iba a la marcha del oficialismo a Capital.